viernes, 22 de junio de 2018

La Batalla de Al Hudaydah


La Batalla de Al Hudaydah, cuyo nombre en código es Operación Victoria de Oro, es un importante asalto de la coalición encabezada por Arabia Saudí contra la ciudad portuaria de Al Hudaydah en Yemen. Está encabezado por los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita y ha sido considerada como la batalla más grande desde el comienzo de la intervención liderada por Arabia Saudita en Yemen en 2015.


A partir del 13 de junio de 2018 y con el objetivo de desalojar a las fuerzas houthi del puerto, el objetivo del asalto es recuperar la ciudad de Al Hudaydah y poner fin al presunto suministro de fondos, armas y misiles balísticos a los houthis a través del puerto Al Hudaydah.

A medida que el puerto desempeña el papel crucial de entregar más del 80 por ciento de los alimentos y la ayuda a Yemen, varias agencias humanitarias advirtieron sobre consecuencias humanitarias catastróficas. Las Naciones Unidas han llevado a cabo esfuerzos continuos para obtener el control del puerto de Al Hudaydah del control Houthi y moverlo bajo su jurisdicción. Houthis han declarado que cooperan con los esfuerzos internacionales para entregar ayuda a Yemen. Las Naciones Unidas advirtieron que la batalla podría amenazar la vida de 300.000 niños en el área poblada e impedir la entrega de alimentos a millones más.


Yemen ha sido devastado por un conflicto que se intensificó a principios de 2015, cuando los houthis tomaron el control de gran parte del oeste del país, incluida la capital Sanaa, y obligaron al presidente Abdrabbuh Mansour Hadi a huir al extranjero.Alarmados por el surgimiento de un grupo que vieron como un poder iraní, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y otros siete estados árabes intervinieron en un intento de restaurar el gobierno.

Casi 10,000 personas, dos tercios de ellas civiles, han muerto y otras 55,000 han resultado heridas en los combates, según las Naciones Unidas.La coalición dice que los houthis utilizaron el puerto de Hudaydah para recibir armas que Irán traficaba de contrabando, una acusación que tanto Teherán como los líderes rebeldes han negado.


Hace dos años que Arabia Saudí empezó a bombardear sistemáticamente el Yemen con la ayuda de Estados Unidos y Gran Bretaña. El Presidente yemení Abdu Rabbu Mansour Hadi –el hombre de Riad y Washington en Sanaa– había sido depuesto por una alianza entre los huzíes y el ex-Presidente Saleh y querían reinstalarlo.

La crisis era una disputa local por el poder y no una lucha entre Riad y Teherán por el control del Yemen como acostumbran a presentar. Pero era una buena oportunidad para hacer un lucrativo negocio vendiendo armas “ayudando” a su mejor aliado en la región. Los saudíes consideran a Yemen su patio trasero y están llenos de dólares. Una guerra inmoral e injusta que hacen todo lo posible por ocultar a los ojos de la opinión pública.

De cualquier forma las bombas no están consiguiendo su objetivo, al menos en el campo de batalla. A pesar de la destrucción y el sufrimiento que están trayendo, los yemeníes han sostenido al gobierno huzíe-saleh durante estos dos años. Los saudíes, furiosos, iniciaron una invasión terrestre con ayuda del Emir de Dubai a la vez que bloqueaban por mar, tierra y aire las fronteras del Yemen. Querían dar un castigo ejemplar a la pobre pero digna población yemení.

Las bombas han destruido la infraestructura del país; al menos 12 mil personas han muerto, la mayoría civiles, a causa de las mismas; y se calcula entre tres y cuatro millones los desplazados por el conflicto. Hay que recordar que Yemen es el país más pobre del mundo árabe. Un país que importaba antes de la guerra la mayor parte de la comida, la gasolina y medicamentos que consumía.

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