La prensa norteamericana informó, el pasado día 27 de enero, de la existencia de un satélite incontrolado que se espera que vuelva a entrar en la atmósfera y caiga hacia la superficie de la Tierra, entre finales de febrero y primeros de marzo. Se trata de un ingenio de unas 4 toneladas de peso que contiene algunas substancias tóxicas. Aun se desconoce en que región del planeta impactarán los restos del satélite.
Según el periódico «The New York Times» se trata de un satélite experimental, dotado de un sistema de radar, de la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO), lanzado el 14 de diciembre de 2006. Fue fabricado por Lockheed Martin, con un coste de miles de millones de dólares, y fue lanzado mediante un cohete Delta II desde la base aérea de Vandenberg. Algunas semanas después de su lanzamiento los responsables de la misión comunicaron que habían perdido el contacto con el satélite. Desde entonces las comunicaciones no se han restablecido y durante el mes de enero el satélite, situado en una órbita baja, parece haber descendido unos 20 kilómetros.
La hidracina, utilizada como combustible en los motores del satélite, es tóxica, pero cabe esperar que en la reentrada en la atmósfera se inflamará y arderá totalmente. Otro producto peligroso es el berilio que podría formar parte de sus instrumentos.
Por otra parte, de las 4 toneladas que forman parte del satélite NROL-21 se estima que un 10% resistirá la reentrada en la atmósfera. Estos 400 kilogramos pueden provocar un gran impacto, si lo hacen sobre una zona habitada, por lo que se realizan esfuerzos para seguir su trayectoria hasta la caida.
Hace pocos meses un radar francés detectó la presencia de entre 20 y 30 satélites militares norteamericanos que no figuraban en el listado que proporciona la Red de Vigilancia Espacial del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Ante la denuncia francesa, los estadounidenses afirmaron que si esos satélites no aparecen en su listado, entonces “no existen“.
El 20 de febrero el satélite fue destruido por el Sistema de Armas de Defensa contra Misiles Balísticos Aegis (BMD) de Lockheed Martin.
En esta misión el radar SPY-1B del crucero USS Lake Erie detectó el satélite durante su órbita y, mediante el equipo y los programas que forman el sistema de armas Aegis, procesó una solución de ataque de un misil SM-3 contra el satélite.
Una vez que el proyectil fue disparado desde el lanzador vertical MK-41, el Aegis lo guió hasta la fase terminal de intercepción.
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