Un exoesqueleto es un armazón externo que lleva puesto una persona con algún grado de incapacidad motora y que le facilita el movimiento de las piernas y, a veces, de los brazos.
Durante su funcionamiento, una serie de sensores biométricos detectan las señales nerviosas que el cerebro envía a los músculos de nuestras extremidades cuando vamos a comenzar a andar. La unidad de control del exoesqueleto responde entonces a estas señales, las procesa y hace actuar al exoesqueleto en una fracción de segundo.
Homayoon Kazerooni es uno de los mayores expertos del mundo en exoesqueletos. Él fue, de hecho, quien diseño el que llevaba Austin Whitney cuando recogió su diploma de graduación en la universidad de California Berkeley en 2011. Aquel pequeño milagro llegaba tras más de 30 años de investigación ininterrumpida y muchas pruebas previas. Kazerooni es director del Laboratorio de Robótica e Ingeniería Humana de Berkeley y fundador de suitX, compañía que comercializa Phoenix, el primer dispositivo mecánico de este tipo realmente ligero y asequible. Este exoesqueleto permite a personas con movilidad reducida abandonar la silla de ruedas y caminar de nuevo gracias a los motores que incorpora en las caderas. Los usuarios pueden controlar el movimiento de cada pierna y caminar a una velocidad de 1,7 kilómetros por hora pulsando botones integrados en las muletas. Phoenix es regulable en altura, tiene ocho horas de autonomía y puede enviar datos a un dispositivo móvil (smartphone o tablet) para ajustar su funcionamiento al paciente.
Aunque el precio de este exoesqueleto es sensiblemente inferior a otros que también se están desarrollando por distintos equipos de investigación, Kazerooni confía en continuar reduciendo costes y hacerlos más ligeros. Porque está convencido de que estos robots tendrán un gran crecimiento en los próximos años, no sólo para resolver problemas médicos, sino también para asistir a trabajadores obligados a realizar grandes esfuerzos físicos con riesgo de lesiones. Afortunadamente, al contrario de lo que sucede en las películas, la vida no termina con un rótulo anunciando “The end”. Lo mejor de los aportes de Homayoon Kazerooni está todavía por llegar.
La empresa japonesa Cyberdyne fabrica los exoesqueletos HAL.
La empresa americana Raytheon desarrolló en 2010 su exoesqueleto XOS 2, desarrollado con fondos de la agencia DARPA.
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