Diario de Madrid, 25 de abril de 1789
Alquiler. Quien quisiere tomar en arriendo una quadra con su pajar, y un granero, a las inmediaciones de Palacio, acuda a D. Lorenzo Rivas, que vive en una de las tiendas del mesón del Peine, o con el maestro de primeras letras de la calle de Santiago D. Antonio Cortés.
Diario de Madrid, 11 de mayo de 1789
Noticias sueltas. Quien necesite enviar una carga de porte para la Sierra o Logroño, acuda a el mesón del Peine n.º 2 2 , y pregunte por Antonio Valiente.
Diario de Madrid, 19 de septiembre de 1789
En el lugar de Vicálvaro se vende una casa-labor con bodega y tinajas y dos solares, y además como treinta aranzadas de viña, que se darán junto con la casa, o separadas; la persona que quisiere tratar de ajuste acudirá a la calle del Vicario Viejo que sale del mesón del Peine, casa n.º 2 qto. segundo.
Diario de Madrid, 22 de diciembre de 1794
Quien hubiere hallado tres borricos, los dos negros, y el otro medio cano, todos aparejados, que se perdieron el día 17 del corriente, los entregará en la posada del Peine, calle de las Postas, donde se darán mas señas y el hallazgo.
Diario de Madrid, 10 de diciembre de 1799
Manuel Mallen, vecino y fabricante de mantequillas de Soria, ha llegado a esta Corte, y para en el mesón del Peine, el que las dará al público con mucha equidad.
En el mesón del Peine se venden chorizos extremeños buenos y sábanas choriceras todo a precios arreglados.
EL MORO KANDOR Y EL CANDOR DEL MORO
Aquí en Madrid pocos días del año nos pasamos sin moro conocido. Unas veces es el moro de Ferreras. Otras el moro Kandor. Este último se halla nuevamenfae entre nosotros.
Así que se tuvo noticia de su llegada fue reporteado y ya sabemos que come en la Posada del Peine, que duerme en una casa de huéspedes de la plaza de Santa Cruz y que toma café en Lisboa. También se ha averiguado que viste por la noche da cristiano y por el día con el «traje de brega.»
Interrogado sobre el objeto de su viaje, se escamó y no quiso desembuchar nada. Pero nuestro querido colega El Heraldo se propone descifrar el secreto del moro misterioso y gracias a sus trabajos de información ha podido traslucirse algo relacionado con la presencia de Kandor en esta corte.
Parece ser que este distinguido parroquiano del restaurant del Peine se dedica a la compra de fusiles.
La última vez que estuvo en España depositó 17.000 pesetas que traía para el negocio en la sucursal del Banco de España en Málaga, y al regresar a Marruecos, sin que el negocio de los fusiles se hiciera, dejó el resguardo de aquel depósito en una casa de banca de Madrid, al frente de la cual —según El Heraldo- figura una persona que tiene algo qué ver con el Banco Hispano-Alemán.
Ahora venia Kandor a recoger el resguardo y se ha encontrado con que se lo niega el banquero aludido. En vista de lo cual, Kandor se convertido en moro de guerra, ha entablado acción judicial.
El Heraldo termina diciendo que de sus indagaciones resulta que el banquero alega haber recibido el resguardo, no-obstante haber sido hallado éste en las oficinas del Banco de España endosado a dicho banquero por Kandor. Kandor afirma que este endoso es falso.
La historia de la Posada del Peine comienza allá por el año 1610. Cuando Madrid era una ciudad de paso, se abre un negocio familiar, a cuya cabeza estaba Juan Posadas, en la que por entonces era la calle Vicario Viejo, en la actualidad Marqués Viudo de Pontejos.
A finales del siglo XVIII la adquieren los hermanos Espino, que la amplían y remontan gracias al saber hacer de Francisco Álvarez Acevedo.
Tras diversas remodelaciones y para mejorar su aspecto en su fachada se le coloca un reloj. Esto ocurre en 1892 para rememorar el descubrimiento de América. En la actualidad solo se conserva el hueco de la esfera.
En la actualidad el hotel –rebautizado como Petit Palace Posada del Peine– se compone de tres edificios unidos, con tres estilos arquitectónicos diferentes y de distintas épocas. Solo se han conservado las fachadas de los tres edificios originales, en las que todavía se puede ver escrito su nombre.
Fundada en Madrid en 1610, en la antigua calle del Vicario Viejo, que luego pasaría a llamarse del Marqués Viudo de Pontejos. Su primer propietario fue Juan Posada, hasta que en 1796, los nuevos propietarios, los hermanos Espino, encargaron a Francisco Álvarez Acevedo la ampliación de la posada, mediante una licencia que permitía edificar una nueva planta en las dos fachadas del edificio Este trabajo se llevó a cabo bajo el control del arquitecto municipal, Juan de Villanueva. Alrededor de 1800, se ampliaron sus instalaciones con la construcción de una casa contigua, y otra modificación en 1863 según proyecto de Juan Antonio Sánchez, que aumentó de nuevo la altura del edificio a tres pisos.
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