martes, 10 de diciembre de 2024

Cambiando el paso en Siria

El 22 de septiembre para el periodista Antonio Pita en su artículo de EL PAIS Xi Jinping tiende una mano diplomática a Bachar el Asad con la firma en China de una “asociación estratégica” Bachar el Asad era el líder sirio, aislado por Occidente. El 10 de diciembre de 2024 el mismo periodista en el mismo medio firmó el artículo La desesperación de miles de familiares sirios ante el “matadero humano”, la cárcel-símbolo de la represión de El Asad: “Puede estar muriéndose bajo tierra”.


Los rebeldes de Siria derrocan al régimen de El Asad tras 13 años de guerra y el dirigente se refugia en Moscú

Tras la caída de los dictadores Zin el Abidín Ben Alí en Túnez y Hosni Mubarak en Egipto, la Primavera Árabe floreció en Siria en marzo de 2011 con un grafiti anónimo en la ciudad sureña de Deraa: “Te llegó el turno, doctor”, en alusión al presidente, Bachar el Asad, licenciado en Medicina. Trece años de sangrienta guerra civil más tarde y en apenas 11 días de ofensiva relámpago, las tropas rebeldes han tomado este domingo Damasco, la capital del país y centro de la cúpula de poder, sin encontrar resistencia. El Asad ha escapado junto a su familia a Rusia, donde se les ha concedido asilo político. El régimen sirio se ha desmoronado como un frágil castillo de naipes y miles de personas se han concentrado en la plaza de los Omeyas, la principal de la urbe, para celebrarlo, entonando cánticos gobernados por la palabra “Libertad”. Las milicias rebeldes han decretado un toque de queda desde las cinco de la tarde a las cuatro de la mañana.

El Estado Mayor del régimen notificó a los oficiales durante la madrugada el fin de la dictadura y pidió a los soldados que aún no lo habían hecho, que se rindieran. El primer ministro, Ghazi al Jalali, que asumió el cargo el pasado septiembre, manifestó su disposición a cooperar con el nuevo liderazgo que elijan ahora los sirios. El país está “libre de El Asad”, anunció a los rebeldes tras su entrada en Damasco.

A primera hora de la mañana, un grupo de milicianos irrumpió en la sede de la televisión estatal y anunció la “liberación” de Damasco y “la caída de la tiranía de Bachar el Asad”, quien se aferró al poder durante 24 años. Los insurgentes agregaron que habían “liberado a todos los oprimidos de las prisiones del régimen”. Poco antes de que los rebeldes tomaran la televisión pública, miles de ciudadanos ya festejaban el fin de la dictadura en las calles de la capital, como muestran innumerables imágenes difundidas en las redes sociales. En algunos vídeos se ve a militares quitándose en silencio el uniforme, antes de la llegada de los rebeldes a Damasco, para quedarse en ropa civil. En el aeropuerto de la capital se grabaron escenas de caos, con gente corriendo, pantallas luminosas marcando la cancelación de vuelos y la ausencia del personal de seguridad.

La caída de Damasco ha sido la culminación de la ofensiva lanzada el 27 de noviembre por una amalgama de milicias rebeldes, lideradas por la fundamentalista Hayat Tahrir al Sham (HTS), con raíces en Al Qaeda pero hoy desligada del grupo terrorista. Hace 11 días, HTS lanzó su ofensiva sorpresa contra el ejército del régimen desde la provincia de Idlib, en el noroeste, durante años el último reducto de estas fuerzas insurgentes. Lo hizo en coordinación con el Ejército Nacional Sirio (ENS), vinculado a Turquía, que avanzó desde el noroeste de Alepo, combatiendo también contra las milicias kurdas, enemigas de Ankara, que controlan en torno al 40% del país. En el sur de Siria, grupos locales que se levantaron en armas hace apenas dos días, ocuparon rápidamente tres de las 14 capitales provinciales del país, Deraa, Suweida y Quneitra, y comenzaron a penetrar el sábado por la noche en los barrios meridionales de la capital, mientras los grupos capitaneados por HTS alcanzaban la periferia de la urbe desde el norte.

A mediodía de este domingo, el Ministerio de Exteriores de Rusia, aliado del régimen de El Asad, confirmó que el dictador había abandonado Siria, aunque no dio pista alguna sobre su paradero. “Como resultado de las negociaciones entre Bachar el Asad y varios participantes en el conflicto armado en el territorio de la República Árabe Siria”, señaló el ministerio en un comunicado, “ha decidido dejar el cargo presidencial y abandonar el país, dando instrucciones para llevar a cabo la transferencia de poder pacíficamente”. A última hora de la tarde, la agencia de noticias rusa Interfax anunció que “el presidente sirio Bachar el Asad y su familia han aterrizado en Moscú y se les ha concedido asilo por razones humanitarias”.

“Los revolucionarios de Deraa han avanzado antes de lo pactado”, asegura a EL PAÍS Jaled Joya, expresidente de la Coalición Nacional Siria, alianza de las fuerzas políticas opositoras. Joya sostiene que hubiera sido preferible la llegada a Damasco primero de la ofensiva desde el norte, liderada por HTS: “Si bien están catalogados como una organización terrorista, están mejor organizados, tienen una jerarquía y una cadena de mando estricta”. En cambio, arguye, no ocurre así con las fuerzas del sur, lo que ha desatado cierta desorganización y caos en la capital. “No han declarado qué institución se encargará de la transición ni quién gobierna ahora mismo Siria”, lamenta Joya, informa Andrés Mourenza desde Estambul.

El ministro del Interior, Mohammed al Rahmun, aseguró este mismo sábado que un “cordón de seguridad y militar muy sólido” protegía la capital, en la que residen en torno a 2,5 millones de personas. Lo único que los rebeldes encontraron al entrar en Damasco fueron calles vacías.

Los rebeldes habían venido tomando durante los últimos días sin prácticamente esfuerzo ciudades de peso (Alepo, Hama…), y la revuelta iba prendiendo en paralelo en otras zonas del país, con quemas y derribos de bustos y figuras de los El Asad, el padre (Hafez) e hijo (Bachar) que gobernaron Siria durante medio siglo con puño de hierro. Los soldados del régimen huían, se entregaban o replegaban sin apenas presentar batalla. Miles de ellos han cruzado a Irak, alguno tras andar hasta 30 kilómetros, y han entregado allí sus armas.

Ya a última hora del sábado, los rebeldes dieron otro golpe clave, al tomar la tercera ciudad del país, la estratégica Homs, cortando la comunicación entre Damasco y las provincias costeras de Tartús y Latakia, el feudo de la minoría alauí —una rama del islam chií— de la que procede la familia El Asad. Poco antes, tanto los países que acudieron en ayuda del régimen durante el último decenio, como Irán y Rusia —que tiene una base naval en Tartús y una aérea en Latakia—, como los que habían apoyado a los rebeldes, como Qatar y Turquía, se unieron de forma insólita para reclamarle en un comunicado conjunto que alcanzase un acuerdo político para poner fin a la guerra. El domingo por la noche, la agencia rusa Interfax aseguró: “Funcionarios rusos están en contacto con representantes de la oposición siria, cuyos líderes han garantizado la seguridad de las bases militares y sedes diplomáticas rusas en el territorio de Siria”.

Ese acuerdo pasaría ahora por sentar en la mesa de diálogo a los diferentes actores políticos. Al frente de las principales fuerzas de oposición se sitúa el llamado Gobierno Interino Sirio, en el que se encuadra la Coalición Nacional Siria que, desde el inicio de las revueltas, en marzo de 2011, ha tratado desde Turquía de encarnar una alternativa a El Asad. No obstante, y pese al apoyo explícito de Occidente durante los primeros años de conflicto, en especial de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, esta coalición, que tiene al Ejército Nacional Sirio como aliado militar, ha perdido de forma notable peso específico. La caída del régimen no supone el control por parte de las fuerzas rebeldes de todo el territorio, ya que las Fuerzas Demócratas Sirias, la coalición de milicias kurdas, controlan más de un tercio de la superficie total y en los últimos días ganaron posiciones al régimen en el este del país. El ENS, que ya ha arrebatado de manos kurdas varias localidades desde el inicio de su ofensivas, informó este domingo de que había iniciado un ataque sobre la ciudad de Manbij.

El jefe del Estado Mayor del ejército israelí, Herzi Halevi, aseguró este domingo que Siria se ha convertido en el cuarto frente en el que mantiene una operación terrestre, sumándose a Gaza, Cisjordania y Líbano. Poco antes, tropas de Israel iniciaron el despliegue en la zona desmilitarizada en la frontera entre los Altos del Golán, territorio sirio que Israel ocupa desde 1967, y Siria, bajo el pretexto de frenar amenazas y asistir a las fuerzas de la misión de paz de la ONU allí apostadas. La Liga Árabe manifestó su “condena total” a los intentos de Israel de “aprovecharse ilegalmente” de la situación interna en Siria, ya sea mediante la ocupación de más territorios en los Altos del Golán o considerando terminado el acuerdo de 1974 de separación de fuerzas entre ambos países.

La red de activistas sirios Daraa 24 alertó de varios bombardeos que atribuyó a Israel en varias zonas del sudoeste del país. Medios sirios también informaron a lo largo de la tarde de bombardeos de la aviación israelí, algunos de ellos en Damasco. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, visitó por la mañana a unas tropas desplegadas en los Altos del Golán y, por la tarde, afirmó a familiares de rehenes que permanecen secuestrados por milicias palestinas en Gaza que la caída del régimen en Siria puede facilitar un acuerdo de tregua en la Franja que permita su liberación.

"No encontramos zonas ocultas o sin abrir": finaliza la búsqueda de presos en la cárcel de Saydnaya, considerada el "matadero humano" del régimen de Al Assad en Siria

La caída del régimen de Bashar al Assad en Siria este fin de semana, tras casi 50 años de gobierno totalitario, trajo como consecuencia la liberación de varios lugares que eran considerados inaccesibles durante las últimas décadas.

Uno de esos sitios es la famosa prisión de Saydnaya, a la que muchos se han referido como "la prisión roja" o "el matadero humano" por cuenta de las ejecuciones que tenían lugar allí cada semana.

Y uno de los principales objetivos del grupo islamista Hayat Tahrir al Shams (HTS), que logró la caída del gobierno de Al Assad en menos de 13 días, fue la liberación de los presos recluidos en ese centro penitenciario.

El martes el grupo de defensa civil sirio, conocido como los Cascos Blancos, anunció el fin de las operaciones de búsqueda en la prisión, después de investigar los informes de los supervivientes sobre personas que siguen detenidas en celdas subterráneas.

El grupo, que había desplegado anteriormente "equipos de emergencia especializados" en la cárcel, dice que la búsqueda "no descubrió ninguna zona oculta o sin abrir dentro de las instalaciones".

Se estima que más de 30.000 detenidos en la prisión de Saydnaya fueron ejecutados o murieron debido a la tortura, la falta de atención médica o el hambre entre 2011 y 2018.

Pero los que desde el fin de semana lograron salir, lo están celebrando.

Un grupo de hombres festejaba el domingo en el centro de Damasco, la capital siria, la caída de Al Assad porque el cambio de régimen los había salvado de ser ejecutados en Saydnaya.

"Ahora estamos en medio de Damasco. Juro por Dios que nuestra ejecución, junto con las de otras 54 personas, estaba prevista para hoy hace media hora. Gracias a Dios", le dijo a la BBC uno de los hombres, quien no se identificó.

Poco a poco se han comenzado a revelar algunos secretos de esta prisión, que fue construida en 1987 cerca de la localidad de Saydnaya -unos 30 kilómetros al noroeste de Damasco- y cubre un área de 1,4 kilómetros cuadrados.

Gobiernos internacionales y organizaciones de derechos humanos señalaron en reiteradas ocasiones que allí se cometían crímenes atroces como torturas y ejecuciones extrajudiciales de opositores al régimen de Al Assad, especialmente dentro del marco de la feroz guerra civil que vivió el país desde 2011.

Según la Asociación de Detenidos y Desaparecidos de la prisión de Saydnaya (Admsp, por sus siglas en inglés), que tiene su sede en Turquía, el caído régimen llevaba a cabo ejecuciones directas de presos al menos dos veces por semana.

Los detenidos eran trasladados desde su celda por la tarde, para ser ejecutados esa misma noche o al día siguiente.

Las ejecuciones directas se llevaban a cabo mediante ahorcamiento en salas designadas para este fin, además de otras muertes registradas como consecuencia de la tortura.

Pero no solo se trata de tortura y ejecuciones, sino de las condiciones generales en que vivían los reclusos, como por ejemplo las extremas condiciones de aislamiento que se imponían como castigo.

Pero el nombre de Saydnaya no atrajo la atención solo por la caída del régimen.

Desde hace varios años organizaciones de derechos humanos han denunciado los hechos de horror que ocurrían allí.

Es el caso de Amnistía Internacional, que calificó esta prisión como "un matadero humano" y una prisión donde "el estado sirio está masacrando silenciosamente a su gente".

El centro carcelario consta de dos edificios: el antiguo, llamado el edificio rojo, que fue designado para los detenidos políticos y de seguridad que se oponían al régimen gobernante, y el nuevo, conocido como el edificio blanco, para personas que dentro del gobierno cometen crímenes como corrupción u otros similares.

La misma Admsp señala que se trata de uno de los lugares "más secretos del mundo", donde muchas personas han desaparecido sin dejar rastro. 

En un informe de 2022, la Admsp dijo que Saydnaya "se había convertido efectivamente en un campo de exterminio" después del inicio de la guerra civil.

Citando relatos de los pocos reclusos liberados, la organización ha señalado que al menos unos 500 detenidos fueron ejecutados entre 2018 y 2021.

El gobierno sirio siempre negó estas acusaciones y señaló que todas las ejecuciones habían sido hechas en el marco de la ley siria.

Y lo que ha hecho Hayat Tahrir al Shams, una vez depuesto Al Assad, es avanzar en la liberación de los presos de las cárceles bajo el control del régimen.

De hecho, fue lo primero que anunciaron: una vez se hizo pública la caída del gobernante, HTS informó sobre el "fin de la era de la tiranía en la prisión de Saydnaya".

De acuerdo al Servicio Árabe de la BBC, decenas de videos que se han publicado en internet han dejado entrever el horror que se vivía en esta prisión.

Uno de los casos más llamativos ha sido el de un niño de apenas 3 años, a quien se lo ve salir de uno de los espacios en Saydnaya para ser abrazado por su madre.

En la imágenes, publicadas en la red X, se escucha a los rebeldes señalar que se trata del "detenido más joven de la historia, algo que solo puede ocurrir en una prisión como la de Saydnaya".

Pero eso es solo una muestra de la compleja realidad de esta prisión y de todo lo que se puede llegar a saber en los próximos meses, cuando se difundan más detalles de lo que realmente ocurría tras las rejas.

Uno de esos aspectos es la condición de aislamiento extremo a la que se sometía a algunos reclusos, una de las graves denuncias hechas por organismos de derechos humanos en contra del régimen de Al Assad.

Un ejemplo quedó registrado en un video cuando uno de los prisioneros, a quien se le notaban los rigores del encierro en su cuerpo, recorría las calles de Damasco después de ser liberado y le preguntó a un grupo de personas que estaba filmando: "¿Qué fue lo que pasó?".

Le respondieron: "Bashar ha caído". El prisionero comenzó a correr y a cantar, "Dios es grande".

Estados Unidos lucha por contener el caos en Siria

De todas las convulsiones externas que la administración Biden tuvo que enfrentar y gestionar en los últimos años, Siria no estaba en la lista de crisis probables de nadie.

El proceso de paz en Siria, que comenzó tras el estallido de la guerra civil en 2011 y con el apoyo de Estados Unidos, estaba moribundo. Las líneas que dividían al país en esferas de influencia entre las potencias mundiales y regionales no habían cambiado significativamente en años. Los gobiernos árabes que en su día trabajaron para derrocar al presidente Bashar al-Assad, respaldado por Irán, habían empezado a acogerlo en sus brazos.

La repentina ofensiva lanzada por el grupo rebelde islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que llevó al colapso del gobierno y las fuerzas militares de Assad en menos de dos semanas, ha dejado a los gobiernos de todo el mundo luchando por descubrir qué hacer al respecto, y ninguno más que la administración Biden.

Diplomáticos estadounidenses de alto rango han viajado a la región y se han desplegado para mantener conversaciones en Turquía, Jordania, Líbano, Irak e Israel. Egipto y Arabia Saudita también participan en conversaciones sobre un esfuerzo para mantener la estabilidad en Siria y tratar de fomentar algún tipo de transición política.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, cuya presidencia rotatoria ocupa actualmente Estados Unidos, celebró el lunes por la tarde una reunión a puertas cerradas con el enviado especial de la ONU para Siria y el jefe de las fuerzas de paz de la ONU encargadas de supervisar el alto el fuego entre Israel y Siria desde la Guerra de Yom Kippur de 1973.

Desde la caída de Assad, las fuerzas israelíes han realizado incursiones limitadas en la zona de amortiguación supervisada por la ONU desde los Altos del Golán (territorio sirio que ocupó durante la guerra y luego anexó) y han llevado a cabo ataques aéreos contra lo que Israel dice son presuntos sitios de armas químicas y misiles en Siria para evitar que "caigan en manos equivocadas", según el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Gideon Saar.

Roger Carstens, el principal negociador de rehenes de Estados Unidos, ha llegado a Beirut para coordinar los esfuerzos por encontrar a Austin Tice , un periodista independiente estadounidense secuestrado en Siria hace una docena de años. Es una de las decenas de miles, si no cientos de miles, de sirios que desaparecieron bajo el brutal régimen de Asad y cuyas familias ahora los buscan desesperadamente mientras las puertas de la prisión se abren de par en par .

El Departamento de Justicia de Estados Unidos reveló el lunes cargos contra lo que dijo eran dos funcionarios de alto rango de Assad, acusándolos en relación con conspiración para cometer crímenes de guerra contra ciudadanos estadounidenses y otros entre 2012 y 2019.

El gobierno ha coordinado el paso seguro al este de Siria para decenas de miles de sirios desplazados internamente por el conflicto en el poblado oeste. Mientras tanto, el ejército estadounidense, que mantiene una fuerza de aproximadamente 800 soldados en varios lugares del este de Siria, ha coordinado y permitido que una milicia aliada se apodere de territorio estratégico que Asad e Irán han mantenido durante años, y ha alentado al vecino Irak a impedir que las fuerzas de las milicias iraníes y respaldadas por Irán estacionadas allí crucen la frontera hacia Siria, según funcionarios estadounidenses.

Hasta ahora, los esfuerzos militares estadounidenses se han centrado en impedir que las fuerzas del Estado Islámico que patrullan el este de Siria aprovechen el caos. El domingo, Estados Unidos lanzó decenas de ataques aéreos contra militantes del Estado Islámico.

Pero hay pocas otras opciones –o deseos– que parezcan evidentes de gestionar la situación. “En última instancia, este es un proceso que deben liderar los sirios, no Estados Unidos ni ningún otro país de la región”, dijo el lunes el portavoz del Departamento de Estado Matthew Miller, haciéndose eco de declaraciones casi idénticas hechas hace más de una década, cuando el gobierno de Obama intentó encaminar a Siria hacia una solución pacífica y democrática.

“Lo que podemos hacer es dejar claro que apoyaremos al pueblo sirio en este camino hacia un futuro mejor”, dijo Miller. “Vamos a proteger nuestros propios intereses mientras lo hacemos, nos vamos a asegurar de que el ISIS no vuelva a surgir”, dijo, utilizando el acrónimo del Estado Islámico. “Pero no le corresponde a Estados Unidos intentar usar su influencia o poder para dictarles el camino a seguir”.

Dijo que la administración Biden quería ver “una desescalada en el futuro” y desaconsejó a cualquier grupo que intentara aprovechar el tumulto intentando reclamar nuevo territorio.

Eso incluye al propio HTS, que en el pasado estuvo alineado con Al Qaeda y cuyo líder ha tenido vínculos con líderes del Estado Islámico. Miller dijo que HTS había estado diciendo recientemente “las cosas correctas”, pero que sus acciones futuras seguían siendo una incógnita. Dijo que las sanciones estadounidenses contra Siria y la posible reanudación de los lazos diplomáticos con Damasco eran herramientas que Washington podía utilizar para tratar de alentar a los nuevos líderes de Siria a promover un proceso político inclusivo.

Otro alto funcionario de la administración, que habló bajo condición de anonimato para discutir la delicada y cambiante situación, no dio ninguna indicación de que la administración Biden estuviera preparada para reevaluar sus políticas de no intervención en el corto plazo.

“Es demasiado pronto para decir” si las promesas de HTS de pluralismo y democracia se cumplirán y cuáles son los objetivos generales del grupo, dijo este funcionario. “Todavía no vamos a sacar ninguna conclusión”.

El alto funcionario de la administración dijo que los funcionarios de Biden han tenido conversaciones “constructivas” con el equipo entrante del presidente electo Donald Trump sobre Siria. Trump, quien como presidente en 2017 autorizó el lanzamiento de 59 misiles de crucero contra una base aérea siria desde la cual la inteligencia estadounidense creía que Assad había lanzado ataques con armas químicas contra su propio pueblo, escribió en una publicación en las redes sociales la semana pasada que Estados Unidos debería mantenerse al margen del conflicto actual. “ESTA NO ES NUESTRA LUCHA. DEJEN QUE SE DESARROLLE. NO SE INVOLUCREN”, dijo.

El Pentágono es parte de un esfuerzo colectivo entre agencias de inteligencia que evalúan a varios grupos militantes en Siria para determinar posibles socios alineados con los intereses de seguridad de Estados Unidos y sus aliados, dijo un funcionario de defensa estadounidense, hablando bajo condición de anonimato para discutir información sensible.

Otro funcionario estadounidense dijo que están determinando cuánto equipo y armas pudo llevarse Rusia, que durante mucho tiempo apoyó a Asad y tiene varias bases militares en Siria, cuando sus propias fuerzas se retiraron del avance del HTS. Todo lo que quede atrás podría algún día ser utilizado contra tropas estadounidenses o aliadas, dependiendo de en qué manos caiga, advirtió esta persona.

Sabrina Singh, portavoz del Pentágono, dijo a los periodistas el lunes que Estados Unidos no habla directamente con HTS, pero tiene “contrapartes en otros grupos que tienen formas de entregar mensajes a HTS y otros grupos rebeldes”.

Los socios regionales también están entrelazados en el torbellino de fuerzas de oposición en Siria, la mayoría de ellas formadas durante la guerra civil. Jordania tiene vínculos con los rebeldes en el sur de Siria, y Turquía y Estados Unidos han apoyado durante mucho tiempo a grupos en el norte a lo largo de la frontera turca que se oponen entre sí y a Assad.

El Ejército Nacional Sirio (SNA), respaldado por Turquía, y las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), respaldadas por Estados Unidos (kurdos sirios a quienes Ankara considera terroristas), se han enfrentado durante años. Simultáneamente con la acción del HTS, el SNA lanzó lo que denominó “Operación Amanecer de la Libertad”, ataques contra zonas de las FDS a lo largo de la frontera.

Turquía, que también ha apoyado al HTS, respaldó el ataque del SNA contra las fuerzas del SDF en la ciudad fronteriza norteña de Manbij y en la parte oriental de la provincia de Alepo en los últimos días, según informes de la prensa árabe. Reuters informó el lunes que Estados Unidos y Turquía habían llegado a un acuerdo para garantizar la retirada segura del SDF de Manbij al lado oriental del río Éufrates.

En las conversaciones con Turquía, la administración Biden está tratando de evitar una confrontación directa que podría distraer y socavar a los grupos militantes sirios liderados por los kurdos, incluidas las SDF, que custodian el campamento de al-Hol y otras prisiones en el noreste de Siria, donde están confinados miles de combatientes del Estado Islámico.

Pero las SDF, aunque ahora probablemente sean la fuerza mejor armada y más cohesionada en Siria, podrían enfrentar una prueba si Turquía, HTS o ambos las atacan, dijo Kenneth "Frank" McKenzie, un general retirado que comandó las fuerzas estadounidenses en la región de 2019 a 2022, en una entrevista telefónica el lunes.

“La primera prueba de cualquier país es recuperar su soberanía plena”, dijo McKenzie, advirtiendo que el HTS no puede dejar a los kurdos solos en la región semiautónoma del noreste que han controlado durante varios años. “Los grupos extremistas tienden a seguir siendo extremistas”, dijo.

Jesús Núñez, sobre Siria: "Nada garantiza que lo que viene a continuación sea una transición pacífica"

Las fuerzas rebeldes de Siria, encabezadas por el grupo yihadista Hayat Tahrir al Sham (HTS), han anunciado la caída de la capital del país, Damasco, tras una ofensiva relámpago de apenas una semana que ha provocado el colapso del régimen del presidente sirio, Bashar al-Asad.

Jesús Núñez ha reaccionado a la caída de la dictadura en Siria, dejando claro que lo que ha ocurrido es que "el dictador ha huido". Sin embargo, ha advertido que otra cosa es que hayan derribado el régimen. "La estructura sigue funcionando y no hay capacidad para destituirla a corto plazo", ha señalado.

"Ojalá dejen a los sirios decidir su propio futuro", ha confesado el experto en conflictos internacionales, destacando que lo cierto es que Siria ha sido "un campo de juego" de actores muy importantes como Irán, Rusia, Turquía, Estados Unidos e Israel. "Se me hace difícil imaginar que van a darle cierto margen de maniobra", ha reconocido.

De esta forma, ha advertido que "nada garantiza que lo que viene a continuación sea una transición pacífica", ni que sea una democracia.

Un terremoto geopolítico: las consecuencias de la caída de Bashar al-Assad en Siria

Los ojos de la comunidad internacional están fijados en Siria tras la operación relámpago que puso fin a medio siglo de dominio indiviso del clan Assad con la caída de Bashar al-Assad. Una coalición de rebeldes islamistas sirios lanzó una operación relámpago en el norte de Siria el 27 de noviembre de 2024, tomando una a una las principales ciudades del país antes de llegar a la capital, Damasco.

Los líderes del golpe afirmaron ser miembros de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), un grupo islamista radical dirigido por Abu Mohammad al-Jolani. Pero más allá de eso, fue un levantamiento casi general que tuvo lugar en Siria, con la excepción del bastión alauita concentrado en la costa mediterránea entre Líbano, al sur, y Turquía, al norte. El régimen de Assad cayó como una piedra. Sus aliados, Irán y Rusia, no consideraron oportuno defenderlo. Sin duda, el régimen se había vuelto demasiado vulnerable.

Las estatuas de Bashar Al-Assad y de su padre, Hafez, fueron derribadas y arrastradas por las calles. Multitudes jubilosas de todos los orígenes, incluidos cristianos y alauitas. Presos liberados tras hasta treinta años de encarcelamiento arbitrario y tortura… El domingo pasado, Siria entró en un mundo impensable hace apenas quince días: la caída de la dinastía Assad, que había gobernado el país con mano sangrienta durante cincuenta y cuatro años. Esto ha dado lugar a una desconcertante mezcla de esperanza y circunspección, con el telón de fondo de una gran convulsión geopolítica: un revés monumental para los aliados del antiguo régimen, Irán y Rusia, una ganancia para Occidente e Israel, y una victoria para Turquía.

La coalición rebelde dominada por los yihadistas de HTS anunció por televisión este domingo por la mañana la «liberación», sin combates, de la capital Damasco, la caída del «tirano» Bashar Al-Assad y el inicio de una transición pacífica del poder. El primer ministro en funciones, Mohammed Al-Jalali, dijo que estaba dispuesto a cooperar con cualquier nuevo «liderazgo» elegido por el pueblo en cualquier procedimiento de «transferencia de poder», y se le vio dirigirse a su despacho. Las fuerzas armadas del régimen abandonaron gradualmente todas sus posiciones desde el viernes por la noche, en medio de deserciones generalizadas, y el domingo prometieron lealtad a la nueva situación política.

Según los rebeldes y varios servicios de inteligencia occidentales, Bashar Al-Assad huyó el sábado por la noche con el último avión que despegó de una base militar de Damasco. Un avión de la aviación siria desapareció del radar durante la noche, según los datos del sitio web Flightradar, bien porque fue derribado o porque se cortó su transpondedor. Las agencias de noticias rusas afirmaron el domingo por la noche que el presidente fugitivo se encontraba en Moscú con su familia y que las autoridades rusas les habían concedido asilo político.

Miles de personas, en coches y a pie, se congregaron en las plazas de las principales ciudades del país, entre ellas Latakia, bastión de los alauitas, de los que desciende la familia Assad, y ciudades pobladas por cristianos, al grito de «Libertad». La siniestra prisión de Sednaya, en las afueras de Damasco, fue vaciada de sus miles de reclusos el domingo, según testigos.

El actual primer ministro, Mohammed Al-Jalali, dijo que estaba dispuesto a cooperar con cualquier nuevo «liderazgo» elegido por el pueblo en cualquier procedimiento de «transferencia de poder».

Los rebeldes han hecho un llamamiento «para volver a la Siria libre» a los sirios que se han refugiado en el extranjero, entre ellos tres millones en Turquía y un millón en Líbano, así como en Jordania, como consecuencia de la guerra civil que se ha cobrado más de medio millón de vidas desde 2011 y ha dividido el país en zonas de influencia, con beligerantes respaldados por Rusia, Irán, Turquía y Estados Unidos.

El líder de HTS, Abu Mohammed Al-Jolani, pidió a sus combatientes que se mantuvieran alejados de las instituciones públicas, añadiendo que estas permanecían bajo el control del primer ministro hasta el «traspaso oficial». El HTS es un grupo clasificado como terrorista por Estados Unidos y los países europeos, ya que se originó a partir de la antigua rama siria de Al Qaeda, pero se separó de esta última en 2016.

Los gobiernos occidentales, que se han mantenido alejados del régimen de Bashar Al Assad, deben decidir ahora cómo lidiar con una nueva administración. La verdadera cuestión es cómo de ordenada será esta transición, y parece bastante claro que Al-Jolani está deseando que lo sea.

Abu Mohammed Al-Jolani no quiere que se repita el caos que asoló Irak después de que las fuerzas dirigidas por Estados Unidos derrocaran a Sadam Husein en 2003. Van a tener que reconstruir y necesitan que Europa y Estados Unidos levanten las sanciones.

El enviado de la ONU para Siria, Geir Pedersen, expresó cautelosas esperanzas de apertura, paz y reconciliación, mientras que la Casa Blanca dijo estar siguiendo «los extraordinarios acontecimientos en Siria», sin hacer más comentarios. Irán, cuya embajada en Damasco fue saqueada, anunció que estaba dispuesto a «evolucionar» su política hacia Siria, sin dar más detalles, añadiendo únicamente que esperaba que las relaciones «siguieran siendo amistosas».

Turquía hizo un llamamiento a los países de la región y de fuera de ella para garantizar una «transición sin sobresaltos» y dijo estar en contacto con los rebeldes para garantizar la seguridad. Israel saludó un «día histórico para Oriente Próximo», así como la caída de un «eslabón central» del «eje del mal» liderado por Irán. E incluso los talibanes felicitaron a los sirios…


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