Las llamadas cajas negras de los aviones son dispositivos de registro que recogen las conversaciones entre los miembros de la tripulación y también los datos relativos a la velocidad, altitud y demás parámetros de vuelo.
Se comenzaron a utilizar después de la Segunda Guerra Mundial y en aquel entonces utilizaban cintas magnéticas para el registro de los datos y la voz. Aun se utilizan cajas negras con almacenamiento en cinta magnética pero, desde los años 90, se han ido substituyendo por equipos que incorporan un sistema de memoria flash, similar a la utilizada en los pendrives.
Registrador de vuelo Beaudouin de 1939. Registra 13 parámetros de vuelo sobre una película fotográfica de 88 mm de ancho y 8 metros de longitud. El oscilógrafo envia el rayo luminoso a los diferentes sensores del parámetro a registrar, colocados en abanico. El cronógrafo también graba la base de tiempo. Por su parte el barógrafo también registra el valor de la presión atmosférica que se hace corresponder con la altura a la que vuela el avión.
Los dos equipos de grabación de las cajas negras son capaces de resistir temperaturas de hasta 1.100 ºC durante al menos media hora, impactos de 3.400 veces la aceleración de la gravedad, y la presión que experimenta un objeto sumergido a una profundidad de hasta 6.100 metros. Suelen ir montadas en la cola del avión, donde las posibilidades de resistir a un accidente son mayores.
FDR analógico (Utiliza cinta magnética) y CVR Raytheon instalados en la cola de un avión.
Suelen ir coloreadas de naranja o amarillo en tonos vivos y con unas bandas reflectantes, para facilitar su localización en caso de accidente. Están rotuladas con un mensaje en inglés y francés que indica "no abrir" y sus carcasas son de titanio recubiertas interiormente de espuma aislante del calor.
En este FDR se puede ver la protección del grabador de cinta.
Disponen además de una radiobaliza submarina incorporada que se activa de forma automática tras una colisión y que guía a los equipos de rescate hasta ellas. Emite en una frecuencia específica de 37,5 kHz, y su señal llega a la superficie sin problemas siempre que la profundidad a la que se encuentre no sea mayor a 5.000 metros. La señal de esta radiobaliza se mantiene activa durante un mes, alimentada por las baterías del equipo.
La grabadora de datos de vuelo (FDR, en sus siglas en inglés) se conecta a la red de datos del avión y almacena al menos 80 parámetros, desde los más básicos como la fecha, altitud, dirección, velocidad del aire, posición del avión respecto a los radiofaros, hasta los que indican la posición de las superficies de control de la aeronave, el rendimiento de los motores, etc. Además, son capaces de registrar al menos las últimas 25 horas de vuelo. Cuando el espacio para la grabación se agota, el dispositivo comienza a sobreescribir los datos más antiguos con los más recientes.
Típica caja de una FDR.
En los últimos años, las compañías aéreas y los fabricantes han generalizado el análisis habitual de esos datos a través de un dispositivo conocido como grabadora de acceso rápido (QAR en inglés) lo que les permite mejorar el mantenimiento de las aeronaves y optimizar las operaciones de vuelo.
Aspecto exterior de una FDR digital.
La grabadora de voz en cabina (CVR, en sus siglas en inglés) es capaz de registrar cuatro canales de voz, y en ella se almacena la señal de los micrófonos de los pilotos y del sonido ambiente de la cabina. Las CVR modernas utilizan memorias de estado sólido (flash) y almacenan dos horas ininterrumpidas de sonido en formato digital. Las que aún funcionan con tecnología analógica de grabación sobre cinta magnética registran un mínimo de 30 minutos.
En el Transportation Safety Board of Canada hemos encontrado unas interesantes fotografías de cajas negras accidentadas.
Conjunto de la radiobaliza (A la derecha) y de la caja que proteje las unidades de memoria de una FDR.
Memoria flash insertada dentro de un bloque de espuma.
Unidad de grabación en cinta magnética de Mylar.
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