Desgraciadamente no todos los residuos son reciclables, por ello, hay que buscar otras alternativas para tratar los desechos de rechazo. La normativa marca que se debe priorizar la recuperación energética frente al vertido. En su día se construyó la incineradora de Son Reus, al lado de un antiguo vertedero clausurado. Este vertedero estuvo funcionado durante 30 años hasta que se cerró en 2008.
En Mallorca se ha procedido, para ello, a la ampliación de la incineradora de Son Reus con dos nuevas líneas, que funcionan en periodo de pruebas desde el año pasado y que se inaugurarán en la primera mitad de 2011. La construcción de las dos nuevas líneas de la planta incineradora con recuperación de energía empezó en octubre de 2007 con un presupuesto de algo más de 276 millones de euros. Esta nueva instalación tiene capacidad para tratar 430.000 toneladas anuales, que sumadas a las 300.000 de las líneas 1 y 2, suman un total de 700.000 toneladas.
La potencia de la antigua incineradora era de unos 23 Mw, con la ampliación se pasa a 51 Mw, de los que 6 se utilizan en la misma planta, con lo que el resto puede pasar a cubrir un 5% del consumo total de Baleares.
Las nuevas lineas utilizan tecnologías de última generación tanto en la combustión de los residuos como en el filtrado de los gases resultantes. Las primeras estaban diseñadas para quemar residuos urbanos, en cambio, las modernas instalaciones permiten tratar distintos flujos de desechos: residuos urbanos, voluminosos, rechazos de la construcción, neumáticos, residuos cárnicos, etc. Está diseñada para trabajar 8.000 horas anuales.
El rendimiento energético es otra de las principales novedades de esta nueva infraestructura porque la capacidad eléctrica de las dos nuevas líneas es un 60% mayor que la de la primera planta ya que generarán 675.000 kilovatios hora diarios, así la capacidad total de la incineradora será de 1.125.000 kilovatios hora al día. Toda la energía generada en Son Reus se incorpora a la red eléctrica de la isla, aunque una parte se destina al autoconsumo de la planta. La conversión de los residuos en electricidad permitirá suministrar correinte a 67.000 viviendas, es decir, a 200.000 habitantes.
El sistema de incineración con recuperación de energía se completa con otras 15 instalaciones como las plantas de compostaje, metanización, selección de envases, secado solar de lodos y un vertedero de emergencia que solo se utiliza en caso de urgencias derivadas de averías en las instalaciones.
La planta consta de tres zonas. En la primera es donde los camiones vierten los residuos en unas fosas. Una grúa con pulpo coge los desechos y los deposita en una tolva, que se utiliza como alimentador continuo del horno. Por gravedad, los restos van cayendo a las parrillas para su combustión. En las líneas 1 y 2 en vez de parrillas, se usa el sistema de rodillos. En la nueva infraestructura se ha adoptado una parrilla de placas móviles refrigerada por agua y aire, lo que permite que se pueda incinerar un abanico más amplio de residuos. La combustión de los desechos genera un producto residual, las escorías, que se llevan a una planta de reciclaje.
En la parte central de la infraestructura se ubica la caldera. El vapor producido pasa a una turbina conectada a un alternador que produce electricidad. En la tercera zona se ubica el sistema para depurar los gases y evitar la contaminación de la atmósfera. La primera fase de la depuración consiste en reducir la temperatura e inyectar agua de cal. Luego se inyecta carbón activo que absorbe los metales pesados y las dioxinas. Después se dirigen los gases al fitro de mangas, donde se retienen buena parte de las partículas arrastradas por los gases de combustión. Cuando los gases salen por el filtro pasan por un catalizador que elimina los óxidos de nitrógeno. Y, al final, un ventilador permite hacer circular los gases hacia la chimenea para salir a la atmosfera.
En el montaje de las nuevas lineas de la incineradora han participado la empresa COPISA y Castillón Martínez S.L. filial de Talleres Casmar S.L. que ha fabricado 470 toneladas de estructura metálica, 25 toneladas de tubería pequeña, 160 toneladas de conductos y un montaje global de 1.737 toneladas.
Un total de 2.776 trabajadores participaron en el proyecto de construcción de la tercera línea de incineración de Son Reus. Entre 400 y 600 operarios trabajaron diariamente en la obra. El 60% de las empresas implicadas en el proyecto son de Baleares (Unas 196). Unos 20 técnicos de las islas estuvieron implicados en el proyecto, además de otros procedentes del resto de España, Japón, Italia, Croacia o Eslovaquia.
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