Al menos son ocho los muertos en Lorca (Murcia) tras un fuerte terremoto producido a las 18:47 horas. El terremoto de magnitud 5,2 en la escala de Richter se produjo apenas dos horas después de otro de magnitud 4,4, producido a las 17:05.
Al terremoto le han seguido un total de seis réplicas de entre 1,4 y 2,3 grados de intensidad en la escala de Ritcher, en las zonas comprendidas entre el sureste y este del municipio y, durante la noche, otras dos de 2,9 y 4 grados.
El epicentro se ha localizado entre 5 y 10 kilómetros al noreste de Lorca, el tercer municipio más importante de la Región de Murcia, con más de 92.000 habitantes. También se ha sentido en varias poblaciones como la capital, Cartagena y Águilas, e incluso se ha sentido en Almería, Jaén, Málaga, Granada y Sevilla. Se han producido daños incluso en Albacete capital y Vélez-Rubio (Almería). Sus efectos han llegado a algunas zonas de Madrid como la Plaza de Castilla o el Pueblo de Vallecas, que se asientan sobre yesos, terrenos que amplifican el temblor. Sus efectos han sido mayores debido a no ser muy profundo su hipocentro, alrededor de un kilómetro bajo la superficie.
En España se producen al año unos 2.500 terremotos, de los cuales solo una media aproximada de dos al mes son sentidos por la población. El mayor índice de peligrosidad en el territorio español está en el sur y sureste de la península, en torno a Granada, la zona sur de la provincia de Alicante y las de Almería y Murcia. La zona atlántica frente al Cabo de San Vicente, en el suroeste de Portugal, es una de las de mayor actividad sísmica del mundo, aunque los efectos dañinos de los seísmos que allí se generan quedan minimizados por los centenares de kilómetros que separan esa zona de las costas portuguesa y española. En ella se localiza un denominado "punto triple", un lugar en el que contactan y friccionan las placas euroasiática, africana y atlántica.
En el entorno al Cabo de San Vicente han ocurrido varios terremotos fuertes como el del 24 de agosto de 1356 que ocasionó importantes daños en Sevilla o el ocurrido el 1 de noviembre de 1755, conocido como Terremoto de Lisboa, que llevó aparejado un tsunami de casi 15 metros de altura. Este temblor destruyó parte de esa capital, causó daños en Huelva y Cádiz, y se sintió en gran parte de Europa. Otro más reciente en esta zona fue el del 28 de febrero de 1969, de magnitud 7,3, por cuya causa murieron cuatro personas por crisis cardíacas.
En 1829 se produjo un terremoto de magnitud 9, con epicentro en el Bajo Segura, que se saldó con 839 muertes y 2.965 edificios destrozados. Varias localidades de la zona, como Torrevieja, Guardamar o Almoradí, tuvieron que ser reconstruidas. Desde el terremoto de 1884, con epicentro en Arenas del Rey (Granada) y que causó 800 víctimas mortales y 400 heridos, la mayoría de los movimientos sísmicos ocurridos en España no han tenido trágicas consecuencias debido a su baja intensidad, generalmente inferior a la magnitud 5.
Los seísmos más fuertes ocurridos en España después de los ocurridos en 1829 y 1884, tuvieron lugar en 1956, 1969, 2005 y dos en 2007 (12 de febrero y 12 de agosto). El 20 de abril de 1956 fallecieron 12 personas, más de 70 resultaron heridas y medio millar de edificios se derrumbaron a causa de los violentos temblores de tierra que dañaron seriamente los barrios granadinos de Zenete, Berricuelo y Cartuja, así como los pueblos de Albolote y Atarfe.
Su razonamiento es sencillo. Lo más que se sabe de las zonas sísmicas es la cantidad de energía que liberan cada cierto tiempo. Esa energía puede salir poco a poco, mediante microterremotos, o de golpe, tras varios años acumulando tensión. Algunos expertos apuntan la posibilidad de que este último sea el caso en que nos encontramos en estos momentos.
Tras el terremoto de Arenas del Rey (Grado seis en la escala de Richter y 700 muertos), en 1884, se calculó estadísticamente que podría haber un gran terremoto en un plazo de 100 o 125 años. Llevamos 127 años desde entonces.
Los cálculos realizados por el Instituto Geofísico de Toledo revelan que durante la construcción de la mayor parte de las edificaciones no se adoptan las medidas adecuadas en prevención de un movimiento sísmico. Sólo un 1% de las construcciones en las poblaciones andaluzas de menos de 20.000 habitantes están preparadas para resistir un seísmo de gran magnitud e intensidad.
La normativa prevé que en las zonas de riesgo por terremotos las edificaciones sean diseñadas atendiendo a la posibilidad de sufrir una sacudida sísmica. En la ciudad de Murcia se llegará a producir un terremoto de grado nueve o 10, lo que no sabemos es cuándo. Un seísmo de esa magnitud arrasaría hoy más de 70.000 viviendas y las vidas que se perderían se contarían por miles.
Según las estadísticas, España registra un gran terremoto destructivo cada 70 años, siendo las zonas de mayor riesgo Andalucía y Murcia, dentro de que España se encuentra en una zona de actividad sísmica moderada. Las placas tectónicas que se localizan bajo la tierra están en continuo movimiento y cuando colisionan dos placas se origina una falla, que libera gran cantidad de energía, produciendo un terremoto.
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