En uno de mis paseos cerca de Palma, camino de Marratxí, pude fotografiar uno de los muchos molinos de bombeo derruidos que pueblan los campos mallorquines.
Toda su estructura es metálica y posiblemente las palas también, pero la base sobre la que se fija su torre de celosía debe de ser de madera, por lo que ha cedido, ligeramente, hacia un lado.
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