La primera revolución industrial comenzó en Gran Bretaña en el siglo 18, con la mecanización de la industria textil. La segunda revolución industrial se produjo en el siglo 20, cuando Henry Ford creó la línea de montaje y marcó el comienzo de la era de la producción en masa. La tercera revolución industrial viene de la mano de la digitalización de la producción.
Una serie de tecnologías hacen posible esta tercera revolución industrial: el control informatizado de la producción, los nuevos materiales, el uso masivo de robots, los nuevos procesos industriales, tal como la impresión en 3D, y toda una gama de servicios web.
Las fábricas, desde hace mucho, se han especializado en conseguir una inmensa producción de unos pocos modelos. Recuérdese la famosa frase de Henry Ford de que los compradores de automóviles podían tenerlos del color que quisieran, siempre que fuera negro. Sin embargo las nuevas tecnologías pueden hacer que sea rentable producir series cortas a la medida de los clientes. Las máquinas actuales tienen un montón de piezas que se han de atornillar o soldar entre sí. En estos momentos se está abriendo el camino para que un producto puede ser diseñado en un ordenador e "impreso" en una impresora 3D, que crea un objeto sólido mediante la deposición de sucesivas capas de material.
Las aplicaciones de la impresión en 3D son muy diversas. En estos momentos se fabrican con esta técnica audífonos de alta tecnología y componentes para aviones militares. Un ingeniero que trabaja en medio del desierto no ha de esperar a que le envíen una herramienta determinada, simplemente descarga el diseño y lo imprime (Es evidente que necesitará la impresora y el material del que estará hecha la herramienta). Lo mismo puede ocurrir con aquellas piezas de repuesto de modelos anticuados que ya no se encuentran en el mercado, si se dispone de su diseño se pueden imprimir y colocar en la máquina.
Los nuevos materiales son cada vez más ligeros, más fuertes y más duraderos. La fibra de carbono está sustituyendo al acero y el aluminio en productos que van desde aviones hasta bicicletas de montaña. Las nuevas tecnologías permiten a los ingenieros crear objetos a muy pequeña escala. La nanotecnología permite obtener productos con características mejoradas, tales como vendas que ayudan a curar las heridas, motores térmicos más eficientes o vajillas que se limpian más fácilmente. Se está trabajando con virus, genéticamente modificados, para desarrollar componentes para baterías.
Como en todas las épocas, estas nuevas tecnologías eliminaran puestos de trabajo en la parte de producción, pero se requerirán más diseñadores, ingenieros, especialistas en informática, expertos en logística, personal de marketing y otros profesionales. Estos cambios conllevan un aumento de la productividad, algunos fabricantes de automóviles producen el doble de vehículos por trabajador que hace una década.
En la actualidad las fábricas se trasladan a países con salarios bajos para reducir los costos laborales. Sin embargo, los costos laborales son cada vez menos importantes. De los 499 dólares que costaba la primera generación de iPad, tan sólo unos 33 correspondían a mano de obra, de los cuales el montaje final en China representaba sólo 8 dólares.
La frontera entre el sector secundario y el terciario, entre la fabricación y los servicios, tiende a difuminarse. Rolls-Royce ya no vende motores a reacción, vende horas de funcionamiento de sus motores. FANUC, un gran fabricante japonés de robots industriales, ha automatizado algunas de sus líneas de producción hasta el punto en que puede funcionar sin supervisión durante varias semanas. Muchas otras fábricas utilizan procesos como el corte por láser y la inyección de plásticos, que funcionan sin ninguna intervención humana.
Los robots industriales para el montaje de componentes son cada vez mejores, pero son caros y necesitan de programadores humanos para ponerlos en marcha (Esto puede suponer un coste mayor que el del propio robot. Invertir en robots puede valer la pena para los fabricantes de grandes series, como los fabricantes de automóviles, que siguen siendo los principales usuarios de estas máquinas, pero incluso en las fábricas de automóviles altamente automatizadas las personas todavía hacen la mayor parte del montaje final.
Se espera que la próxima generación de robots sea diferente. No sólo van a ser más baratos y más fáciles de configurar, sino que van a trabajar con la gente en lugar de reemplazarla. Estos robots llevaran y traerán las piezas, harán labores de mantenimiento, recogerán las herramientas y harán la limpieza. Varios proyectos están en marcha para producir este tipo de robots, especialmente para las pequeñas empresas.
El Instituto Fraunhofer de Alemania está involucrado en una iniciativa europea para desarrollar robots que sean lo suficientemente seguros para operar junto a los trabajadores y capaces de entender instrucciones sencillas, incluyendo los comandos de voz. En Estados Unidos, uno de los fundadores de iRobot en 2008 creó Heartland Robotics, con la intención de avanzar en el campo de esta nueva generación de robots.
En el campo de la industria química la Novartis-MIT Center for Continuous Manufacturing lleva 10 años trabajando en la mejora de los procesos de producción de fármacos.
En la féria EuroMold, el grupo de investigación independiente, con sede en los Países Bajos, TNO, mostró una nueva máquina con 100 plataformas que se desplazan alrededor de un carrusel en un bucle continuo. Sobre estas plataformas una gran variedad de cabezales de impresión 3D depositan plásticos, metales o materiales cerámicos a medida que pasan, para hacer productos completos, capa a capa.
"The economist" 21 de abril de 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario