viernes, 15 de diciembre de 2017

Historia del petróleo


En 1911, Winston Churchill comprendió que el Imperio alemán perseguía la hegemonía en los mares a cualquier precio. Nombrado poco después primer lord del Almirantazgo (el dirigente político de las fuerzas navales inglesas), hizo una apuesta de alto riesgo. Decidió transformar su armada, la más poderosa del planeta, en una flota propulsada por derivados del petróleo, en vez del tradicional carbón.



Lo peliagudo de esta resolución era que hacía depender una eventual defensa de las islas británicas de un recurso que no se hallaba en su subsuelo, a diferencia del abundante carbón galés. Sin embargo, merecía la pena. El giro a los hidrocarburos garantizaba la supremacía de la Royal Navy frente a la pujante y agresiva marina del Segundo Reich. Eso sí, Londres debía obtener y blindar un acceso fluido a los depósitos de crudo allí donde se localizaran.

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