miércoles, 16 de abril de 2025

Rusia contra el mundo

El mercado reguló, regula y regulará, mientras haya representantes femeninos, masculinos, trans o fluidos, del género humano sobre la faz de la tierra, el intercambio del trabajo, bienes, servicios y el valor económico de todo ello, entre unos y otros. 

Esas relaciones comerciales necesitan de estructuras sociales e infraestructuras financieras, logísticas y militares que permitan y protejan el, entre comillas, libre intercambio. 

A escala planetaria diversas organizaciones sociales, y todo lo que ellas llevan aparejado, se han ido sucediendo a lo largo de la historia para arrebatarse las unas a Las otras el control comercial de amplias zonas geográficas. 

En este sentido recordamos al Imperio romano, el Imperio persa o el Imperio egipcio, entre muchos otros. Siglos después podemos hablar del Imperio español, el Imperio portugués, el Imperio británico, el Imperio francés, el Imperio ruso, y en cierta medida, del Imperio otomano.

El Imperio de E.E.U.U., al que no se suele reconocer con este nombre, tiene con el resto de imperios ciertas similitudes, como podrían ser una vasta estructura militar que le permite dominar por la fuerza un amplio territorio, una lengua que sirve de medio de comunicación entre los ciudadanos de esas tierras, una moneda que permite los intercambios comerciales entre gentes muy diversas y una cultura que impregna las diversas sociedades que forman parte del Imperio. 

En lo que ellos llaman Spanish–American War y nosotros Guerra de Cuba, de Filipinas y Puerto Rico, el naciente Imperio acababa de arrancar sus últimos galones a un Imperio español ya desaparecido. En aquel momento el poder de los cañones navales norteamericanos sobrepasaba con creces el de los españoles, y esto no era un secreto para nadie, tampoco para nosotros. Por otra parte ya antes del conflicto de 1898 la isla de Cuba comerciaba mucho más con Estados Unidos que con la metrópoli. 

Pues bien, en lo que inicialmente se llamó Gran Guerra y posteriormente, cuando hubo necesidad de numerar las grandes guerras, Primera Guerra Mundial, Estados Unidos se situó en el marco europeo como una potencia con capacidad para financiar la resolución del conflicto y arbitrar la posguerra. El arbitraje no resultó ser tan eficaz y de resultas de la Primera, veinte años más tarde, llegó la Segunda. 

El conflicto no resuelto entre dos imperios europeos, el francés y el alemán, de mucha menor entidad que el americano, y bajo la atenta mirada de Gran Bretaña, nos llevó a los millones de muertos que reporta la historia. La otra consecuencia fue el afianzamiento, por otra parte inevitable aunque no hubiese existido ese conflicto, del Imperio de E.E.U.U.

Ademas del Imperio alemán, francés, británico y americano, también participó en el escenario europeo el Imperio ruso, que en ese momento existía en forma de Unión Soviética. 

Tiempo atrás la tensión entre el Imperio ruso y el Imperio británico se había manifestado entre 1853 y 1856 en la llamada Guerra de Crimea, en la que también participaron el Imperio francés y el Otomano. En aquel entonces venció el Imperio británico. 

Durante la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos proporcionó armamento a la Unión Soviética en su lucha común contra el Imperio alemán, pero todos ellos tenían claro que pasado este episodio dejarían de ser compañeros incómodos para volver a ser enemigos declarados. Además de representar al Imperio ruso, su deseo de subvertir el orden liberal, podía representar un peligro aún mayor. 

Y en medio de esta lucha entre imperios por su supervivencia, hegemonía o marginalidad, y sin haber hecho mención del naciente Imperio chino, el viejo Imperio del Sol Naciente y las diversas realidades asiáticas se presentó Marc Marginedas con su libro bajo el brazo: Rusia contra el mundo

Este periodista español, por tanto ciudadano de un país que cayó en la orbita de influencia estadounidense desde el momento en que se perdió la Guerra de Cuba, e incluso antes, es lógico que tenga dificultades para analizar con objetividad los entresijos de los conflictos que jalonan la frontera entre el Imperio ruso, en clara decadencia, pero dueño aún de un arsenal nuclear y del mayor territorio del planeta, y el gran Imperio americano sumado al Imperio alemán, francés y británico, también venidos a menos. 

La realidad, sea cual sea, tiene múltiples facetas y difícil es mostrarlas todas, por capacidad, ignorancia y subjetividad. Nadie es és totalmente objetivo, por lo que es difícil juzgar de la objetividad de los demás, pero para mi que Marc Marginedas es demasiado parte para pretender ser juez y de eso ejerce. 

Puede que en su libro se despliegue un catálogo  de sucesos que han ocurrido en realidad, pero otra cosa es la valoración moral que de ellos se hace. 

No seré yo quien le enseñe a ejercer el, para algunos, noble arte de su oficio. 

Veamos la valoración del libro que hacen algunos medios de comunicación. Para empezar la presentación que del libro hace infoLibre:

El nuevo libro del periodista Marc Marginedas, Rusia contra el mundo, más de dos décadas de terrorismo de Estado, mafia y propaganda, ofrece un análisis necesario y exhaustivo del papel de Rusia desde su nacimiento en 1991 tras la caída de la Unión Soviética hasta la actualidad. Y busca la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué sostiene este "imperio" que con los años ha derivado hacia el totalitarismo? Marginedas (Barcelona, 1967) ha sido corresponsal de El Periódico en Moscú y también reportero en la guerra de Irak (2003-2010), la guerra de Afganistán (2006-2010), la crisis de Darfur de 2004 y durante la ofensiva de Israel en el sur del Líbano en 2006. 

Para EL PAIS:

Rusia contra el mundo, de Marc Marginedas: un retrato necesario y valiente del putinismo

Con un estilo periodístico clásico este ensayo enhebra oscuros acontecimientos acaecidos durante el mandato de Putin desde envenenamiento hasta injerencias en las democracias occidentales 

El mundo entra de forma turbulenta y peligrosa en una nueva época que exige a Europa un extraordinario esfuerzo de adaptación. En ese marco, la premisa necesaria para que los europeos logremos culminar de forma eficaz esa tarea es una comprensión precisa de las amenazas que encaramos, no solo en el seno de las élites, sino en el del conjunto de las sociedades. 

Para El Triangle:

La injerencia rusa en el proceso independentista de Cataluña se incluye en el último libro del periodista Marc Marginedas, «Rusia contra el mundo» (Ediciones 62/Ediciones Península). El libro es el resultado de un «largo trabajo de investigación que desvela cómo Rusia se ha convertido en el desestabilizador de la geopolítica mundial» y se resume en su presentación así: «Desde los primeros atentados de falsa bandera en Chechenia hasta el envenenamiento y asesinato de opositores como Alexéi Navalni, pasando por el apoyo a grupos armados extremistas, esta obra recorre más de dos décadas de terrorismo de Estado, favorecido por Putin y se centra, sobre todo, en entender su papel como desestabilizador del orden mundial, ya sea en Siria, en Ucrania o en la propia España». El sexto capítulo se titula «Voces que gustan al Kremlin en España» y en él trata de la injerencia del régimen de Vladimir Putin en el procés.

En ABC:

El periodista Marc Marginedas, autor de 'Rusia contra el mundo. Más de dos décadas de terrorismo de Estado, secuestros, mafia y propaganda' (Península), está convencido de que, "mientras no haya un cambio político" en la Rusia de Vladímir Putin, "Europa no recuperará la estabilidad". Corresponsal de El Periódico en Moscú en dos etapas -entre 1998 y 2002 y entre 2015 y 2022-, reportero de guerra en conflictos como el de Siria -donde fue secuestrado durante seis meses por un grupo yihadista-, Marginedas retrata en su libro la naturaleza del modelo de Putin, que resume en tres conceptos: "mafia, dinero y poder".

Para elDiario.es:

Putin es un líder marcado por un profundo resentimiento hacia Occidente. Vivió de cerca la caída del Muro de Berlín mientras estaba destinado en la Alemania Oriental como agente de los servicios secretos soviéticos (KGB), una experiencia que lo marcó para siempre. Para él, el colapso de la Unión Soviética fue una derrota y una humillación histórica que ha intentado revertir desde el poder.

Desde que asumió la presidencia, ha reforzado el papel de los servicios de inteligencia, otorgándoles un control sin precedentes. Se estima que decenas de miles de personas trabajan para los servicios secretos rusos y algunas cifras sugieren que, contando colaboradores e informantes, podrían superar los 300.000. Es un aparato de vigilancia y control de una magnitud que no tiene comparación en Europa Occidental.


No hay comentarios: