La Universidad de Stanford dispone de una página en donde a partir de una imagen plana, como por ejemplo una fotografía, nos confeccionan una animación Flash en 3D.
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Este robot fue contruido por Francisco Muñoz Martos durante el curso 07 - 08, como práctica de su trabajo de investigación sobre robots. Este robot realiza dibujos geométricos sobre un papel. Puede dibujar triángulos, cuadrados y hexágonos. La punta del lápiz que genera las figuras geométricas se encuentra situada en el centro del eje que une las dos ruedas principales.
El robot tiene una disposición de triciclo, con dos ruedas motrices traseras y una rueda loca delantera.
A continuación se pueden ver unos croquis con las medidas principales. Se ha construido de forma que la distancia que separa las ruedas principales sea la misma que la correspondiente a su diámetro (6,4 Cm).
Vista del alzado del robot.
El robot esta formado por cuatro bloques: la estructura, el sistema de tracción, los portapilas y el circuito electrónico.
El circuito electrónico es una placa PICAXE CHI035 que dispone de 8 entradas para sensores y 8 salidas, cuatro de ellas de gran potencia.
Vista de la placa sin el microcontrolador PICAXE-18 (PIC16F627) y el controlador para los dos motores L293D.
Vista de conjunto del robot. Se utilizan dos portapilas, uno de ellos alimenta los motores de tracción y el otro (El inferior) el circuito microcontrolador.
Vista superior del robot. Se pueden ver los dos interruptores que permiten la alimentación del microcontrolador y de los motores.
Vista de la tarjeta electrónica y de los interruptores.Vista de la situación del lápiz entre las dos ruedas principales.
El mecanismo de transmisión está formado por una rueda dentada unida a las ruedas principales mediante cuatro tornillos. Sobre esta rueda dentada se mueve un tornillo sinfín unido directamente sobre el eje del motor eléctrico.
Sobre la cara interior de las ruedas se han pegado unos discos de papel con seis sectores negros y seis sectores blancos intercalados. Estos discos permiten detectar el movimiento de las ruedas y la cuantía de este movimiento. Es lo que en términos técnicos se llama un “encoder“.
Vista de uno de los discos distribuidos en sectores blancos y negros.
Esquema que permite ver el movimiento de las ruedas y el del robot.
Vista de la sujección del eje fijo sobre los soportes del chasis.Vista de los detectores de infrarrojos que detectan el paso de blanco a negro, y viceversa, en los sectores de las ruedas.
Esquema de las conexiones entre el detector CNY70 y las dos resistencias.
Vista de la colocación del detector CNY70.Antes de pasar a listar el programa que controlará el robot realizamos un diagrama de flujo.
Al iniciarse el programa (star) espera tres segundos y pasa a ejecutar la función ”orden” que da paso a “giro”, solamente si pasa (Menos de un segundo entre pasada) de un sector blanco a uno negro un número de veces igual al número de lados de la figura, y se espera un segundo. En “giro” se reinicializan las variables para pasar a “preparaciongiro”, “procesogiro” y “avance”.
Para preparar el giro es necesario que la rueda interior en el dibujo retroceda primero un paso. En “procesogiro” los motores mueven las ruedas en sentidos diferentes. Si una rueda avanza un paso antes que la otra, esta se esperará hasta llegar a la posición final y retornará a “giro”.
Después, “avance” también reinicia las variables, ejecuta “preparacionavance” y “procesogiro” y vuelve a “giro” cerrando el bucle. En “preparacionavance” la rueda interior tiene que avanzar un paso y volver a “avance”. En “procesoavance” las ruedas giran en el mismo sentido y, de la misma manera que en “giro”, si una rueda se adelanta a la otra, esta se parará, al igual que si hubiese llegado a su destino, finalizando el programa si llega al número de lados adecuados a la figura.
Las variables b0 y b1 se utilizan para memorizar el valor de los sensores, b4 guarda el número de pasos que han de pasar los sensores durante el giro, b5 indica el número de lados de la figura, b6 y b7 se utilizan para guardar el intervalo de los valores del sensor de la rueda interior del dibujo y b8 y b9 per la rueda exterior.
A continuación se puede ver el listado del programa.
Que continua de la siguiente manera. Esta es la parte final del programa.El texto de este artículo lo he cogido prestado de una entrada del bloc de mi hermana. Las imágenes son de Tecno Maps y de CoMagz.
Hoy vamos a empezar un apasionante paseo por el universo. Un paseo partiendo del Sol y terminando en la más lejana de las galaxias. El paseo lo empezaremos en un sistema solar a escala, y lo situaremos en un entorno conocido por todos nosotros, un estadio de fútbol. Muchas veces hemos visto ilustraciones del sistema solar en las que se nos muestran los distintos planetas en sus órbitas alrededor del sol. Todas esas ilustraciones suelen respetar la escala del tamaño de los planetas, pero no sus distancias. Esto se debe a que si se hiciera una ilustración en la que la Tierra midiera, por ejemplo, cinco centímetros de diámetro, la página debería medir 1176 metros para incluir el sol, y 35 kilómetros para incluir al último de los planetas, Neptuno. Sería una ilustración poco manejable.Vamos a empezar el paseo. Nos encontramos bajo una de las porterías, observando un radiante sol en miniatura, de 6,2cm de diámetro, el tamaño aproximado de una pelota de golf. Quiero emplear la misma escala en el tamaño de los cuerpos celeste que en las distancias que les separan, por lo que, para meter todo el sistema solar en un estadio de fútbol, los cuerpos deben ser muy pequeños.
Pues bien, tenemos ese diminuto sol justo sobre la línea de gol. A poco más de un metro de distancia, más o menos el lugar donde suele situarse el portero, nos encontramos con el primer planeta, Mercurio. Realmente sería difícil que lo encontrásemos, pues a esta escala Mercurio tendría un diámetro de 0,1 milímetros, bastante más pequeño que un grano de arena. Un par de pasos más adelante nos cruzamos con la órbita de Venus, a dos metros y medio de nuestro pequeño sol y más de dos veces más grande que Mercurio. Venus sería una pequeña mota de 0,27 milímetros de diámetro.
Damos un pasito más y ya nos encontramos con nuestro planeta. Estamos situados a solo 3,3 metros de la portería, de esa diminuta pelota de golf, todavía sin salir del área pequeña. En este punto se encuentra una pequeña mota, ligeramente mayor que Venus, de 0,28 milímetros de diámetro. Nos cuesta trabajo distinguir esta minúscula piedra en la que ha evolucionado la humanidad, en la que hemos pasado absolutamente todas nuestras vivencias. Ahora tenemos que dar dos pasitos más, hasta situarnos a unos cinco metros de nuestro sol, para ver la siguiente mota, Marte, de 0,15 milímetros de diámetro. Como todos los anteriores planetas, apenas puede distinguirse a simple vista.
Así seguimos andando hasta llegar al punto de penalti, a 11 metros de la línea de gol. Apenas trece o catorce pasos. Aquí no vemos absolutamente nada, y sin embargo estamos en el límite del sistema solar interior. Se trata del cinturón de asteroides. A nuestra escala, por aquí circulan millones de cuerpos del tamaño de bacterias, que no llegaron a juntarse para formar otra pequeña mota debido a la influencia gravitatoria de Júpiter, el más grande de los planetas del sistema solar y próxima parada de nuestro paseo. El cinturón de asteroides separa el sistema solar interior del exterior. Vemos que el interior, donde están los cuatro planetas rocosos, es realmente pequeño comparado con todo lo que hay ahí fuera.
Por hoy dejamos aquí nuestro viaje, en el punto de penalti. Realmente hemos andado muy poquito, y hemos encontrado unas pequeñísimas rocas, esas mismas que estamos intentando explorar con diminutas sondas, naves y rovers. Queda mucho hasta llegar al otro extremo del campo. Y sobre todo, queda por ver qué hay más allá. Así es nuestro universo, distancias inconmensurables complétamente abarrotadas del más absoluto vacío.
Nos encontramos en el cinturón de asteroides, aproximadamente en el punto de penalti de nuestra portería. Unos cuantos pasos más y salimos por fin del área de penalti. A 17 metros de la línea de gol, la distancia de una falta peligrosa, está Júpiter, el gigante gaseoso. Éste ya es claramente visible por nosotros, del tamaño de una china pequeña o de un grano de pimienta, 3,2 milímetros de diámetro. Es el cuerpo más grande que encontraremos en todo el estadio, a excepción del sol, y tiene más masa que el resto de planetas juntos.
Para encontrar el siguiente cuerpo tenemos que andar prácticamente lo mismo que hemos andado hasta ahora. Saturno, el señor de los anillos, se encuentra ya a 32 metros de distancia y tiene un diámetro de 2,7 milímetros, algo menor que Júpiter. Otra pequeña piedrecita en el camino. Seguimos andando, atravesamos el centro del campo y una vez pasado el círculo central encontramos un nuevo planeta, Urano, de 1,2 milímetros de diámetro y situado a 63 metros del sol. Miramos para atrás, a esta distancia, e intentamos divisar la pequeña pelota de golf. Sería bastante difícil, de no ser porque esta pelota de golf brilla con mucha fuerza flotando en mitad de la vacua oscuridad del espacio.
Seguimos nuestro camino hasta llegar a la otra portería. Y bajo sus palos encontramos el último de los planetas, Neptuno, el cuarto gigante gaseoso. Mide 1,1 milímetros de diámetro, y le separa del sol todo un campo de fútbol, unos 105 metros. Un pequeño grano de arena separado más de cien metros de una pequeña pelota de golf y, en cambio, atado a ella por la débil pero tenaz fuerza de la gravedad. Y en medio de ellos, unos poquitos granos de arena, algunas bacterias, y el más absoluto de los vacíos. Ya fuera del estadio, y disperso por toda la ciudad, se encuentra el cinturón de Kuiper, millones de cuerpos tan pequeños como virus y separados metros y metros entre cada uno de ellos. Y rodeando toda la ciudad, abarcando incluso las provincias limítrofes, incluso media España, la nube de Oort, de la que poco sabemos. Al fin y al cabo estamos intentando mirar la provincia vecina desde un pequeño grano de arena situado a un par de metros de una portería, con unos telescopios que a esa escala serían del tamaño de un átomo, algo mayores que nosotros mismos.
Pero el viaje no termina aquí. Podemos seguir paseando hasta llegar a la siguiente pelota de golf, la estrella más cercana, Próxima de Centauri, parte del sistema estelar triple de Alfa Centauri. Y en este caso ya sería mejor coger el coche, pues se encuentra a más de 800 kilómetros de distancia. En medio, absolutamente nada. Esta es la estrella más cercana. Imaginar que desde nuestra pequeña mota intentamos descubrir otra pequeña mota oscura que se encuentra a 800 kilómetros de distancia y además justo al lado de un potente foco que nos deslumbra. Difícil, ¿verdad? Pues ese es el motivo por el que aun no hemos observado directamente ningún planeta rocoso. Ahora imaginar que construimos una pequeñísima nave microscópica con la que intentamos atravesar esos 800 kilómetros hasta llegar a nuestra nueva mota. Absolutamente imposible. Nuestro destino es permanecer eternamente atados a nuestro pequeño sol, su futuro es el nuestro, a no ser que una buena parte de nuestra ciencia esté equivocada. Lo siento por los amantes de las películas de ciencia ficción, aunque ojalá me equivoque. Y es nuestra estrella más cercana, nuestra vecina, a solo 4,22 años luz de distancia. Imaginar la distancia que significa 13.000.000.000 años luz, el lugar donde se encuentran las galaxias más alejadas de nosotros. El universo es increíblemente grande y está increíblemente vacío.
En Historias de la Ciencia hemos encontrado un artículo que habla de diferentes inventos, entre otros, de la máquina de coser.
En el año 1830 hombres y mujeres cosían a mano. Un sastre experto podía dar unas treinta puntadas por minuto. Pues bien, la primera máquina, lograba doscientas. Esa máquina, que efectuaba una puntada simple de un solo hilo, la fabricó aquel año Barthélemy Thimonnier, un sastre de Lyon.
En Boston el mecánico Elias Howe patentó su máquina de coser en 1846. Esta máquina podía dar 250 puntadas por minuto, pero a un precio muy alto. Dos años después se sorprendió al ver que en las tiendas se vendían máquinas como las suyas por unos 100 dólares. Así que procedió a impugnar las patentes de varios fabricantes, entre ellos, otro mecánico de Boston llamado Isaac Singer.
La máquina de Singer era superior a la de Howe, pero hacía la puntada que este último había patentado. Singer se negó a llegar a un acuerdo amistoso con Howe. A sus abogados les dijo: “Me importa un pito el invento. Lo que yo persigo es el dinero”. Y por si fuera poco, mientras el caso se eternizaba en los tribunales, apareció otro inventor llamado Walter Hunt que había ideado una maquina de coser 11 años antes que Howe.
El juez que se ocupaba del caso decidió que Singer debía compartir el dinero, pero no con Hunt, sino con Howe. Por cada máquina de coser fabricada, Howe recibiría un royaltie. A partir de ahí empezó a cobrar del orden de 40.000 dólares por semana.Haciendo clic sobre la siguiente imagen se puede ver el funcionamiento del mecanismo de la máquina de coser.
La ESA dió a conocer el 17 de junio el resultado del concurso de ideas para experimentos a realizar en el laboratorio europeo Columbus, situado en la ISS. Los experimentos seleccionados serán llevados a cabo por el astronauta Frank De Winne durante el año 2009.
En primer lugar han quedado tres proyectos. “Measuring the mass of an object in a zero gravity environment.“ del profesor griego Theodoros Pierratos del instituto “2nd Lucyum of Echedoros“ de Diavata. “How are cosmonauts weighed?“ del profesor Anicet Cosialls del instituto “IES Les Guindavols“ de Lleida. “How healthy is an astronaut? Check his weight.“ de la profesora belga Mieke Recour del instituto “Onze Lieve Vrouwecollege“ de Ostende.
En segundo lugar han quedado dos proyectos. “Exploring Capillarity and surface tension.“ del profesor belga Jef Luyten del instituto “Rozenberg S.O.“ de Mol. “Capillarity without gravity“ del profesor italiano Luigi Lombardo del instituto “Liceo Scientifico Severi“ de Milán.
En tercer lugar han quedado tres proyectos. “Does it float?“ del profesor italiano Francesco Serafini del instituto “ITIS E. Mattei“ de Urbino. “Archimede's ball“ del profesor italiano David Tosolini del instituto “Immaginario scientifico“ de Trieste. “Would Archimedes shout Eureka! in the ISS?“ del profesor belga Lieve Van Assche del instituto “Mariagaarde Instituut“ de Malle.
En cuarto lugar ha quedado el proyecto “MicroArchimedes: fluids in microgravity, or "The disappearance of Archimedes"“ del profesor italiano Marco Nicolini del instituto “Liceo Scientifico A. Tassoni“ de Modena.
En quinto lugar ha quedado el proyecto “Convection needs gravity.“ del profesor Jaume Riera Codina del instituto “IES Montserrat Roig" de Terrassa.
Hasta aquí los proyectos que se realizarán en la ISS. Los diez proyectos siguientes se han seleccionado pero no se realizarán en la práctica.
En sexto lugar ha quedado el proyecto “Amazing Magnetic Field.“ de Joachim Lerch “Science House“, Rust, Alemania.
En séptimo lugar ha quedado el proyecto “Doing art in space.“ de Antonio Richart “Escola Lestonnac“, Badalona, España.
En octavo lugar ha quedado el proyecto “Soap bubbles.“ de Friederike Hoffmann “Grundschule Auf dem Loh“, Hannover, Alemania.
En noveno lugar han quedado dos proyectos. “Demonstration of Pascal's principle.“ de Francesco Marazzi “Liceo Scientifico E. Stein“, Varese, Italia. “The strength of the water.“ de Dieter Scholz “Grundschule Mitte“, Nördlingen, Alemania.
En décimo lugar ha quedado el proyecto “Influence of gravity on the existence of life.“ de
Laura Camacho “IES Pedro Muñoz Seca“, Cadiz, España.
En onceavo lugar ha quedado el proyecto “Goal.“ de Hubert Baudouin “Scientastic Museum“, Brussels, Bélgica.
En doceavo lugar han quedado dos proyectos. “How does convection works?“ de Nigel Bowen “Endeford Business & Enterprise College“, Wolverhampton, Reino Unido. “Convection without gravity.“ de Jon Tarrant “Hautlieu School“, Jersey, Reino Unido.
En treceavo lugar ha quedado el proyecto “Effect of gravity on the organization of multilayers of immiscible liquids of different densities.“ de Cesar Prado “Colegio de San Francisco de Paula“, Sevilla, España.
En la página Chemistry on the Screen el profesor universitario Chris Magee nos presenta diferentes substancias químicas en el contexto de las películas en las que aparecen.
Se ofrece información sobre el gas nervioso, la nitroglicerina, el jabón, la inyección letal y otros venenos, el óxido nitroso y el suero de la verdad.
En la página de Edheads se puede encontrar un espacio para repasar conceptos sobre máquinas simples.
La maqueta se monta sobre una base de madera aglomerada de 30 x 40 centímetros. Los diferentes elementos (Presionador, reactor, barras de control, barras de combustible, generador de vapor, condensador y tres bombas.) se fabrican a partir de madera contrachapada de 3 milímetros de grosor.
Por encima de estos elementos sobresalen el grupo turboalternador y la torre de refrigeración.
También se ha de situar un portalámparas, con su correspondiente bombilla, un interruptor que pone en marcha la bombilla y el motor y el soporte para la pila.
El conjunto de las barras de control se puede mover dentro del reactor. El extremo de la barra que las mueve acciona el interruptor formado por dos hilos gruesos de cobre. Cuando se sacan fuera del reactor las barras de control se ponen en marcha la bombilla, que simula el funcionamiento del reactor, y el motor que simula el funcionamiento del grupo turboalternador.
Aquí se pueden ver las dimensiones del reactor, sobre el que se monta el portalámparas.
Con una broca de campana se retira el disco central de unos cuadrados de contrachapado de 5 x 5 centímetros. Estos serán los dos elementos de cada una de las tres bombas. En el disco correspondiente al rotor de la bomba se recortan los álabes. Posteriormente se fija con un tornillo de forma que pueda girar.
Dimensiones de las bombas.
En la siguiente fotografía se puede ver como está contruido el interruptor que acciona el extremo del conjunto de las barras de control.
Sobre el eje del motor eléctrico se monta una polea de plástico que simula la turbina de vapor. Frente a ella se ha de situar la pieza que simula la tubería de llegada del vapor.
Vista del motor y del condensador.
En un horno microondas la cocción de los alimentos tiene lugar mediante un fenómeno, que podríamos llamar, de fricción molecular. El roce de unas moléculas con otras genera calor y, por tanto, elevación de la temperatura.
Este proceso se consigue sometiendo a los alimentos a campos electrostáticos alternativos a una frecuencia de alrededor de 2.450 MHz (Dentro de la banda de radiofrecuencia UHF), que corresponde a una longitud de onda de 12 centímetros.
Su funcionamiento lo podríamos comparar con el de un condensador al que se le aplica una tensión alterna (En este caso de R.F.) entre sus dos armaduras, de forma que se pueda colocar, además, el alimento a calentar en el espacio que ocuparía el dieléctrico. Se comprende que en el interior de este hipotético condensador, si colocamos un alimento que contenga moléculas polarizadas (Como las moléculas de agua), éstas quedarán orientadas en la dirección de las armaduras con polaridad invertida. Si al cabo de un cierto tiempo invertimos el campo electroestático (En la práctica 2.450 millones de veces por segundo), también cambiarán de orientación o de dirección las moléculas y con cada cambio habrá un roce intermolecular y, por tanto, el efecto de aumento de temperatura necesario para efectuar la cocción.
La generación de la energía de radiofrecuencia (Microondas) se consigue con un elemento llamado magnetrón. El magnetrón es un diodo termoiónico constituido por un cátodo y un ánodo. El cátodo está situado en el centro del ánodo y emite electrones cuando se aplica tensión a su filamento, dependiendo del modelo, el cátodo puede ser de dos tipos, de caldeo directo o indirecto.
Los electrones poseen carga negativa, lo que significa que su trayectoria será rectilínea del cátodo al ánodo, pues este último va conectado al potencial positivo con referencia al cátodo. Esta diferencia de potencial suele ser en la mayoría de casos de 4 KV (4.000 voltios). En el transformador se consiguen 2.000 voltios y utilizando un conjunto de diodo y condensador se consigue doblar esta tensión para llegar a los 4.000 voltios. Hasta aquí su funcionamiento es similar al de cualquier diodo de válvula. Pero el magnetrón posee un campo magnético dispuesto axíalmente dentro del espacio existente entre cátodo y ánodo, por medio de dos imanes permanentes dispuestos uno en la parte superior y otro en la inferior.
Si se aplica un campo magnético entre el cátodo y el ánodo, los electrones se desplazarán formando casi un ángulo recto con relación a su dirección inicial, resultando una trayectoria circular hasta alcanzar el ánodo. Por otra parte, el ánodo tiene forma cilindrica, y en este cilindro hueco se disponen paredes que dividen el espacio en un cierto número par de cavidades resonantes.
Una cavidad resonante es el equivalente a un circuito resonante formado mediante una bobina y un condensador cuando se trata de conseguir frecuencias relativamente bajas. Cuando se requieren frecuencias muy altas, como es este caso, se utilizan estas cavidades resonantes. La constitución física de la cavidad resonante adaptada al funcionamiento de un magnetrón, es una cavidad cilindrica, o bien de otra forma, con una rendija que tiene una cierta separación. La separación que tenga la rendija de una cavidad determina la capacidad (C) y el volumen de la cavidad la inductancia (L). Estos dos valores L y C son extremadamente pequeños y, por tanto, su frecuencia de resonancia resulta ser muy alta.
Como se ha índicado los electrones en su camino hacia el ánodo siguen una trayectoria circular, prácticamente en espiral, por lo que al alcanzar las proximidades del ánodo, los electrones pasarán por delante de las rendijas de las cavidades dispuestas en posición circular a una velocidad cercana a la mitad de la velocidad de la luz. Considerando la función de una de estas cavidades por separado, en un primer instante un electrón se acercará a una de las caras de una de las cavidades y acto seguido se alejará acercándose a otra, esto irá induciendo corrientes alternas en el ánodo cuya frecuencia dependerá del dimensionado de las cavidades y de la velocidad relativa del haz electrónico.
En el ánodo va conectado un electrodo auxiliar denominado antena, el cual emite la radiación electromagnética que se dirige hacia la guía de ondas que, a su vez, la envía hacia la cavidad del horno, después de rebotar en las aspas de aluminio de una especie de ventilador denominado agitador. La función del agitador es la de distribuir las microondas de una manera uniforme en el interior del horno.
De los 1.200 watios de potencia eléctrica que puede tener un horno microondas, tan sólo la mitad, es decir, unos 600 watios son convertidos en energía electromagnética. El resto se disipa en forma de calor.
Los materiales cerámicos de naturaleza dieléctrica (aislantes eléctricos) son transparentes a las microondas a temperatura ambiente, pero por encima de una temperatura crítica, estos materiales comienzan a absorber la misma de manera más eficiente.
Al usar un horno microondas se han de tener en cuenta una serie de precauciones. Se ha de dejar espacio entre la parte trasera y los laterales para que circule el aire y se refrigere convenientemente. Se debe mantener alejado el microondas de aparatos de radio y TV. Se ha de asegurar el cierre de la puerta y no permitir que funcione con ella abierta. No se ha de hacer funcionar el microondas sin ningún elemento absorbente de la energía en su interior, es decir, sin nada para calentar. No se han de introducir elementos metálicos en el interior del horno.
Hace unos meses me encontré tirados en la calle los restos de un horno microondas. Hoy he encontrado el momento para abrir el magnetrón y hacerle unas fotografías. Como vemos se trata de un modelo de la empresa japonesa Panasonic.
El magnetrón es el elemento del horno que produce las microondas. Tiene dos terminales “Faston“ para conectarlo eléctricamente, cuatro tornillos para fijarlo a la estructura del horno, seis aletas refrigeradoras, dos imanes de disco y una antena para la emisión de las microondas.
Los números uno y dos son los imanes de ferrita. En medio de ellos se coloca la cavidad de radiofrecuencia. El número tres es el conector con los dos terminales “Faston“. El número cuatro indica las aletas de refrigeración, el número cinco uno de los cuatro espárragos de sujección y el número seis el lugar por donde salen las ondas.
A continuación se puede ver una vista lateral de las aletas refrigeradoras.
Para la salida de las ondas hay dispuesto un agujero hexagonal en el capuchón de acero inoxidable que recubre la antena.
Otra vista lateral de los imanes y las aletas refrigeradoras.
En la base del capuchón que recubre la antena existe una esponjilla tejida con hilo de latón.
Una vez retirada la esponjilla, la base de la cubierta de la antena queda de esta manera.
Al retirar la cubierta de chapa galvanizada sobre la que se haya fijada la etiqueta de Panasonic, se descubren las conexiones, hechas de dos hilos gruesos de cobre, entre los terminales Faston y el cañón de electrones. En medio se han situado dos autoinducciones con nucleo de ferrita.
Con la ayuda de la amoladora empezamos a desmontar por el otro extremo. Se eliminan los cuatro engarces de chapa que sujetan la base con los espárragos y se retira ésta. A continuación se puede retirar el primer imán.
El número 1 indica el conector con los dos terminales “Faston“, el número 2 la base de chapa con sus cuatro espárragos, el número 3 la cavidad de radiofrecuencia, el número 4 la cubierta de la antena, el número 5 el imán y el número 6 la primera aleta refrigeradora.
Si cortamos los dos cables de cobre que unen las dos autoinducciones al cañón de electrones podemos retirar el conjunto de la cavidad de radiofrecuencia con las aletas de refrigeración.
El número 1 es la carcasa de hierro galvanizado, el número 2 el imán interior, el número 3 la base con sus correspondientes espárragos y el número 4 la caja que contiene las autoinducciones y el conector elèctrico.
Una vez retirado el imán interior queda la carcasa limpia. El número 1 es la carcasa, el número 2 el orificio a través del cual pasa el extremo del cañón de electrones y los números 3 y 4 los dos imanes. Estos imanes cuando están montados tienen sus polos enfrentados opuestos.
Vista de conjunto de la cavidad de radiofrecuencia con sus seis aletas de refrigeración.
El número 1 es una de estas aletas, el número 2 la cavidad de radiofrecuencia, el número 3 el aislante cerámico del extremo del cañon de electrones, el número 4 el capuchón de acero inoxidable de la antena y el número 5 el aislante cerámico del extremo de la misma.
En esta otra vista del mismo conjunto el número 1 es el extremo del cañón de electrones, con sus dos cables de conexión y el número 2 la cavidad de radiofrecuencia.
Con unos alicates retiramos el capuchón de acero inoxidable de la antena, dejando al descubierto otro capuchón de cobre que encaja en el aislante cerámico y está aplastado por el extremo. En esta zona aplastada se une la varilla de antena que está en el interior. Tiene esta disposición aplastada para sellar el interior de la cavidad de radiofrecuencia, en la que se ha hecho el vacío, durante el proceso de fabricación.
El número 1 es el capuchón de cobre aplastado, el número 2 el aislante cerámico y el número 3 el cuello del capuchón de cobre que encaja en el aislante cerámico.
Aquí se puede ver el interior del capuchón de acero inoxidable que recubre la antena. Los números 1 indican la zona que queda encajada en el cuello del capuchón de cobre.
Vista de una de las aletas de refrigeración, montada a presión sobre el cuerpo de la cavidad de radiofrecuencia. Las aletas de refrigeración están fabricadas con chapa de aluminio.
Con unos alicates hemos retorcido y arrancado el extremo del capuchón de cobre de la antena. Al hacerlo se ha oido el silbido de un escape de gas. De hecho lo que se ha oido ha sido el aire al entrar en el interior de la cavidad de radiofrecuencia, en la que hasta ese momento estaba hecho el vacío. El número 1 indica la zona que se ha separado. El extremo del capuchón de cobre aún permanece unido a la varilla interior de la antena.
Conjunto de la cavidad de radiofrecuencia. El número 1 es el extremo de la antena, el número 2 el aislante cerámico, el número 3 la cavidad de radiofrecuencia y el número 4 el aislante del cañón de electrones.
Con una sierra para metal hemos cortado el cuello de chapa de acero inoxidable del lado de la antena. El número 1 corresponde al extremo del cañón de electrones que se encuentra encajado en el eje de la cavidad de radiofrecuencia, el número 2 es el extremo de esta cavidad construida con cobre muy pulido, el número 3 es la varilla de cobre de la antena también pulida como si fuese un espejo, el número 4 es el aislante de porcelana y el número 5 el extremo aplastado del capuchón exterior de la antena. Para poder desmontar esta zona hemos tenido que cortar con unos alicates el extremo de la varilla de la antena para separarla del capuchón exterior.
Con la sierra para metales cortamos el cuello de acero inoxidable del extremo del cañón de electrones y sacamos este. El número 1 es el aislante cerámico, el número 2 la pared lateral de la cavidad de radiofrecuencia, el número 3 el filamento en espiral del cañón de electrones y el número 4 la cavidad de radiofrecuencia con sus aletas interiores.
Aquí se puede ver en detalle el cañón de electrones. El número 1 es el disco del extremo del filamento, que está unido a la barra central de conexión, el número 2 es el filamento de titanio recubierto de óxidos de bario y estroncio, que favorecen la emisión de electrones, el número 3 el otro disco de conexión del filamento, los números 4 y 5 las varillas de titanio que sostienen y conectan el filamento y el número 6 el aislante cerámico. Los elementos que sujetan el filamento también tienen un brillo de espejo.
Aquí podemos ver otra vista del cañón de electrones. Se puede ver como la varilla central pasa, holgadamente, por el centro del disco que conecta el filamento.
Mediante la sierra para metales hemos cortado la tapa de cobre de la cavidad de radiofrecuencia por el extremo correspondiente a la antena.
En la siguiente fotografía se muestran los diferentes elementos que forman la cavidad de radiofrecuencia dispuestos en orden. El número 1 es el aislante cerámico, el número 2 el filamento del cañón de electrones, el número 3 la cavidad de radiofrecuencia propiamente dicha, el número 4 la tapa de esta cavidad, el número 5 el extremo que cubre la antena con su aislante cerámico, el número 6 el extremo aplastado del capuchón de cobre y el número 7 el capuchón de acero inoxidable.
Vista de la cavidad de radiofrecuencia abierta. Está tan pulida como si la hubiesen terminado de fabricar ahora mismo. Parece fabricada por medio de técnicas de microfusión. Los extremos de las paredes de las cavidades están unidos mediante dos anillos de cobre soldados.
El número 1 es el filamento del cañón de electrones, el número 2 la varilla de cobre de la antena, el número 3 una de las cavidades, el número 4 los dos anillos de cobre que unen las paredes de las cavidades y el número 5 la tapa de la cavidad de radiofrecuencia.
Vista de cerca de la cavidad de radiofrecuencia. Uno de los anillos de cobre se ha roto al intentar retirarlo, ya que están firmemente soldados al resto.
Vista del interior de las paredes de las cavidades de radiofrecuencia. En ese espacio queda encajado el filamento del cañón de electrones.
Vista de la tapa de la cavidad de radiofrecuencia fabricada en cobre pulido. Sobre esta tapa de cobre se encaja a presión una cubierta de acero que sujeta el resto de elementos. El número 1 es el agujero de paso de la varilla de la antena.