Un equipo de investigadores de la Universidad de Tokio ha descubierto un importante depósito de tierras raras en el fondo del Océano Pacífico. Las tierras raras son un elemento de gran importancia, ya que se usan en la fabricación de gran cantidad de materiales necesarios para los aparatos eléctricos y electrónicos.
Éste yacimiento se concentra en 78 localizaciones diferentes, comprendidas en torno a Hawai y Tahití a profundidades que oscilan entre los 3.500 y los 6.000 metros. En total, la zona estudiada abarcaría 8,8 millones de kilómetros cuadrados.
Según Yashukiro Kato, líder del equipo que ha llevado a cabo el descubrimiento publicado en Nature Geoscience, un área de un kilómetro cuadrado en uno de los sitios de muestreo puede proporcionar una quinta parte del consumo mundial anual de esta clase de elementos. El total del yacimiento podría llegar a ser equivalente a varias miles de veces las reservas actuales de tierras raras.
Los descubridores esperan poder extraer los minerales del fondo oceánico de forma económica. Según Kato, el proceso de extracción consistiría en subir el barro del fondo oceánico a unos barcos y someterlo ahí a un proceso de lixiviación ácida simple, un proceso rápido que usa ácidos para separar los minerales raros del resto del lodo.
El hallazgo se ha realizado en aguas internacionales, y por tanto la explotación de estos minerales ha de ser aprobada por la Autoridad Internacional de Fondos Marinos, organismo dependiente de Naciones Unidas.
La explotación de éste yacimiento podría suponer una importante diversificación del mercado mundial de tierras raras. Japón necesita, para su industria, un tercio de la demanda mundial de este tipo de materiales.
Las tierras raras forman parte del grupo de elementos químicos conocidos como lantánidos, (Lantano, Cerio, Praseodimio, Neodimio, Prometio, Samario, Europio, Gadolinio, Terbio, Disprosio, Holmio, Erbio, Tulio, Iterbio y Lutecio) y a los que se asocian el Itrio y el Escandio.
El europio, por ejemplo, se utiliza en pantallas planas de ordenadores y televisiones, usos para los que no se le conoce aún sustituto. También sirve para controlar neutrones en experimentos de Física avanzada, como la simulación del Big Bang. Actualmente, su precio es de 466 euros, casi un 33% más que hace seis meses. El 99,9% de su producción mundial sale de China. Sin el samario y el terbio serían imposibles los láseres y las lámparas fluorescentes de alta eficacia. Sin el prometio y el lutecio, la energía nuclear no dispondría de materiales para las centrales de última generación. El neodimio es fundamental para fabricar los imanes necesarios para los motores eléctricos compactos que se colocan en los vehículos eléctricos e híbridos. Las tierras raras se encuentran en láseres, télefonos móviles y pantallas de cristal líquido, así como en el Iphone o las tabletas táctiles. Los paneles solares y las turbinas eólicas también utilizan disprosio, europio y terbio. Otras tierras raras se utilizan en catalizadores para el refinado del petróleo. En el campo militar, las utilizan los misiles de crucero, los proyectiles teledirigidos, los radares y los blindajes.
En el mercado internacional China es el principal productor de estos metales con más de un 90% de la producción mundial. En los últimos años ha restringido el comercio de sus materiales, lo que ha provocado un considerable aumento de precio.
Los yacimientos de tierras raras abundan en todo el planeta. Por ejemplo, el cerio, el itrio y el neodimio son más abundantes que el plomo. De tulio (El más escaso del grupo) hay más vetas que de oro y platino. Sin embargo, aparecen muy mezclados con otros minerales, lo que complica su obtención en estado puro. Esto hizo que no se utilizaran para casi nada hasta el siglo XX y que, por eso, se bautizaran como raros. Su composición química es inestable por lo que, al entrar en contacto con el oxígeno del aire, pueden convertirse en polvo en pocos días. Sus propiedades físicas y químicas varían también mucho cuando presentan impurezas. Esas características son las que provocan que su producción sea muy complicada, costosa y, en muchos casos, arriesgada, ya que casi siempre aparecen mezclados con el torio, un material radioactivo.
La demanda mundial de tierras raras crece anualmente en más del 10%. En una década ha pasado de 40.000 a 120.000 toneladas anuales. La industria estadounidense, japonesa y europea dependen de ellas. En el caso de Toyota, esta sola empresa necesita 10.000 toneladas de tierras raras al año para fabricar las baterías de los coches híbridos.
Los estudios del profesor chino Xu Guanxian fueron decisivos cuando en 1987 creo el primer laboratorio chino consagrado a la química aplicada a los elementos y componentes de las tierras raras. Entre 1978 y 1989 la producción china aumentó en un 40% por año y desde entonces supera de largo la escasa producción estadounidense que va disminuyendo. China adquirió el liderazgo por varios factores, en primer lugar por sus estudios y también por la extensión de sus enormes yacimientos en Mongolia. En 2010 el 97% de la extracción de metales de tierras raras son chinas.
No siempre fue así. EEUU fue durante mucho tiempo el líder en la producción de tierras raras, gracias a la mina de Mountain Pass, en el remoto desierto que forma la frontera de California con Nevada. Pero en los noventa, debido en buena medida a la competencia china y a problemas medioambientales, EEUU cerró esa explotación. Ahora, Washington va a reabrirla. La mina fue propiedad del gigante petrolero Chevron, que la vendió a Molycorp.
China y Rusia concentraban hasta ahora la mayoría de las reservas mundiales de tierras raras, hasta 110 millones de toneladas, según un estudio geológico de Estados Unidos.
Pekín es muy consciente de la naturaleza estratégica de este sector y por ello en los últimos tiempos ha dado pasos determinados para fortalecer su posición en el sector. El último de ellos consistió en un acuerdo de cooperación entre las dos principales empresas chinas del sector, Rising Nonferrous Metals Share Co. Ltd. y Baotou Steel Rare-Earth Group, que buscarán cooperar en materia de capital, proceso, tecnología y estabilidad del mercado.
China está incrementando sus reservas estratégicas de tierras raras, en un esfuerzo que podría darle a Pekín un creciente poder para influir en los precios y la oferta en un sector que ya domina. Los informes indican que las instalaciones de almacenamiento construidas en la provincia china de Mongolia Interior pueden albergar más de las 39.813 toneladas que el país exportó el año pasado. El Servicio Geológico de Estados Unidos estimó recientemente que el gigante asiático posee aproximadamente la mitad de los 110 millones de toneladas de depósitos de tierras raras del mundo.
La extracción en Estados Unidos y otros lugares cayó hace algunos años, en parte debido a preocupaciones ambientales. Sin embargo, la australiana Lynas Corp. y la estadounidense Molycorp Inc. están incrementando su producción. Pero el desarrollo de nuevas minas puede llevar décadas y el procesamiento de los elementos de tierras raras seguirá concentrado en China por años.
Las agencias del gobierno chino manejan otras reservas de materias primas, como el cobre y el maíz. Muchos gobiernos de todo el mundo acumulan reservas similares para enfrentarse a una escasez temporal, por ejemplo acumulando existencias de granos en un año de sequía. EE.UU. administra una Reserva Estratégica de Petróleo, pero desde 1994 ha reducido la acumulación de existencias de varios materiales que tenía desde la época de la Segunda Guerra Mundial.
Desde hace pocos años, China ha aumentado el número de recursos naturales que mantiene en reserva. Por ejemplo, cuando los precios del aluminio subieron a comienzos de noviembre, la Oficina de Reservas del Estado frenó el alza sacando al mercado más de 200.000 toneladas de aluminio a un precio un 7% inferior al que estaba vigente en la Bolsa de Futuros de Shanghai. Por otra parte, la falta de claridad de China respecto a cómo administra sus reservas estratégicas de petróleo ha sacudido a veces los mercados globales de crudo.
La acumulación de reservas en China, bajo la dirección del Ministerio de Tierras y Recursos, comenzó con un proyecto piloto hace casi un año en la región minera de Baotou en Mongolia Interior. Se han construido al menos 10 instalaciones de almacenamiento que son administradas por el productor de metales de tierras raras más grande del mundo: Baotou Steel Rare-Earth Hi Tech Co.
La decisión de acumular reservas se produce en momentos en que el suministro de China de metales de tierras raras al resto del mundo ya se está reduciendo a pesar de la creciente demanda de los elementos, que tienen valor industrial y militar estratégico en productos como gafas de visión nocturna y aerogeneradores. Las exportaciones chinas de metales de tierras raras cayeron un 9,3% el año pasado.
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