sábado, 9 de septiembre de 2017

El Triauto Sanchis de 1905


En el número del 15 de enero de 1906 de la revista La ilustración española y americana aparece esta descripción del Salón del automóvil de París, en donde se había presentado el Triauto Sanchís.

Entre la voiturette y la motocicleta, se ha presentado un modelo que ha sido un verdadero triunfo para el autor: triunfo legítimo que LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA registra con verdadera alegría, por tratarse de un ingeniero español, á quien el Gobierno francés acaba de otorgar el ingreso en la Legión do Honor. El Tri-car E. S. T. ó Triauto Sanchís, ha llenado realmente un vacío, pues ha puesto, al fin, el automovilismo práctico al alcance de todas las fortunas.


El TRÍAUTO SANCHÍS permite, mediante un gasto mínimo, la adquisición, la conservación, el empleo de un vehículo automóvil, rápido, cómodo, que no exige para montarlo traje especial, sobre el que se pueden recorrer grandes distancias y llegar al fin del viaje completamente limpios y no fatigados.

El precio neto del bastidor, en orden de marcha, es de l.600 francos, si se trata del Triauto-Sanchis, con una plaza, y de 2.000 francos, si del Quadri-Auto-Sanchis, con dos plazas.


El ingeniero D. Enrique Sanchis, es en París el jefe de la Expedición obrera al Extranjero. El ejemplo que ha dado á sus dirigidos haciendo que el nombre de España figure dignamente en esta Exposición trascendental, es de los más felices, y ese éxito del jefe significa para los pensionados, que cuando la iniciativa de D. Rafael Gasset creó esta expedición, que más tarde tuvo el acierto de sostener poderosamente el Conde de Romanones, no fué para dar prebendas á protegidos, sino para facilitar á la inteligencia y á la actividad españolas los medios de desplegar sus alas ampliamente allende la frontera, par a volver después á la madre patria con conocimientos y con iniciativas de que ha de beneficiar la industria española. Gracias á los desvelos de Enrique Sanchis, España ha entrado en las filas de las falanges automovilistas, que tan hermoso porvenir tienen ante su actividad; gracias al joven ingeniero, ilustrado y emprendedor, varios obreros españoles están hoy iniciados en la construcción de vehículos automóviles. ¿Se sabrá apreciar en España la significación y la importancia
de esto, y se sabrá sacar el partido á que se prestan tales circunstancias?

Un síntoma favorable creo ver al señalar la atención que los españoles han puesto aquí en un español; este rasgo plausible, de una novedad innegable, merece que registremos en estas columnas los nombres de los compatriotas que han ido al stand de Sanchis á felicitar á un compatriota.

El Embajador do España—¡cómo no! —y la graciosa Marquesa del Muni, los Duques de Santo Mauro, el Marqués de la Mina, la Marquesa de Ángulo, el Conde de Peñalver y D. Ignacio Peñalver, la Marquesa de Vistabella, los señores Ibarra , Fernández Duro, Escala, Riaño, León y Castillo (hijo), Quillones de León, Santamaría, Dóriga, Brochetón, etc., etc.

Yo me asocio desde estas columnas á las felicitaciones que todo ese ilustre núcleo ha presentado á Enrique Sanchis en el stand del Tricar E. S. T.

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