lunes, 11 de noviembre de 2024

La minería en León en 1920, EL MUNDO

El Mundo, 14 de septiembre de 1920

Minas de Dionisio González 

OFICINA CENTRAL EN LEON, 

Don Dionisio González, tiene una personalidad tan conocida y tan prestigiosa en el mundo de los negocios mineros, que esto nos releva de hacer una detallada narración de cuanto significa y vale. Con decir que la producción mínima anual de sus minas se eleva a 100.000 toneladas basta para comprender la importancia de sus explotaciones, pero no hemos creído que al hablar de la cuenca carbonífera de la provincia de León debíamos olvidar la personalidad meritísima del señor González y por esto, y subyugados por la curiosidad que nos inspiraba el conocer unas minas de las que se extrae esta considerable cantidad de combustible, nos encaminamos al domicilio de D. Dionisio González deseosos de enterarnos verbalmente de algunos detalles que pudieran completar nuestra información.


VISTA PARCIAL DE LAS INSTALACIONES DE LA MINA «CARMONDA»
El coto de la Carmonda (Matallana) y el de Caboalles (Villablino) son importantísimos y sus carbones de una calidad inmejorable, garantizándose siempre las ventas a base de las características que se anuncian, pues al Sr. González le gusta dejar siempre muy alto el prestigio de sus negocios. Consumen estos carbones las Compañías de ferrocarriles Norte, M. C. P., M. Z. V., M. Z. A. y otras, y diferentes Empresas, entre ellas la Compañía General de Carbones, varias flotas pesqueras. Azucarera del Ebro, Agrícola Industrial Navarra, Azucarera del Gállego y otros varios clientes importantes, que en todo momento informarán sobre su buena calidad y resultado, ya que siguen adquiriéndolos en su mayoría, porque se suministran igual, tanto en las anormales circunstancias como en las actuales, porque esta casa nunca vendió escombreras ni tierra por carbón, causas que han motivado en otras casas su desprestigio y el de la parte sana de nuestra producción nacional, que puede competir siempre con la inglesa. El Sr. González ha tenido que luchar con grandes obstáculos en el desarrollo de su industria, pero ha sabido vencerlos a fuerza de constancia y energía. Actualmente los citados cotos de Caboalles y de La Carmonda, situados en término de Villablino y Matallana constituyen unos de los veneros más ricos de la cuenca minera leonesa.


DON DIONISIO GONZALEZ propietario de los cotos de la «Carmonda» y «Caboalles». 

Tiene el Sr. González depósitos de su propiedad en los puertos de Vigo y Coruña y en Ponferrada posee una magnífica fábrica de aglomerados (briqueta y ovoide) una de las mejores de su clase. Los carbones que se extraen del coto de La Carmonda sólo dan cenizas en una proporción de 16 por 100 como máximum y materias volátiles en una proporción de 25 por 100, y los del coto de Caboalles dan cenizas en una proporción de 12 por 100 como máximum y la misma proporción que los de La Carmonda en cuanto a materias volátiles. Estos datos dan exacta cuenta de la buena calidad de estos carbones, explicándose así la enorme demanda que de ellos se hace. La importancia de los negocios del señor González es tanta, que las exigencias de los mismos le obligan a tener cuenta corriente en los Bancos de España de León y Coruña y en los Bancos Mercantil y Herrero, de León.

Mucho más podríamos decir de la importancia de las explotaciones del Sr. González, pero son tan conocidas que lo consideramos innecesario.

Don Dionisio González no es, por otra parte, un minero improvisado, sino que desde hace muchos años viene dedicándose, con éxito creciente, a esta clase de negocios. Luchador infatigable, no debe a la suerte ni al esfuerzo ajeno su posición actual, sino que se ha abierto su propio camino con el esfuerzo propio. Es uno de esos hombres que, con el ejemplo de su vida, nos dan estimulantes lecciones de voluntad y nos hacen ver prácticamente hasta dónde puede conducir una noble ambición, que todo lo fía al trabajo y a la seriedad en los negocios emprendidos con alto espíritu de miras y con el deseo de labrar al mismo tiempo que el bienestar de los suyos el de los demás, facilitando a centenares de trabajadores tarea bien remunerada con que atender a las necesidades de sus hogares. Este minero leonés ha sido uno de los factores más principales del desarrollo de la minería en León, como creemos queda demostrado con las líneas que anteceden. Su nombre perdurará siempre en nuestra memoria como un ejemplo de laboriosidad y honradez.
R. R.

LOS PEQUEÑOS MINEROS

Muchas veces hemos pensado en la preocupación honda del hombre, que teniendo una Empresa en marcha, no sepa quien ha de continuar su obra cuando él deje de existir. El temor de que la obra emprendida con tanto amor pase a manos extrañas, que han de olvidar pronto a su iniciador, constituirá, sin duda, un motivo de malestar para los grandes hombres de negocios que no hayan tenido la suerte de crearse una familia, y con ella, la esperanza de que sus esfuerzos serán continuados por personas
queridas. 

Uno de los días que visitamos a D. Dionisio González en su domicilio de León, nos llamó la atención un grupo formado por tres niños. Vivarachos, con ojos remedadores de una clara inteligencia; al saber después que eran hijos del Sr. González, pensamos: he aquí un hombre feliz que ha hecho una gran obra que puede tener continuadores que no olvidarán jamás al fundador. Estos niños ¿sentirán pronto el afán de los negocios? Educados en una atmósfera en que la actividad se respira como el oxígeno, educados en el ejemplo de una vida dedicada al trabajo, habiendo pasado sus primeros años junto a las minas pródigas, nuestros amiguitos han de sentir una honda simpatía, ahora para ellos inexplicable, hacia este género de empresas. Sus primeros juegos de la infancia han tenido como escenario el terreno en que se
hallan enclavadas las más importantes minas de la provincia; las primeras manifestaciones del trabajo que a sus ojos aparecieron con la minería se relacionaban; todas las preocupaciones familiares que han podido percibir en sus cortos años tenían el mismo carácter.

LOS NIÑOS DIONISIO, ANGEL Y EMILIO, HIJOS DE DON DIONISIO GONZALEZ

Estos pequeños mineros han de sentir una inclinación invencible hacia el mundo agitado de los negocios. La herencia psicológica familiar es una herencia de actividad incansable. Como el niño que en brazos de su padre guerrero quiere ya coger la espada, estos futuros capitanes de la industria sueñan ya, sin darse cuenta, en las jornadas del futuro, en que la gloria es la satisfacción de haber engrandecido la riqueza nacional al mismo tiempo que el caudal propio.

Pequeños mineros: si aprendéis las lecciones de la experiencia paterna, ¡ qué empresas silenciosas y fecundas podréis realizar ! En vuestras manos estará algún día la dirección de una gran obra; continuadores de una empresa para vosotros santa, llena de recuerdos y de devociones familiares, el ejercicio duro de los negocios perderá para vosotros todo carácter groseramente materialista, elevándose a formas más altas.

Vuestra empresa tendrá aquel don maravilloso de la continuidad que hace las obras perfectas. El mundo de los negocios es, en muchos aspectos, bajo y grosero, porque no hay fe entre sus hombres de empresa, quienes lo sean por tradición, sino que van al negocio por la mera conquista de la riqueza, sin buscar más que esto, y sin comprender que el ejercicio de los negocios pueda ennoblecerse y crear algo más que riqueza; esto es: tipos de hombres que no sean como los hombres de ahora, que no ven en la riqueza más que el medio de satisfacer bajos apetitos.

Hay que crear una aristocracia industrial; de ella serán figuras preeminentes en su día estos pequeños mineros que hoy asoman a las páginas de EL MUNDO sus caritas curiosas que todo lo miran sorprendidos, porque apenas si han empezado a vivir.

Antonio Allende y Compañía

No habían de faltar en esta información para que resultara todo lo completa que nos habíamos propuesto las minas de que nos vamos a ocupar en el presente artículo, pertenecientes a la Sociedad denominada Antonio Allende y Compañía. En Boñar están situadas las minas de referencia, y a este pintoresco y animado pueblecillo de la sierra de León hubimos de encaminarnos para tomar sobre el terreno aquellos datos que hubieran de servirnos para hacer esta información todo lo exacta a que estamos obligados en gracia a la veracidad de cuanto de ellas hemos de escribir. Es Boñar una villa situada a orillas del Porma, en la carretera de León a Ribadesella. Su terreno es montañoso, pero está fertilizado por el río que lleva el mismo nombre y el de Curueño o Boñar. Al Ayuntamiento de esta villa están agregados los lugares de Adrados, Barrio de las Ollas, Las Bodas, Cerecedo, Colle, Felechas, Grandoso, Llama de Colle, Oville, Valdecastillo, La Vega, Veneros, Vozmediano y Voznuevo. Boñar, como tantos otros pueblos de la provincia de León, ha sufrido en pocos años una transformación prodigiosa. Pueblo dedicado no hace mucho a la agricultura y a la ganadería, ha saltado de improviso de la tranquilidad eglógica a la febril actividad industrial. Ha sido ciertamente maravillosa la capacidad de adaptación de los leoneses de la montaña, que con su inteligencia privilegiada y su gran laboriosidad se han capacitado rápidamente para las tareas de la minería. Por otra parte, los patronos leoneses han sabido darse cuenta de las circunstancias, contribuyendo con su tacto exquisito a que las explotaciones se realicen sin grandes contratiempos. 

El hecho de que las luchas sociales no presenten en la comarca leonesa el tono de violencia que en otras partes habla muy alto del carácter de los directores de las industrias mineras de León y de su amor a los trabajadores. Pertenece al partido judicial de La Vecilla y tiene una población de cerca de 4.000 habitantes, que se dedican, aparte de la minería, a la cría de ganados y al cultivo de cereales, lino, patatas, legumbres, frutas y hortalizas. Es, pues, como habrá observado el lector, un pueblecillo laborioso que ha progresado merced a esta condición de sus habitantes y al incremento y desarrollo que en su término ha tomado la minería. Y una de las entidades que quizá haya contribuido más a este desarrollo es precisamente esta, de que nos ocupamos, de D. Antonio Allende y Compañía. 

Tres son las minas que esta Sociedad tiene en explotación en la actualidad, y se distinguen con los nombres de «Herminia», «Fortuna» y «Unión». De su riqueza nada hemos de decir, pues sólo consignando que su producción se eleva a 10.000 toneladas queda hecho el mejor elogio de la explotación. Pero no es esto lo que pudieran producir estas minas, sino una cantidad considerablemente mayor; pero la falta de transportes, de que tanto nos venimos lamentando en estas informaciones, hace que se pierdan cantidades considerables de combustible. 

El carbón que estas minas producen es graso, y cada una de ellas tiene cuatro capas de 0,80 a 1,50 metros de espesor, y en total ocupan una extensión aproximada de 55 hectáreas. La Sociedad Antonio Allende y Compañía tiene en estudio para llevarlo a la práctica dentro de la mayor brevedad posible un proyecto de tranvía aéreo de tres kilómetros de recorrido, que servirá para hacer el transporte desde las minas a la estación del ferrocarril de Boñar. Así demuestra esta Sociedad su noble afán de dar cada día mayor amplitud a sus negocios. El número total de obreros que trabajan en estas explotaciones es sólo de ciento por las deficiencias antes indicadas de los transportes, pues de otra manera, dada la riqueza de los yacimientos y el impulso que a la explotación de la Sociedad Antonio Allende y Compañía seguramente habría tarea para un número muchísimo más crecido de trabajadores. 

Esta misma importante entidad posee otra mina, hoy en preparación, que ocupa una extensión de más de 1.200 hectáreas. Está situada en La Vecilla y tiene un pozo plano de 80 metros lineales, y por reconocer, una cuenca que según los técnicos especializados en estas cuestiones es de gran importancia. Esta cuenca está situada entre los ríos Curueño y Porma. En ella tiene instalado la Sociedad un torno con dos calderas de 45 caballos, y está situada a un kilómetro de la estación férrea de La Vecilla. 

Para esta cuenca también se proyecta la instalación de un tranvía eléctrico, y trabajan en la actualidad unos 60 obreros. La producción se eleva a 4.000 toneladas. 

Figura como gerente de esta importa Sociedad D. Antonio Allende Sánchez, ayudante facultativo de Minas, hombre expertísimo en estos negocios, a los que viene dedicándose desde hace muchos años y de inteligencia privilegiada para el desarrollo de los vastos planes que la Empresa tiene en proyecto. 

Tiene bien acreditada el Sr. Allende su competencia, pues desde ha largo tiempo viene estudiando las cuencas mineras de la provincia de León y conoce perfectamente el desarrollo seguido por la industria minera en dicha provincia, así como las necesidades del mercado nacional. Durante diez y ocho años fue el señor Allende director de las importantes minas de Sabero, dedicándose después a la explotación de las de su propiedad. El Sr. Allende, además de los relevantes méritos que quedan mencionados, tiene el don de la simpatía, y ha llegado a alcanzar tal prestigio entre los vecinos de Boñar, que en la actualidad desempeña con el beneplácito de todos, por elección popular, el cargo de alcalde de su Ayuntamiento, cargo que se le confió tan pronto como tomó posesión de la concejalía y en el que el vecindario le dio una prueba palpable de su confianza y del afecto con que justamente le distingue. 

El Sr. Allende, que es un alcalde ejemplar, se cuida con celo jamás superado de todas las necesidades municipales y muy especial cuidado de que sean atendidas de una manera perfecta, teniendo proyectos importantes que afectan al mejoramiento la villa. Pero a lo que dedica preferente atención dentro de la Alcaldía de su presidencia es a aquello que pueda redundar en beneficio de la higiene y de la salubridad públicas y a cuanto se relaciona con los servicios sanitarios y de beneficencia, pues el señor Allende no olvida en ningún momento que es un alcalde popular.

Cuida muy especialmente de reforzar los capítulos de ingresos del presupuesto para dotar cumplidamente todas las atenciones municipales, y pone también singular cuidado en que los gastos no excedan de aquéllos, evitando todo gasto superfluo, pero no regateando nada de lo necesario. 

A la mina de «La Villa» dedica preferente atención el Sr. Allende, pues los estudios previos que de ella se han hecho hacen concebir esperanzas muy halagüeñas respecto a su riqueza, Claro es que la tarea que realiza el señor Allende es verdaderamente penosa; pero sus condiciones de inteligencia y su laboriosidad infatigable vencerá, como siempre, los obstáculos que se opongan al desenvolvimiento de sus proyectos, alcanzando al final el éxito que en todos sus negocios ha obtenido. 

La importante zona minera de La Vecilla se verá acreditada dentro de poco en esta nueva explotación, de la que, a juzgar por los estudios hechos, se obtendrá un carbón de calidad excelente. Es de desear que tengan el más rápido término posible estos trabajos, pues las necesidades del mercado nacional reclaman como precisa la contribución de nuevas explotaciones que cooperen a hacer cada vez menos necesaria la demanda del combustible extranjero para nuestras industrias nacionales. Por eso es obra altamente patriótica la que realiza la Sociedad Antonio Allende y Compañía poniendo en explotación nuevos veneros, y por ello merece plácemes sinceros, que nosotros nos complacemos en tributarle públicamente. Cuando presenciamos estos ejemplos de laboriosidad sentimos que nuestra fe en el porvenir de España se acrecienta y nos sentimos sumamente fortalecidos.

Compañía minera Anglo-Hispana,

Debemos empezar esta información dedicando un recuerdo a D. Elías Miguélez, director de la Compañía minera Anglo-Hispana, de Matallana, que en nuestra visita a la explotación tuvo para nosotros atenciones sin límites, facilitándonos todo género de datos y haciendo, en suma, nuestra excursión agradable por todos conceptos.

La Compañía Anglo Hispana, de Matallana, es una de las más importantes empresas mineras de la provincia de León y tiene su domicilio social en Bilbao. Cuenta con unas 2.300 hectáreas de superficie, las cuales se hallan enclavadas en las dos estribaciones de altas montañas, sirviéndolas de línea divisoria, que casi las separa por igual, el río Torío, en las ricas zonas carboníferas de Matallana y Orzonaga, a dos kilómetros de la estación de Matallana, con ramal de ferrocarril propio hasta dicha estación y en una posición que le permite llegar a sus mismas instalaciones.

Dentro de sus pertenencias cuenta con un número muy elevado de capas de carbón, en su generalidad semigrasos. Coquizan la mayoría de ellos, produciendo un cok metalúrgico que se distingue aun entre los extranjeros por su mucha consistencia, ventaja muy digna de tenerse en cuenta para emplearlo en los altos hornos.


UNA VISTA DE LA FABRICA

El arrastre del carbón extraído se efectúa por un ferrocarril minero, vía 550 milímetros. con un recorrido de 6.000 metros, comunicándose con los pisos superiores por cuatro planos inclinados y vías interiores, en una longitud de más de 11.000 metros.  Para el transporte se emplean dos locomotoras con una potencia de arrastre de 50 toneladas cada una y 400 berlinas de hierro de una capacidad de 600 kilos, las cuales llegan a un lavadero y clasificador Evard, que a su vez transporta los menudos para su lavado a un lavadera Humbold, capaz de tratar 500 toneladas diarias en sus seis cajas de pistón a feldespato, haciendo las clasificaciones de cribado, galleta, granza, grancilla y finas. El movimiento de clasificador y lavadero lo efectúa una máquina de vapor de 100 H. P.

Para efectuar el transporte en mayor cantidad a un precio más reducido, de los carbones de la cuenca de Orzonaga, se tiene en estudio un proyecto de tendido de un cable aéreo en una extensión de tres kilómetros y capaz para 200 toneladas diarias.


DON ELIAS MIGUELEZ
director de la Compañía minera Anglo Hispana.

Adosado al edificio de lavaderos, encuéntrase el destinado a depósito de menudos lavados que, mediante un puente da acceso al horno secador de carbón, que una vez tratado lo manda a la fábrica de briquetas para proceder al prensado. La fábrica de briqueta, una de las mejores de España, sistema Veillón, de doble compresión hidráulica, con prensa para elaborar briqueta industrial de 5 y 10 kilos, indistintamente, y que permite una producción de 280 toneladas cada veinticuatro horas. Tanto la fábrica de briquetas como las dobles prensas para elaborar ovoides, con una capacidad de 190 toneladas cada veinticuatro horas, son movidas por motores eléctricos de 120 y 85 H. P, respectivamente, teniendo a reserva una máquina de vapor de 100 H, P., que puede accionar indistintamente a una u otra prensa.


FERROCARRIL PARA EL TRANSPORTE A LA ESTACION DE LA ROBLA

Cuenta con dos baterías de hornos sistema Coppeé, reformados por Bernard de doce hornos cada una, con su torre, destinada a depósito de carbones lavados, vagonetas de carga, grúas elevadoras, motor horizontal de 40 H. P.. con cadena de cangilones, elevadores de carbón a la torre de carga de los hornos, deshornadora de cremallera movida a vapor sobre carro para su traslación y cuantos efectos son necesarios para la fabricación de cok. Estos hornos son capaces de producir noventa toneladas de buen cok metalúrgico por cada cada veinticuatro horas. Para la producción de vapor cuentan con una caldera Richemond con dos calderines de 90 a 100 H. P. de potencia y una multitubular Naeyer de 140 H. P., con fogón y parrillas para calentamiento a fuego y tubería comunicada con las bases de los hornos para calentamiento por medio de los gases de aquéllos.

Para el lavado de carbones y consumo de las calderas cuenta con una concesión de agua del río Torio, que por una bomba centrífuga accionada por un motor eléctrico de 30 HP. eleva el agua a un depósito general de 160 metros cúbicos de capacidad, colocado a 20 metros de elevación sobre el nivel del río. Como reserva para la elevación de agua dispone de una bomba dúplex de dos cilindros, de absorción e impulsión y de un rendimiento de 500 a 600 litros por minuto.

Dispone de un bien instalado taller de construcciones y carpintería accionado por un motor 
eléctrico de 20 H.P. y máquina de 15 H.P. como reserva, con torno mecánico, máquina cepilladora, esmeriladora, punzonadora-tijera, martillo pilón, sierra circular, etc. Sus almacenes se encuentran abastecidos en gran cantidad de efectos. Debido a que el número diario de análisis a efectuar es tan numeroso, tiene un local «ad hoc» con sus hornos de muflas, balanzas y demás aparatos. La calidad del carbón explotado por estas minas da el siguiente análisis: materias volátiles, 25/28; cenizas, 10/12; calorías, 8.000 el graso, y el semigraso 15/18 de materias volátiles, 10/12 de cenizas y 7.600 calorías. 
 

VISTA DE LA FABRICA

Para el servicio de esta explotación tiene la Sociedad una buena cantidad de vías propias, varios planos inclinados y un gran apartadero en el ferrocarril hullero de La Robla a Valmaseda. con otra vía propia de cerca de dos kilómetros. 

Una de sus mejores instalaciones es la que tiene instalada para la fabricación de briquetas, dotada de una prensa poderosa, que hace 10.000. La fábrica de ovoides es también excelente. Puede hacer de unos 7.000 a 8.000 a la hora, y está dotada de dos máquinas de vapor horizontales, de unos 200 caballos de fuerza cada una.

VISTA DEL FERROCARRIL PARA EL TRANSPORTE DEL CARBON DESDE LA MINA A LA FABRICA DE BRIQUETAS

El mercado más importante para las briquetas que producen estas minas le tiene con los ferrocarriles de España, Madrid, Zaragoza y Alicante, el Norte y el Ferrocarril de Soria. Los cribados y galletas, generalmente se envían a Bilbao. En la actualidad tiene un «stock» de muchas toneladas en sus depósitos y bocas de mina, que puede lanzar al mercado en la mejor ocasión y con la mayor economía, gracias a poseer la Sociedad General Minera y Ferroviaria excelente material ferroviario de su propiedad, lo que le permite colocar los carbones de estas minas en condiciones mucho más económicas que las de la mayoría de sus semejantes, que tienen que efectuar acarreos largos y costosos por caminos intransitables, lo que, además de encarecer el producto, lo coloca en peores condiciones de presentación.

La Compañía dispone de unas oficinas montadas admirablemente, con comunicación telefónica con las minas, instalaciones y demás servicios, y cuenta también con un gabinete telegráfico propio que le permite comunicarse con varias estaciones telegráficas. Todos estos servicios ocupan un hermoso local de planta baja, en el que también hay viviendas para los empleados. Además cuenta con viviendas para obreros, una excelente casa de dirección y diversidad de pequeños edificios destinados a lampistería, polvorines, etc., etc.

En la actualidad, y debido a la carencia de material ferroviario, el número de obreros empleados por esta Empresa apenas si llega a la mitad de los que en caso de normalizarse los transportes pudieran emplearse. Como ve el lector, la crisis ferroviaria impide en este caso una vez más una mayor producción de tan necesario combustible y el que encuentren trabajo centenares de obreros.

LA MINERIA LEONESA

Pedirme unas líneas referentes a la minería leonesa es, en verdad, azuzar mis mejores cariños y despertar mi genio, franco y rebelde. Mis mejores cariños, porque a la minería leonesa vengo dedicando desde muy joven todos mis afanes y mi actividad, habiendo llegado insensiblemente a encariñarme de tal manera con nuestras cuencas carboneras, que veo en ellas algo muy mío —siquiera mío sea poquísimo o nada—, que me hace sentir la satisfacción de su prosperidad y la indignación en el poco interés y ningún afecto que se las dedica por los Poderes, obligados a protegerlas, abrirlas campos de expansión y darlas medios de desarrollo; y aquí, este mi genio rebelde, me empuja a saltar por todo miramiento y a emborronar estas cuartillas, seguro de que van a valer muy poco, nada; pero que servirán de compensación a mi constante afán de reclamar se nos mire, se nos atienda y se nos dé algo de lo mucho a que tenemos derecho y somos acreedores. 

Ha sido obra de titanes y verdadero genio de aventureros, la labor de los explotadores de minas de carbón en esta provincia, durante los años anteriores al de 1900. Cuencas desprovistas de todo medio de comunicación con el mercado nacional y centros de actividad, aisladas por completo de ayuda particular y protección oficial, sólo por temperamentos de temple decidido podían ser objeto de explotación; y únicamente para voluntades de una constancia sin límites se concibe que nuestras minas, enterradas en montañas alejadas de todo camino, y muchas de ellas sin senderos que permitieran acercarse a sus faldas, pudieran ser el yunque donde se forjase lo que actualmente constituye una riqueza por nadie discutida. 

Zavalinchaurreta y Allende, y los ingenieros Mallada, Monreal, Revilla y Gascue, primeros explotadores de la incomparable cuenca hullera de Sabero. 

Garrido y Abad, ingenieros de Minas, y V. Fernández y Sagarminaga, iniciadores de las explotaciones que hoy forman el extenso coto de la Hullera Vasco-Leonesa. Don Juan Patau, D. Marcelino Suárez y don Juan Solís, verdaderos ejemplos de abnegación y trabajo, explotadores iniciales de las cuencas de antracita de la región del Bierzo. 

Lazúrtegui, primero; Dionisio González, Gorgonio Torre y Zapico, después; genios exploradores, de valentía y constancia envidiables, y a los que se debe la explotación de la cuenca de Villablino, que hoy constituye una de las explotaciones mineras de importancia mundial y que descubrieron un emporio de riqueza. Son todos ellos los cimentadores de esa industria carbonera, que por fin se ha impuesto en nuestra nación, haciéndose conocer por sus indiscutibles méritos, y colocándose por su importancia en un lugar preferente en el mercado de carbones. 

A todos ellos debe gratitud sin límites la provincia de León y España entera, puesto que con su talento y su esfuerzo han contribuido a crear una riqueza todavía incalculable y de importancia suma para la economía nacional. Hombres de este temple merecen los homenajes de la gratitud colectiva mejor que aquellos que consagraron su vida a empresas que si contribuían a la prosperidad personal en nada contribuían al acrecentamiento de los intereses generales del país.

Y no son hijas del cariño que a las minas leonesas profeso estas afirmaciones. Patentes están las inversiones de capital, actividad y trabajo que en estos últimos años ensanchan y agrandan el campo de laboreo de nuestras cuencas mineras; díganlo si no esas grandes Sociedades, como Feliú y San Pedro, Esteban y Aurelio, Minera Industrial Leonesa, Minera Siderúrgica de Ponferrada, Construcciones y Explotaciones, Sociedad Anglo-Hispana, etc., etc., cuyas inversiones de capitales en cifras fabulosas corren parejas con sus instalaciones de ferrocarriles, tranvías aéreos, lavaderos, fábricas de aglomerados, etc., etc., que han venido a dar como lógico resultado una explotación de más de ochocientas mil toneladas durante el año de 1918, y de más de novecientas mil durante el de 1919, producción que, a no dudar, aumentará, superando al millón de toneladas en el año actual, y que no ha superado en mayores proporciones por esa poca atención que a nuestra industria minera se ha tenido y se tiene en los centros oficiales, obligados a protegerla. 

Ciertamente que no podrá tacharse a los mineros leoneses de no ser acreedores a que con ellos se cumplan esos deberes sociales. Prontos estuvimos a toda iniciativa oficial que significase miramiento y propósito de intensificación de la producción carbonera, fomento de su riqueza y amplitud de mercado nacional. Ni regateamos sacrificios ni fuimos reacios en secundar las iniciativas que a tales fines se apuntaron. El Sindicato Regional Leonés, del Consorcio Nacional Carbonero, fue de los primeros —o acaso el primero— que se constituyó, y dio patentes muestras de actividad y deseo constante de laborear desde su creación, y a pesar del olvido oficial en que se tiene a estas instituciones, cuya finalidad es de importancia suma, no ha dejado ni dejará un momento de reclamar la atención de los Poderes públicos —cada vez más distraídos—, para que atiendan algo, siquiera sea poco, a estas industrias, cuya misión es decisiva para la vida nacional. 

Su deseo de anticipar facilidades, aun a costa de desprendimientos, lo han patentizado atendiendo solícitos los suministros que las Delegaciones regias les han encomendado, y siempre el Sindicato ha estado pronto a responder a esos requerimientos, sin que en ninguna ocasión haya encontrado la más pequeña dificultad en sus asociados. 

Pues bien, a pesar de todo nuestro esfuerzo colectivo, y no obstante nuestra buena disposición de ánimo y hartura de paciencia, aun no hemos visto acción oficial alguna que tienda a prestarnos, no ya protección, sino una ligera atención; y por si era poco ese abandono se nos ahoga ahora con la falta de material ferroviario para el transporte; se deja pacientemente que las carreteras y caminos se vayan convirtiendo en senderos roturados, intransitables, y se desatiende esta riqueza, abandonándola al esfuerzo personal de estos leoneses que, recios en el trabajo y constantes en la lucha, sabremos imponernos y seguir levantando nuestra industria carbonera hasta el nivel que la corresponde. Acaso mi cariño me ciegue; pero tengo tanta fe en mis paisanos mineros. Acaso mi genio me apasione; pero no creo en promesas de cancillería ni en artículos de «Gaceta». 

¡ Que acierte en lo primero ! ¡ Que no me equivoque en lo último ! 

Pedro GOMEZ, León, julio 192c.

VICENTE CASTRO

Entre las personas que nos presentaron en León figura D. Vicente Castro, hombre que desde el primer momento nos cautivó con su amable trato y su noble franqueza. Desde el día de nuestra presentación tuvimos una franca amistad con este simpático leonés, el cual nos colmó de atenciones inolvidables y nos prestó su valiosa ayuda, haciendo más fácil nuestra penosa tarea. El Sr. Castro viene dedicando desde hace años sin esfuerzo personal y su despierta inteligencia a los negocios mineros, en los que ha conseguido grandes éxitos, reputándose en la actualidad como uno de los hombres de negocios más expertos de la provincia. Conocedores de las dotes que adornan al Sr. Castro, no extrañará al lector que deseáramos dar amplia cuenta de sus instalaciones mineras, y a este efecto le expusimos nuestro propósito de visitar las minas «Imprevista», «Previsora» y «Manolita» de que es propietario, 

Amablemente se brindó el Sr. Castro a acompañarnos, y de esta excursión conservaremos uno de los recuerdos más gratos de nuestra estancia en la tierra leonesa. Nuestro acompañante, que posee el título de ayudante facultativo de minas, nos ilustró acerca de la forma en que se realizan las explotaciones mineras en toda la provincia, de las dificultades que han tenido que vencer y de la enorme riqueza carbonera que aun existe sin explotar en aquellas cuencas que visitamos.

Santa Lucía era el término de nuestra excursión, y cuando llegamos a este punto quedamos sorprendidos ante el movimiento inusitado de los obreros ocupados en las faenas de la minería. Este pintoresco pueblecito leonés presenta hoy un espectáculo maravilloso con su actividad de colmena; tiene una vida tan intensa de trabajo, que es imposible darse cuenta de ella sin presenciarlo. La cantidad de obreros que trabajan en las minas que por los alrededores existen es grande. Este pueblo, que hace pocos años era un rincón quieto que invitaba al descanso de una vida campestre y sin preocupaciones, es ahora un centro de actividad febril. 

Esta transformación se ha debido, como es lógico, al creciente desarrollo de la riqueza minera, que tiene en Santa Lucía uno de los principales puntos de producción. A nosotros nos produjo este pueblo una impresión estimulante, como la lectura de uno de esos libros norteamericanos en que se nos dan lecciones de energía y voluntad. El Sr. Castro nos muestra todas las instalaciones, contesta a nuestras preguntas y nos soluciona todas las dudas que se nos ofrecen. 

Nuestra falta de tecnicismo en la materia nos había hecho quizá olvidar algún detalle importante que nos facilitara don Vicente, pero con las notas que apuntamos en nuestro carnet creemos que podremos dar una idea exacta de lo que son las minas de que nos ocupamos. Las concesiones que posee el Sr. Castro contienen cuatro capas de mineral de una potencia que oscila entre cuatro y ocho metros cada una de hulla semigrasa, y aunque han sido puestas en explotación recientemente, el Sr. Castro ha logrado obtener merced a sus ímprobos trabajos, una producción de dos mil toneladas mensuales. Esta cifra refleja exactamente la importancia de las minas «Imprevista», «Previsora» y «Manolita», en la que trabajan noventa obreros, para los cuales el propietario de la explotación no regatea el jornal ni algo que vale más que esto y que es el trato paternal propio de toda persona que, dedicada a los negocios, con espíritu elevado sabe ver en los trabajadores a colaboradores en la obra común del engrandecimiento de la industria nacional.

Las labores del interior se realizan actualmente en cuatro galerías, que tienen cada una una longitud aproximada de 200 metros, disponiendo de sus correspondientes talleres de explotación. No satisfecho el Sr. Castro todavía con la capacidad industrial de estos talleres, se propone en breve darles mayor desarrollo introduciendo en ellos importantes mejoras, que le capacitarán para una producción doble de la que ahora rinden sus minas, y es de esperar fundadamente que estos esfuerzos laudables se vean coronados por el más franco éxito. Así lo merece la laboriosidad infatigable de este simpático minero, que tan discretamente contribuye al engrandecimiento de su tierra.

El transporte exterior de los minerales se realiza mediante un perfecto sistema de planos inclinados enlazados a un ramal de vía y por fin a un cable aéreo que llega a la estación del ferrocarril. Aparte de los proyectos relativos a la ampliación de los talleres a que hemos hecho referencia, el Sr. Castro tiene otros planes también muy importantes, que efectuará en breve, pues su actividad hace concebir la esperanza de que del proyecto a la realización del mismo no transcurra más plazo que el materialmente necesario para la ejecución de los trabajos. Nos referimos al proyecto que el Sr. Castro tiene en estudio para la instalación de lavaderos modernos y a la fabricación de aglomerados de carbón cuya demanda en el mercado es cada vez mayor.

Creemos haber expuesto fielmente, aunque con la obligada brevedad, la importancia de las minas «Imprevista», «Previsora» y «Manolita». Sólo nos resta añadir que de nuestra visita sacamos la impresión de que aun siendo mucha la importancia actual de las explotaciones habrán de adquirir pronto desarrollos considerables, pues el Sr. Castro no es hombre que se duerme en bs laureles. y constantemente idea proyectos de mejora que no tardarán en convertirse en realidades.

Las oficinas de las minas están instaladas en Santa Lucía y en León, en la calle de Ordoño 11, número 14, principal. En estas oficinas existen interesantes datos referentes a la riqueza minera de la provincia, y en ellas pueden facilitarse también noticias sobre el mercado de carbones y todo género de informes relativos al negocio.

MINA LA LOZANA

Uno de los yacimientos mineros de la cuenca leonesa que nos produjeron más grata impresión fue la mina «La Lozana», propiedad de D. Eugenio Lozano, hombre de una laboriosidad infatigable y gran conocedor de todas las cuestiones relacionadas con la minería. Se halla situada en Vega de Gordón, pintoresco pueblecito leonés y fue descubierta el año 1913 por su actual propietario, quien desde entonces viene explotándola sin interrupción, habiendo conseguido organizar todos les servicios con arreglo a los adelantos modernos. 

La mina «La Lozana» tiene una superficie de 76 hectáreas; dispone de dos potentes cables aéreos y un magnífico lavadero mecánico, el transporte del mineral se hace a Pola de Gordón, desde donde se exporta, pues en dicha estación posee el señor Lozano un apartadero especial para el servicio de su mina. Cuenta la explotación con un motor de 43 caballos, otro de 15 y otro motor bomba de 30 caballos. La mina de D. Eusebio Lozano está admirablemente preparada para producir 200 toneladas diarias de combustible, y los cables tienen potencia más que suficiente para transportar dicha cantidad, siendo innecesario decir que el lavadero mecánico también es suficiente para lavar 200 toneladas diarias. 

El carbón de la mina de que tratamos es de una calidad excelente, semigraso, propio para la producción de vapor, y el «Stock» actual es de 6.000 toneladas. Los datos expuestos dan clara idea de la importancia de la mina «La Lozana», y aunque hubiéramos podido dar otros detalles para completar esta información hemos prescindido de ellos por considerarlos innecesarios para las personas inteligentes en esta clase de negocios, que por lo apuntado ya podrán apreciar justamente la labor que supone la explotación de una mina tan importante y de tal rendimiento de combustible. 

El Sr. Lozano con su personal esfuerzo ha conseguido poseer una explotación minera acreditada en el mercado nacional contribuyendo de este modo a la riqueza total de la provincia leonesa. Su esfuerzo es tanto más meritorio en cuanto ha tenido que luchar con los obstáculos que al desarrollo de la minería leonesa ha opuesto la apatía oficial. D. Eugenio Lozano pertenece a la pléyade de hombres trabajadores y modestos que con su laboriosidad infatigable han conseguido que la provincia de León se coloque en poco años a la cabeza de las provincias españolas, y por este solo mérito es acreedor al reconocimiento de sus paisanos y de todos los españoles que se preocupan de la riqueza nacional.

La industria hullera

El fin de la gran contienda mundial provocó en la explotación de las cuencas carboníferas del interior de nuestra Península, y muy especialmente en las de esta provincia de León, una rápida y, en parte, beneficiosa transformación, en lo que a la preparación industrial de sus productos se refiere. La excesiva demanda del consumo nacional, ocasionada por la imposibilidad de importar combustibles extranjeros, trajo, como natural consecuencia, dado lo insuficiente de nuestra producción carbonera, la invasión del mercado por clases de inferior calidad, faltas de la elaboración necesaria y poco aptas, por lo tanto, para subvenir con sus características a las exigencias de multitud de industrias. La intensificación de la producción nacional y la necesidad de prepararse contra la competencia de la extranjera, por haberse reanudado, aunque muy irregularmente, la exportación en las cuencas inglesas, produjo la consiguiente reacción en el desenvolvimiento de nuestra industria hullera, mejorándose la calidad de los carbones mediante el lavado y escogido, dándose preferencia a las clases cribadas y dedicando los menudos a fabricación de aglomerados en sus formas de ovoides y briqueta.

Varias entidades y propietarios mineros comenzaron entonces y llevaron a cabo con gran rapidez, en nuestra provincia, la instalación de lavaderos y el montaje de prensas de conglomerar, siendo bastante numerosas hasta la fecha las fábricas erigidas con este último objeto, principalmente en los puntos de cargue y centros de tráfico ferroviario, alcanzando algunas de ellas una capacidad de producción bastante considerable. Entre las mismas debemos hacer especial mención de la construida recientemente por la Minero Industrial Leonesa, S. A., y que ofrece un rendimiento de 200 toneladas. Dicha Sociedad, domiciliada en La Robla, donde posee la antigua y renombrada «Cerámica Leonesa», industria a que también se dedica, tiene en aquel pueblo, además de la fábrica referida, unos excelentes lavaderos, que se hallan unidos directamente con las minas por medio de un cable aéreo, de siete kilómetros. También deben ser citadas la de la Minero-Siderúrgica de Ponferrada, S. A., Sociedad propietaria del ferrocarril a Villablino, y que trabaja solamente carbones procedentes de esta cuenca, donde tiene un coto hullero de extensión considerable; la de la Sociedad anónima «Hornaguera», situada a dos kilómetros de la capital, y la de Gutiérrez y Compañía, en La Robla, todas ellas funcionando desde época muy reciente. 

Bernardo ZAPICO

Minero Industrial Leonesa 

Explotación y exportación de carbones minerales y sus aglomerados. - "Cerámica en general." "Talleres de construcciones y reparaciones mecánicas

He aquí, lector, una Sociedad importantísima de las muchas que en León deben su vida a la inteligencia y a la voluntad incansable de D. Bernardo Zapico. competentísimo ingeniero y diputado a Cortes por la capital leonesa. 

Dispone esta Sociedad de una fábrica de aglomerados con diferentes departamentos, una prensa de dos pistones, con su mezclador para la brea y el carbón y un elevador de cojinetes. Esta maquinaria viene a producir unas ochenta toneladas de aglomerados cada ocho horas. Esta fábrica dispone de una máquina, con caldera, y horizontales, de cien caballos de fuerza. Los aglomerados que se elaboran en ella pertenecen a carbones de distintas clases. Cuenta con tres molinos para la brea y tiene un servicio completo de vagonetas para el tráfico de la fábrica. También existe una caldera vertical de cien caballos de fuerza para disolver la brea. 

La Sociedad Minero Industrial Leonesa posee apartadero y vías propias que unen la fábrica de aglomerados con la estación del ferrocarril de la Compañía del Norte. Aparte del edificio ya descrito para la fabricación de aglomerados existe otro destinado a lavadero mecánico, en el cual hay instalada una caldera horizontal de cincuenta caballos de fuerza para el servicio de dicho lavadero. En él existen asimismo cinco clasificadores para carbón grueso, galleta, granza, grancilla y menudo y una cinta transportadora mecánica que se utiliza para el carbón grande. El carbón que se recibe por ferrocarril es llevado al lavadero por medio de un elevador mecánico.

La Sociedad Minera Industrial Leonesa tiene instalado un cable aéreo desde las minas de Llombera a la fábrica, con un recorrido de seis kilómetros, con trescientos cincuenta cableros de ciento veinte kilos de cabida cada uno. Los distintos departamentos de la fábrica están unidos cutre sí y con las minas y oficinas por comunicación telefónica. Esta fábrica de aglomerados es una de las más importantes de la provincia. 

La Sociedad Minero Industrial Leonesa tiene también en La Robla una importante fábrica de cerámica, con molino elevador de tierras, prensa para ladrillos finos y tejas, una caldera de cincuenta caballos y toda la maquinaria que exige esta industria. Dispone de dos galerías de horno «Simón» que se comunican entre sí y tienen una superficie de noventa metros. El laboratorio está perfectamente montado, teniendo hornos refractarios, balanzas y todos los aparatos indispensables para el caso. Cuenta también esta importante fábrica con tres magníficos elevadores para subir el material a los secaderos, bombas para la distribución de aguas a todo el edificio y siete pilas para la preparación del barro. 

La producción mensual es la siguiente: Ladrillo, 223.200 millares. Ídem galleta, 148.460 millares. Ídem hueco, 89.240 millares. Rasilla, 55.690 millares. Teja curva árabe. 4.770 millares. Teja plana Borgoña, 11.840 millares. Ladrillo prensado, 10.460 millares. Total de producción al mes, 326.961 millares. Para los transportes de la fábrica al ferrocarril posee la Sociedad Minero Industrial Leonesa ocho carros y veinte cabezas de ganado. 

Los talleres de construcción y reparaciones mecánicas de esta misma Sociedad se componen de tres naves, correspondientes a los departamentos siguientes: Carpintería mecánica, reparaciones de máquinas y ajuste. En estos departamentos existe una sierra de cinta para serrar madera, una máquina tijera, una punzonadora, un torno para metales, dos máquinas taladros y otra cepilladora. 

Para dar idea, de la importancia de esta Sociedad Minero Industrial Leonesa consignaremos que en La Robla posee un salto de agua con una energía suficiente para la industria que explota esta entidad y para dar luz a La Robla y León. 

Otro de los negocios que explota la Sociedad Minero Industrial Leonesa es el de la minería. En la actualidad explora en Llombera las minas «San Luis» y «San Ramiro», cuya producción es de unas ciento sesenta toneladas de carbón semigraso. En el valle del Orzonaga tiene arrendadas esta Sociedad doce minas. 

De las notas que concisamente hemos trasladado al público queda claramente demostrada la importancia de la Sociedad Minero Industrial Leonesa. Alma de esta Sociedad es D. Bernardo Zapico, que, con admirable tesón, viene concentrando toda su actividad y todas sus energías a fin de transformar la región leonesa en una de las más ricas productoras de nuestra Península. Apenas terminada su carrera, y puesto al frente de las explotaciones que la Sociedad Hullera Vasco Leonesa posee en los términos de Santa Lucía y Ciñera, fueron tales su laboriosidad y acierto y tan próspera a dicha Empresa, insignificante por entonces, haciendo de ella la más alta representación de los intereses mineros de da provincia y una de las principales explotaciones carboníferas de España. Su paso por las citadas minas dejó tan beneficiosas e indelebles huellas, que en sólo dos años que las tuvo a su cargo consiguió llevar al mayor grado de perfección las labores, dio vigoroso impulso a la preparación de aglomerados e inició y puso término a la electrificación de todos los servicios. 

El exquisito celo que demostró durante la época en que fue director para solucionar toda clase de conflictos a que daban lugar las disensiones entre la Compañía y los obreros, y la atención y solicitud con que siempre trató a estos últimos, le granjearon las constantes simpatías de la clase trabajadora, y la más elevada estimación del Consejo de Administración de aquélla, que recientemente, y con motivo de tener que dejar el Sr. Zapico la dirección, por atraerle a la capital sus múltiples negocios particulares, le distinguió con el nombramiento de ingeniero-consultor. 

Don Bernardo Zapico es hombre de gran cultura, de excelentes cualidades morales y conocedor a fondo de las condiciones geológicas de la región, a la que ha dedicado sus más fecundas iniciativas, constituye hoy el verdadero eje de su desenvolvimiento industrial. Fuera de la región leonesa es también muy conocida la personalidad del ingeniero de Minas D. Bernardo Zapico, cuyos estudios sobre minerales son conocidos y apreciados de los profesionales; su nombre figura como consejero de un gran número de Sociedades y Compañías mineras, siendo a la vez en muchas uno de los primeros accionistas. 

Establecido en la capital, donde tiene sus oficinas, en las que no se ha omitido ni el menor detalle en cuanto a «confort» y organización de los servicios, dedícase, en la parte comercial, a las ventas al por mayor de sus carbones, algunas de ellas tan importantes como lo son los suministros a Compañías de ferrocarriles y a varios centros fabriles de Madrid y Bilbao. 

Su crédito mercantil, garantizado por un activo cuantiosísimo y por una reconocida seriedad en todas sus operaciones, ha sido la razón más poderosa para justificar el acrecentamiento rápido de sus negocios y la notoriedad de su firma. 

Don Bernardo Zapico fue elegido en las últimas elecciones generales diputado a Cortes por la circunscripción de León y sus desvelos por servir los intereses generales del distrito que representa en Cortes le han granjeado las simpatías de todos los electores, asegurándole la representación en Cortes de los mismos como justo pago al entusiasmo con que trabaja en pro del engrandecimiento de la provincia y por el celo con que defiende todos los intereses a él encomendados.

ZAPICO Y GONZALEZ 

Fábrica de aglomerados :-: Minas del grupo Orallo.

Los Sres. Zapico y González tienen establecida en Ponferrada, entre las líneas de los ferrocarriles de Villablino y Norte, una importantísima fábrica de aglomerados de carbón, que por su crédito merece una mención especial en estas páginas. Tiene esta fábrica una superficie de 200 metros cuadrados y maquinaria modernísima para la fabricación de briqueta y ovoides, produciendo noventa toneladas diarias de briqueta y ochenta de ovoides, también a diario. Trabajan en esta fábrica cincuenta obreros y la perfecta organización de todos los servicios y la calidad de la producción, bien acreditada en el mercado, revelan la pericia de los Sres. Zapico y González, que han sabido crear una fábrica digna de su nombre. 

Los carbones utilizados en esta fábrica proceden, en su mayor parte, de las minas del grupo Orallo, que se componen de las concesiones siguientes: «Elena», «Flores Rubio», «María Décima». «María Séptima» y «Arias». Producen carbones muy gruesos, estando atravesadas estas concesiones por ocho capas de una producción diaria de cien toneladas. También posee el Sr. Zapico una mina de antracita sita en Toreno, cuya explotación da un rendimiento de cuarenta toneladas diarias, contando con apartadero propio. Los Sres. Zapico y González tienen una agencia para la venta de carbones en Madrid, en la calle del Arenal, número 22, y otra en León, en la calle de Sierra Pambley, número 13.

La gerencia de la fábrica y de las minas está a cargo de D. Bernardo Zapico, ingeniero distinguidísimo y diputado a Cortes por León, hombre joven y de grandes alientos, a quien se debe gran parte del desarrollo de la minería leonesa. Los vagones de carbón que proceden de las minas de Villager son descargados directamente al depósito de la fábrica de aglomerados y la briqueta que se produce es cargada directamente en los vagones del ferrocarril del Norte, pues los Sres. Zapico y González disponen de vías que llegan hasta la misma fábrica. En la actualidad se están construyendo unos hermosos lavaderos mecánicos, y el número de obreros que trabaja en las minas a que nos referimos es de ciento cincuenta, los cuales disponen de una magnífica y bien surtida Cooperativa, donde a precios de coste se expenden los artículos que les son necesarios para el consumo. Esta Cooperativa está establecida en Villager, punto donde radican las minas. Cada una de estas minas tiene cinco pisos Los Sres. Zapico y González disfrutan de un legítimo prestigio dentro y fuera de la provincia.

FELIU Y SAN PEDRO 

PUENTE ALMUHEY - LEÓN

Al poner la pluma sobre las cuartillas nos surge la duda de si sabremos reflejar fielmente la importancia de las minas de que vamos a tratar, pues no quisiéramos pecar por exceso ni por defecto al tratar de un negocio que tanto interés tiene para la capital leonesa. Son tantos y tan complejos los datos que se nos suministraron de las minas de los Sres. Feliú y San Pedro, que al examinarlos en nuestros apuntes hemos tenido que hacer un verdadero estudio previo antes de trasladarlos al papel para no incurrir en lamentables omisiones o equivocaciones. 

Las explotaciones mineras de los señores Feliú y San Pedro son sin duda de las más importantes de la provincia y de su riqueza podrá juzgar el lector una vez examinados los datos que consignamos con gusto en el presente artículo y que tomamos a vuela pluma sobre el terreno. La excelente calidad de los carbones que los Sres. Feliú y San Pedro lanzan al mercado está garantizada por la seriedad que preside todos los negocios de esta conocida y acreditada razón social. Los Sres. Feliú y San Pedro tienen la preocupación patriótica de procurar siempre, por el buen nombre de la producción nacional, que sus carbones puedan competir con los mejores del extranjero, habiéndolo conseguido hasta ahora y siendo de esperar que lo consigan en lo sucesivo, pues a ello contribuyen la bondad natural de los yacimientos y la perfección con que son explotados. Tiene esto una importancia extraordinaria, pues afecta directamente al crédito de la producción nacional, que industriales poco escrupulosos han puesto en peligro durante los años de la guerra, dejándose llevar de egoísmos vergonzosos, que por el momento benefician, pero que a la larga perjudican a las personas que se dejan llevar por ellos.

La industria nacional debe gratitud profunda a quienes, como los Sres. Feliú y San Pedro, son tan cuidadosos de su prestigio. Hombres que en tal forma proceden en sus negocios, que tan elevado concepto tienen de la misión que desempeñan dentro de la economía nacional, son dignos de figurar entre los defensores más preclaros de la riqueza pública. Sus nombres merecen ser publicados con justo elogio y nosotros no hemos titubeado en hacerlo así, concediendo en este número la debida extensión e importancia a personalidades leonesas de tan relevantes méritos.

La concesión de que hablamos está situada en los pueblos de Soto, Villacorta y Valderrueda, distantes dos, tres y cinco kilómetros, y el número total de pertenencias se eleva a 600, de carbones grasos, secos y antracitas, todos de excelente calidad. El grupo de los carbones grasos lo constituyen las minas «Amistad», «Alfonso» y «Eufrosina» y parte de la mina «Antonio», sumando unas 140 pertenencias. El grupo de los carbones secos lo integran las minas «Carmina» y «Abusta» y parte de las de «Mejores Amigos» y «Antonio», que suman unas 250 pertenencias, correspondiendo el resto de las pertenencias a las minas de antracita llamadas «Mejores Amigos», «Megos Terrera» y «Feliú». Al límite sur de la de «Mejores Amigos» y en contacto con la mina «Antonio», hay emplazado un plano inclinado de 110 metros de profundidad, donde se han cortado dos capas de dos y tres metros de espesor. Para la extracción del mineral en este pozo se halla instalada una máquina de 45 caballos, de dos tambores, siendo alimentada por una caldera tipo Cornes de la misma potencia. Para la extracción del agua que fluye al pozo en pequeña cantidad, se utiliza una instalación eléctrica capaz para la elevación de 30 litros por segundo.  

De esta misma mina parte un tranvía aéreo, por el cual se verifica el transporte de los carbones al lavadero en construcción, próximo a la estación de Puente Almuhey. Al nivel de la boca de este pozo se explotan en la actualidad las dos capas que fueron cortadas en el fondo del plano inclinado de que hemos hecho mención, rindiendo esta explotación 80 toneladas de combustible por jomada. El tranvía aéreo citado tiene un recorrido de 2.900 metros, con 56 caballetes, estación de carga y descarga y dos puentes de protección, uno de ellos sobre la carretera de Pedrosa del Rey, de 25 metros de longitud, en cuya construcción se emplearon 30 metros cúbicos de madera de roble. La diferencia de nivel de la estación de carga a la de descarga es de 34 metros, por lo que se hace necesario una fuerza motriz de 10 caballos, que se obtiene por una máquina semifija instalada en la estación de descarga. La capacidad de este tranvía se eleva a 200 toneladas por cada diez horas. En la mina «Amistad», grupo correspondiente al carbón graso, se hace la explotación mediante un plano inclinado de 60 metros de longitud, que corta una capa de tres metros de espesor, estando reconocida en una longitud de 900, y se hace actualmente una explotación de 60 toneladas por jornada, pues si bien la producción puede ser mayor, por ahora, hasta la terminación del lavadero en construcción es innecesario obtener mayor cantidad. 

En el resto de la concesión se están efectuando trabajos importantes de exploración y preparación, pues por el momento no se explotan. El arrastre de estos carbones se hace provisionalmente por medio de carretas tiradas por parejas de bueyes, que lo conducen a un pequeño lavadero construido y montado por la Sociedad de que tratamos, como solución hasta que se termine el lavadero que se está construyendo. En el lavadero se hace la clasificación reglamentaria, y los productos de 0,10 milímetros son fabricados en briqueta en la prensa que tiene instalada esta Sociedad cerca de la estación del pueblo de Puente Almuhey. Los productos granza y galleta, una vez convenientemente lavados, son exportados en esta forma al mercado, donde tienen una acogida muy favorable. 

Recorriendo la montaña leonesa y recordando lo que era no ha muchos años, quedamos sorprendidos de la transformación experimentada en los pueblos enclavados en las zonas mineras. El hombre de la montaña leonesa es inteligente, laborioso y emprendedor, y dirigido por personalidades, como los señores Feliú y San Pedro, se ha capacitado pronto para las nuevas tareas que realiza. Los mineros leoneses son infatigables, y rara vez plantean conflictos de los que tan frecuentes son en otras regiones. Esto se debe no solo a las buenas condiciones de carácter de los naturales del país, sino también al inmejorable trato que reciben por parte de sus patronos, que tratan a sus subordinados, más que como a tales, como verdaderos hermanos. Los Sres. Feliú y San Pedro gozan, en este respecto, de justa fama. Las explotaciones mineras de la provincia de León ocupan hoy a un número crecidísimo de trabajadores. El desarrollo de la. minería ha transformado muchos pueblos leoneses, convirtiéndolos de pobres y lánguidos en activos y prósperos. Muchos de ellos han duplicado y aun triplicado su población, y han visto acrecentarse maravillosamente sus medios de subsistencia. 

Los Sres. Feliú y San Pedro, como los demás mineros leoneses, han realizado ya el esfuerzo más penoso, que es el de la iniciación de toda industria, y frente a ellos se abre un risueño porvenir. Uno de los problemas relacionados con la industria minera que más urge resolver en la provincia de León es el relativo a las comunicaciones ferroviarias. Hay en construcción y en proyecto nuevas líneas, y con una insistencia incansable los mineros leoneses vienen pidiendo a los Poderes públicos, que se preocupen de esta cuestión. De haber contado con líneas y con material suficiente, la producción leonesa de carbón se hubiese duplicado y aun triplicado, como lo demuestra el hecho de que, tanto los Sres. Feliú y San Pedro como los demás mineros leoneses, tengan en estudio o en ejecución la ampliación de sus explotaciones. Conversando con los Sres. Feliú y San Pedro acerca de sus explotaciones, y en general, de las de la provincia, hemos sentido que nos animaba un fuerte optimismo. 

Los Sres. Feliú y San Pedro no ven en sus empresas únicamente un medio de enriquecimiento personal. Cuando hablan de ampliar sus negocios, de introducir nuevos elementos de explotación, piensan tanto como en ellos mismos en la riqueza que llevarán al fondo común, en los salarios nuevos que podrán devengarse, en las nuevas industrias que, junto a las suyas, se crearán como derivadas de ellas; en la mayor fuerza económica de la provincia. Una concepción como ésta de los negocios es realmente admirable. Para los Sres. Feliú y San Pedro el ejercicio de los negocios no es una tarea prosaica y fea, sino que tiene un encanto esencial. Así cuando hablan de ellos lo hacen con entusiasmo que no pueden disimular. Hombres de este temple son estímulo para la sociedad ajena y merecen que su ejemplo sea imitado.  

Pasada la guerra, la industria leonesa se presenta bajo una nueva fase. Transcurrido el período de explotación precipitada y febril, se tiende a normalizarla sacando todo el partido posible de las riquezas aún no explotadas. Los proyectos hoy en estudio son innumerables. Todas las Compañías y propietarios de minas se sienten estimulados para una mayor producción. La industria nacional así lo exige, a esta exigencia se trata de atender poniendo en juego todos los resortes utilizables y todas las actividades posibles, con un tesón y una constancia verdaderamente dignos de encomio y que habla muy alto de la capacidad industrial de los hombres que, como los Sres. Feliú y San Pedro, se hallan interesados en estas empresas. 

La cuenca minera leonesa ha de ser puesta pronto en condiciones de contribuir de modo poderoso a cubrir el déficit de la producción carbonera con relación a las necesidades industriales del país, pudiendo vanagloriarse de estar ya en camino de conseguir estos laudables propósitos. Nosotros tenemos fundadas esperanzas de ver multiplicada en proporción considerable la producción carbonera de la provincia de León. Hemos sacado esta impresión optimista de nuestra reciente excursión, en la que hemos visitado detenidamente la casi totalidad de las minas, enterándonos con todo género de detalles de su producción actual y de sus posibilidades, y de cuál es el propósito de los mineros leoneses y su orientación en este magno problema. Por otra parte, hemos podido apreciar que el carbón que se extrae de todas estas minas es de condiciones inmejorables, y que sus productores ponen especial cuidado en servir los pedidos en inmejorables condiciones, cuidando de su crédito. Estas notas características de las explotaciones mineras leonesas las hemos podido apreciar en las de los Sres. Feliú y San Pedro, que visitamos detenidamente y estudiamos sobre el terreno. 

Los Sres. Feliú y San Pedro han instalado una prensa de briquetas de las llamadas de molde abierto, que funciona hace unos tres años con resultados inmejorables, fabricando en dos turnos cien toneladas de aglomerado. Eu el mismo edificio hay una instalación admirable para la fabricación de ovoides, de los que también se hace una gran demanda, cuya instalación es capaz para fabricar 55 toneladas de dicho combustible cada diez horas. El movimiento de toda la maquinaria, tamo de la prensa dedicada a la fabricación de briquetas como la destinada a la fabricación de ovoides, es transmitido por una máquina semifija de 125 caballos de fuerza. 

Para el entretenimiento y reparaciones de todas las maquinas que dejamos mencionadas en nuestro artículo, los Sres. Feliú y San Pedro han montado un taller provisto de forja, torno, taladro, piedras de esmeril, etc., con cuyos elementos se hace innecesario de todo punto pedir fuera de la localidad piezas que no sean fundidas. Los Sres. Feliú y San Pedro, para dar mayor amplitud a su explotación, han adquirido y tienen ya a punto de instalar otra prensa de briquetas, con todos los accesorios, de las llamadas también de molde, capaz para fabricar 180 toneladas de briquetas de un peso de cinco kilos cada una. Esta prensa será instalada inmediatamente. Muy próximo a la fábrica de briquetas, y cerca de la estación de descarga del tranvía aéreo, se está construyendo un lavadero, en el que se podrán lavar unas 200 toneladas de carbón en bruto cada diez horas.  Las obras de este lavadero se empezaron a mediados de julio, y dada la importancia grande de esta obra, no funcionará hasta primeros del próximo mes de marzo. en el mismo pueblo están instaladas las oficinas y laboratorio de ensayos, en cuyas dependencias está empleado un personal competentísimo. 

Esta importante Sociedad fue fundada hace cuatro anos por D. Antonio Feliú y Prats, socio de la acreditada entidad industrial antes Hijos de Antonio Feliú, hoy industria Harinera de Barcelona, donde posee la gran fábrica de tejidos Hijos de Prats (Barcelona), y D. Alfredo García San Pedro, ayudante facultativo de minas, y antes de formarse esta Sociedad estas minas eran explotadas por el Sr. García San Pedro. Importantes son las explotaciones actuales de los Sres. Feliú. y San Pedro pero, como puede verse por nuestra información, ha de ampliarse en breve este desarrollo con nuevas explotaciones, cuyas posibilidades no se pueden calcular exactamente; pero sí puede afirmarse que han de ser de considerable entidad. 

Otra característica de las explotaciones mineras leonesas es ésta de que, lejos de hacer concebir temores de agotamiento, permiten forjar ilusiones de un porvenir todavía mejor. La riqueza minera leonesa es inagotable, y puede afirmarse que su actual desarrollo apenas si es el principio de lo que en definitiva han de ser estas explotaciones en tiempo no lejano. Los mineros leoneses se han dado exacta cuenta de esta realidad, y por esto no cejan de concebir planes de trabajo para lo futuro con el sano optimismo de los hombres que confían en el propio esfuerzo para vencer en estas luchas, en las que siempre termina decidiéndose la victoria a favor de los más tenaces e inteligentes. Es de esperar que los Poderes públicos habrán de contribuir a esta obra, altamente patriótica, dando a los mineros leoneses facilidades para el desarrollo de su industria y abordando de una manera decidida el problema de los transportes ferroviarios, que de modo tan directo afecta a la producción minera nacional. Este ha sido uno de los obstáculos mayores que la industria minera leonesa ha encontrado para su desarrollo, y si la voluntad inquebrantable de los productores leoneses ha conseguido evitar en parte el daño que pudiera haberse ocasionado, puede calcularse cuál hubiera sido el desarrollo de la producción de no encontrarse con este entorpecimiento. 

El Sindicato minero leonés ha pedido en diferentes ocasiones el aumento de vagones para el transporte de carbones, y si se hubieran atendido sus demandas el carbón lanzado al mercado desde la provincia de León habría aumentado en proporciones incalculables, trayendo consigo este aumento ventajas incalculables para la industria y los consumidores. Los trabajos que los Sres. Feliú y San Pedro realizan para ampliar sus explotaciones indican que confían que estos entorpecimientos desaparecerán pronto, pudiendo entonces desarrollarse normalmente la industria minera. 

La actuación de los Poderes públicos debe encaminarse en ese sentido, puesto que no se trata de la protección de intereses privados, sino de contribuir al esplendor de una industria que con su desarrollo impulsa el de las más importantes del país y además facilita medios de subsistencia a centenares de familias que no tienen más medio de vida que los que le proporciona su trabajo honrado. Si los hombres encargados del gobierno de la nación viajasen frecuentemente por las regiones industriales de España podrían comprobar la justificación de todo lo que llevamos expuesto y no demorarían ni un momento la resolución de estas dificultades que ellos únicamente pueden remediar. 

Nosotros nos hemos limitado aquí a reflejar fielmente nuestras impresiones y hacer aquellas advertencias que juzgamos pertinentes, con la pretensión de que sean atendidas sin demora. Si nuestras quejas encuentran el vacío en las altas esferas oficiales será muy de lamentar; pero nunca podrán alegar ignorancia quienes deben tenerlas en cuenta. No queremos terminar esta información sin felicitar a los Sres. Feliú y San Pedro y agradecerles el sinnúmero de bondades que para nosotros tuvieron en la visita que tuvimos la satisfacción de hacer.

Figuras de la España laboriosa D. MIGUEL CANSECO

A fuer de sinceros hemos de reconocer que León reserva al visitante observador gratas sorpresas, inesperadas impresiones. Ciudad de abolengo, llena de recuerdos y tradiciones, no es una población momificada que duerme al arrullo de sus pretéritas grandezas, al margen de la vida moderna, industriosa y progresiva, alejada de las realidades del presente y en suicida renunciación de los beneficios del futuro. Es, por el contrario, un compendio feliz de los dos tipos de población: relicario y taller. Al lado de sus grandiosos monumentos (la catedral, San Isidoro, San Marcos) jadea la máquina de vapor; junto a las cúpulas de sus iglesias venerandas elévanse las chimeneas de sus fábricas; no lejos de sus calles estrechas y tortuosas, donde los caserones escudados y vetustos nos hablan de la rancia antigüedad de las estirpes leonesas, ábrense las vías amplias y las avenidas modernas con su aspecto de bulevar y su gran comercio, pregonando la actividad de los naturales, héroes antaño, laboriosos hoy, emprendedores siempre. 

Del León viejo se ha hablado y escrito por historiadores, cronistas y poetas con la prodigalidad que merece la tradición de este pueblo simpático. Acaso no hayan ocupado la atención tanto como en justicia les corresponde las manifestaciones nuevas de la vida leonesa, en las que sin escudriñar apenas puede observarse con satisfacción una vitalidad y una pujanza esperanzadoras que forzosamente tienen que influir de modo provechoso en el resurgimiento económico y moral que nosotros —sanamente optimistas— no podemos menos de ver en nuestra patria. 

Y viniendo a esta tierra y tratando de inquirir lo que con sus avances industriales y sus progresos de todo orden se relaciona es obligada la visita a una personalidad del mayor relieve en ella, a un hombre todo inteligencia y corazón, lleno de vomitad y de acierto que con perseverante labor ha contribuido como ningún otro al florecimiento de su país, pudiendo ver en plena juventud cómo su obra, la obra de un esfuerzo, sano y altruista, en que depositó los afanes todos de su labor, guiada por entusiástico amor a la patria chica, va teniendo el coronamiento apetecido por él al iniciar hace varios años sus trabajos. 

Nos referimos a D. Miguel Canseco. A ver a D. Miguel Canseco nos dirigimos, ansiosos de bucear, en el cumplimiento de la periodística obligación que nos esclaviza a la actualidad, en el ahora extenso campo de las industrias y empresas en León establecidas. Sabíamos que él podía saciar nuestras profesionales curiosidades con el mayor detalle, y no desconocíamos tampoco, por obra de la fama pública, las bondades con que, aun distrayéndose de su continua ocupación, había de dispensarnos afectuosa acogida. Pero la realidad superó con mucho a nuestro favorable presentimiento. Ya la entrada de las oficinas del señor Canseco predispone con simpático atractivo al visitante, dando idea del carácter y modo de ser del dueño de ellas. Sin carteles de «Pase usted sin llamar» ni sirvientes inquiridores y molestos con su «¿A quién anuncio?». «No sé si estará», se notan abiertas las amplias puertas de acceso a la sala de empleados, de las que —dicho sea de paso— desaparece toda idea justificativa de ese tedio oficinesco, secreto del odio que los empleados españoles suelen sentir por las infectas covachuelas en que consumen estúpidamente en expedienteo inútil y retardatario las horas de su vida. 

En la alegría y arte de las oficinas del señor Canseco, unidas a la bondad de éste, se halla la explicación del interés en que sus subordinados secundan su labor, viendo como cosa propia todo cuanto a su jefe afecta. Igualmente abiertas se hallan las puertas que ponen en comunicación la sala de empleados con el despacho de D. Miguel, pieza alhajada con arte exquisito, que más que despacho de un hombre de negocios abrumado por las preocupaciones de las múltiples empresas en que distribuye su fecunda actividad, parece el estudio de un artista delicado y genial que busca para ayuda de sus inspiraciones la acogedora alegría de unas paredes reidoras, el remanso espiritual de descansar la vista en los cuadros maestros, la satisfacción de rodearse de bellos muebles y lindos objetos, reveladores de refinado aristocratismo.

Hemos encontrado a D. Miguel inclinado frente al magnífico bureau, repleto de cartas, periódicos y revistas, despachando la correspondencia del día para decretar contestaciones y disponer el trabajo de sus empleados; hemos hecho nuestra presentación y hemos sido con extremada delicadeza, pero franca y cordial, exenta de rebuscada cortesanía, atendidos por este hombre inteligente que con sencillez, poniendo en sus frases una noble modestia, agradeciendo en sus palabras la bondad ingénita de su espíritu comprensivo, se ha ido adueñando de nosotros. 

No podemos dudar que al separarnos ha de quedar en el rinconcito preferente de nuestra memoria el recuerdo gratísimo de este leonés admirable, verdadero símbolo de su actual ciudad: artista e industrial. En su amena charla rechaza todo mérito, niégase a recibir personalmente la gran parte de gloria que le alcanza en el resurgir industrial de León, quiere evitar el merecido elogio. Dice que no ha hecho nada. Mas contra su humildad ejemplar, publican lo que él niega las empresas de vida brillante y porvenir asegurado que nacieron al calor de sus iniciativas, con las que la ciudad ha ido llenando necesidades y modernizando su ambiente, sin contar otras muchas, también obra suya, fuera de la provincia. 

En el despacho hemos conversado brevemente. D. Miguel, al saber nuestro deseo, nos ha invitado a que le acompañemos a su fábrica de aglomerados, sita no lejos, y el soberbio Stutz está dispuesto para ponerse en marcha. La fábrica de aglomerados de carbón es, por su magnificencia y riqueza de detalle en su instalación, última palabra de su clase, digna de visitarse. Capaz para una diaria producción de 300 toneladas de briquetas, la encontramos en plena actividad, que nos da ocasión para apreciar el orden con que actúan los obreros y el acierto de la dirección, encomendada a un contramaestre, que al lado de D. Miguel, ha ido perfeccionando sus dotes naturales y sus conocimientos, hasta llegar a ser un mecánico de primer orden. Este contramaestre, mientras el Sr. Canseco en el laboratorio se entera de lo que se va haciendo, nos da detalles, que recogemos con interés, seguros como estamos de qué D. Miguel, en su afán de evitar notoriedad y huyendo del aplauso, pocas veces tan justo, había de impedirnos que llegásemos a penetrarnos de la magnitud de su obra. 

A ella exclusivamente se debe la constitución de la Sociedad Hornaguera, de que es principal accionista, gerente y presidente del Consejo de administración. Sociedad explotadora de la fábrica que visitamos, cruzada por vías, con apartadero propio unido con la estación de León, independiente y a poca distancia de ésta. La fábrica tiene una amplia fosa de descargue de carbones, elevador de veintidós metros de altura, con cangilones de sesenta centímetros, torre con dos tolvas, cinta abastecedora, dos molinos Cart para brea v carbón, dosador, mezclador, prensa y cinta de enfriamiento y cargue, hermosa caldera de ciento veinte metros cuadrados de superficie de calefacción de la casa Babcok Wilcox; cuatro motores eléctricos para el movimiento de las máquinas; todo, en fin, cuanto pudiera apetecerse en la más adelantada instalación de esta clase de fábricas. 

Una gran parte del carbón que en ella se emplea para las briquetas y mucho también que vende la Sociedad Hornaguera procede de las minas propias, que en los mejores puntos de la región leonesa posee, entre las que recordamos «Babiana» y «Montañesa», de excelente carbón graso; «Leandra» y «Sorpresas», de antracita; «María», de carbón seco, que, respectivamente, se hallan enclavadas en las zonas de Villablino, Toreno y La Magdalena, y todas las cuales, según demuestran los análisis, pueden figurar como tipo en sus distintos emplazamientos. 

Junto a esta Sociedad, obra que lleva la predilección y cariño de D. Miguel, figura como cosa suya y por él iniciada y creada la explotación de los saltos del Porma, encomendada a la Sociedad León Industrial, que le debe el nacimiento y de la que es vicepresidente, cuya importancia se pone de relieve con sólo hacer notar que los referidos saltos de agua suministran energía y luz a León, Minas de Sabero y Santa Lucía. 

Creación suya fue igualmente la Sociedad Canseco, Blanco y González, que con éxito progresivo y creciente explota asimismo otro salto de agua en Moreda (Asturias). Es además consejero de la Sociedad Antracitas de Brañuelas. Su portentosa actividad comparte con la atención de las iniciativas industriales propiamente dichas el cuidado de las industrias de la tierra, y en este aspecto podemos observarle actualmente, que dedica algunas horas de su tiempo, distribuido en continuo trabajo, en la transformación de su deliciosa finca rústica Almanzora, que promete ser en breve una granja modelo en la provincia. 

Todos estos afanes no le impiden ocuparse de asuntos de interés general. Dígalo si no la subasta pocos días ha celebrada para la construcción del ferrocarril León-Matallana, que a sus gestiones ha sido debida, viniendo a llenar una necesidad sentida hace ya tiempo, puesto que esa obra representa la unión directa de León con la industriosa villa de Bilbao. Alejado de la política, viene siendo elegido diputado provincial por León-Murias de Paredes, desde hace muchos años, no impidiéndole su concepto de la política separarse de la corriente general para emplearla en bien de su distrito y de los electores, que en el Sr. Canseco ven siempre un protector desinteresado. Tal vez por esto le buscan para su diputado sin él solicitarlo, y por esto mismo suele verse la casa de D. Miguel cercada por esos hombres rústicos y honrados, hombres de aldea, que pagan los beneficios que de su simpático diputado reciben alfombrando su senda de bendiciones. 

D, Miguel Canseco es doctor en Derecho, grado que alcanzó previos brillantísimos ejercicios en la Universidad de Salamanca a la temprana edad de diez y ocho años; es también caballero de la Orden de Isabel la Católica y vicepresidente del Sindicato minero leonés. Amantísimo de su tierra, está siempre dispuesto a contribuir a cuanto pueda significar engrandecimiento. Es una de las personalidades leonesas a quienes más debe la minería de la región, pues desde bastantes años, con anterioridad a los de la guerra, venía trabajando y preocupándose de este importante problema. Es hombre que pone en los negocios una gran amplitud de miras.

Conocedor de los hondos problemas industriales que ha planteado la post guerra, el Sr. Canseco puede prestar grandes servicios a la economía nacional. Conversando con el Sr. Canseco acerca de estas cuestiones se saca la impresión de que su preparación no sólo es hija de la práctica corriente, sino que ha dedicado largas horas al estudio. Conoce el Sr. Canseco perfectamente la organización industrial de los más importantes países, y su conocimiento de ella como de las propias industrias nacionales le permite abordar todas las cuestiones, teniendo en cuenta tanto la experiencia propia como la extraña. 

El Sr. Canseco ha sido el creador de varias de las más importantes empresas industriales de la provincia de León. Entró en el mundo de los negocios siendo muy joven, y desde el primer momento demostró sus grandes talentos de organizador y de tacto para resolver las cuestiones más delicadas. El Sr. Canseco, terminados los estudios de Derecho, supo rehuir los, caminos trillados de la rutina, dedicándose de lleno a empresas fecundas que beneficiaran los intereses colectivos de su tierra. Este distinguido leonés goza en su región del respeto y de la especial consideración de sus paisanos, que de este modo quieren premiar sus merecimientos indiscutibles. Aunque, como hemos dicho, el señor Canseco se halla apartado de las luchas políticas, sus paisanos le eligieron diputado provincial en las últimas elecciones por el distrito que ya había representado en diferentes ocasiones, y no sería nada de extraño que le otorgaran representación más alta. 

Como las complicaciones del actual momento han de realizar por sí mismas una despiadada selección en el personal político, la incorporación a la política activa de hombres de este temple es cada día más obligada, y sus conocimientos de las necesidades del país le da derecho a ocupar aquellas posiciones oficiales desde las cuales pudiera atenderlas y remediarlas. El Sr. Canseco es una de aquellas figuras de la España futura que están llamadas a realizar grandes destinos, porque supieron en los días de su primera juventud ahogar pueriles vanidades para dedicarse al trabajo intenso de la vida industrial.

Hulleras de Pola de Gordón

La Sociedad Hulleras die Pola de Gordón tiene su domicilio social en Madrid y un capital de 750.000 pesetas y explota un coto con una superficie de 700 pertenencias constituidas por las minas de carbón «Anita», «Carita», «Ángeles», y «Luis» y ampliaciones enclavadas en Pola de Gordón, y en excelente situación, por estar cruzadas sus concesiones por el ferrocarril del Norte en el trozo de León a Gijón. Este coto minero es muy conocido de antiguo, y sus carbones son de tan excelente calidad en tipo seco, que obtuvieron mención en la Exposición de Barcelona celebrada hace años. En el año de 1916 comenzó de nuevo la Sociedad la explotación de este coto minero, y señalándose la norma de emplear los beneficios obtenidos en la explotación en mejorar ésta y alcanzar con la creación de sus instalaciones el desenvolvimiento que actualmente tiene; no dudó un momento en emplear todos los beneficios obtenidos en desarrollar éstas, porque tan necesario es para colocar nuestra producción hullera en condiciones de competencia con los carbones de importación extranjera. 

Salvando no pocas dificultades, todas aquellas originadas por la escasez de maquinaria, consecuencia del desequilibrio promovido por la gran guerra, llegó a ultimar en enero pasado sus instalaciones de lavaderos mecánicos, fabricación de aglomerados y central térmica de fuerza motriz. Según estudios realizados por distinguidos ingenieros puede explotar la Sociedad Hulleras de Pola de Gordón dos grupos de capas de carbón, que tienen un recorrido en sus concesiones de unos siete kilómetros aproximadamente. Muy recientemente, y por un competentísimo ingeniero, se ha hecho una cubicación probable de tres a cuatro millones de toneladas de carbón sobre el nivel de las aguas.

La explotación se efectúa actualmente por un transversal general en cuya plaza están adosadas la fábrica e instalaciones. Los lavaderos son del tipo más moderno y tienen una capacidad de 120 toneladas por turno, estando constituidos por una serie de cajas de feldespato Retters, mecánicas, para la clasificación, y un aparato desarcillador y recolector de finos, que es el primero instalado en España. Estas instalaciones han sido estudiadas con todo detenimiento dada la composición mecánica de los carbones españoles, principalmente los de la cuenca leonesa, de los cuales la producción de menudos alcanza con un promedio del 75 al 80 por 100 del carbón bruto extraído de las minas. Estos menudos llevan a su vez una gran proporción de finos, circunstancia que exige la instalación de lavaderos especiales completamente distintos de los construidos por las grandes casas especialistas del extranjero. Estas características de los carbones leoneses constituyen una diferenciación esencial, tanto por el sistema de explotación como por la geología que debe proceder a unas instalaciones de tratamiento de estos carbones para completa utilización de los mismos.  

La central térmica utiliza para su funcionamiento los residuos de las minas y de la fábrica, y está integrada por una máquina de vapor Compound, de 70 caballos efectivos y un grupo de calderas de 120 caballos. 
 
La fábrica de aglomerados, construida, así como los lavaderos, completamente en España, está compuesta de los molinos mezcladores y demás aparatos que integran una instalación de este género, dispuestos todos ellos en un nivel inferior al del suelo de la fábrica, con objeto de evitar en lo posible los riesgos de incendio, y principalmente la influencia nociva a los obreros del polvo impalpable, que se desprende en esta fabricación. La Sociedad fabrica actualmente ovoides de un tipo especial para calderas de vapor similar a la briqueta, análogamente al tipo de ovoides elaborados por las grandes hulleras belgas. Además de este tipo de ovoides fabrica otros tipos especiales para calefacción, cocinas, etc. Comprendiendo la Sociedad la necesidad de estudiar en España las mezclas de carbones con objeto de suministrar al cliente el tipo más adecuado para el empleo a que piense destinarlo, ha comenzado una serie de ensayos en este sentido, con excelentes resultados, consiguiendo obtener de este modo desde el menudo de hulla para fraguas, similar al asturiano, hasta dos tipos distintos de vapor, adecuados al tipo de caldera y condiciones de tiro que poseen sus clientes.  
 

Preocupándose también la Sociedad de las orientaciones modernas por lo que a los salarios de los obreros se refiere, ha tenido también en ensayo los métodos Taylor y sus modificaciones para adoptarlas, tanto a la explotación de carbón, como a los avances de galerías y transversales.

Figura al frente de este negocio, por haber sido el iniciador del mismo, el ingeniero D. José María Marchesi, el que ocupa el cargo de consejero delegado, habiendo sido sido secundado en su labor por el ingeniero de Minas noruego D. Juan Andresen. y alto personal técnico y administrativo de la Sociedad, no siendo menos de enaltecer la gestión realizada por el digno administrador de la mina, D. Melchor Navarro, con el que colabora el expertísimo jefe mecánico D. Emeterio Herrero, encargado de la central e instalaciones. Y el capataz, D. Juan Alonso, al que está encomendado todo lo relativo a la explotación minera.

El Consejo de Administración de la Sociedad está constituido por personalidades tan conocidas en el mundo de los negocios como D. Eduardo Marchesi, presidente del mismo; D. Haraldo J. Dahlander, cónsul general de Suecia en España y vocal del Consejo Superior de Fomento; don Enrique Elfstron, director de la Sociedad de Electricidad A. S. E. A.; D. Julián Arzalun, joven ¡financiero bilbaíno; don Adriano García Loygorri, ingeniero de Minas; D. B◌̂rjn Rock Bj◌̂orge, ingeniero noruego, y D. Antonio Navarro, competente hombre de negocios y consejero de otras varias Sociedades, figurando como secretario del Consejo, al que viene secundando eficazmente en su gestión, don Luis Morales de Setién, teniendo la Sociedad su domicilio en Madrid. Montesquinza, 23. 

Complacidos en extremo de la visita efectuada a las instalaciones de esta Sociedad réstanos únicamente agregar, como final de esta ligera descripción, que también allí oímos las mismas lamentaciones que anteriormente habíamos escuchado en otras varias minas que hemos visitado; lamentaciones que unánimemente se refieren al abandono y poco celo demostrado hasta el momento por los Gobiernos en auxiliar labor tan patriótica y de resurrección de nuestra producción hullera, esfuerzo que en vez de trabas constantes, debe auxiliarse en forma análoga a lo efectuado en otros países, fomentando el crédito bancario industrial que hoy no existe, solucionando la eterna cuestión de los transportes, facilitando al consumidor el contacto directo con el productor, utilizando el paso dado por éstos en la sindicación comercial, único medio con el cual puede obtenerse que estas actividades tan dignas de apoyo no resulten estériles para el engrandecimiento patrio. De desear es que cese el abandono en que los Poderes públicos tienen esta industria, por tratarse de producción que tanto interesa a la vitalidad económica del país, y que ocupa además centenares de obreros.

DON CLAUDIO GALLEGO

Explotación y exportación da carbones minerales

Don Claudio Gallego posee en el pueblo de Torre una importante mina denominada «José», de una superficie de 200 hectáreas. Cuenta con diez galerías de 350 metros cada una, de las cuales se extraen cincuenta toneladas diarias de carbón antracita de excelente calidad, que es muy apreciado en el mercado. El Sr. Gallego dispone de un lavadero con todos los adelantos modernos, tiene depósito de combustible en la estación de Torre (León) y también tiene concedido apartadero propio en dicha estación, distando ésta de la mina unos 600 metros aproximadamente. Trabajan en la explotación noventa obreros. 

¿Qué hemos de añadir ya en esta información después de todo lo consignado referente a la cuenca minera leonesa? Hemos de repetir, necesariamente, aquellos argumentos que nos sirvieron de base al dar cuenta de la industria minera en León. Así es que en gracia a la brevedad nos limitaremos ahora a manifestar que las explotaciones de D. Claudio Gallego han tomado, de poco tiempo a esta parte, un gran incremento y una actividad inusitada, merced a los trabajos que a este fin ha realizado el Sr. Gallego. 

Este minero leonés que a su laboriosidad hay que añadir las dotes de inteligencia y honradez, ha conseguido, con el impulso dado a sus minas, aumentar la riqueza industrial de Astorga. Se propone el Sr. Gallego ampliar en todo lo posible su negocio, pues las demandas que recibe son cada día más numerosas, lo cual prueba el esmero con que son servidos todos los pedidos que al señor Gallego se hacen. Don Claudio Gallego no es hombre que guste de la ociosidad y dedica todas sus energías al negocio que tiene montado, estando siempre al frente de sus obreros, animándolos no sólo con su presencia, sino con sus recomendaciones y consejos, siempre muy acertados. Por estas razones el Sr. Gallego goza de grandes simpatías en la región, y su nombre se cita con elogio no sólo por sus subalternos, sino también por todos sus convecinos.
























 

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