sábado, 5 de noviembre de 2022

Sembrando nubes

Diversos proyectos científicos para modificar artificialmente el tiempo, entre los que están  incluidos los diseñados para disipar la niebla, estimular las precipitaciones de lluvia y nieve, y disminuir el granizo, se han llevado a cabo en más de 50 países, desde el descubrimiento a finales de la década de 1940 de que los cristales de yoduro de plata pueden formar cristales de hielo en una atmósfera cargada de vapor de agua. 


De los millones de toneladas de agua que hay en el interior de una nube cuando llueve o nieva apenas precipita el 2% o el 3% de la misma. Cuando se siembran las nubes los incrementos de lluvia se consideran altos cuando, si iba a caer el 2%, cae el 2,2% del total de agua de la nube. Parece muy poco pero eso significa que se ha incrementado la lluvia caída sobre el suelo en un 10% o un 20%. 

Diversos grupos de investigación han estado trabajando para comprender cómo alterar la manera en que el agua líquida se forma y se mueve dentro de una nube. A pesar de décadas de investigación, un profundo escepticismo rodea todavía la siembra de nubes, debido, en parte, a la dificultad de verificar la eficacia de la técnica, estableciendo causas y efectos, dada la complejidad de los fenómenos meteorológicos.

El yoduro de plata es una sustancia química muy poco soluble en agua y con una estructura cristalina parecida a la del hielo. Si se esparce este yoduro en polvo sobre una nube los pequeños granos hacen las veces de núcleos de condensación, es decir, partículas alrededor de las cuales se condensa el vapor de agua formando gotas, que si llegan a aumentar suficientemente de tamaño precipitarán en dirección al suelo. 

Entre los años 1979 y 1981 en España tuvo lugar el primer intento de incremento de lluvias a través del Proyecto para la Intensificación de la Precipitación, coordinado por la Organización Meteorológica Mundial. Pero nunca se llegó a incrementar la lluvia por medio de la siembra de nubes.

El catedrático de la Universidad de León, José Luis Sánchez, realizó un estudio a partir de los resultados de las campañas de siembra de nubes realizadas desde 1997 en el valle del Ebro, especialmente en Lleida, con el objetivo de evitar los efectos del granizo. Parece ser que una vez que el yoduro entra en contacto con las gotas en suspensión ayuda a congelarlas, es decir, acelera la formación de granizo. Los numerosos embriones de granizo compiten por el agua disponible y no pueden crecer. Cuando se produce la precipitación caen muchos granizo pero muy pequeños, reduciendo los daños provocados en los cultivos. 

Para llevar el compuesto hasta las nubes se emplean por lo general aviones, aunque por motivos de coste también se pueden utilizar estufas colocadas en el suelo y que queman carbón activado que contiene el yoduro, ascendiendo ese humo  cargado del compuesto hasta la nube. También pueden utilizarse pequeños cohetes que al explotar en el aire difunden el polvo de yoduro. 

Estufas

Los quemadores constan, en esencia, de dos tubos concéntricos, entre los cuales se quema carbón vegetal hasta que se pone al rojo vivo el tubo interior, que es de hierro. En ese tubo interior se introduce carbón de coque impregnado de yoduro de plata en solución al 2 por 100. Dicho carbón es inalterable con el tiempo, pero ha de evitarse que se moje y que se partan los gránulos de carbón.

Su altura total es de 60 a 70 cm. El diámetro del tubo interior de 12 a 13 cm., y el diámetro del tubo exterior, de 25 a 30 cm. El espacio entre los dos cilindros se rellena con carbón vegetal, cuya combustión pone al rojo el cilindro interior que contiene el carbón activado con yoduro de plata. La capacidad de este tubo interior es de 3 a 3,5 kg., según el tamaño del carbón. La temperatura de combustión está alrededor de los 950 grados y transcurre lenta y uniforme. El yoduro de plata se sublima, pasando de sólido a vapor y es arrastrado por las corrientes convectivas hasta el seno de la nube de tormenta. A veces son corrientes ascendentes de gran velocidad, por lo que alcanza en pocos minutos la altura de 5.000 ó 6.000 metros, en donde son más precisos los núcleos de cristalización. El vapor de yoduro de plata se pasa nuevamente a sólido, formando millones de cristales. Cada uno de ellos forma un núcleo de congelación que atrae a las gotas de agua sobrefundidas, formando numerosos granizos de pequeño tamaño, y evitando que se formen granizos de grandes dimensiones.

El consumo de carbón de un quemador es del orden de 0,5 kg. por hora, aunque hay que tener en cuenta que en las primeras horas el consumo es mayor, ya que hay que tener el tiro del quemador abierto al máximo. Con la carga inicial de unos 3 kg. suele durar unas cuatro horas en cada quemador puede cubrir una superficie media de 15 kilómetros cuadrados, aunque esto varía mucho con las condiciones atmosféricas y la configuración del terreno. El mismo quemador, colocado en el mismo sitio, puede tener un radio de acción de 4 ó 25 kilómetros cuadrados según haga poco o mucho aire y en un sentido u otro. En eso también influye el que tenga a un lado un monte o esté situado en terreno llano. Por eso, para la instalación de este sistema hay que estudiar con anterioridad la configuración del terreno y el clima que domina (días de riesgo de granizo, dirección e intensidad de los vientos dominantes, etc. ).


Cañón antigranizo

El cañón antigranizo, mediante explosiones de gas acetileno y aire, emite ondas de choque que se desplazan a la velocidad del sonido e interfieren en la cristalización del granizo, dando como resultado una lluvia o granizo blando en lugar de granizo macizo. A pesar ser bastante utilizado por los agricultores, la efectividad de este mecanismo es puesta en duda por algunos expertos, y no solo por expertos sino por mucha gente de comunidades que dicen ser afectadas por estos cañones, debido a que donde se usan estos cañones ya no llueve, automáticamente al ser disparados todas las nubes se dispersan ocasionando que ya no llueva y por ende que se vea afectado el clima como bosques, cerros, animales e incluso las comunidades y campesinos locales. Los estudios científicos en la Cuenca minera tanto por parte de quienes promueven este mecanismo como por parte de sus detractores son prácticamente inexistentes en España.


Méjico en la actualidad

En Méjico se hizo uno de los experimentos más largos de la historia en este terreno, alrededor de 30 años seguidos, desde 1948, sembrando nubes. En algún momento la práctica quedó suspendida pero el año 2021 se retomó, con el apoyo decidido del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, un presupuesto de 35 millones de pesos y cuatro aviones. Los datos oficiales hablan de un incremento en las precipitaciones de cerca del 40% contribuyendo al aumento del nivel de los embalses, la mejora en las condiciones para la extinción de los incendios y una mayor producción de la agricultura y la ganadería. 

Al yoduro de plata se le incorpora acetona y otros aditivos que mejoran la eficacia. El yoduro actúa a 22 grados bajo cero y las nubes en Méjico están a unos 25 grados. Los aditivos conservan la refrigeración del producto, que sale sobreenfriado y listo para reaccionar con la humedad de la nube. 

En 2021 se efectuaron cerca de 80 vuelos desde cuatro aviones, dos militares y dos civiles. Cada una lleva un depósito de 100 litros de producto con base de yoduro y otro con aire a presión para posibilitar el rociado del líquido. En algunas nubes se llega a repetir dos o tres veces el proceso si no hay suficiente humedad. Se buscan las corrientes ascendentes y se suelta el reactivo en la parte inferior de la nube.

El Físico de las nubes, Fernando García, no es tan optimista respecto del proyecto mejicano. Según él la ciencia básica, es decir, que el yoduro de plata, con sustancias añadidas, ayuda a convertir en líquido el vapor de agua es una verdad científica. El proceso funciona, pero no se sabe qué va a salir de él porque no se tienen conocimientos suficientes sobre los procesos de desarrollo de las nubes. La variabilidad natural es enorme, cercana al 30%, es decir, que de forma natural nubes idénticas pueden precipitar o no, por tanto, no se puede determinar que eso se deba al sembrado artificial con yoduro. La dosis de la siembra es muy importante, porque si hay demasiadas partículas que compiten por el vapor de agua podrían crecer todas las gotas, pero muy poco cada una, y no precipitarían. 

En otros países 

En 2021 los Emiratos Árabes Unidos realizaron 219 operaciones de siembra de nubes en todo el país. La siembra se llevó a cabo con aviones equipados con bengalas especiales que disparaban partículas cristalinas similares al hielo directamente a las nubes. Esto genera gotas pequeñas de agua, que crecen y se fusionan entre sí, para finalmente caer como precipitación.

En 2022 varias regiones chinas alrededor del Yangtze, el río más largo de Asia, los aviones dispararon sus cañones hacia el cielo, utilizando varillas de yoduro de plata para sembrar nubes y tratar de forzar lluvias para sofocar la peor sequía que se recuerda en el gigante asiático en más de 60 años. Los programas de modificación del clima se extienden por el centro y el suroeste de un país abrasado por una ola de calor sin precedentes.


Colectivos contrarios a la siembra de nubes

Pedro Costa Morata es un ecologista nacido en Águilas que impulsa la lucha contra el sembrado de nubes en la región murciana, acusando a los que pudieran impulsarla de hacer disminuir las cantidades de lluvia y cambiar el clima. La Federación de Cooperativas Agrarias de la Región de Murcia (FECOAM), también perseguía a los supuestos impulsores de la siembra de nubes con argumentos bastante peregrinos. 



















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