En esta breve nota se informa de que esta persona, Xevi Verdaguer, parece ser que se describe a si mismo como psiconeuroinmunólogo y en su web anima a beber agua hidrogenada por sus presuntos efectos beneficiosos aportados por el hidrógeno añadido, que tendría efectos antiinflamatorios y antioxidantes. Parece ser que a día de hoy la psiconeuroinmunología no se encuentra entre las especialidades ni las profesiones sanitarias reconocidas oficialmente, lo que vendría a ser que no existe. En opinión de Carmen Martín Alonso, vocal de la Sociedad Española de Inmunología, Xevi Verdaguer es en realidad fisioterapeuta y está relacionado con varias pseudociencias y no acredita otras habilitaciones profesionales ni publicaciones científicas que avalen sus opiniones. Según Carmen Martín Alonso hasta la fecha se habían publicado únicamente siete ensayos clínicos en humanos. Todos estos ensayos son bastante pequeños, ninguno supera los 30 sujetos, por lo que no parece que las conclusiones sean muy sólidas. Con la información reflejada en esas publicaciones el agua hidrogenada sería una preparación sin composición definida, sin estudios de seguridad y con escasa evidencia científica de que tenga beneficios en humanos superiores a los de una correcta hidratación con agua no tratada con hidrógeno.
Carmen Martín Alonso
Carmen Martín Alonso es especialista en Inmunología y Doctora en Bioquímica y Biología Molecular.
Dirige el programa de garantía externa de calidad GECLID desde 2010, con más de 130 laboratorios de todo el mundo (con esquemas de control de calidad para citometría de flujo y función celular, histocompatibilidad, diagnóstico de laboratorio para neoplasias malignas hematológicas e inmunodeficiencias) y, desde hace 3 años, un programa de controles externos para el cribado neonatal de anemia falciforme y metabolopatías. Está al cargo también del control de calidad de los componentes sanguíneos que se distribuyen para uso transfusional desde el Centro de Hemoterapia y Hemodonación de Castilla y León. Es responsable de la dirección científica del Biobanco del centro, que proporciona proporciona muestras biológicas y asesoría a cerca de 50 proyectos de investigación nacionales e internacionales cada año.
Anteriormente trabajó como inmunóloga en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, en la escuela MIR del Colegio Oficial de Médicos de la Comunidad de Madrid, en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela y en la Universidad de Valladolid. En la actualidad es miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Inmunología, coordinando el programa de formación continuada y el plan de recertificación de profesionales sanitarios. Ha impartido docencia universitaria de grado y master así como en numerosas acciones formativas sobre calidad en inmunología, bioinformática y Forma parte de la Comisión de Calidad para la Inmunología Diagnóstica de la Sociedad Española de Inmunología, actúa habitualmente como revisora para el grupo Dove Medical press y es editora de la revista Inmunología, donde mantuvo una sección fija sobre calidad entre 2017 y 2020.
Ha publicado múltiples artículos de investigación en el área de inmunogenética, inmunología ocular e inmunidad humoral entre otros, en revistas internacionales revisadas por pares. Ha participado en diferentes proyectos de investigación en inmunología y fisiología cardiovascular incluyendo la coordinación de estudios multicéntricos nacionales e internacionales a lo largo de la pandemia de COVID-19.
Otra opinión
En el artículo Llega la moda del agua hidrogenada: ¿timo o revolución terapéutica? aparecido en El Confidencial del 2 de enero de 2018 se expone que el bioquímico y divulgador científico José Miguel Mulet desmonta todo el proceso: no se produce tal enlace iónico y, además, el hidrógeno es poco soluble en agua, se evaporaría y quedaría poquísima cantidad. Aparte de manifestar sus dudas sobre el funcionamiento de los hidrogenadores, considera muy difícil que este sistema llegase a producir algún beneficio para la salud.
En su opinión el hidrógeno es muy reactivo, así que va a interaccionar con cualquier otra molécula y lo más probable es que acidificase el agua. Además, el agua enriquecida con hidrógeno tendría que pasar por nuestro estómago, lo cual ya alteraría sus supuestas propiedades, y también habría que aclarar cómo es absorbida por el intestino. Incluso yendo a la clave del asunto, aunque este hidrógeno extra llegase hasta las células, no está demostrado que tenga algún efecto beneficioso.
En el artículo anterior también se ofrece la opinión del nutricionista y divulgador Juan Revenga, que incide en la idea de que en la literatura científica no se puede encontrar nada en firme más allá de resultados parciales, generalmente in vitro y con animales, pero ninguna conclusión significativa con respecto al consumo de agua hidrogenada en el ser humano. Según él, a los partidarios del consumo de agua hidrogenada se les llena la boca hablando de estudios científicos, pero no todos ellos son buenos ni válidos. Suelen ser investigaciones con importantes errores metodológicos, de pésima calidad científica y publicados en revistas con un factor de impacto bajo, comenta en referencia al instrumento que sirve para medir la repercusión que tiene una publicación en la comunidad científica.
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