miércoles, 11 de septiembre de 2019

La Guerra de los Diez Días


La Guerra de los Diez Días o guerra de independencia eslovena fue un conflicto armado entre el gobierno de la separatista República Socialista de Eslovenia y el gobierno central de la República Federativa Socialista de Yugoslavia sucedido en 1991. Eslovenia planteó la guerra de independencia inmediatamente después de que declarase su independencia de Yugoslavia.


El Gobierno de la República de Eslovenia, la región más próspera del país, celebró un referéndum independentista el 23 de diciembre de 1990 en contra de la voluntad de las autoridades yugoslavas. El plebiscito tuvo una participación del 93% de los 1,5 millones de ciudadanos con derecho a voto y el 95% se posicionó a favor de la separación de la región del resto de Yugoslavia. El 25 de junio de 1991, seis meses después del referéndum, Eslovenia declaró su independencia​ de Yugoslavia tras una votación casi unánime del parlamento regional y en paralelo a una declaración similar de Croacia. El Gobierno esloveno esperaba la intervención del ejército yugoslavo, para lo que llevaba meses preparando sus propias fuerzas armadas.


La denominada Guerra de los Diez Días comenzó al día siguiente, con la entrada de las tropas del Ejército Popular Yugoslavo en territorio esloveno. La lucha armada movilizó blindados, helicópteros y aviones y provocó una veintena de muertos en el bando esloveno y casi 50 por parte del ejército yugoslavo, además de cientos de heridos en ambos lados.


El Ejército Federal Yugoslavo perdió 31 tanques, 22 vehículos de combate de infantería, 172 vehículos de transporte y seis helicópteros, gracias al trabajo de las unidades antitanques eslovenas. A ello se le suma que 4.836 soldados yugoslavos fueron hechos prisioneros, y 3.090 cambiaron de bando, más 2.800 que desertaron.


El 7 de julio de 1991 se firmó el Acuerdo de Brioni entre los gobiernos de Yugoslavia, Croacia y Eslovenia. Fue promovido por la Unión Europea, muy interesada en frenar una contienda que registró los principales enfrentamientos muy cerca de la frontera austriaca e italiana de Eslovenia. Con el pacto, Yugoslavia se comprometía a detener todas las acciones militares en territorio esloveno y los gobiernos de Eslovenia y Croacia congelaban sus procesos independentistas durante tres meses.


Aunque la entente no logró parar la guerra en Croacia, el combate armado no volvió a Eslovenia, que en los siguientes meses fue reconocido como un Estado independiente por las exrepúblicas soviéticas recién nacidas. Este conflicto fue el inicio de la reacción en cadena de declaraciones de independencia del resto de repúblicas yugoslavas, lo que derivó en la sangrienta Guerra de los Balcanes, que se prolongó durante toda la década de 1990.

En ese marco, los países occidentales reconocieron la independencia de Eslovenia tras el primer paso dado por Alemania en diciembre de 1991, a la que siguieron Suecia, Islandia, la Unión Europea, Rusia y Estados Unidos, y después toda la comunidad internacional.

La guerra fue breve debido a que el ejército popular yugoslavo no quiso malgastar recursos en esta campaña, ya que se estaba preparando para la Guerra Croata de Independencia.

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