Cinco países, otras tantas metrópolis y 1.028 kilómetros de asfalto. Así se podría resumir a grandes rasgos el proyecto de autopista de África Occidental que pretende conectar Abiyán, en Costa de Marfil, con Lagos, en Nigeria, atravesando Ghana, Togo y Benín pasando por las ciudades de Accra, Lomé y Cotonú. Un proyecto considerado crucial para la integración económica de estas ciudades que se están transformando en una gigantesca conurbación. Unos 40 millones de personas viven a lo largo de este eje que, según el Banco Africano de Desarrollo, concentra cerca del 75% de las actividades comerciales de la región.
El trazado ya está validado y, según la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), las primeras licitaciones para seleccionar las empresas que se encargarán de la construcción deberían publicarse a principios de 2024.
En 2010, el plan director transafricano incluía una decena de autopistas con una longitud total de 57.300 kilómetros, desde El Cairo a Ciudad del Cabo y de Dakar a Yibuti. La densidad de esta red ideal, equivalente a 1,89 km de carreteras por 1.000 km², es cuatro veces menor que la de la actual red de autopistas interestatales americanas.
En África occidental, las carreteras previstas uniríann Dakar con N'Djamena a través de la franja del Sahel, Dakar con Lagos a través del Golfo de Guinea y Lagos con la República Centroafricana a través de Yaundé en Camerún.
Están previstas tres grandes rutas transaharianas: una que unirá Mauritania con el norte de África a través de la costa marroquí, la segunda que unirá Argel con Nigeria a través de Agadez y la última que unirá Trípoli con Chad a través del Fezzan.
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