Según el diccionario de la RAE mentir es decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa. Por tanto, la mentira es la expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente. Hablando de verdades y mentiras, Mark Twain popularizó la siguiente frase que atribuyó a Benjamín Disraeli: “hay tres tipos de mentiras: mentiras, grandes mentiras y estadísticas” (there are three kinds of lies: lies, damned lies, and statistics). Lo que recoge el mismo diccionario de la RAE es que el bulo es la noticia falsa propalada con algún fin. En sentido contrario, verdad es la conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa y veraz la persona que dice, usa o profesa siempre la verdad. En un terreno intermedio podemos encontrar que error es aquel concepto equivocado o juicio falso. Del mismo modo una equivocación es una acción y efecto de equivocar o equivocarse, y también una cosa hecha con desacierto.
En un terreno más personal la RAE recoge que insultar es ofender a alguien provocándolo e irritándolo con palabras o acciones. A lo largo de nuestra vida nos rodeamos de insultos propios y ajenos, recibidos o enviados, en la familia, en el trabajo, en el deporte, y como no, leyendo los medios de comunicación físicos o electrónicos que nos relatan las hazañas de nuestros representantes políticos. Y es que político puede ser un buen sustantivo, pero resulta un muy mal adjetivo, miren si no el caso de los sustantivos madre o hermano cuan maltrechos quedan cuando se relacionan con semejante adjetivo.
Insultar, o sea ofender, al adversario siempre ha sido una herramienta básica para el ejercicio de la oratoria parlamentaria. La pregunta sin respuesta que ha flotado en el aire en todas las épocas, ya fuese en el parlamento de la monarquía restaurada de los siglos XIX y XX, de la Segunda Republica o el surgido de la transición del 78, es la de cuales han de ser los límites a imponer a ese ligereza en el tratamiento verbal hacia los contrarios. En palabras del médico del siglo XVI conocido como Paracelso: Todas las sustancias son venenos, no existe ninguna que no lo sea. La dosis diferencia un veneno de un remedio (por remedio hoy en día entenderíamos medicamento). Traducido podría ser algo así como: Todas las palabras pueden ser ofensivas, no existe ninguna que no pueda serlo. Las circunstancias que rodean el debate y a los que en él intervienen hacen que la intervención pueda resultar motivo de tan solo sonrisas e incluso carcajadas, o de la reprobación de la presidencia del Congreso y la ira de alguno de los sectores de sus señorías.
Para ofender y por tanto insultar se pueden utilizar palabras llanas, agudas e incluso esdrújulas, y también algunas palabras malsonantes e incluso tacos y blasfemias, claro está estas últimas a los ojos de una u otra religión, ya sean confesionales o laicas. Si todo ello se ve aderezado con una suculenta porción de medias verdades, estadísticas y mentiras, la ofensa resulta incluso más efectiva.
No se estila ya más el talante de Zapatero ¿O tal vez sí?
Pasando de la teoría a la práctica analicemos la frase de Pedro Sánchez publicada el 2 de mayo en X: La derecha y la ultraderecha ATACAN la democracia y nuestra convivencia, porque no ACATAN el resultado de las urnas del pasado #23J.
En veintitrés palabras se transmite un mensaje claro que se inicia con la identificación del enemigo, ese sujeto completamente diferente que desea hacer mal al que suscribe. El enemigo es la derecha y la ultraderecha que sin mediar palabra ATACAN dos cosas: la democracia en abstracto y nuestra convivencia, es decir el bienestar y la tranquilidad del que suscribe. La segunda parte de la frase explica lo que no hace el enemigo, dejando implícito por tanto que es lo que si hace el que suscribe y por extensión aquellos a los que representa, léase nosotros, los ciudadanos, el pueblo español, etc. Lo que no hace el enemigo y si nosotros se describe con el anagrama ACATAN. Para que quede claro, ellos ATACAN, nosotros ACATAN, es decir, acatamos pues el resultado de las urnas del 23 de julio.
Podríamos preguntarnos si la frase en cuestión contiene alguna mentira, pero para ello deberíamos conocer la verdad, es decir, si el que suscribe habla con sinceridad, cree lo que expresa, y por tanto esa es su verdad. Por ello, abandonada la idea de que el texto pueda contener alguna mentira, lo que si se puede afirmar es que es una representación maniquea de la realidad, que la deforma exagerada e interesadamente. Todo comienza con una implícita deshumanización del adversario político, del enemigo. El espacio ideológico al que se alude, sugiriendo un ente monolítico aunque bicéfalo, con la expresión la derecha y la ultraderecha vendría a ser esa región del latino inframundo, existente en el imaginario del que suscribe, que podríamos identificar con el infierno de Dante. Este averno en donde arden in aeternum las almas de los incautos que propagan bulos negacionistas y renuncian heréticamente al bien común, proporcionado por las verdades científicas y la legislación progresista, está regentado en estos momentos por Lucifer Feijoo y su lacayo Belcebú Abascal.
El hecho de que Santiago Abascal y Alberto Núñez Feijóo, los cuadros electos y no electos de sus respectivos partidos, y sus simpatizantes y votantes, sean ciudadanos con derechos y obligaciones idénticos a los de cualquier otro habitante dotado de DNI, deja de ser trascendente dado que habitan en esa región de la derecha y la ultraderecha, razón por la cual el resto de ciudadanos hará bien en condenarles al ostracismo y el exilio interior, si es que queremos defender la democracia y la convivencia.
Para esto de las verdades y las mentiras los famosos versos de Ramón de Campoamor, que dentro de su poema Las dos linternas estarían totalmente fuera de contexto, aislados aquí son de perfecta aplicación:
Y es que en el mundo traidor
Nada hay verdad ni mentira:
Todo es según el color
Del cristal con que se mira.
En la frase aludida el color del cristal es sin duda rojo PSOE.
Al final, y como no podía ser de otra forma, la verdad y la mentira son abstractas y solo tienen interés por la forma en que se concretan en cada uno de nosotros. Hay curas ateos y socialistas creyentes y ello no representa contradicción alguna. En todos nosotros habita una galaxia de verdades y mentiras personalizada que hace que unas u otras cosas sean buenas o malas, deseables o repudiables, hacia las que tender o de las que alejarse. Pues bien, esas mismas verdades y mentiras tienen que ver con nuestras simpatías y aversiones políticas y nuestra afinidad o antagonismo con unas u otras siglas. Los partidos políticos y sus líderes y portavoces movilizan una maquinaria comunicativa destinada a reforzar y extender el espacio en donde las verdades y mentiras se perciben a través del cristal de su color.
De todos estos mensajes unos, como el de la frase aparecida en X, están muy elaborados y otros no tanto, o nada, pero lo importante es su cantidad y la presencia del contenido maniqueo: los buenos y los malos, el progresismo y los reaccionarios, los pobres y los ricos, la cooperación y el egoísmo, la ciencia y su negación, el PSOE y el PP. El conductismo mediático hace el resto. Al final, una vez nuestros cerebros han estado suficientemente bombardeados con semejante avalancha de palabras, los mensajes los escuchamos sin demasiada atención, hasta que captamos alguna de las palabras clave: PSOE, PP, VOX, derecho, feminista, inmigrante, etc., y en ese momento se pone en marcha lo que en el perro de Pavlov serían sus glándulas salivales y que en nosotros es el abrillantado de nuestra panoplia de verdades y mentiras. De vez en cuando, para reforzar nuestros sentimientos, se nos premia con algún mensaje más elaborado para que podamos sentir que hemos elegido bien la trinchera en la que nos hemos metido.
Más de lo mismo. En este otro mensaje del 2 de mayo se puede leer: Y no solo merece la pena, sino que me tenéis dispuesto a hacer frente a la máquina del fango de Feijóo y Abascal.
Umberto Eco utilizó la expresión la máquina del fango en su novela Número cero, editada en 2015 por Penguin Random House. En la obra se relatan las actividades del Domani, periódico ficticio utilizado para presionar a algunos cargos políticos. El rotativo intimida y chantajea a sus víctimas mostrándoles números ceros, es decir, ejemplares de la publicación que no salen a la venta y que sirven como ensayo general de lo que será el producto editorial, en los que curiosamente aparece información falsa, exhibida como si fuera cierta, sobre aspectos secretos de sus vidas.
El mensaje del presidente sugiere que hay medios de comunicación que presionan y chantajean a políticos españoles, concretamente a él. No resultaría por otra parte tan extraño que ello sucediera. Los medios de comunicación tienen dueños y línea editorial e intereses, propios y ajenos, que defienden y eso es, y siempre ha sido, así. Si se tienen medios y la convicción de que en ese ejercicio de la información se han conculcado leyes para perjuicio de uno, licito será que se recurra a la Justicia para defender los propios intereses. Lo otro es extender un leve manto de sospecha sobre los medios de comunicación, ya veraces o torticeros, en un momento u otro claro está, para abundar en la cantinela de los buenos y los malos, nosotros y ellos. Y esto bajo la alargada sombra del límite de la libertad de expresión, que se establece siempre haciendo uso de la ley del embudo, un poco más allá o mucho más acá en función de quien habla y quien escucha. Si escuchamos acostumbramos a tener la piel muy fina, pero cuando hablamos estamos poseídos por el espíritu mismo de los sanguinarios almogávares.
En Buenos Aires tampoco se encontró mucho talante
En el diario Clarín del diez de diciembre de 2023 Natasha Niebieskikwiat entrevistó a Santiago Abascal que se encontraba en Buenos Aires para asistir a la toma de posesión de Javier Milei como presidente argentino.
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Usted habla de la ley de amnistía de Sanchez para los procesados por el referendo separatista como Puigdemont...
Y que ha terminado con la igualdad de los españoles ante la ley, aprobando una ley de amnistía que supone que da él. Entonces, perdona los delitos a unos políticos que han cometido los peores delitos que un representante público puede cometer, pero lo hace a cambio de votos para permanecer en el poder. Hay un acto de corrupción mayor. Yo no sé si llamarles zurdos de mierda, si llamarles canalla o como calificarlos, pero desde luego eso hay que calificarlo de una manera muy dura, de una manera implacable, porque hay que decir la verdad. Javier Milei, con un tono y un estilo crudo, ha dicho la verdad en Argentina. Entonces, yo creo que el estilo es discutible, no es lo más importante. En un sitio quizá funcione en otro no. Pero decir la verdad es esencial. Javier Milei ha dicho la verdad.
...
De sus palabras pareciera que haces más responsable del fracaso al PP que a Sánchez, que estuvo astuto.
Pedro Sánchez no es astuto y hábil como la gente piensa. Un político que no tiene escrúpulos, que no tiene principios, tiene una ventaja competitiva sobre los políticos honrados y que tienen escrúpulos porque nos ponemos límites. Yo tengo unos límites morales. Yo tengo unos principios. No puedo venderlos. Sánchez no tiene ninguno. Puede pisar las leyes, puede hacer cualquier cosa, puede poner en riesgo la unidad nacional. Eso le da una ventaja competitiva. Habrá un momento dado que el pueblo querrá colgarlo de los pies. Enfrente ha encontrado una oposición contundente en Vox, pero también una oposición dubitativa, que le criticaba pero le ofrecía la mano. No se le podía ofrecer nada. Distancia total con los socialistas.
Parece ser que lo que vaticinaba Santiago Abascal en la respuesta a esta pregunta era que el pueblo querría hacerle a Pedro Sánchez lo que los partisanos hicieron la noche del 27 de abril de 1945 con Benito Mussolini, mientras intentaba huir a Suiza, junto a su amante, Clara Petacci, y un grupo de soldados alemanes. En el camino fue detenido por una columna de partisanos y posteriormente fusilado y exhibido, colgado por los pies en una una gasolinera de Milán. Un destino bastante sombrío para un presidente español.
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Golpes de timón
Quizás que me vaya...
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el miércoles 24 de abril que estaba pensando en si seguir o no al frente del Ejecutivo ante la campaña de “acoso y derribo” que dijo estar sufriendo junto a su familia por las informaciones vinculadas a su esposa, Begoña Gómez. El anuncio lo realizó mediante una 'Carta a la ciudadanía' publicada en su perfil oficial de la red social X. El mensaje del presidente del Gobierno llegó después de que a primera hora del miércoles El Confidencial adelantara que un juzgado de Madrid había decidido abrir una investigación secreta en torno a Gómez, y su actividad profesional a raíz de una denuncia de Manos Limpias.
Madrid, 24 de abril de 2024
Carta a la ciudadanía:
No suele ser habitual que me dirija a usted a través de una carta. Sin embargo, la gravedad de los ataques que estamos recibiendo mi esposa y yo, y la necesidad de dar una respuesta sosegada, me hacen pensar que esta es la mejor vía para expresar mi opinión. Le agradezco, por tanto, que tome un poco de su tiempo para leer estas líneas.
Como ya sabrá, y si no le informo, un juzgado de Madrid ha abierto diligencias previas contra mi mujer, Begoña Gómez, a petición de una organización ultraderechista llamada Manos Limpias, para investigar unos supuestos delitos de tráfico de influencias y de corrupción en los negocios.
Por lo que parece, el juez llamará a declarar a los responsables de dos cabeceras digitales que han venido publicando sobre este asunto. En mi opinión, son medios de marcada orientación derechista y ultraderechista. Como es lógico, Begoña defenderá su honorabilidad y colaborará con la Justicia en todo lo que se la requiera para esclarecer unos hechos tan escandalosos en apariencia, como inexistentes.
En efecto, la denuncia de Manos Limpias se basa en supuestas informaciones de esa constelación de cabeceras ultraconservadoras arriba referida. Subrayo lo de supuestas informaciones porque, tras su publicación, hemos ido desmintiendo las falsedades vertidas al tiempo que Begoña ha emprendido acciones legales para que esos mismos digitales rectifiquen lo que, sostenemos, son informaciones espurias.
Esta estrategia de acoso y derribo lleva meses perpetrándose. Por tanto, no me sorprende la sobreactuación del Sr. Feijóo y el Sr. Abascal. En este atropello tan grave como burdo, ambos son colaboradores necesarios junto a una galaxia digital ultraderechista y la organización Manos Limpias. De hecho, fue el Sr. Feijóo quien denunció el caso ante la Oficina de Conflicto de Intereses pidiendo para mí de 5 a 10 años de inhabilitación para el ejercicio de cargo público.
La denuncia fue archivada doblemente por dicho organismo, cuyos funcionarios fueron descalificados posteriormente por la dirigencia del PP y de Vox. Seguidamente, instrumentalizaron su mayoría conservadora en el Senado, impulsaron una comisión de investigación para, según dicen, esclarecer los hechos relacionados con este asunto. Como es lógico faltaba la judicialización del caso. Es el paso que acaban de dar.
En resumen, se trata de una operación de acoso y derribo por tierra, mar y aire, para intentar hacerme desfallecer en lo político y en lo personal atacando a mi esposa.
No soy un ingenuo. Soy consciente de que denuncian a Begoña no porque haya hecho algo ilegal, ellos saben que no hay caso, sino por ser mi esposa. Como soy también plenamente consciente de que los ataques que sufro no son a mi persona sino a lo que represento: una opción política progresista, respaldada elección tras elección por millones de españoles, basada en el avance económico, la justicia social y la regeneración democrática.
Esta lucha comenzó hace años. Primero, con la defensa que hicimos de la autonomía política de la organización que mejor representa a la España progresista, el Partido Socialista. Pugna que ganamos. Segundo, tras la moción de censura y las sucesivas victorias electorales de 2019, el sostenido intento de deslegitimación del gobierno de coalición progresista al calor del ignominioso grito de ‘que te vote Txapote’. Tampoco pudieron quebrarnos.
El último episodio fueron las elecciones generales del 23 de julio de 2023. El pueblo español votó mayoritariamente por el avance, permitiendo la reedición de un gobierno de coalición progresista, en contra del gobierno de coalición del Sr. Feijóo y el Sr. Abascal que auguraban las baterías mediáticas y demoscópicas conservadoras.
La democracia habló, pero la derecha y la ultraderecha, nuevamente, no aceptaron el resultado electoral. Fueron conscientes de que con el ataque político no sería suficiente y ahora han traspasado la línea del respeto a la vida familiar de un presidente del Gobierno y el ataque a su vida personal.
Sin ningún rubor, el Sr. Feijóo y el Sr. Abascal, y los intereses que a ellos les mueven, han puesto en marcha lo que el gran escritor italiano Umberto Eco, llamó “la máquina del fango”. Esto es, tratar de deshumanizar y deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas.
Esta es mi lectura de la situación que vive nuestro querido país: una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que no toleran la realidad de España, que no aceptan el veredicto de las urnas, y que están dispuestos a esparcir fango con tal de: primero, tapar sus palmarios escándalos de corrupción y su inacción ante los mismos; segundo, esconder su total ausencia de proyecto político más allá del insulto y la desinformación; y tercero, valerse de todos los medios a su alcance para destruir personal y políticamente al adversario político. Se trata de una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que se extiende a lo largo y ancho de las principales democracias occidentales, y a las que, le garantizo, responderé siempre desde la razón, la verdad y la educación.
Llegados a este punto, la pregunta que legítimamente me hago es ¿merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé. Este ataque no tiene precedentes, es tan grave y tan burdo que necesito parar y reflexionar con mi esposa. Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas. Y yo, no me causa rubor decirlo, soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día sí y día también.
Necesito parar y reflexionar. Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política. Si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor. A pesar de la caricatura que la derecha y la ultraderecha política y mediática han tratado de hacer de mí, nunca he tenido apego al cargo. Sí lo tengo al deber, al compromiso político y al servicio público. Yo no paso por los cargos, hago valer la legitimidad de esas altas responsabilidades para transformar y hacer avanzar al país que quiero.
Todo ello me lleva a decirle que seguiré trabajando, pero que cancelaré mi agenda pública unos días para poder reflexionar y decidir qué camino tomar. El próximo lunes, 29 de abril, compareceré ante los medios de comunicación y daré a conocer mi decisión.
Gracias por su tiempo. Atentamente,
Interludio tragicómico
A partir de ese momento las federaciones del PSOE en las comunidades autónomas movilizaron a sus militantes y simpatizantes para que acudieran a la concentración de apoyo al presidente del Gobierno y secretario general, Pedro Sánchez, con el objetivo de llevar a Madrid decenas de autobuses gratuitos desde distintos puntos de España.
La vicepresidenta primera y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, le envió "ánimo" y "energía positiva”, para tratar de convencerle de que siguiera en el cargo, y para cerrar filas en el partido.
El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero hizo un llamamiento explícito a los militantes para que se movilizasen en apoyo de Pedro Sánchez, para reunir a miles de personas en Ferraz. En su alocución afirmó que la movilización de apoyo a su sucesor Pedro Sánchez ante la sede del PSOE no es por sentimentalismo ni militancia, sino por indignación: "Tenemos 48 horas para lograr el lanzamiento para que Illa sea presidente y para que Pedro siga en la Moncloa".
El sábado 25, en un mitin del PSC en Tarragona junto a la candidata por esta circunscripción, Rosa María Ibarra, y al alcalde, Rubén Viñuales. afirmó: "Nuestra reacción es por patriotismo democrático, porque queremos que la política democrática en España se parezca a como son la inmensa mayoría de los españoles: respetuosos, educados y tolerantes", Seguidamente Zapatero instó a continuar la movilización "ante tanto ataque y tanta injuria" para que Sánchez pudiese continuar al frente del Gobierno y criticó textualmente la ira, la injuria, el acoso y el intento de destrucción personal: "Señores de la derecha, del PP: nada bueno se ha logrado en la Historia ni con el odio ni con la ira ni con la inquina ni con la destrucción y deshumanización del contrario".
Por su parte, la dirección del PSOE sostuvo en todo momento que no convocó la concentración y que la iniciativa partió de los militantes, aunque integrantes de la Ejecutiva difundieron los detalles de la convocatoria, el sábado 27 de abril a partir de las 11 horas, desde sus redes sociales.
Seis autobuses fletados por el PSOE partieron el sábado de las tres capitales aragonesas para trasladar a los militantes a la concentración de la calle Ferraz, dos autobuses desde la ciudad de Zaragoza, a las 7 de la mañana y también dos desde la capital oscense y dos desde Teruel, uno de la ciudad de Teruel y otro de Alcañiz. Tres autobuses salieron desde Galicia, desde Vigo, Lugo y Ourense y fueron parando en diferentes pueblos. También viajaron unas 300 personas desde Asturias, y 500 en siete autobuses desde el País Vasco. Doce autobuses fueron contratados por grupos de militantes socialistas de Castilla y León. Las diferentes agrupaciones valencianas del PSPV-PSOE llenaron otros doce autobuses. Una muestra de los 177.000 militantes del partido.
"Pedro, quédate", le rogó la vicepresidenta primera del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, ante la plana mayor de su partido. Los mensajes de apoyo se han ido sucediendo conforme han ido tomando la palabra los principales dirigentes del PSOE. Mientras, en la calle, miles de personas coreaban consignas a favor del presidente del Gobierno: "No estás solo" o "basta ya".
Pues no, me quedo
El lunes 29 de abril, a las 11.00 horas. desde la escalinata del Palacio de La Moncloa, Pedro Sánchez intervino ante los medios de comunicación para leer una declaración institucional en la que se respondía a si mismo la pregunta que se había hecho cinco días antes. Al final del comunicado no se proveyeron las preguntas de los periodistas.
DECLARACIÓN INSTITUCIONAL DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO
La Moncloa, 29 de abril de 2024
Como saben, el pasado miércoles escribí una carta dirigida a toda la ciudadanía. En ella les planteaba si merecía la pena soportar el acoso que desde hace diez años sufre mi familia a cambio de presidir el Gobierno de España.
Hoy, tras estos días de reflexión, tengo la respuesta clara. Si aceptamos todos como sociedad que la acción política permite el ataque indiscriminado a personas inocentes, entonces no merece la pena.
Si consentimos que la contienda partidista justifique el ejercicio del odio, de la insidia y de la falsedad hacia terceras personas, entonces no merece la pena.
Si permitimos que las mentiras más groseras sustituyan el debate respetuoso y racional basado en evidencias, entonces no merece la pena.
Por muy alto que sea, no hay honor que justifique el sufrimiento injusto de las personas que uno más quiere y respeta, y ver cómo se intenta destruir su dignidad sin el más mínimo fundamento.
Tal y como les anuncié, necesitaba parar y reflexionar sobre todo ello. Y sé que la carta que les envié pudo desconcertar, porque no obedece a ningún cálculo político. Y es cierto. Soy consciente de que he mostrado un sentimiento que en política no suele ser admisible. He reconocido ante quienes buscan quebrarme, no por quien soy, sino por lo que represento; que duele vivir esta situación, que no deseo a nadie.
También porque sea cual sea nuestro oficio, nuestra responsabilidad laboral, vivimos en una sociedad donde solo se nos enseña y se nos exige mantener la marcha a toda costa. Pero hay veces en que la única forma de avanzar es detenerse, reflexionar y decidir con claridad por dónde queremos caminar.
He actuado desde una convicción clara. O decimos basta o esta degradación de la vida pública determinará nuestro futuro condenándonos como país. Es cierto que he dado este paso por motivos personales, pero son motivos que todo el mundo puede entender y sentir como propios, porque responden a valores troncales de una sociedad solidaria y familiar como es la española.
Porque esto no es una cuestión ideológica. Estamos hablando de respeto, de dignidad, de principios que van mucho más allá de las opiniones políticas y que nos definen como sociedad. Esto nada tiene que ver con el legítimo debate entre opciones políticas. Tiene que ver con las reglas del juego.
Si consentimos que los bulos deliberados dirijan el debate político, si obligamos a las víctimas de esas mentiras a tener que demostrar su inocencia en contra de la regla más elemental de nuestro Estado de derecho. Si permitimos que se vuelva a relegar el papel de la mujer al ámbito doméstico teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido. Si, en definitiva, permitimos que la sinrazón se convierta en rutina, la consecuencia será que habremos hecho un daño irreparable a nuestra democracia.
Exigir resistencia incondicional a los líderes objeto de esa estrategia es poner el foco en las víctimas y no en los agresores. Y confundir libertad de expresión con libertad de difamación es una perversión democrática de desastrosas consecuencias.
Por tanto, la pregunta es sencilla: ¿queremos esto para España? Mi mujer y yo sabemos que esta campaña de descrédito no parará. Llevamos diez años sufriéndola. Es grave, pero no es lo más relevante. Podemos con ella. Lo importante, lo verdaderamente trascendente, es que queremos agradecer de corazón las muestras de solidaridad y de empatía que hemos recibido, de todos los ámbitos sociales. Lógicamente, me van a permitir un agradecimiento especial a mi querido Partido Socialista.
En todo caso, gracias a esa movilización social que ha influido decisivamente en mi reflexión y que vuelvo a agradecer, quiero compartir con todos ustedes lo que finalmente he decidido. De ello he informado previamente al jefe del Estado esta misma mañana. He decidido seguir y seguir con más fuerza, si cabe, al frente de la Presidencia del Gobierno de España.
Esta decisión no supone un punto y seguido, es un punto y aparte. Se lo garantizo. Por eso asumo ante ustedes mi compromiso de trabajar sin descanso, con firmeza y con serenidad por la regeneración pendiente de nuestra democracia y por el avance y la consolidación de derechos y de libertades.
Asumo la decisión de continuar con más fuerza, si cabe, al frente de la Presidencia del Gobierno de España. Solo hay una manera de revertir esta situación: que la mayoría social, como ha hecho estos cinco días, se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común, poniendo freno a la política de la vergüenza que llevamos demasiado tiempo sufriendo, porque esto no va del destino de un dirigente particular. Eso es lo de menos. Se trata de decidir qué tipo de sociedad queremos ser. Y creo que nuestro país necesita hacer esta reflexión colectiva.
De hecho, durante estos cinco días ya hemos comenzado a hacerla. Una reflexión colectiva que abra paso a la limpieza, a la regeneración, al juego limpio. Llevamos demasiado tiempo dejando que el fango coloniza impunemente la vida política, la vida pública, contaminados de prácticas tóxicas inimaginables hace apenas unos años.
Apelo, en consecuencia, a la conciencia colectiva de la sociedad española. Una sociedad que, desde el acuerdo generoso, supo sobreponerse a las terribles y profundas heridas del peor de sus pasados. Una sociedad que consiguió vencer de manera ejemplar todos los desafíos democráticos que sufrió, que superó con éxito una pandemia, que pese al difícil contexto geopolítico que sufrimos con guerras en Oriente Medio y en Ucrania, vive un muy buen momento económico y respira paz social.
Una sociedad que asombró al mundo por su aceptación entusiasta de los derechos y las libertades, pasando de ser un país oscuro a un referente internacional de libertades y de democracia, de progreso y de convivencia. Hoy pido a la sociedad española que volvamos a ser ejemplo, inspiración para un mundo convulso y herido. Porque los males que nos aquejan no son ni mucho menos exclusivos de España. Forman parte de un movimiento reaccionario mundial que aspira a imponer su agenda regresiva mediante la difamación y la falsedad, el odio y la apelación a miedos y amenazas que no se corresponden ni con la ciencia ni con la racionalidad. Mostremos al mundo cómo se defiende a la democracia. Pongamos fin a este fango de la única manera posible: mediante el rechazo colectivo, sereno, democrático, más allá de las siglas y de las ideologías, que yo me comprometo a liderar con firmeza como presidente del Gobierno de España.
Gracias.
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