Motorismo guipuzcoano. julio de 1936,
HISTORIA RETROSPECTIVA DEL AUTOMOVILISMO EN SAN SEBASTIAN
Por LAFFITTE, (Gabriel María Laffitte Ruiz, Cronista de San Sebastián)
Recordamos perfectamente que hará unos cuarenta años el primer automóvil que vimos circular por San Sebastián fue un “Dion-Bouton” 8 HP con carrocería pintada de blanco, propiedad de Juanito Ibarra, quien lo llevaba a Valladolid, donde entonces residía.
También nuestras notas dicen que el primer automóvil matriculado en esta ciudad fue un “Renault” 5 1/2 HP del Marqués de Rafal, quien vivía en Ategorrieta con su familia; era hermano del finado Barón de Monte Villena, padre del actual Duque de Arévalo del Rey, nuestro excelente amigo. Podemos decir también que este prócer, que ocupaba su chalet de la Concha, tenía un “Dietrich” 10 HP, matriculado en esta plaza con el número 6.
El número 2 de matrícula lo tenía el “Panhard” 10 HP de Leonardo Santos Suárez, perpetuo veraneante en Zaraúz. Romualdo Chávarri era propietario de un “Renault” 5 HP, matrícula número 3, y también poseía un “Liberia” de 5 1/2 HP, designado con el número 4. Los 5, 7 y 8 eran del Marqués de Valdefuentes, de Zaraúz; de D. Francisco Suinaga y de D. Javier Bermejillo; este último guardaba el coche en el chalet que poseía al principio de la calle Miracruz y que fue demolido por los adquirentes del inmueble.
Juanito Córdoba, Luis Elizalde, Luis Calisalvo y Plácido Vignau son los primeros que trajeron motos a esta ciudad. Calisalvo tenía, además, un “Peugeot” 6 HP, número 24 de matrícula. Tomó parte en la carrera de Paris-Madrid, que, como se recordará, terminó en Burdeos. De Luis no tenemos noticias si pasó o no de Etampes. Era un bizarro, y si en España hubiera habido fábricas de automóviles especializadas en carreras, Calisalvo sería hoy el Caracciola español.
Los Vignau, con Urcola y otros amigos, fueron los primeros en montar el negocio de venta de coches y reparaciones, garaje, etc., en esta ciudad. Con este motivo dedicamos un cariñoso recuerdo al deportivo Plácido Vignau, malogrado amigo, que se destacó por su aficiones automovilistas. El número 32 era un “Panhard” 6 HP de D. Ladislao Zabala, ex Presidente de la Diputación, y el 34 el primer “Daimbler” 12 HP, del entonces Marqués de Tovar, después Duque del mismo título, con el que subía afanoso la cuesta de Ayete hasta su posesión de La Cumbre, donde tenía una variada exposición de coches de todos los tipos.
Leopoldo de la Maza comenzó inscribiendo un “Panhard” 4 1/2 HP, en el que fuimos muchas veces a Biarritz, pasándolas negras en la cuesta de Urrugne, y luego se destapó con un 120 HP “Fiat” pintado de rojo.
Julián Comet fue siempre fiel a la “Peugeot”, pues para él era la única marca, ya que las demás nada valían. Tuvo su primer garaje en la calle del Ferrocarril, y luego en el Velódromo de Atocha. El hombre de la pipa y del léxico pintoresco murió a los ochenta años, y de él se cuentan infinidad de anécdotas, muchas de las cuales hemos ya publicado.
Vicente Camino, el primer iruñés que matriculó un coche “Panhard” 7 HP, con el número 67 de matrícula. Pepe Quiñones de León, entonces agregado a la Embajada de España en París, realiza un acto de fuerza inscribiendo con el número 62 el primer 35 HP, un “Mors”, con el que fue por carretera a París en medio de la general admiración.
Siguen los números de matrícula del conocido industrial Luzuriaga, del ex Alcalde Conde de Torremuzquiz, autor de composiciones musicales, como “A Igarondo” y otras agrícolas. Tenía un “Panhard”, y, si no estamos equivocados, fue el primer Presidente del primer Automóvil Club
de Guipúzcoa.
D. Celestino Latieul se descolgó en San Sebastián con un “Motoblock” recién salido de la fábrica de Burdeos, y poco después trajo otro D. Ángel Sánchez Salvador, nieto de los Marqueses de Rocaverde, con el que recorrimos Italia y toda la Europa central en una preciosa excursión, que fue objeto de un libro nuestro. Picavea. amante siempre del progreso, empezó con un modesto “Dion-Bouton” 8 HP,
lo mismo que el finado ilustre Director del ABC don Torcuato Luca de Tena. Alcibar saltó poco después a un 14 “Berliet”, y desde entonces ha poseído una variada colección de autos que han prestado innumerables servicios, entre otros, transportar los paquetes de El Pueblo Vasco a las estaciones para coger los correos. Un francés, Mr. Leonard Josth, matriculó el primer “Mercedes”, excelente marca, que
desde su aparición dio siempre magníficos resultados. Que lo diga, si no, Perico Bea, fiel cliente de la misma. Tovar avanza en fuerza inscribiendo un 24 “Renault” con el número 106, y con el 107 Ramón Godó, el fenecido propietario de La Vanguardia, de Barcelona, señala un “Clement-Bayard” 24 HP. El ex Ministro señor Vizconde de Eza adquiere un “Renault” 30 HP, que lleva el número 109. Luis Zappino aporta un “Motoblock” 20 HP. Este excelente amigo nuestro, caballero sin tacha, a quien
dedicamos un cariñoso recuerdo, murió víctima de un accidente de automóvil en Herrera, suceso que
causó general consternación por ser persona muy querida.
Después vienen los sportsmen Fernando Colmenares y Fernando Díaz de Ripalda: el primero con un “Berliet”, y el segundo, con un “Panhard” (números 146 y 150). Vishente Ameztoy debuta con un “Fiat”
24 HP.
Este caballero merece unas líneas.
Con Azcona y Múgica, diseñó un aeroplano, que, desgraciadamente, resultó arado, y no podemos olvidar que es uno de los técnicos organizadores de nuestro circuito.
Eduardo Olea, opulento propietario madrileño y asiduo veraneante a San Sebastián, trocó sus acreditadas cuadras con un "Fiat" 60 HP, en cuyo volante vimos más de una vez a uno de los primeros choferes donostiarras, Ganchegui. D. Francisco Estrada, acreditado propietario del Continental, chef que revolucionó la cocina española y la industria hotelera, apareció un día en un “Cottereau” 6 HP, lanzando así esta marca. Dicho señor fue un aficionado también a los caballos.
El número 204 lo ocupaba un “Fiat” de D. Ramón Irazusta, verdadero Mecenas del deporte. Ha sido poseedor de toda clase de aparatos para andar por carretera: biciclos, ciclos, triciclos, motos, autos de todos los tamaños y calidades, un gran aficionado a los viajes en avión; probablemente, el primero que voló en España. Es una buena persona, apreciado por todos, y ocupa hoy el cargo de Vicepresidente del Automóvil Club de Guipúzcoa.
Don Edmundo Deslandes, industrial muy conocido en la plaza y decano de la colonia francesa, debuto con un “Panhard” 10 HP, y terminó siendo accionista y representante de los “Minerva” belgas.
Los primeros autobuses de línea de Lequeitio, desconocido hasta entonces en España, fueron coches de 40 HP, y el primer coche adquirido por la Diputación de Guipúzcoa, un “Peugeot”. También la Sociedad "Autos de Azpeitia a Arrona” comenzaron con “Fiat” 40 HP.
La marca “Hispano Suiza” se importó aquí por los señores Urcelayeta, Urreta y Satrústegui, siendo
algunos los patriotas que adquirieron coche de esta marca, como Romanones, Usabiaga, Santhi Irala, Manolo Rezóla, etcétera, etc.
Constantino Artiz nos sorprendió con un “Gilet-Forest”, que duró lo suficiente para recorrer con el mismo toda la Rioja, una vez que pasó a manos de Mariano Amoedo.
El primer coche de Paulino Uzcudun consistió en un modestísimo “Gregoire” 15 HP, con el que hizo su entrada triunfal en Régil. Posteriormente, ha tenido varios coches americanos y franceses, pero su mayor ilusión es conducir el “Hispano” que todos conocen.
Antes de terminar, no podemos menos de reseñar el “Serpollet” del Marqués de Santillana, movido a vapor y que en su época llamaba la atención.
El desarrollo del automóvil en San Sebastián ha sido fantástico, y a pesar de la tremenda crisis que padecemos desde hace algunos años, actualmente, la matrícula de estos coches en la provincia asciende, poco más o menos, al número 10.200.
¡Cómo pasa la vida! Cuando el “Mors”, forma zapato, del Marqués de Viana nos llevaba desde el Hôtel du Palais, de esta ciudad, a Biarritz, creíamos realizar velocidades fantásticas; envueltos en un guardapolvos, con una gorrilla metida hasta el cogote y unas gafas preservadoras de mica.
Pero es lo que decía Gabanzón, el llamado “Cristo de Vallecas”, experto jugador de baccara e inventor de unas alas para volar que por poco le cuesta la vida a un desgraciado que quiso ensayarlo en la Plaza de Toros de esta ciudad:
—¿Qué el Marqués de Viana sale con su coche a las once de la mañana para llegar a almorzar en Biarritz? ¿Y qué?... Yo salgo en mi cacharro a la misma hora y llego para cenar. Total, pata.”
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