Manuela Álvarez de Miranda y Cuenllas, la última señorita de Benllera, fue una de las primeras regidoras elegidas por sufragio universal en España, en 1933, y desde Carrocera se convirtió en la primera mujer con bastón de mando en su pueblo y en la provincia.
Manuela Álvarez de Miranda y Cuenllas, en una foto de 1933 que dedicó a su prima tras ser elegida alcaldesa. ARCHIVO FAMILIAR DE LA CASA DE BENLLERA
El 23 de abril de 1933 se abrieron por primera vez las urnas a las mujeres españolas, y en la provincia de León, en el recóndito municipio de Carrocera, salió de las urnas una de las primeras alcaldesas elegida por sufragio universal de España y durante el gobierno republicano.
Manuela Francisca Antonia Álvarez de Miranda y Cuenllas, señora de Benllera y Val de Viñayo, a la que llamaban señorita de Benllera por ser soltera, se convirtió en la primera mujer con bastón de mando por derecho.
Otras alcaldesas precedieron a la leonesa en España, pero todas habían sido nombradas durante la dictadura Primo de Rivera que, a través del estatuto municipal, dio el derecho al sufragio a las mujeres cabeza de familia y solteras mayores de 23 años no sujetas a patria potestad o tutela marital. Tras las elecciones municipales del 14 de abril de 1931 resultaron elegidas algunas alcaldesas, pero sin el voto de las mujeres que se aprobaría en octubre de 1931.
El carruaje mítico de doña Manuela Álvarez de Miranda y Cuenllas. ARCHIVO FAMILIAR DE LA CASA DE BENLLERA
Nacida el 29 de enero de 1867 en la casa palacio de los Tusinos de Benllera, y bautizada el 31 de enero, Manuela Álvarez de Miranda tenía 66 años cuando accedió al cargo. La señora que cobraba las rentas de sus predios recorriendo en un carruaje los pueblos del contorno resultó elegida en unas elecciones parciales celebradas en 2.500 municipios de España, 73 en la provincia de León.
La casona de los Tusinos en Benllera, donde nació Manuela Álvarez de Miranda y Cuenllas.
El caso de Carrocera saltó a la vista de los cronistas del Diario de León. «Doña Manuela Álvarez Miranda, con carácter Católica y los demás que salieron con carácter de Agrarios, incluso uno que figuraba en la candidatura como de UGT» era dada por ganadora de los comicios en Carrocera en los resultados provisionales publicados el 24 de abril, al día siguiente de las votaciones. La derecha de la Ceda, unida con agrupaciones locales como el Partido Agrario y Católico, se dio por triunfadora en la provincia con excepciones como Villafranca del Bierzo, donde se mantuvo la mayoría de izquierdas.
La señorita de Bellera figura en las actas con 274 votos, cuatro menos que Álvaro Pola Fontano con 278, si bien la última cifra se ve corregida en alguna de las actas y aunque figura en primer lugar pudiera parecer un cero.
Desde los primeros momentos, la actividad de Manuela en el consistorio fue intensa. La nueva corporación tuvo que poner orden en las cuentas que estaban sin arquear desde antes de la proclamación de la República y atendió de forma inmediata a asuntos domésticos como la reunión convocada en varios municipios para tratar el asunto de la farmacia. A su mandato se atribuye la toma de datos para la traída de aguas en Benllera y los otros pueblos de Carrocera, apunta Esteban Álvarez Castañón, responsable del archivo de los Tusinos y uno de sus descendientes.
El de los Tusinos es uno de los linajes más antiguos de la provincia cuyo origen se remonta a los primeros años de la reconquista, en concreto a la batalla de Camposagrado. Cuenta la leyenda que Alvarus Godus Tiupados fue el primero en ganar un combate a los musulmanes y que el infante Pelayo, en un lugar de Cuevas, le dijo: «Tú sin nos, has vencido y desde ahora este será tu linaje, tu casa y apellido».
La alcaldesa republicana precedió como cargo público elegido democráticamente a la primera diputada en Cortes por León, la inspectora de enseñanza Francisca Bohigas, que saldría elegida por el mismo partido que Manuela Álvarez de Miranda en las elecciones de 19 noviembre de 1933, las primeras por sufragio universal para el parlamento español.
Meses antes, hombres y mujeres figuran en igualdad de condiciones con derecho al voto en el censo de Carrocera para las elecciones municipales, según consta en los documentos que custodia el Archivo Municipal. La corporación municipal quedó constituida por Manuela Álvarez Miranda, como «alcalde», según el acta municipal del 17 de junio de 1933 y como concejales: Álvaro Pola, Eliseo Viñayo, José Álvarez, Ricardo Menéndez, José Calvete, Prisciliano Fernández, Ángel Alonso y Ángel García. Fue alcaldesa hasta febrero de 1936. En la sesión estuvieron presentes los exconcejales de la comisión gestora que gobernó desde 1931 hasta enero de 1933. La alcaldesa dio ocho días de plazo para que se presentaran las cuentas pendientes a la comisión gestora.
Declinó presentarse en las elecciones de 1936 por mal estado de salud, aportando un certificado médico que obra en el Archivo Municipal de Carrocera.
La señorita de Benllera, Manuela Álvarez de Miranda y Cuenllas, a lomos de una mula en su juventud. ARCHIVO FAMILIAR DE LA CASA DE BENLLERA
Las dotes de mando le venían de familia. Manuela Álvarez de Miranda, hija de la legendaria Doña Bernarda Cuenllas Álvarez de Miranda y Álvaro Álvarez de Miranda, que se habían casado en 1864, recibió instrucción en casa «con un preceptor sacerdote designado por el obispo Calixto Castrillo Ornedo». A los 19 años tuvo su puesta de largo luciendo imponente vestido y los pendientes de oro, plata y esmeraldas regalo de su madre.
Según la tradición familiar, la señorita tuvo un único pretendiente, el político Fernando Merino. El matrimonio se habría frustrado a cuenta de unos terrenos de la familia en la Barca —actual presa de Selgas— afectados por una carretera. Merino hizo otra boda favorable a su carrera política con la condesa de Sagasta, hija del político Práxedes Mateo Sagasta. Murió en trágicas circunstancias en León en 1929.
Doña Manuela estudió francés en Burdeos y tuvo trato con el décimo cuarto duque de Alba, Carlos Miguel Fitz James-Stuart, que asistió a su puesta de largo y le regaló un libro de la Biblioteca Nacional de La Habana. Tras los viajes de juventud, regresó a Benllera y se dedicó a la administración de la hacienda, que se extendía de la playa santanderina de El Sardinero hasta la finca de El Abrojo, en Valladolid.
«Desde muy joven acompañó a su madre por motivos administrativos o vacaciones a Boo (Asturias), Mogrovejo (Santander) o al balneario de Caldas de Luna», dice el bisnieto de quien fue una de las personas más apreciadas por Manuela, su primo Matías Álvarez Alonso de Cuenllas, como deja constancia en el testamento que redactó poco antes de fallecer.
Matías, maestro de profesión, era quien le acompañaba en el carruaje en los últimos años de su vida para ir a cobrar las rentas, como recuerda Manuela Álvarez Morán, su ahijada, que nació en 1930. También se entregó a obras pías, especialmente relacionadas con la iglesia, ocupándose de que el pueblo tuviera siempre cura y de construir la casa rectoral, con aportaciones materiales y de mano de obra del pueblo. «Le gustaba la iglesia», dice Manuela. Gran parte de su capital lo dejó en herencia a los Capuchinos. El ajuar, muebles y archivo lo dejó a sus descendientes.
En el testamento dispuso la cesión de la capilla familiar al pueblo, «una vez que fallezcan sus usufructuarias», que curiosamente fueron sus criadas, y a condición de que «cualquiera de su familia la pueda usar en usufructo». Su «querido primo Matías» quedó con la llave y también le otorgó el panteón familiar.
Manuela Álvarez de Miranda y Cuenllas falleció el 27 de junio de 1951 en su casa palacio de León, en la calle Guzmán El Bueno. Tuvieron que pasar más de 90 años para que una mujer recogiera el testigo como regidora del municipio. Fue Teresa Gutiérrez Álvarez, política socialista e hija de la ahijada de Manuela, quien en 2015 tomó el bastón de mando y no olvidó a quien la precedió. En la Casona de Benllera se colocó una placa en honor a la Señorita de Benllera, alcaldesa en la II República, la primera de León y su pueblo.
La señorita "tenía las mejores fincas" y poco dinero
Manuela Álvarez Morán, ahijada de la señorita de Benllera.
Manuela Álvarez Morán recuerda muy bien a la ‘señorita’, sobre todo en sus últimos años. «Traía un mandil atado siempre muy limpio», apunta. A doña Manuela le gustaba jugar a la baraja en casa y, sobre todo, ir a la iglesia. A la casona de Benllera iban a jugar a las cartas y a tomar el chocolate el maestro y el cura, don Vitorino.
En los últimos años no se dejaba ver mucho en el pueblo. «Para entrar en la capilla iba por la puerta de atrás», señala. Manuela se acuerda muy bien del carruaje con el que se desplazaba. Tiene grabada la imagen del vehículo aparcado en la carretera de Los Cubos, donde hoy está el Hospital de Regla, solar que ocupó la casa palacio de Guzmán El Bueno y que ahora luce la portada del palacio de Renedo de Valdetuéjar.
Manuela Álvarez de Miranda en su juventud. ARCHIVO FAMILIAR DE LA CASA DE BENLLERA
«En el pueblo salía poco. Al balcón se asomaba el día del Corpus y el día de la fiesta», apunta Manuela. Recuerda cuando pagó la casa rectoral. El pueblo ayudó y ella «pagó los materiales". Trajeron piedras de la ermita de las Cuevas y mientras tanto alojó en su casa a don Julio Gutiérrez Frade», apostilla. La señorita tenía las mejores fincas. Sumaban 850 y muchas obras de arte, pero dinero, al final de sus días, tenía poco. «Había quien decía que era mala porque cobraba las rentas de los prados, vacas, ovejas..». Algunos, como Juan Antonio, venían a pagarle en burro.
Tras caerse y romperse la cadera se recluyó en León. Arregló el testamento en febrero de 1951 y el 27 de junio, falleció. El día de su entierro «vino mucha gente de León de categoría», que atendieron Manuela y las dos criadas, Ángeles y Leonides. Quedaron las deudas, que Matías y Lucio García Moliner devengaron de la herencia, y mucho lío con el testamento.
Las señoritas de Benllera: doña Bernarda y doña Jacoba Cuenllas Álvarez de Miranda eran hijas del teniente coronel Toribio Cuenllas Alonso y de Manuela Álvarez de Miranda Mogrovejo. Después de la boda de Manuela y don Toribio en la provincia de Santander, el matrimonio se fue a vivir al palacio de los Cuenllas en la Cueta de Babia, en el barrio de Cacavillo.
La Cueta de Babia
Esta localidad, la más alta de la provincia de León, consta de tres barrios: La Cueta, Quejo y Cacabillo. Situados a orillas del río Sil, cuyas fuentes manan de estos montes y forman en el valle impresionantes cañones y gargantas.
El 27 de agosto de 1839 nace su primera hija, a la que ponen por nombre Manuela Bernarda Serafina Cuenllas Álvarez de Miranda. Es bautizada en la parroquia de San Juan de Santibáñez. Sus abuelos paternos eran Manuel Andrés Cuenllas Castañón y Serafina Alonso (ya difunta). Él natural de Cacavillo y ella de San Vicente de Torre. Sus abuelos maternos eran Santiago Álvarez de Miranda, natural de Benllera y María de la luz Mogrovejo, natural de Mogrovejo (Santander). Fueron sus padrinos Manuel, su abuelo paterno e Isabel Alonso, su tía.
Cuando Bernarda tenía un año, la familia se traslada al palacio de Benllera donde vivía el hermano de Manuela, Antonio Álvarez de Miranda, señor de Benllera y sacerdote, que se ocupaba de los negocios de aquella zona, quedando en Benllera Manuela, la pequeña Bernarda y Antonio. Toribio regresa a la Cueta para atender a su padre y vigilar los asuntos de las tierras de aquella zona. Finalmente Toribio convence a su padre y se trasladan a Benllera el año 1841.
El 4 de julio de 1843 nace en Benllera Jacoba Cuenllas Álvarez de Miranda. Su padrino fue Antonio Álvarez de Miranda y su madrina Eusebia Prendes y Castañón, natural de Gijón.
En diciembre de 1844 Toribio, su padre y su tío José Alonso, que reside en Cuevas, viajan a la Cueta por unos días para arreglar unas ventas de capital pero el padre de Toribio enferma y ya no quiere regresar a Benllera por lo que Toribio permanece con su padre, los criados y su tío, hermano de su madre, para atender a su padre.
El 2 de marzo de 1845 fallece en su casa palacio de Cacavillo Manuel Andrés de Cuenllas, a los 80 años de edad. Es enterrado en Santibáñez (Cacavillo). Nada se sabe sobre qué pasó con la esposa de Toribio. Toribio jamás regresaría a Benllera. Falleció el 26 de enero de 1848 en su casa de Cacavillo. Fue enterrado en Santibáñez. Su partida de defunción dice así: “26 de enero de 1848, yo el sacerdote de esta parroquia de San Juan de Santibáñez y San Mateo de la Cueta doy sepultura al cuerpo de don Toribio Cuenllas Alonso, natural de Cacavillo, viudo que quedó de doña Manuela Álvarez de Miranda Mogrovejo.
Hizo testamento y dejó por únicas herederas a sus hijas llamadas Bernarda y Jacoba Cuenllas Álvarez de Miranda”. Firmado por el párroco F. José de González. Quedando huérfanas Bernarda y Jacoba, el tío de éstas, Antonio Álvarez de Miranda queda a cargo de las muchachas.
En 1862 mi tatarabuelo, José Álvarez es trasladado a Benllera y queda allí con las pequeñas Bernarda y Jacoba, Antonio y el servicio. El 8 de octubre de 1864 fallece Antonio en Benllera. Deja por herederas universales a sus dos sobrinas Bernarda y Jacoba y un tercio de mejora a José Álvarez. El testamento lo hizo en Santamaría de Ordás en 1859 e hizo codicilio en 1863, teniendo Bernarda 25 años, Jacoba 21 y José 15.
Bernarda para sacar la hacienda familiar adelante, a su hermana y al primo José se casó con su primo Álvaro Álvarez de Miranda, nacido en el palacio de Villalba de Guardo en 1830. La boda tuvo lugar en Benllera, el 24 de diciembre de 1865. Fueron sus testigos el pequeño José Álvarez y Nicolasa Álvarez Suárez y la madrina Jacoba Cuenllas. José se casó con Benita Alonso Fernández, natural de Cuevas, hija de José Alonso, natural de la Cueta, que era hermano de la madre de Toribio. Jacoba se casó con su primo Alfonso Álvarez de Miranda. Bernarda y Álvaro tuvieron a Manuela. Jacoba y Alfonso a José, Jacoba, Regina y Antonio. José y Benita tuvieron a Matías, Nicolás y Antonio, todos nacidos en Cuevas.
Matías se casa en Viñayo con Julia del Fueyo Viñayo, descendiente de los Fueyos de Oriella (Asturias), y tuvieron por hijos a Presentación, Josefa, Guillermo, Adolfo, Pepe y Aurora (esta última, mi abuela). Antonio se casó en el Curueño y tuvo como descendientes a Sara Álvarez Álvarez de Acebedo. Nicolás se casó en Argentina con Pilar, de Pola de Gordón. José, el único hijo de Jacoba que tuvo descendencia, se casó con la hija de Antonio y Sara Álvarez Álvarez de Acebedo y tuvieron a Antonia, Sara y Rosalía Álvarez de Miranda Álvarez.
Esteban Álvarez Castañón
Custodia en Benllera del legado cultural de la casa de los Tusinos
Entusiasta investigador de todas las cosas de la familia, Esteban Álvarez Castañón, nombrado por doña Rosalía, la última descendiente de la casa, «guardián y dueño del patrimonio de los Tusinos» («por vínculo de estirpe al concurrir en mí los apellidos de Álvarez y Castañon», aclara), está empeñado en divulgar el amplio patrimonio histórico y artístico que esta poderosa casa leonesa fue acumulando. Para ello, plantea a las instituciones varias posibilidades, desde la cesión de determinadas piezas para una exposición «que, quizá, podría tener lugar en el Museo de León» o la más ambiciosa, la creación de un ‘Museo de la Señorita’ con la mayor cantidad posible de obras de arte familiares.
Lugar idóneo para su ubicación sería el palacio de Benllera, aunque hace ya tiempo fue comprado por un particular. «De todas maneras, con una parte de esa casona bastaría, quizá uno de los torreones», propone Álvarez Castañón, quien es capaz de hablar horas y horas de los Tusinos a pesar de su insultante juventud: con sólo 26 años lleva más de tres completamente volcado en la investigación de este asombroso legado. «Todo está perfectamente referenciado y documentado», avisa sobre la gran cantidad de legajos que ha revisado en la Chancillería de Valladolid, en el Archivo Histórico de León… eso sí, con la ayuda profesional de la historiadora María Teresa Díez Martín.
Entre ese patrimonio, Esteban Álvarez destaca piezas «como el escudo de madera de nogal de los Tusinos, tallado hace 200 años; y el enorme trono de doña Bernarda, así como su retrato y el despacho entero; la coleccion de bargueños de los siglos XVII, XVIII y XIX; una acreditada pinacoteca en la cual pueden encontrarse obras de pintores como Eduardo Cano de la Peña, de la escuela de Carreño de Miranda; la famosa arca de los Tusinos, una colección de marfiles de mamut… y la extensa documentación y archivo de la casa». Objetos todos ellos guardados en inmuebles de Omaña y Luna, amén de Madrid, donde reside doña Rosalía, y que se unen a otros en la ‘diáspora’ como una bandeja de plata que expone el Museo de San Isidoro de León y que representa la legendaria batalla de Camposagrado, o el llamado ‘retablo de los Tusinos’ de Carrocera que se encuentra en el Museo del Prado.
En cuanto a documentación, libros y legajos, la cosa daría para varias tesis doctorales, aunque, de tener que quedarse con algunos, Esteban Álvarez Castañón reseñaría «la fe de armas, que data de 1584 y está firmada por Felipe I, y el pleito con el Marqués de Astorga apoyado por los marqueses de Inicio-Villalcampo y la Casa de Alvar, que es con lo que más he trabajado». Un litigio descomunal surgido a causa de determinados préstamos no devueltos que duró más de tres siglos —de 1500 a 1867— y en el que, como recuerda Álvarez, se puso «medio marquesado de Astorga» como garantía. Pero además existe un misal que data de 1696 y un árbol genealógico que se remonta a la época de los primeros reyes asturleoneses… una documentación de la que nunca se separa el joven ‘guardián de la casa’. «Siempre viajan conmigo», asegura.
«La casa solariega de los Álvarez de las Cuevas estuvo originalmente en Cuevas de Viñayo, era la que llamaban ‘la casa blanca de Cuevas en Tusinos’, de la que hoy sólo quedan algunos restos —repasa Esteban— pero después sus moradores y descendientes se trasladaron a la casona de Benllera al casarse María Álvarez de las Cuevas con Domingo Fernández de Colinas y Zúñiga, y también pasaron con ellos los escudos de armas y parte de la capilla». Pero la familia contaba con más residencias y propiedades, «entre ellas el palacio de Folloso, la ‘casona del manco’ de Cuevas, la casona de Sorribos de Alba, el edificio que se alzaba en el número 8 de la calle Cardenal Landázuri de León y que hoy es parte de Nuestra Señora de Regla y del colegio de las Carmelitas, el palacio de los Cuenllas en La Cueta de Babia, barrio de Cacabillo… más 1.734 fincas repartidas por 23 ayuntamientos de la provincia de las que hoy solo quedan en manos de la familia 78, divididas entre los diversos herederos».
De cualquier modo, y al menos a corto plazo, el primer movimiento de Esteban Álvarez Castañón será la puesta en marcha de una página web en la que irá ‘colgando’ documentos, textos e imágenes relacionadas con este formidable linaje. Lo que no sería posible, objeta, son las donaciones, ya que el grueso principal del patrimonio «no se puede vender, donar ni dividir, aunque sí son factibles las cesiones, siempre por un periodo determinado y regresando de nuevo a la familia: ese es el deseo de la firmante del último vínculo, que el legado no se desmembre y quede como parte de la historia leonesa para su estudio y conservación».
«Para mí, no hay duda —conluye el ‘guardián’—: fue la casa más importante de León y parte de Castilla por su entronque con otros célebres linajes como los Castañones de Monroy y los Rodríguez-Castañón, con la casa de Medina-Sidonia y la casa de Alba, con los marqueses de Inicio, con los de Villalcampo, con el Marquesado de Astorga… y hasta con el mismísimo Enrique de Trastámara».
La leyenda popular dice que la riqueza de la familia provenía de un fabuloso tesoro que encontraron en el monte. Al final los Tusinos sí tenían tesoros, pero eran de otra índole.
La señorita de Benllera sí tenía tesoros
Esteban Álvarez Castañón, joven investigador de la poderosa casa señorial de Tusinos, pide ayuda para mostrar un abultado patrimonio que incluye arte, libros, colmillos de mamut y un pleito de tres siglos. Sus dominios se extendían desde la playa del Sardinero hasta la enorme quinta de El Abrojo, en Valladolid, y la última moradora del palacio se enorgullecía de haber dormido, cada noche de su vida, «en terreno de mi propiedad». Se trata de la familia Álvarez de las Cuevas, de múltiples ramas englobadas bajo el nombre de Casa de Tusinos. Hoy, su administrador quiere divulgar un legado de obras dispersas, alguna hasta en el Museo del Prado, y busca crear el museo de esas nobles que en Omaña y Luna llaman ‘las señoritas’.
Esteban Álvarez, nombrado a sus 26 años ‘guardián del patrimonio de los Tusinos’, bajo el retrato de Bernarda Cuenllas.
Esteban Álvarez, nombrado a sus 26 años ‘guardián del patrimonio de los Tusinos’, bajo el retrato de Bernarda Cuenllas. (Foto: Bruno Moreno)
«Señorita de Benllera/ ¿quién te dio ese don?/ Una cabra rebeca/ en las Peñas del Pradón/ Riqueza llama a riqueza/ de casta le viene al galgo/ Y el rey Pelayo la otorgó».
La tradición oral de los valles de Luna y Omaña abunda en referencias a una poderosa casa señorial ramificada en múltiples ramas y apellidos pero cuyo primer solar puede rastrearse hasta el lugar de Cuevas de Viñayo y su amplio valle, el de Tusinos. La familia de los Álvarez de las Cuevas se extendió por diversos lugares del Norte y el Centro peninsular sembrándolos de obras de arte, libros incunables, muebles antiguos y numerosas sorpresas. Y célebre entre sus muchos miembros fue Manuela Álvarez de Miranda y Cuenllas, conocida como La señorita, hija de doña Bernarda Cuenllas, cuyas posesiones se extendían desde el Sardinero hasta Valladolid y la última moradora de la residencia más señera de esta saga, el palacio de Benllera.
EL DESCONOCIDO "SEÑORÍO DE TUSINOS" Y SUS TRES MIEMBROS MAS RECONOCIDOS "LAS SEÑORITAS DE BENLLERA" POR ESTEBAN ÁLVAREZ CASTAÑÓN (GUARDIÁN LEGADO HISTÓRICO TUSINOS)
Esteban Álvarez Castañón fue nombrado el 6 de junio de 2014, a sus 26 años, ‘guardián del patrimonio de los Tusinos’. En la fotografía se le ve entre su padrino, el duque de Maqueda, marqués de Astorga y conde de Cabra, y Fernando de Benito y Alas.
El joven leonés Esteban Álvarez Castañón, actual guardián del linaje de los Tusinos, ha sido postulado para Caballero de España y Portugal por una de las ordenes nobiliarias de caballería más antiguas de Europa, la de San Miguel del Ala. Será investido el 7 de mayo de 2016.
Esteban Álvarez Castañón, "guardián del legado de los Tusinos", posa junto a una de las armaduras de algún antepasado.
Esteban Álvarez Castañón es el hombre de la eterna sonrisa y gesto afable. Grande. Cercano, parece lo más alejado de la idea que tenemos de un noble y, sin embargo, lo es. En la actualidad es el Guardián del Linaje de los Tusinos y, pronto, el 7 de mayo, será investido en la Catedral de Zamora como Ilustrísimo Caballero de España y Portugal pues para ello ha sido postulado por una de las órdenes nobiliarias de caballería más antigua de Europa y con mayor prestigio internacional, la de San Miguel del Ala, fundada, según la tradición, por el primer rey de Portugal, D. Alfonso I Enríquez, en 1147 para honrar a los caballeros de Santiago que tomaron parte en la reconquista de Santarém en la batalla que tuvo lugar el día 8 de mayo, día de la Aparición de San Miguel en el monte Gargano.
Llevaba un tiempo que Esteban Álvarez Castañón andaba por León siempre con una carpeta bajo el brazo y legajos. «Estoy documentando una historia importante para mí».- ¿Tanto?- Ser postulado como caballero significa uno de los mayores honores que puede tener cualquier persona, pero especialmente un descendiente de nobleza ya que significa un grado muy distintivo dentro de ese sector. Por eso estoy tan agradecido a la Orden.
Y ya lo es. Sonríe como siempre este joven de sólo 28 años que siempre mostraba su orgullo de ser «guardián del legado de los Tusinos», nombre genérico de una ‘casa’ que engloba numerosas ramas (Álvarez de las Cuevas, Álvarez de Miranda, Castañón...) y posesiones que van desde la playa cántabra del Sardinero hasta una quinta en Valladolid, el palacio de Benllera y «su señorita» o Lois, donde los Castañón también son una institución. Ya está preparando «el futuro caballero» su túnica para ir a Zamora a ser investido caballero de esta orden de la que es prior el Obispo de Santander y el gran maestre su alteza real don Pedro de Bragança y Borbón.
Se espera la presencia de ilustres de la nobleza española, pues a la Orden de San Miguel del Ala pertenecen, entre otros, los Marqueses de Astorga, el marqués de Castel Rodrigo o la difunta Duquesa de Alba.
- A ver, Caballero (futuro), ¿pero qué es un noble en el siglo XXI?
- Lo mismo que siempre, eso no cambia. Alguien que tiene muy claro que su máxima obligación es la salvaguarda de un apellido, de un legado, en mi caso de los Tusinos, de una forma de vivir y ver la vida, tanto social como culturalmente. Fiel a decálogo muy estricto, que debe cumplirse a rajatabla y en el que la salvaguarda está por encima de todo. En realidad tenemos más obligaciones que ventajas.
Como noble, de cualquier época, es mi máxima obligación ser la salvaguarda de un apellido, de un legado, el de los Tusinos Recorres con Esteban Álvarez Castañón alguna de sus casas y pronto ves que entras en otro mundo, por más que ‘el guardián del legado’ se muestre tan campechano como es. Muebles antiguos, muy antiguos, de madera repujada. Puertas singulares, bargueños, cuadros de sus antepasados —«ésta es Bernarda Cuenllas, La Señora, que es la madre de Manuela Álvarez de Miranda y Cuenllas, La señorita, apodo que aún puede leerse en la lápida de su tumba en Benllera, donde tenían el Palacio, que han vendido a una farmacéutica», explica— y armaduras. «Había 16 en Benllera, ya solo quedan cuatro».
- ¿Siendo futuro Caballero estará muy solicitado ?
- Bueno, tengo novia, y estoy muy feliz con ella, no me ocupo de más. Y no me digas lo de Caballero, que sabes que soy un tío muy campechano.
- Pero eres Caballero, o lo vas a ser.
- Sí, es verdad, de España y Portugal, lo que se suma a la Marca Nacional de Señorío de Tusinos.
El joven noble leonés, cuya familia tiene capilla privada en la iglesia de Benllera (aunque el cura le tapió la puerta propia de acceso), donde están enterrados muchos de sus antepasados, va hablando de parientes y te pierdes, salta de la historia a la abuela, de la abuela a algunos personajes de la historia reciente de España...
- ¿A quién le gustaría a Esteban Álvarez parecerse de su extensa familia?
- A muchos, pero tengo debilidad por el tío Fernando Álvarez de Miranda Torres, ex presidente del Congreso de los diputados, una persona llana, afable, de gran corazón y sentido de la responsabilidad y una persona sabia, muy sabia.
No debí abrir esa espita pues va recordando antepasados y va sumando espejos en los que mirarse: «También a don Álvaro El Thiupado, el primero de los Tusinos como linaje caballero, un tipo sencillo pero tenaz, fuerte, honesto y con dignidad y astuto pues su famosa treta en los pozos de Colinas permitió a los cristianos vencer en la batalla de Camposagrado».
Habla de que la oficina de patentes ya ha admitido también su escudo pero... «Ah, y me dio sabios consejos Tatiana Pérez de Guzmán Miranda y Seebacher. Y por supuesto los de la rama de mi abuelo materno de Lois...»
- Vale, vale. Ya.
- ¿Y nunca te toman el pelo cuando hablas de estas cosas en un bar?
- Alguna burlita he aguantado, y piensas que está uno mejor callado.
Desde... RIELLO (OMAÑA LEÓN ESPAÑA) hasta... BELMONTE (PORTUGAL) Acompañando junto con don Ovidio a Nuestro Amigo y Vecino: ESTEBAN A. CASTAÑON... Apadrinado por el ESCMO. SR. MARQUES DE ASTORGA..., INVESTIDURA: CABALLERO REAL Y MILITAR ORDEN DE S. MIGUEL DEL ALA.
SAR don Pedro Braganza y Borbón. Excmo Sr. duque de Maqueda, Fernando de Benito y Alas y nuestro amigo y vecino de Riello. Ilustrisimo Sr. don Esteban Álvarez Castañon en el Castillo de Belmonte poco despues de su nombramiento e Investidura como Caballero de La Real Milital y Antigua Divisa de San Miguel del Ala.











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