El suizo de 49 años Ives Rossy logró este viernes cruzar el Canal de La Mancha con su ala propulsada. Rossy partió desde Calais, en Francia, y llegó a la localidad de Dover en Inglaterra, después de 12 minutos de vuelo, a una velocidad de 190 kilómetros por hora. El ala está hecha de un compuesto de carbono ligero y no cuenta con ningún sistema de dirección, Rossy usa la cabeza y la espalda para controlar sus movimientos.
Equipado con un traje especial, casco y paracaídas, Rossy había tomado minuciosas precauciones para protegerse de las cuatro turbinas, colocadas a pocos centímetros de su cuerpo. Este ala tiene un peso de 55 kilogramos (incluidas las cuatro turbinas a chorro llenas de keroseno). Su nueva ala, de tres metros de envergadura, sólo le permite volar durante poco más de diez minutos, debido al reducido tamaño del depósito de queroseno (30 litros). Sin embargo le permite alcanzar una velocidad de 300 km/h.
Las turbinas están fabricadas por la empresa alemana JetCat que fabrica este tipo de motores para aviones y helicópteros de modelismo. Algunos modelos de estas turbinas llegan a valer más de 4.000 €.Por precaución lleva dos paracaídas, uno para el piloto y otro montado en el ala. En un ensayo en 2005 Rossy perdió el control del ala por lo que tuvo que separarse de ella en vuelo y bajar en paracaídas.
Lanzamiento de Jetman sobre los Alpes.Jetman es un aventurero y antiguo piloto suizo de nombre Yves Rossy , de 47 años de edad y que se convirtió en el primer hombre en haber realizado un vuelo empleando un ala equipada con turbinas de propulsión a chorro. Esta ala fue diseñada y construida por el mismo Rossy el cual la ha ido perfeccionando con el paso del tiempo ya que ha trabajado en la misma durante 15 años. El piloto, militar y comercial, se ha gastado más de 190.000 € en este proyecto en el que también ha habido varios prototipos fallidos.
Su primer gran logro lo hizo en mayo de 2008 cuando realizó un vuelo sobre los Alpes, a unos 2.440 metros sobre el nivel del mar. Para esto se lanzó desde un avión volando por su cuenta sobre las montañas de los Alpes a una velocidad media de 300 kilómetros por hora, durante 5 minutos. Para dirigir los movimientos del ala durante el vuelo usó solamente los movimientos del cuerpo.
Poco antes de descender en una pista aérea cerca de la margen oriental del Lago Ginebra, Rossy había saltado de una avioneta a 2.300 metros de altura y desplegado las alas rígidas de 2,5 metros de envergadura que llevaba sujetas a la espalda.
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