El bloque de hielo de 25.000 toneladas de peso y 22 metros de altura que se ha ido formando en la coronación de la presa hidroeléctrica rusa Sayano-Shúshenskaya podría ocasionar nuevos accidentes en esta planta siberiana donde murieron 75 personas a causa de una avería en agosto pasado.
La corteza de hielo podría provocar el hundimiento de la presa si continua aumentando de espesor, o posteriormente en junio o julio, cuando suban las aguas del Yeniséi, según algunos expertos. Por otra parte, los representantes de la compañía RusHydro admiten que la situación es "extraordinaria" pero aseguran que la situación está bajo control y descartan la posibilidad de nuevos accidentes. "No hay riesgo de que ocurra una catástrofe", afirma Rasim Jaziajmétov, director gerente de RusHydro.
Dado que la central no puede desembalsar agua turbinándola, ya que la sala de turbinas está en proceso de reparación, se ve obligada a mantener sus aliviaderos abiertos durante este invierno, con el objetivo de preparar el embalse para la crecida del verano próximo. La caida del agua sobre el muro de la presa genera una nube de partículas de agua flotando a una altura de 100-200 metros sobre la presa que las bajas temperaturas transforman en granos de nieve o hielo que caen sobre las instalaciones, formando un gran bloque de hielo.
Los técnicos de RusHydro calculan que esta mole de hielo, de unas 25.000 toneladas a día de hoy, ejerce una presión de 200-300 toneladas por cada metro lineal del coronamiento. El nivel crítico sería de 400 toneladas por metro lineal, según la estimación de Lenhidroproyekt, la empresa diseñadora de la central.
Si la temporada de frío persiste, la altura del iceberg podría duplicarse en dos o tres semanas. El coronamiento difícilmente aguantará tanta presión, lo que comporta el peligro de graves destrucciones en la cuenca del Yenisei, según Alexander Prokopchuk, investigador del Instituto de Física Nuclear en la Universidad Estatal de Moscú.
Las consecuencias podrían ser catastróficas durante la crecida: una ola de 30-50 metros de altura se precipitaría corriente abajo por el Yeniséi con una velocidad próxima a 100 Km/h. Inundaría en cuestión de treinta minutos la ciudad de Sayanogorsk, con una población de 50.000 habitantes, y dos localidades más en donde vive un total de 14.000 personas.
A Krasnoiarsk, cuya población supera un millón de habitantes, esta crecida llegaría en 4 ó 5 horas, muy debilitada ya, pero si las aguas hiciesen colapsar la presa hidroeléctrica local, que es la segunda en potencia de la zona, la ciudad se vería afectada por una ola de 60 metros de altura.
La compañía RusHydro planea reparar en los próximos meses dos turbinas hidráulicas, de las diez que posee la central, y poner en marcha el primer grupo de un nuevo aliviadero que se está construyendo excavado en la roca y que descargará por debajo de la presa, lo que mejorará en grado notable la actual capacidad de desagüe.
Con una presa de 245 metros de altura y una longitud de 1.066 metros, la hidroeléctrica Sayano-Shúshenskaya, en funcionamiento desde 1978, es la mayor de Rusia y una de las más grandes del mundo.
La central tiene diez unidades generadoras, de 640 megavatios, que producían 22.800 millones de kilovatios hora al año. La reconstrucción de la central se prolongará durante años.
Aspecto de la sala de turbinas el día 20 de agosto, después del accidente.
El 17 de agosto de 2009, cerca de Sayanogorsk en el sur de Rusia central, 75 trabajadores perdieron la vida en un accidente que tuvo lugar en la sala de turbinas de la central hidroeléctrica Sayano Shúshenskaya, situada en la cuenca del río Yenisei. Una enorme cantidad de agua inundó la sala de turbinas, causando la explosión de un transformador y desperfectos en las diez turbinas, con la destrucción de tres de ellas. Además, se vertieron al río 40 toneladas de aceite de refrigeración del transformador, matando unas 400 toneladas de truchas en dos piscifactorias, aguas abajo de la central.
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