Las turberas de las Tablas de Daimiel, en Ciudad Real, comenzaron a arder a mediados del año 2009 debido a la sequedad causada por la ausencia de lluvias y la sobreexplotación del acuifero. Pero no es este un caso único de fuego subterráneo, en las minas de carbón los incendios son relativamente frecuentes.
En Asturias se tiene experiencia en cuestión de incendios subterráneos, que en ocasiones se prolongan durante años. Ahí está por ejemplo el caso de la capa octava (la de mayor producción) del pozo San Nicolás, en Ablaña (Mieres), en donde murieron catorce mineros en 1995. Esta capa octava sufre un incendio desde 1992 que no ha podido ser apagado en su totalidad, aunque está controlado. En todo este tiempo se ha tratado de extinguir las llamas mediante el entabicado y acotación del fuego, así como la inyección de nitrógeno y agua.
El pozo Mosquitera, en Langreo, también sufrió un largo incendio de dos años de duración, tras una explosión en la que murieron cuatro trabajadores, en diciembre de 1989. En el interior del pozo se alcanzaron temperaturas de hasta 2.000 grados. Sus 1.200 trabajadores tuvieron que ser trasladados a otras explotaciones y el Mosquitera tuvo que ser finalmente cerrado.
El pozo Candín sufrió un fenómeno de autocombustión (el incendio del carbón recalentado al contacto con el oxígeno) hace poco menos de un año, sin mayores consecuencias, y el pozo Monsacro, en Riosa, tuvo que ser cerrado en 1998 por un fuego similar, que duró un mes. Fuera de Asturias, una de las explotaciones de la Hullera Vasco Leonesa, en León, sufre también un incendio en capa, que está controlado.
Fuego de carbón en Songhutou (China).
La extinción de estos incendios es muy difícil, en opinión del responsable de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa, Francisco Gómez. «Como decimos nosotros, el carbón no se apaga nunca. A lo sumo se puede mantener el fuego confinado, en estado latente, a una temperatura alta, pero sin llegar a la de combustión». De hecho, se tiene constancia de incendios en minas que se han mantenido activos durante más de 180 años, como en el caso de una explotación china, cuyo fuego fue apagado en 2007 tras un trabajo de diez años.
Los incendios en minas son difíciles de localizar y el gran problema es la ventilación. Lo más normal es la imposibilidad de un ataque directo a la capa de mineral afectada por el fuego, por lo que se hace necesario un ataque indirecto, mediante la disposición de tabiques y posterior sellado de la pared con una espuma especial, similar al poliuretano. El entabicado, tiene como objetivo la eliminación del aporte de oxígeno, lo que limita y termina ahogando la combustión del carbón. Otra forma de crear una atmósfera inerte que dificulte la combustión consiste en inyectar nitrógeno y agua en la capa afectada por el fuego. La evaporación del agua también contribuye a la extinción de las llamas, tal como ocurrió en la extinción de un fuego en el plano Modesta en abril de 2007 , que se prolongó durante más de una semana.
También en Asturias han ardido turberas. Se dice que un incendio hacia 1730 en los montes de Carbayín, en la divisoria entre Siero y Langreo, y la persistencia de un fuego subterráneo, hizo descubrir la riqueza carbonífera de las cuencas mineras. Y merece ser mencionado un extraño fenómeno, el del «mechero de Saús, en Carbayín (Siero), una extraña llama que surge de las entrañas de la tierra y que fue descubierta a finales de los años setenta, tras un incendio en la zona. Se han barajado diversas explicaciones, como la combustión de grisú, procedente de viejas explotaciones de la zona, aunque también un incendio subterráneo.
China depende en gran medida del carbón para satisfacer la demanda de energía del país. A pesar de que sus reservas de carbón representan solamente el 11 por ciento del total mundial, China es el mayor productor, consumidor y exportador del mundo. Las reservas de carbón se concentran principalmente en el norte del país. El cinturón de la minería del carbón se extiende a lo largo de 5.000 kilometros de este a oeste y llega tener unos 750 km en dirección norte-sur. Los incendios en el carbón se extienden por todo este cinturón. Este mapa muestra la distribución de los incendios de carbón en el norte de China y da una idea de la magnitud del problema.
Mapa que muestra los fuegos de carbón en China.La expresión fuego de carbón se refiere a la combustión del mismo de forma espontánea dentro de la veta, la pila de almacenamiento o la escombrera.
El oxígeno del aire en contacto con el carbón produce una oxidación que genera calor. Esto conduce a un aumento de la temperatura dentro de la masa de carbón. Si la temperatura llega a los 80 °C, el carbón puede encenderse y empezar a arder. Este proceso, conocido como "combustión espontánea", es la causa más común de los incendios de carbón. Las operaciones mineras facilitan muchas veces los incendios. Los fuegos incontrolados en el carbón son un problema ambiental y económico de gran importancia y se producen en muchos países como por ejemplo China, India, Rusia, Estados Unidos, Indonesia, Venezuela, Australia y Sudáfrica, y también, en menor escala, en Alemania, Rumanía o la República Checa.
El fuego de carbón más antiguo, que ha estado ardiendo durante más de 2.000 años, se encuentra en Nueva Gales del Sur, Australia. En el subsuelo de Centralia, Pensilvania, se produjo un incendio en 1962 que obligó a evacuar la ciudad entre 1980 y 1998. El fuego del carbón avanzaba lentamente por debajo de la ciudad poniendo en peligro viviendas e infraestructuras. Hoy en día el fuego sigue avanzando.
A continuación se puede ver un video que nos muestra el pueblo de Centralia.
1 comentario:
Quemando desde 1992? ahí es nada.
Publicar un comentario