En junio de 2009 se instaló el denominado Observatorio Submarino Expandible (OBSEA) a tres millas de las costas de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) y a 20 metros de profundidad, un proyecto de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), capaz de transmitir en tiempo real a través de Internet imágenes y datos del fondo marino. Esta pequeña plataforma submarina fue instalada frente a un bonito biotopo por el buque oceanográfico Sarmiento de Gamboa del CSIC. El instrumental científico debe afrontar el deterioro por la corrosión y los microorganismos marinos que se incrustan en cables y cámaras.
Al igual que sucede con los observatorios terrestres, por ejemplo meteorológicos, este observatorio submarino permanente permite obtener secuencias muy largas de parámetros que son extraordinariamente útiles para conocer y predecir fenómenos como la contaminación o el cambio climático. El laboratorio OBSEA, integrado en la Red Europea de Observatorios Marinos ESONET, permitirá analizar de forma permanente y a distancia todo tipo de datos: por ejemplo, estudiar tenues variaciones de temperatura y salinidad para comprobar la calidad del agua, analizar las señales acústicas procedentes de mamíferos o de las actividades humanas en el mar para evaluar la contaminación acústica, la contaminación por residuos o el tránsito marino, según información de Antoni Mànuel Lázaro, director del grupo de investigación SARTI de la Politécnica de Cataluña. Los usuarios también pueden acceder a través de Internet a parte de la información visual.
La instalación científica submarina, creada con tecnología española, está enlazada con el centro de control terrestre del campus de la Politécnica en Vilanova i la Geltrú a través de 4,5 kilómetros de cable duplicado de fibra óptica y eléctrico, de forma que no necesita alimentación por baterías. En un primer momento, disponía de una videocámara telecontrolada, un hidrófono de banda ancha, que registra variaciones acústicas en el medio marino, y un dispositivo que mide la salinidad, la temperatura y la presión, además de sistemas de control y alarmas para prevenir posibles problemas técnicos. Más adelante, se añadieron otros instrumentos para medir las corrientes marinas y la turbulencia del agua.
Tras la fase de prueba, en la que se mide la robustez de los materiales, los investigadores pretenden trasladar esta infraestructura a mayores profundidades (entre 500 y 1.000 metros) y abrir el acceso a la plataforma a una amplia comunidad científica e industrial para realizar observaciones a partir de largas series temporales o como banco de pruebas para el desarrollo de nuevos sensores marinos. La flexibilidad del laboratorio permitirá instalar fácilmente nuevos dispositivos para analizar desde riesgos geológicos al control de desplazamientos submarinos o el estudio de la circulación oceánica, la variación del nivel del mar y fenómenos meteorológicos. Un buzo puede cambiar fácilmente el instrumental hasta 500 metros de profundidad.
El observatorio OBSEA es un primer paso para llegar a profundidades de 3.000 metros. De hecho, el mismo buque del CSIC se encargó en noviembre del mismo año de instalar otro equipo en las aguas del Golfo de Cádiz, entre 3.000 y 4.000 metros de profundidad. Se trata del laboratorio submarino europeo de la red ESONET, un proyecto en el que participan por parte española el CSIC y la UPC, y que será un sistema de alerta temprana de terremotos y tsunamis.
En noviembre un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) instaló un laboratorio submarino para la alerta temprana de tsunamis. Geostar, el primer laboratorio de estas características que se instala en Europa, se sitúa en el golfo de Cádiz, a 60 millas del cabo de San Vicente y a una profundidad de 3.300 metros. La zona fue seleccionada por su proximidad al área de contacto entre las placas tectónicas de Eurasia y África, una franja con actividad sísmica y de tsunamis.
El laboratorio fue desplegado desde el Buque Oceanográfico Sarmiento de Gamboa del CSIC. El sistema realizará avisos de tsunamis que podrían afectar a la Península Ibérica y al norte de África. El investigador principal del proyecto, Juanjo Dañobeitia, director de la Unidad de Tecnología Marina del CSIC, destaca las características del laboratorio: Es una estación submarina de tres toneladas de peso con numerosos sensores. Tiene un sensor de presión, un sismómetro oceánico y un magnetómetro, entre otros. Con estos sistemas el laboratorio muestreará además durante un año las variaciones en la columna de agua: salinidad, temperatura y conductividad, datos de interés para el estudio del cambio climático.
Geostar, con unas medidas de cinco metros de altura y algo más de dos metros y medio de ancho y profundidad, transmite los datos acústicamente a una boya en superficie, que los envía vía satélite a los institutos de investigación implicados en el proyecto. Esta información, que en el caso de estar relacionada con los tsunamis se transmitirá casi en tiempo real, será además enviada a las agencias nacionales de protección o seguridad civil de los países participantes en el proyecto. El equipo europeo que ha realizado el despliegue pertenece a la Unidad de Tecnología Marina del CSIC, al Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología, al Consejo de Investigación Nacional de Italia, al Centro Geofísico de la Universidad de Lisboa y la Universidad de Ciencias Aplicadas de Berlín.
El proyecto de instalación de GEOSTAR comenzó el día 7 de noviembre con la colocación de la boya de superficie, asegurada al lecho mediante un cable y un peso. Tres días más tarde, durante la madrugada del 10 al 11 de noviembre, el equipo lanzó el laboratorio desde el Buque Oceanográfico Sarmiento de Gamboa del CSIC. Este laboratorio submarino ha podido permanecer tomando datos durante un año, la duración aproximada de las baterías de litio del sistema. A partir de ahí, los investigadores han de decidir si se mantendrá éste sistema o, por el contrario, se implementará con un cable de alimentación.
Estos trabajos forman parte de los proyectos europeos de laboratorios submarinos oceánicos European Seafloor Observatory Network y European Multidisciplinary Seaflor Observatory, del VI y el VII Programa Marco de la Unión Europea respectivamente, y del Integrated observations from NEAR shore sources of Tsunamis: towards an early warning system, en el que se trabaja para detectar y alertar de la posibilidad de tsunamis.
Junto a Dañobeitia ha participado en la instalación del laboratorio submarino Arturo Castellón, coordinador de la flota CSIC; Rafael Bartolome, jefe científico de la expedición y Pablo Rodríguez, ingeniero acústico, todos ellos del CSIC; además de David Embriaco, del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología y jefe técnico de la expedición.
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