En el otoño pasado EL PAIS informaba de que la rectora de la Universidad de Málaga había visitado Corea del Sur en julio. Quería estrechar lazos con sus universidades pero también se acercó a sus empresas. Visitó la fábrica de Hyundai y la sede de energías renovables Green Pionner. El Gobierno de Cantabria acababa de recibir 70 millones de euros del Ministerio de Ciencia e Innovación para investigación y desarrollo de energías renovables, a la que podrían concurrir masivamente los grupos de investigación de la Universidad de Cantabria. Calculaban que generarían más de 20.000 empleos e implicarían a casi 1.600 empresas de la región. La Universidad de Salamanca, el campus más antiguo de España, ha creado su propio negocio: un sistema de franquicias para enseñar castellano allí donde no llegue el Instituto Cervantes, que respalda su propuesta.
Son solo tres ejemplos recientes del giro de las universidades españolas hacia el mundo empresarial, en busca de investigaciones y proyectos rentables. La adaptación al proceso de Bolonia obliga a los campus a preparar a sus alumnos para el mercado. Y la competencia global empuja a los empresarios a generar innovación para ser mejores. Iniciativas como los Campus de Excelencia, el programa del Ministerio de Educación que va por su segunda convocatoria, les ponen en contacto.
Laboratorio de la Universidad Politécnica de Valencia.
Dos tercios de la producción científica de España se realiza en las universidades, pero el impacto de la investigación le sitúa en el puesto 22 de los campus de los 52 países más productivos del mundo, según el reciente Ranking Internacional de Instituciones de Investigación. El 9% de la investigación universitaria (317 millones) se financia desde las empresas, según recoge el último informe de la Fundación CyD (Conocimiento y Desarrollo). El porcentaje supera la media europea (6,7%), pero está lejos de países como Alemania, que capta el 14,2% de fondos.
La Politécnica de Madrid firma más de mil convenios con empresas y desarrolla más de 70 patentes al año. La Politécnica de Cataluña, con 40 patentes, pone a prueba en sus propias instalaciones los proyectos que desarrolla antes de patentarlos.
Otro foro de colaboración son los parques tecnológicos. España cuenta con 46 y otros 40 están en construcción.
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