lunes, 28 de diciembre de 2020

Un cajón sin recoger

Hallazgo macabro ("La Vanguardia" Viernes 31 de diciembre de 1920)

En la estación del Norte se ha descubierto esta mañana un suceso que por las circunstancias que lo rodean adquiere los caracteres de novela trágica.

Como es sabido las compañías ferroviarias ponen a la venta todas las mercancías facturadas cuyos dueños no se presentan a recogerlas en el término fijado para ello.

Así, los empleados cogieron esta mañana un cajón como de un metro de largo, facturado en Bilbao en 31 de diciembre del pasado año y consignado a nombre de C. Mestres, sin seña alguna, que como había expirado el plazo de custodia sin que se presentara el destinatario, se procedió a la apertura del envío quedando el personal aterrado al ver que en el cajón en cuestión se contenían restos humanos.

Inmediatamente se dio aviso a la policía y al juzgado de guardia por el que se procedió a un detenido examen del cajón. Había en éste dos tibias, un peroné, un humero, dos trozos de vértebra y una larga cabellera rubia.

También se encontraron un sello del Colegio de Abogados de Manila, varias cartas y un B.L.M. del Centro de Hijos de Madrid en Bilbao.

Entre las cartas, hay una dirigida a Carlos Mestres y de la cual por referencias sabemos que poco más o menos dice así:

Querido Carlos: Tengo un disgusto grande por el comportamiento que tienes con la nena a la que no obstante mi prohibición de siempre te permites pegar con mala intención, sin tener en cuenta que ademas de ser más pequeña que tu no puede devolverte los golpes. Esto sin contar que es tu hermana.

Verdaderamente que puedo yo morir tranquilo sabiendo el preceptor que dejo para tu hermana. Si hoy tienes este comportamiento y la tratas así, cuando faltemos nosotros, ¿Como la tratarás?

La carta que es larguísima sigue en el mismo tono, lamentando los malos tratos de que es objeto la niña aludida.

Firma la carta su padre Gonzalo y lleva fecha de doce diciembre de 1914.

Por orden del juez, el médico de la estación reconoció los restos humanos y apreció que pertenecían a una persona adulta del sexo femenino, cuya muerte era anterior a la fecha en que estaba facturado el cajón.

El juez ordenó el cumplimiento de varias diligencias, algunas de las cuales han de llevarse a cabo en Bilbao.

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