Aunque el desarrollo fue temprano, especialmente en la zona de Sabero, explotada ya desde 1841 por la sociedad Palentino-Leonesa, la realidad es que la falta de sistemas baratos de transporte, de ferrocarriles en definitiva, retrasó el desarrollo sustancialmente hasta la apertura en 1894 del F.C. de vía estrecha La Robla-Valmaseda, necesitado de las hullas coquizables leonesas.
De hecho, Madoz, en 1845-50, no refleja la existencia de minas ni en Fabero ni en Villablino, después dos importantes núcleos mineros, pero sí en Sotillos de Sabero, cuyos habitantes “se dedican en los meses de invierno a conducir carbón de piedra a las fraguas de Castilla”.
En 1859, solo había cuatro empresas, la Palentina-Leonesa, el Crédito Mobiliario Español, La Ventajosa y la Sociedad Leonesa-Vallisoletana.
En León no hubo prácticamente minería hasta la década de 1890, fruto del F.C. de La Robla-Valmaseda, el “hullero”, que ha estado operativo casi un siglo, hasta 1991, habiéndose recuperado últimamente.
El ferrocarril solo llegaba a Ponferrada, desde Madrid, en 1882, más de veinte años después que a la provincia de Palencia, con el Santander-Madrid.
La realidad es que el potencial geológico-minero de la provincia es superior al palentino, contando con varias cuencas importantes: Villablino, Bierzo, La Magdalena y Ciñera-Matallana. Sin embargo, la mejor situación frente al mercado madrileño de las cuencas palentinas, dejó fuera de mercado a la mayor parte de la minería leonesa hasta su conexión con el otro gran centro de consumo: Bilbao.
Plano de labores en Matallana, de 1919.
El F.C., probablemente el ejemplo más claro en España del papel clave de este medio de transporte en el desarrollo minero, llega en medio de una política proteccionista tras el arancel de 1891, con lo que sus resultados son inmediatos, elevándose sustancialmente la producción.
No obstante, cuando se abre el F.C., ya había en la cuenca Ciñera-Matallana cuatro minas: Emilia, Bernesga 3, Ramona y Candelaria. Las grandes compañías, sin embargo, con capital vasco, se crearán al calor del F.C. de la Robla. Hulleras de Sabero y Anexas S.A. se constituiría en Bilbao en 1892.
En 1900 producía más de 70.000 t, y 100.000 en 1906. En 1928 comenzaría un camino similar al de Barruelo, al ser comprada por la Compañía del F.C. de la Robla para su aprovisionamiento, que la vendió en 1965.
La S.A. Hullera VascoLeonesa, se constituyó en 1893 en Bilbao, siendo concesionaria de la capa más potente de España, la famosa “Pastora”, de hulla, en la cuenca Ciñera-Matallana al norte de León, con potencias reales entre 7 y 20 m y aparentes, por engrosamiento tectónico en zonas de charnela anticlinales, de hasta 100.
En 1911 su producción ya superaba las 100.000 t, pero permanecería estancada en el período de oro 1914-1918. A partir de 1945, con cambios sustanciales ya en el accionariado, comenzaría un fuerte crecimiento sostenido que la llevaría a superar el millón de toneladas en 1982.
La Primera Guerra Mundial se acompaña de fuertes subidas de precios que estimulan enormemente la producción leonesa: se pasa de casi 19 pesetas/t en 1914 a más de 50 en 1918, y de unas 320.000 t en 1914 a 741.000 en 1918.
La favorable coyuntura bélica propiciará la creación de nuevas empresas: Antracitas de la Espina y Valdesamario en El Bierzo; la Sociedad Hullera del Esla en Valderrueda y, en el norte, la Sociedad Hullera de Pola de Gordón; ya en la década de 1920, Candelario Gaiztarro, y Diego Pérez Campanario en Fabero.
Una sociedad clave será la Minero Siderúrgica de Ponferrada, la MSP, creada en 1918. La MSP construirá un F.C. minero de vía estrecha, el Ponferrada-Villablino, de 63 km, abierto en 1919, que posibilitará la explotación intensiva de esta cuenca y la zona occidental de la del Bierzo: la de Fabero-Matarrosa.
Además, comprará el Coto Wagner, de mineral de hierro, con la idea de hacer honor al calificativo de Siderúrgica. En la década de 1920, abrirá el Grupo Lumajo y producirá la cuarta parte del total provincial. La MSP cambiará profundamente Ponferrada, que casi doblará su población entre 1910 y 1930.
En 1920, León produce ya por valor de 55,235 millones de pesetas y ocupa el puesto 8° en el ranking minerometalúrgico nacional, frente a los 25,1 millones de Palencia, que ocupa el puesto 13° . Salamanca ocupa el puesto 21º con 4,35 millones, Burgos el 34º con 0,79 millones, Soria el 36º con 0,35, Valladolid el 38º con 0,17 millones y Zamora el 42º con 0,035. León tendrá otros ferrocarriles mineros: el SaberoVegamediano con 6 km; el de Sta. Lucía al lavadero, con 6 también; el Comarco-Cistierna con 6,34 km y el Vegamediana-Cistierna con 3,8.
Durante la II República se mejoran sustancialmente las condiciones de los mineros con subida salarial, otra vez jornada de 7 horas en interior (tras haberse subido a 8 en 1920), seguro de accidentes, vacaciones pagadas de siete días y carbón gratuito. Pero conoce el estancamiento de la producción en una coyuntura mundial recesiva, la de la Crisis de 1929.
La España de (1939-1975) vitalmente necesitada del carbón, por la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y su aislamiento posterior hasta 1953, hará conocer una nueva época dorada a las cuencas, diezmadas a nivel obrero experto por la Guerra Civil. A fines de la década de los 50, la producción superará los cuatro millones de toneladas, que extraen más de 24.000 mineros.
La crisis de la década de los 60, prolongada hasta 1973, obliga progresivamente a la mecanización de las labores interiores, posible por la relativa regularidad de las capas y su limitada tectonización en numerosas cuencas.
Así, irán mecanizándose con pilas hidráulicas la Hullera Vasco-Leonesa y Gaiztarro con cepillos. En la década de los 70 comienza la explotación a cielo abierto, de la que sería un buen ejemplo Hulleras del Coto Cortés, un período aun abierto que ha dejado, a pesar de la legislación ambiental existente desde 1982, paisajes a menudo severamente degradados.
Un hecho clave sería la creación en 1949 de la térmica de Compostilla por la Empresa Nacional de Electricidad, ENDESA, cerca de Ponferrada, ya que situó el centro de consumo para menudos y finos en plena provincia. En 1957, tendría ya cuatro grupos.
El panorama actual de la minería leonesa, con una clara dinámica empresarial privada a lo largo de su historia, a diferencia de la nacionalización que creó HUNOSA en Asturias, viene configurado por dos hechos: la apuesta de la S.A. Hullera Vasco-Leonesa por el carbón a través de la nueva mina, con una inversión de 216 millones de euros (38.000 millones de pesetas), y el saneamiento financiero de la MSP en 2003. Todo ello en el marco de la política carbonera europea. León sigue siendo una provincia donde la minería, que genera casi el 17 % del PIB industrial, aún pesa. No obstante, su capacidad para generar una industrialización en la provincia a nivel fabril, ha sido modesta.
Cuenca de Ciñera-Matallana
Es una cuenca de unos 15 km de largo por 4 de anchura media, con una superficie de 58 km2. Está situada entre los ríos Bernesga y Curueño, y entre las localidades de Pola de Gordón y La Vecilla. Además de estas dos, las principales poblaciones de la zona son Vegacervera y Matallana de Torío.
La estructura de la cuenca consiste en una serie de sinclinales de dirección E-O separados por fallas, entre los que destacan los de Vegacervera, Matallana y Llombera.
La sucesión estratigráfica, de edad Estefaniense B, está compuesta en su conjunto por conglomerados, areniscas, lutitas, y capas de carbón, con una potencia total de 1000-1500 m.
La sedimentación tuvo lugar en facies fluviales, palustres y lacustres. Se ha constatado además la presencia de rocas ígneas, interestratificadas en la sucesión a modo de sills, que coquizan parcialmente el carbón.
Según Wagner y Artieda (1970), la sucesión se divide en varias formaciones, que de muro a techo son: San Francisco, Pastora (contiene la capa Pastora), CascajoRoguera, San José, Bienvenidas y Matallana.
La producción de carbón de la cuenca ha provenido principalmente de la capa Pastora. Esta capa, situada en la parte superior de la formación del mismo nombre alcanza potencias notables en la parte occidental de la cuenca, donde se ha llegado a explotar con 40 m de espesor; sin embargo, la potencia es muy variable, y al este del río Torío no tiene más de 4 m.
La Cuenca de Ciñera-Matallana comenzó a explotarse en el siglo XIX, y ya en 1864 había 7 minas en Matallana. En 1893 se constituye la Sociedad Anónima Hullera Vasco-Leonesa (SAHVL), con capital mayoritariamente vasco.
Esta emblemática empresa, que controla la mayor parte de las concesiones de la cuenca, se mantiene en actividad haciendo a finales del siglo XX grandes inversiones para realizar una gran nueva mina subterránea altamente dotada de los mayores avances tecnológicos, cuya explotación se inició en 1996.
El carbón explotado es de tipo hulla (hulla antracitosa), con 10-12% de volátiles y más de 5000 kcal/kg de poder calorífico y mantiene todavía una importante cantidad de reservas de carbón que pueden superar los 40 Mt
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