Distrito de Cármenes-Villamanín (Cobre) (Mapa geológico y minero de Castilla y León)
Situado entre los ríos Luna y Porma, en los municipios de Sena de Luna, Villamanín, Cármenes, Valdelugueros y Boñar (León), se trata de un distrito alargado de oeste a este, como ya señalaban Ypma et al. (1968). Explotado en la segunda mitad del siglo XIX y en la primera mitad del XX, los estudios real izados en los últimos años han permitido que se cuente actualmente con un buen conocimiento metalogénico sobre él.
Situado en la Zona Cantábrica, al sur de la Falla de León, se extiende principalmente por la Unidad de La Sobia-Bodón y la parte norte de Somiedo-Correcillas. La roca encajante de las mineralizaciones es, en más del 80% de los casos, la Caliza de Montaña (13) y, en otro 10%, las calizas de la Fm. San Emiliano (13). Otras formaciones en las que encaja son la serie terrígena de San Emiliano (14) o las Calizas de Láncara (6).
Se trata de mineralizaciones complejas de Cu, Co y Ni, como elementos dominantes, con U, Au, As, Se y elementos del Grupo del Platino como minerales asociados (Paniagua, 1993). Son yacimientos epitermales, con una morfología irregular, de relleno de cavidades kársticas, filoncillos y venas. Paniagua y Rodríguez Pevida (1988) destacan la presencia de Cu y As como elementos mayores, estableciendo un zonado, en relación con la Falla de León, con un predominio de Co y Ni en la parte norte, más cerca de ella, de U en el centro, y de Pb y Zn en el sur. Se han producido procesos sucesivos de dolomitización y silicificación, con removilización de la materia orgánica y grafitización parcial. Son muy importantes los procesos de alteración supergénica, consistentes en lixiviación ácida y oxidación.
Entre los 56 indicios del distrito destacan por su importancia las minas Profunda (indicio 197) y Providencia (indicio 199). La mina Profunda (197) fue descubierta en 1859 (Soler, 1883), aunque se han encontrado hachas de cobre y mazas de piedra neolíticas, así como restos de un poblado romano denominado Bustefrades, que podría estar ligado a la explotación del cobre. Las primeras explotaciones importantes comenzaron en 1883, siendo la explotación más intensa desde finales del s. XIX a principios del XX, cuando se construye la planta de tratamiento de Villamanín. No obstante el proceso metalúrgico es muy poco eficiente, no lográndose una buena separación del Cu, Co y Ni. La mina cerró en 1920, aunque se siguieron lavando las escombreras hasta 1933, y se hicieron numerosas labores de investigación en las proximidades, que no tuvieron éxito. En 1953 se descubre la presencia de trazas de torbernita y otros minerales de uranio, que investigó la Junta de Energía Nuclear a principios de los años 60, y se lavan las escombreras, para la extracción de cobalto y níquel, que con nuevos métodos de separación se obtienen fácilmente (Lacasa, 1934b; Hernández Sampelayo, 1932; JCL 9, 1986; Paniagua, 1993).
En la Profunda se explotó una pipa subvertical irregular, que puede asimilarse a un prisma de 20 por 25 de base, y 180 m de altura, encajada en la Caliza de Montaña, en una zona brechificada, en la que se intersectan fracturas subverticales de dirección E-O, paralelas a la Falla de León, con otras de dirección SO-NE. Los procesos identificados son de endokarstificación hidrotermal, dolomitización y silicificación (Paniagua, op. cit.; Paniagua et al., 1987). La mineralogía es muy compleja y estos autores citan la presencia de 58 especies minerales. La ley de la mineralización era de 2,2% Cu, 1,5% Ni, 0,9% Co y 0,1% Se (JCL 9, 1986).
La mina Providencia (199), situada 1 km al norte de la anterior, fue el único descubrimiento que tuvo lugar a raíz de la intensa actividad investigadora a que dio lugar el hallazgo de La Profunda. En ella la mineralización, muy irregular, tiene forma de cilindro subvertical de unos 100 m de altura, con fuerte inclinación al sur.
Fue explotada entre 1906 y 1914, extrayendo la zona de oxidación, pero a partir de entonces hubo muchos problemas de recuperación por el carácter refractario de la mena. Se extrajeron unas 10.000 t de mineral, que en su mayoría quedaron en superficie esperando un tratamiento metalúrgico más eficaz. Después de la realización de estudios mineralúrgicos en Londres, que dieron lugar al descubrimiento de un nuevo mineral denominado villamaninita (Schoeller and Powel, 1920), un disulfuro complejo del grupo de la pirita, donde además de Fe hay Ni, Cu, y Co, se construyó una planta de tratamiento, activa entre 1920 y 1936, en un nuevo intento de explotación, que tuvo bajas recuperaciones, mucho peores que las de La Profunda, por su extremadamente compleja mineralogía. La ley de la mina es de 1,6% Cu, 0,9% Ni y 0,7% Co. Nuevos estudios mineralúrgicos realizados en 1957 permitieron alcanzar recuperaciones del 70%, pero los trabajos mineros llevados a cabo en 1962-63, bajo las labores antiguas, tuvieron resultados negativos (Ypma et al., 1968; Paniagua, op. cit.).
Las condiciones fisicoquímicas de depósito de estos yacimientos son epitermales para los tres estadios de depósito hipogénico. A partir del análisis de monocristales de uraninita se ha establecido la edad de la mineralización de la mina Profunda en 273 ± 11 millones de años. Asimismo, a partir de análisis isotópicos de plomo, se ha datado la mineralización de la mina Providencia en 270 ± 12 millones de años (Paniagua, op. cit.; Paniagua et al., 1993). Esta edad, Pérmico inferior, es algo posterior a la de la rocas ígneas de la Zona Cantábrica.
Cuenca de Ciñera-Matallana (Hulla)
Es una cuenca de unos 15 km de largo por 4 de anchura media, con una superficie
de 58 km2
Está situada entre los ríos Bernesga y Curueño, y entre las localidades de Pola de Gordón y La Vecilla. Además de estas dos, las principales poblaciones de la zona son Vegacervera y Matallana de Torío.
Los datos que se presentan en este apartado provienen en casi todos los casos de Wagner (1971), Wagner y Artieda (1970), Hoja MAGNA nº 103, y de la Tesis Doctoral de Villegas Herrero (1996).
La estructura de la cuenca consiste en una serie de sinclinales de dirección E-O separados por fallas, entre los que destacan los de Vegacervera, Matallana y Llombera (Fig. 24). La sucesión estratigráfica, de edad Estefaniense B, está compuesta en su conjunto por conglomerados, areniscas, lutitas, y capas de carbón, con una potencia total de 1000-1500 m. La sedimentación tuvo lugar en facies fluviales, palustres y lacustres. Se ha constatado además la presencia de rocas ígneas, interestratificadas en la sucesión a modo de sills, que coquizan parcialmente el carbón.
Según Wagner y Artieda (1970), la sucesión se divide en 7 formaciones, que de muro a techo son:
San Francisco: con gran desarrollo de facies conglomeráticas, y depositada sobre un paleorrelieve preexistente. Contiene 2 capas de carbón (Umbelina y San Francisco), y una más justo en el techo (Marta) no explotable.
Pastora: contiene la capa Pastora, que será comentada más adelante
Cascajo-Roguera: contiene la capa Roguera.
San José: en el flanco S del Sinclinal de Matallana contiene 5 capas (de techo a muro, 1ª a 5ª San José), de las que 3 fueron explotadas.
Bienvenidas: contiene algunas capas de carbón de desigual desarrollo, entre las que destaca la capa Bisvita del Sinclinal de Llombera.
Matallana: contiene las capas Alvaro (o Cangón), Picalín (o Muñón) y Petra, que se encuentran en el Sinclinal de Matallana.
La producción de carbón de la cuenca proviene casi en su totalidad de la capa Pastora. Esta capa, situada en la parte superior de la formación del mismo nombre, alcanza potencias notables en la parte occidental de la cuenca, donde se ha llegado a explotar con 40 m de espesor; sin embargo, la potencia es muy variable, y al este del río Torío no tiene más de 4 m.
Dentro de la propia zona occidental, la capa Pastora presenta importantes variaciones. Así, mientras que en el flanco sur y núcleo del Sinclinal de Matallana es una sola capa de 30 m de potencia, más al norte aparece dividida en tres venas de menor espesor; estas venas se conocen con los nombres de capas 8, 9 y 10 Amézola en el flanco norte del Sinclinal de Matallana, y 4ª Sur, 2ª y 1ª de techo en el Sinclinal de Vegacervera. Hacia el oeste del Sinclinal de Vegacervera, la capa Pastora vuelve a ser un único nivel (Emilia), así como en el Sinclinal de Llombera, donde ha recibido los nombres de capa Competidora y capa Ancha.
La Cuenca de Ciñera-Matallana comenzó a explotarse en el siglo pasado, y ya en 1864 había 7 minas en Matallana. En 1893 se constituye la Sociedad Anónima Hullera Vasco-Leonesa (HVL), con capital mayoritariamente vasco (Anes Alvarez y Tascón Fernández, 1993). Esta empresa, que controla la mayor parte de las concesiones de la cuenca, ocupa actualmente el tercer puesto en la producción nacional de hulla, sólo superada por HUNOSA (Asturias), y la MSP (Cuenca de Villablino).
Las explotaciones de la HVL se distribuyen en cuatro grupos con minería de interior, y una gran corta a cielo abierto (indicio 2233), todos ellos en la zona occidental de la cuenca (Fig. 24). Los grupos son:
Ciñera (indicio 2227), situada en el Sinclinal de Vegacervera.
Amézola (o Socavón) (indicio 2226), en el flanco norte del Sinclinal de Matallana.
Santa Lucía (indicio 201), en el Sinclinal de Llombera.
Competidora (indicio 200), también en el Sinclinal de Llombera.
En 1996, la HVL inició la explotación de la Nueva Mina, para la que se prevé una producción de 1,25 Mt vendibles anuales, hasta al menos el año 2012 (Cifuentes González, 1995). La Nueva Mina se sitúa en el Sinclinal de Llombera, y constituye una gran mina de interior a la que se accede por los Pozos Emilio (indicio 2232), Aurelio (indicio 205), y el pozo auxiliar Eloy Rojo; incluyendo además las labores actualmente activas del G. Competidora.
Además de la Nueva Mina, permanecen activos los Grupos Amézola y Santa Lucía, aunque está previsto que cierren dentro de unos años, con lo que toda la producción de la HVL procederá de la Nueva Mina. También continúa en producción el cielo abierto, en el que ya se ha explotado y restaurado el área comprendida entre los Pozos Emilio y Aurelio.
En todas las labores activas se explota la capa Pastora y equivalentes, con potencias de 10 m en el Grupo Amézola (capa 8), y más de 20 m en el G. Santa Lucía (capa Pastora) y Nueva Mina (capas Pastora y Competidora). El carbón explotado es de tipo hulla (hulla antracitosa), con 10-12% de volátiles y 5000 kcal/kg de poder calorífico.
Entre los años 1896 y 1991, la HVL produjo 32.620.501 t de carbón (Anes Alvarez y Tascón Fernández, 1993). En 1995 la producción fue de 1.181.879 t de carbón, con 1457 empleados (ITGE, 1996). Toda la producción, tanto subterránea como a cielo abierto, es conducida mediante cinta transportadora hasta el lavadero de La Robla, a través de un túnel de 7 km de largo. El destino final de estos carbones es la Central Térmica de La Robla.
Además de la HVL, la empresa Carbones León Norte, S.A. (CARLENOR) también realiza actividades extractivas en la cuenca, concretamente en la Mina Carmonda (indicio 221). En esta explotación, situada en la parte suroriental de la cuenca, se extrae hulla mediante minería de interior.
Los recursos muy probables de la cuenca rondan los 52 Mt (IGME, 1985), y la producción total en 1996 fue de 1.290.000 t vendibles.
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