miércoles, 28 de abril de 2021

Trotsky en la cárcel de Madrid

"Estampa" 5 de septiembre de 1931

Todos los lectores de ESTAMPA, a los que puede inspirar simpatía o sencillamente curiosidad la figura de Trotsky, saben sus aventuras en España: que a principios de noviembre de 1916, lo expulsaron de Francia, por editar un periódico ruso, "Nuestra Palabra", en el que hacía campaña contra la guerra; que se vino a Madrid; que la Policía de aquí, avisada por la francesa, lo apresó y lo tuvo encarcelado, y que después lo confinó en Cádiz, de donde salió para Norteamérica. Trotsky mismo ha narrado todo esto en tres ocasiones: primero, en un artículo de periódico, recogido en un volumen, de cuyo título no me acuerdo; luego, en el librito "Mis peripecias en España", y por último, en las "Memorias" de su vida. Daniel Anguiano y algunos otros marxistas que le trataron entonces, también han contado detalles de su tránsito por la Península. Pero creo que nunca se ha procurado averiguar qué decían de él los archivos policíacos, qué rastro había quedado de su paso por la Dirección de Seguridad y por la Cárcel de Madrid.

Hace un año, sobre poco más o menos, yo lo intenté. Fui a ver al general Mola, que era entonces director de Seguridad, y le pedí que me autorizara para buscar los datos que hubiera en la Dirección acerca de Trotsky. Pero me negó el permiso.

—Los archivos de la Policía—me declaró—son secretos.

Me lo dijo con un tono, aunque cortés, tan firme, que comprendí que era inútil porfiar, y no le sugerí, como se me ocurría, que publicar en el año de 1930 las observaciones de los policías sobre Trotsky era, aproximadamente, lo mismo de dañoso, para los servicios de vigilancia del Estado, que publicar el proceso de los Comuneros de Castilla o de la Conjuración de Catilina.

Las huellas dactilares de Trotsky, que se conservan en el Gabinete antropométrico de la Cárcel Modelo de Madrid.

También por aquella época anduve tratando de encontrar noticias de Trotsky en los registros de la Cárcel Modelo, y no tuve más suerte. Ya estaba resignado a no ver nunca las huellas que hubiera dejado el organizador del Ejército rojo en nuestros archivos oficiales, cuando vino la República. Entonces renové mis gestiones en la Dirección de Seguridad y en la de Prisiones, y el señor Galarza y la señorita Kent me concedieron en seguida, con una amabilidad por la que les he quedado agradecido, la autorización que pretendía.

Retrato de León Trotshy, dibujado en el año de 1923 por el artista ruso Annenkof.

Desgraciadamente, la del señor Galarza no la he podido aprovechar. En la Dirección de Seguridad, según me ha explicado el jefe del Gabinete de Identificación, señor Mora, no hay ninguna referencia gráfica de Trotsky. No lo ficharon.

Uno de los últimos retratos de Trotsky, hecho en su destierro de Constantinopla.

En la Cárcel Modelo, sí. El director, don José Hernández, me ha mostrado el "expediente procesal", que es un legajo de pocas hojas.

La cubierta dice:

Como ven ustedes, la edad está equivocada. Trotsky ha nacido—según se sabe—en octubre de 1879, y a causa de una trampa que se hizo en sus papeles, para que pudiera ingresar en un colegio cuando no tenía aún edad, aparece oficialmente como nacido en 1878. De manera que en noviembre de 1916 tenía, de hecho, treinta y siete años, y de derecho, treinta y ocho: no cuarenta y dos.

En la hoja segunda hay una nota que/indica:


Reproducción fotográfica de la ficha de Trotsky que existe en la Cárcel Modelo de Madrid. (Anverso)

Y en la tercera, otra nota:

La página 4 nos explica por qué ingresa Trotsky en la Cárcel de Madrid. Es este oficio:

Y la siguiente, por que sale. Es este otro oficio:

Nada más hay en el expediente. Yo lo he tenido un rato entre las manos, dándole vueltas y remirándolo, buscando no sé qué... ¿Quizá algún eco de la fama que aquel detenido de la celda número 2 ha ganado después? ¿Quizá algún augurio de ella?... Vana esperanza. "El que dijo llamarse León Trotzky". "hijo de David", "y de Ana", "natural de Gramoskli", no es, en estas hojas desvaídas, más que un preso vulgar, un tipo obscuro, como centenares de tipos que desfilan al año por las oficinas de la Cárcel. En un cuento célebre, Anatole France muestra a Pílatos, años después del drama del Gólgota, evocando con un antiguo amigo recuerdos de Palestina.

"María de Magdala — indica el amigo—, la que iba con Jesús..." "¿Jesús.?" — dice, extrañado, Pilatos—. "Si, hombre — insiste el amigo—; Jesús:

aquel joven galileo, al que tenían tanto odio sus correligionarios.

. . Jesús:

aquel que los sacerdotes judíos te obligaron a crucificar..." El viejo Pilatos se encoge de hombros:

"¿Jesús?... ¿Jesús?... No me acuerdo..."

Sí en el siglo XX la publicidad hubiera sido tan defectuosa como en el siglo 1, si desde poco después de su paso por la Cárcel madrileña, los periódicos no hubieran ido contando, día por día, la carrera de Trotsky, don Carlos Blanco, el director de Seguridad que lo tuvo en su poder en 1916, seguramente diría hoy como Pilatos:

—¿Trotsky?... ¿Trotsky?... No me acuerdo...

Cuando lo fueron a fichar en la Cárcel, Trotsky se resistió, y hubo una escena bastante viva. El la describe en "Mis peripecias en España". 

"Me invitaron—dice—a embadurnar los dedos en la pasta tipográfica, con objeto de imprimirlos en las fichas. Protesté.

—Es obligatorio—repetía con asombro el empleado encargado del Gabinete antropométrico —.

Todo el que pasa por nuestra Cárcel es sometido a la dactiloscopia. 

—Pero yo protesto precisamente de que me hayan obligado a pasar por la Cárcel.

— Nosotros no tenemos la culpa de ello.

—Pero yo no puedo protestar ante nadie más.

—Nos veremos obligados a emplear la fuerza.

—¡Como quieran! El vigilante puede embadurnarme los dedos e imprimirlos; yo, personalmente, no moveré ni un dedo.

Así fué. Yo miraba por la ventana, y el celador me ensució amablemente los dedos, primero los de la mano derecha, después los de la izquierda, y los imprimió diez veces en toda clase de fichas y hojas."

Reproducción fotográfica de la ficha de Trotsky, que existe en la Cárcel Modelo de Madrid. (Reverso.)

El resultado de esta operación fue esa ficha que reproducimos fotográficamente. En ella, como ven ustedes, se declara el verdadero apellido de Trotsky, que, como se sabe, es "Bronstein", y su edad "oficial" en aquella época, que era, según se ha indicado antes, treinta y ocho años.

Por modosa que sea la imaginación de uno, es difícil evitar que revolotee un poco alrededor de esa tarjeta, en la que han quedado como clavadas las manos de Trotsky... Sin estas manos, la historia de Rusia y del Mundo, ¿habría sido la misma? Sin estas manos, ¿habría triunfado el golpe de Estado bolchevique ? ¿ Habrían sido vencidos los ejércitos blancos? ¿Se habría afirmado el Comunismo en el Poder ? ¿ Se habría visto acosado el régimen capitalista? ¿Habría habido las revoluciones de Hungría, de Baviera, de China?...

Un curioso tclegrama que guarda Daniel Anguiano. Lo dirigió Trotsky desde Cádiz, a los amigos de Madrid, el día 14 de noviembre de 1916. Y dice: "Mañana por la mañana, a las ocho, me embarcan como a un criminal, para La Habana, sin dinero. Trotsky."

VICENTE SANCHEZ - OCAÑA



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