miércoles, 28 de abril de 2021

Catástrofe minera en Langreo (Asturias)

"Mundo Gráfico", Miércoles 8 de abril de 1931

Catástrofe minera en Langreo (Asturias)

Ocho mineros muertos y cuatro heridos

No pasa año sin que la crónica negra haga su aparición en las columnas de la Prensa para darnos cuenta de una nueva catástrofe ocurrida en las minas de Asturias. No sabemos a qué atribuir estos trágicos sucesos; si a la imprudencia y falta de precaución de los mineros en su ruda labor diaria, o a las escasas garantías que aquellas empresas explotadoras ofrecen a los mineros para la mayor seguridad de sus vidas.

Explanada y alrededores de la mina "Candamal", donde ocurrió la catástrofe que costó la vida a ocho obreros.

El caso es que en la tarde del día treinta del mes pasado ocurrió una explosión en la mina Candamal, enclavada en el pueblo de Canto de Enmedio, del Concejo de San Martin del Rey Aurelio, propiedad de la Empresa Duro Felguera y en la que se hallaban trabajando numerosos obreros. De éstos han perecido ocho, resultando gravísimamente heridos otros cuatro.

¿A qué se debió el accidente? Aún está sin averiguar.

Mientras los ingenieros de la Empresa declaran que la catástrofe se debió a la inflamación del polvillo del carbón, los mineros afirman que no ha sido otra cosa la que motivó la catástrofe sino la explosión del grisú motivada por la ausencia de ventilación en la mina.

Una de las bocaminas de la mina «Candamal» donde ocurrió la explosión que causó la muerte a ocho obreros y graves heridas a otros cuatro.

Hay también quien apunta la posibilidad de que la explosión se produjese por los motivos que dice la Empresa; pero al mismo tiempo, niega el hecho de que esto aconteciese si se diese cumplimiento a la Ley de policía minera que ordena el riego de ese polvo, con lo cual, aún cuando exista llama, ésta no prende. 

Oficinas de la mina «Candamal», donde se instaló la capilla ardiente de las ocho victimas de la explosión.

Así, pues, ¿a quién hemos de creer: a la Empresa o a los obreros? Lo mejor, en este caso, lo más indicado y lo más humano, ya que se trata de algo tan serio e importante como son las vidas de centenares de humildes trabajadores, será que se proceda a la inmediata inspección de aquellas minas, vigilando escrupulosamente las condiciones en que trabajan los mineros y las seguridades con que cuentan para que estos trágicos sucesos que llevan, no sólo el luto, sino la miseria a numerosos hogares, no se repitan con tan lamentable frecuencia como hasta ahora.


Los féretros de los desventurados obreros que perdieron la vida en la catástrofe, alineados antes de
comenzar el acto del entierro.

Los muertos se llaman José Nava Arboledas, natural de San Emeterio (Bimenes): deja mujer y siete hijos; José Méndez Martínez, de Rosellón (Siero), casado y con siete hijos; Avelino Díaz Huerta, de Rozadas (Bimenes), casado y con seis hijos; Emilio Piñera Alonso, de Suáres (Bimenes); Maximino Martínez García, de Rosadas íBimenes); Eladio Martínez Navas, de la Fonterina (Bimenes), y Teodoro de la Roza González, casado y con dos hijos, de San Julián de Bimenes.


Memento de ponerse en marcha la Comitiva del entierro de las victimas de la catástrofe.

El entierro constituyó una imponente manifestación de duelo.

L. CONDE DE RIVERA






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