A partir de la ecuación de Antoine y de la ley de los gases ideales, se puede calcular el volumen de agua exhalado por una persona. Si se tiene en cuenta la temperatura del aire, la humedad y la ventilación por minuto, durante el ejercicio físico, la cantidad de H2O espirado es lineal, pero no proporcional a la frecuencia cardíaca. Y así, a la frecuencia cardíaca de 140 lpm (latidos por minuto), la cantidad de agua exhalada es aproximadamente cuatro veces mayor que durante el reposo y equivale a unos 60-70 ml/h. También influye la temperatura y la humedad externas sobre el agua perdida a través de los pulmones. Cuando la temperatura del aire inspirado es de 35°C y su humedad del 75%, la pérdida de agua es de 7 ml/h. Mientras que cuando la temperatura es de 10 °C bajo cero y la humedad del 25 %, la excreción pulmonar de H2O aumenta hasta 20 ml/h. Los resultados obtenidos pueden convertirse en la base para la evaluación de los cambios de osmolaridad en la superficie de las vías respiratorias inferiores.
La pérdida de agua debida a la respiración más la pérdida de agua debida a la transpiración juntas se denominan "pérdida de agua insensible". Para una persona promedio de 70 kg, se estima en 400 ml debido a la respiración y 400 ml debido a la transpiración por un período de 24 horas. A esto se ha de añadir la producción de orina, etc.
Todos los días respiramos alrededor de 14.000 litros de aire. Suponiendo que la humedad del aire exhalado es del 100 % y la del aire inhalado del 20 %, y suponiendo que en un 1 kg de aire habría 20 g de vapor de agua, podemos calcular cuánta agua se pierde simplemente al respirar. El cálculo nos da 400 ml de agua perdida por día.
Si suponemos que el oxígeno que inspiramos lo utilizamos para metabolizar azúcar y producir dióxido de carbono y agua, entonces, por 800 g de O2 inhalados, exhalaríamos 1,1 kg de CO2 y 450 g de agua.
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