McKee definió en 1993 el
índice de precipitación estandarizado (SPI) para cuantificar el déficit de precipitación para múltiples escalas temporales. Las condiciones de humedad en el suelo responden a anomalías de la precipitación a escalas relativamente cortas. Las reservas de agua subterránea y de los embalses y los caudales de los ríos reflejan anomalías a largo plazo de la precipitación. Por estas razones, McKee utiliza escalas temporales de 3, 6, 12, 24 y 48 meses. Valores positivos del SPI indican una precipitación superior a la media, y valores negativos indican una precipitación inferior a la media. Puede establecerse que cuando el SPI tiene un valor cercano a cero se consideraría un periodo normal, si está cercano al uno sería moderadamente húmedo y cercano al dos sería muy húmedo. A la inversa ocurrirá con los valores negativos del SPI.
Estos son los valores de precipitaciones de 1961 a 2018:
En el periodo de 1961 a 2018 se pueden identificar estos episodios de sequía:
Estos periodos de sequía se corresponden con estos valores de SPÎ:
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