A mediados de este mes de enero el embajador español ante la OCDE, Manuel Escudero, que es también presidente de su Centro de Desarrollo, presentó un informe que da a conocer que el empleo informal en todo el mundo afecta a casi el 60 % de los trabajadores, con bajas remuneraciones para la mayor parte de ellos y con empleos que se transmiten de padres a hijos.
El 60% de los trabajadores lo hacen bajo la economía sumergida. Esto quiere decir, que la gran mayoría de la mano de obra del globo no tiene un contrato de trabajo y no recibe una nómina legal, ni paga impuestos y cotizaciones a la seguridad social a final de mes, o que sus empresas les dan de alta por menos horas y un salario más bajo del que declaran. Pero la situación se vuelve más grave aún en los países de bajos ingresos, cuya tasa asciende al 90% de la población activa.
Sobre la base de los datos recopilados en 42 países para el estudio, que se ha llevado a cabo en los cuatro últimos años, una media del 54 % de los trabajadores informales ganan menos del 50 % del salario medio de esos estados. En el caso de Costa Rica, ese porcentaje llega hasta el 85 %.
Normalmente las personas con un empleo informal tienen muchas dificultades para salir de la situación, en parte por su bajo nivel educativo y por los obstáculos para mejorar su calificaciones. Casi el 45 % de todos ellos tienen solo estudios de educación primaria, mientras que entre los que cuentan con un trabajo formal ese grupo no representa más que el 7 %.
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