domingo, 7 de enero de 2024

El comercio y la guerra

De aquí a poco hará un año que se inició la guerra en Ucrania, aunque hay quien prefiere fijar su inicio el 6 de abril de 2014, y siguiendo por este camino y yendo en busca de pasados hechos históricos podemos caminar hacia atrás en el calendario y situar su origen en el acontecimiento que más nos convenga y mejor encuentre acomodo en la estructura argumentativa que deseemos desarrollar. Sea cual sea su semilla, lo cierto es que este conflicto aun se desarrolla en el inmenso territorio tampón que hoy conforma el estado ucraniano y en el se miden los ejércitos rusos y de la OTAN, unos directamente y otros no tanto, pero también. En esta guerra los países europeos han ido proporcionando armamento, que incluye munición, equipos antiaéreos, artillería, tanques, etc. y, a lo que parece, se le sumarán en breve aviones de caza, para armar a uno de los contendientes frente al otro. Esto es lo más parecido a participar en una guerra, aunque no haya un aporte directo de soldados.

Gasoductos en Ucrania en 2012.

Ni antes, ni ahora, durante el desarrollo de las operaciones militares cesa el comercio. Es más, en algunos aspectos las operaciones comerciales se intensifican, en aspectos como el armamento, por supuesto, pero también en lo que hace a los medios de transporte, la energía y los alimentos, sin los que ninguna batalla se puede llevar a cabo, ni por parte del bando vencedor, ni por la de los vencidos. A lo que parece aun no se sabe quien vencerá, es decir, que aquel que lo pudiera saber tampoco nos lo iba a explicar. En el caso de esta guerra, que aunque caractericemos, o no, como invasión, agresión, etc., no deja de ser una guerra con un teatro de operaciones y dos ejércitos lanzándose todos tipo de artefactos para intentar no perder territorio, y si es posible también ganarlo, podemos observar como ese comercio en múltiples planos y aspectos se mantiene. 

Pues bien, uno puede estar luchando contra Rusia, mediante soldados interpuestos, por supuesto, y a la vez llevar ya casi dos años comprando y pagando gas natural y petróleo ruso, que en parte llega a Europa a través de oleoductos y gasoductos que atraviesan territorio ucraniano bajo control del gobierno de Volodymyr Zelenskyy. El hecho de que a veces el comercio se detenga o continúe gracias o a pesar de la guerra, es una de tantas verdades de Pero Grullo que no por ello dejan de ser menos ciertas. En palabras de Carl von Clausewitz en su obra de 1832 Vom Kriege (De la guerra): La guerra no es más que la continuación de la política del Estado por otros medios, y cabe pensar que lo había sido antes de que él así lo expresase y lo será mientras el mundo exista. Y si la guerra permite continuar haciendo política, porque ha de impedirnos seguir comerciando.

Sin llegar a ser extraordinario, si sorprende este entramado de líneas rojas trazadas sobre el tablero y que los contendientes se cuidan mucho de traspasar. Claro que, ¿Qué sería de nosotros si no pudiésemos sorprendernos un poco cada día?, viviríamos en un yermo de máxima entropía emocional, es decir estaríamos muertos.

La pregunta vendría a ser esta: ¿Qué impide al ejército ucraniano dinamitar los gasoductos y oleoductos que conducen combustible desde Rusia hacia Europa Occidental, o mucho más fácil, girar el volante que acciona las llaves de paso para cerrarlas? La respuesta la tendrán ellos, pero ha de ser algo así como que debe de existir un interés mayor que el de destruir infraestructuras utilizadas por el enemigo para comerciar y adquirir riqueza con la que puede seguir produciendo armamento con el que atacarte. Quizás ese objetivo superior tenga que ver con seguir recibiendo la ayuda militar y económica de esos países europeos que, de momento, necesitan de esos combustibles que compran a Rusia para mantener operativas las fábricas que producen el armamento que después ha de dispararse en el teatro de operaciones ucraniano. Y que de decir de Rusia que vende combustible a los países que lo utilizarán para producir esas armas que les lanzarán los ucranianos. De locos, pero es la guerra, más madera...  

A través de Ucrania se continúa transportando gas y petróleo ruso de Siberia, el mar Caspio y los Urales, hacia la Unión Europea mediante los gasoductos y el oleoducto Druzhba. Se puede luchar a muerte en el campo de batalla y a la vez mantener la palabra dada, o lo que es lo mismo respetar los contratos firmados por los países de la Unión Europea, Rusia y Ucrania. A final del año 2024 expira el contrato que firmaron en 2019 las empresas estatales rusa Gazprom y ucraniana Naftogaz, para el transporte del gas. Por lo que manifiesta el Gobierno ucraniano su intención es la de no renovar el contrato con los rusos, pero si aceptaría que sus infraestructuras de transporte las utilizasen otras empresas europeas que pudiesen establecer contratos de suministro con los proveedores rusos. 

El envío de combustibles podría continuar después del 31 de diciembre, aunque desde Bruselas se dice que su intención es dejar de recibir gas por esa vía, aunque eso suponga un problema para varios paises a la hora de conseguir el gas que necesitan, entre los que están Hungría, la República Checa, Eslovaquia, Austria e Italia.

A diferencia del petroleo ruso que llega a Europa por mar, el que lo hace a través del oleoducto no está afectado por las sanciones que en su momento impuso la Unión Europea a Rusia con el objetivo de reducir los ingresos del Kremlin. En el caso del gas, dado que no es fácil obtenerlo en otras regiones, a pesar del aumento extraordinario del gas natural licuado que llega por barco desde otras zonas, la Unión Europea aun no ha establecido este tipo de sanciones.

El gasoducto Ukraine Transit, junto con el gasoducto Turkstream, que atraviesa Turquía, Bulgaria y Rumanía, son las dos infraestructuras a través de las que llega el gas ruso con destino a la Unión Europea después del sabotaje del gasoducto Nord Stream y del cierre de la actividad del gasoducto Yamal, que atraviesa Bielorrusia para entrar por Polonia. A través del gasoducto ucraniano, que a día de hoy la principal vía de entrada hoy del gas ruso hacia  Europa, llegan algo más 300 millones de metros cúbicos a la semana, la mitad que antes de la guerra, pero el doble que el año pasado.

Al ritmo de suministro actual, a través de Ucrania llegarían a Europa en 2024 algo más de 16 bcm de gas ruso, aunque el consumo total es de 500 bcm este año, que se conseguirán en gran medida por medio de gas natural licuado. 

Por el uso del gasoducto Ukraine Transit, Gazprom ha de pagar 7.000 millones de dólares a Naftogaz en cinco años. Por lo que hace al petróleo ruso que corre a través del oleoducto Druzhba la petrolera rusa Transneft ha de pagar 150 millones de dólares anuales, tal como estipula el contrato que expira en 2030.

La gasista rusa Gazprom está pagando menos de lo acordado, ya que argumenta que la circulación de gas es menor de lo que estipula el contrato. En septiembre de 2022, medio año después del inicio de las hostilidades, Naftogaz abrió un proceso de arbitraje ante la Cámara de Comercio Internacional para reclamar el dinero pendiente de pago. Para resolver estos desacuerdos comerciales al parecer no tienen ninguna utilidad los misiles ni los drones. 

Hungría y Eslovaquia dependen de los combustibles rusos que llegan a través del aleoducto Druzhba, circunstancia que hace que no sean tan beligerantes con la administración rusa. Si se interrumpiese el flujo de petróleo ruso habrían de pagar un precio mucho más alto por el combustible. En agosto de 2022 la empresa Ukrtansnafta, que gestiona el oleoducto Druzhba en su tramo ucraniano, cerró el paso por diferencias en los pagos del canón ruso, lo que llevó al gobierno de Hungría a convocar de urgencia el Consejo de Defensa húngaro.

La administración ucraniana ha manifestado su intención de mantener el compromiso de facilitar el tránsito de los combustibles rusos hacia  los países de la Unión Europea. El presidente de Naftogaz, Oleksii Chernisov, comunicó que su compañía no renovaría en 2024 el acuerdo con Gazprom para el suministro de gas a Europa, pero Ucrania está jurídicamente obligada a mantener estos contratos En virtud del Acuerdo de Asociación EU-Ucrania que aprobó su parlamento en 2017 y de la legislación europea sobre el consumo de gas, a la que Ucrania está suscrita.

En opinión del presidente de Naftogaz la Unión Europea tardará en poder dejar de consumir gas ruso.

Para la Unión Europea no sólo es importante disponer del gasoducto Ukraine Transit, sus depósitos subterráneos de gas están a un quinto de su capacidad, y pueden almacenar bajo tierra tres veces más gas que el que puede acumular España o Polonia.

Por otra parte, por primera vez, este enero, Ucrania ha pasado a consumir únicamente gas de producción propia, ya que dispone de las terceras mayores reservas de Europa, y pretende convertirse en exportador en un plazo breve.



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