La Ilustración española y americana. 8 de agosto de 1906
Estaciones radiográficas de campaña
No hemos de ocuparnos del portentoso descubrimiento moderno de la radioactividad, propiedad que tienen ciertas substancias, el radio y el uranio, por ejemplo, de emitir espontáneamente rayos que, si no obedecen a las leyes de reflexión, refracción y polarización a que están sometidos los rayos luminosos, gozan, en cambio, de interesantísimas propiedades terapéuticas, entre las cuales merece mencionarse una acción bactericida que destruye o debilita la actividad de ciertos bacilos temibles, y hace inofensivos virus venenosos.
No son solamente los rayos del radio los que tienen esas propiedades terapéuticas aplicables a ciertas afecciones graves y rebeldes; experiméntanse con el mismo objeto los rayos Roentgen o rayos X. Unos y otros han de ser, sin embargo, empleados prudentemente; pues su acción eficaz, útil en algunos casos, puede ser nociva sobre diversos órganos y tejidos sanos.
Dejando a un lado la misteriosa acción terapéutica de los rayos X, recordaremos su bienhechora eficacia para determinar, con notable exactitud, la posición de los cuerpos extraños metálicos alojados en el organismo, y para revelar con toda claridad las fracturas de huesos y las dislocaciones, facilitando sobremanera la extracción de aquéllos y la curación de estas últimas.
Para estos efectos, es frecuente emplear la imagen radiográfica, esto es, la obtenida en la placa fotográfica, exponiendo ante ella, a la acción de los rayos emitidos por el tubo o ampolla Roentgen, el miembro o parte del cuerpo sometido a la experiencia. Puede, en ocasiones, ser suficiente la simple inspección radioscópica ó fluroscópica, es decir, la visión directa que se obtiene en una pantalla fluorescente. Pero la imagen radioscópica no da indicaciones tan claras ni tan exactas como la fotográfica; las esquirlas, los fragmentos metálicos y otros cuerpos extraños, cuando son de pequeñas dimensiones, escapan a veces a la exploración visual, ya por circunstancias y cualidades especiales de la materia fluorescente de la pantalla o de las mismas radiaciones emitidas por la ampolla, o bien por variaciones de sensibilidad de la retina del observador, que son efectivas, y en grado considerable, no solamente de uno á otro sujeto, sino en un mismo individuo.
Es, pues, de mayor efecto la imagen radiográfica; pero no se crea que es empresa tan fácil obtenerla con la precisión y claridad suficientes para que tenga verdadero valor clínico. Las circunstancias en que se verifica la descarga de los rayos X, clase de tubo o ampolla, el tiempo de exposición, calidad del material fotográfico, la distancia del foco radiógeno a la placa fotográfica y al sujeto que influyen en la conicidad de la proyección, el ángulo de incidencia de los rayos, espesor del organismo, los movimientos espontáneos y respiratorios del sujeto y otras causas anatómicas y patológicas, intervienen poderosamente en la bondad de la imagen positiva; y aun siendo ésta perfecta, su lectura es a veces difícil, cuando las fracturas se manifiestan por pequeñas fisuras, o cuando los desplazamientos o deformaciones son muy pequeños.
Son, sin embargo, tan admirables los resultados obtenidos por medio de los rayos X en Medicina, y especialmente en Cirugía, se ha extendido de tal modo su empleo, que muchos médicos poseen instalaciones radiográficas. Y todavía se ha ido más lejos: merced a la habilidad de los constructores, dispónese de equipajes radiográficos transportables y fácilmente manejables, que pueden llevarse junto al lecho del enfermo o herido.
La Sanidad militar no podía permanecer indiferente a estos progresos, así es que en los hospitales militares de todas las naciones cultas, existen hoy gabinetes de radioscopia y radiografía. La utilidad de este material es todavía más evidente en campaña, como lo han demostrado las recientes guerras del África del Sur y del Extremo Oriente, y se trata, en la actualidad, de extender la eficaz aplicación de los rayos X al campo de batalla, en los hospitales ambulantes, empleando al efecto estaciones radiográficas fácilmente transportables.
Todos los ejércitos bien organizados se ocupan en la resolución de tan importante problema; y aunque en el nuestro suele concederse escasa atención al material de guerra, y muy especialmente al perteneciente a los llamados servicios auxiliares, creemos que no carece de interés presentar a los lectores de LA ILUSTRACIÓN algunos de los varios tipos de equipajes radiográficos de campaña; por ejemplo, el construido por la casa Siemens y Halske de Berlín, con arreglo al programa de condiciones redactado por el Gobierno alemán.
Para obtener los rayos X es preciso contar con un origen de electricidad; y como la estación de campaña ha de estar en disposición de funcionar en todo lugar y en cualquier momento, deberá transportar con ella el generador de flujo eléctrico. Es éste un pequeño motor de bencina, semejante a los empleados en el automovilismo, de peso y volumen muy reducidos por cada caballo de vapor. En envase adecuado, se transporta la cantidad de bencina suficiente para alimentar el motor, a carga completa, durante veinticuatro horas. El motor pone en movimiento una dínamo capaz de desarrollar 20 amperios a 65 voltios, provista de su correspondiente cuadro de distribución. La electricidad así producida es transformada en electricidad de alta tensión, por medio de un carrete Rumkford, de 45 centímetros de longitud de chispa, protegido con fuerte cubierta de cartón endurecido, al que acompaña un interruptor del tipo Wehnelt. El carrete lleva dos asas para facilitar su transporte al sitio conveniente.
Amperímetros y voltímetros, una mesa de regulación, con sus resistencias correspondientes, montada sobre armazón de hierro, que permite transportarla con facilidad, y dos cajas, cada una de las cuales contiene tres tubos Roentgen, constituyen los elementos principales para la producción de los rayos X. La mesa de regulación tiene enchufes para el cable de la dinamo, carrete, lámpara de mano, y para el cable de un reflector que forma parte del equipaje. Este reflector, armado con tres lámparas de incandescencia de 32 bujías, ha de servir para alumbrar el hospital de campaña o el departamento destinado a operaciones.
Un excitador de chispas, pantalla fluorescente de 30 X 40 centímetros para los reconocimientos fluoroscópicos, y una completa colección de material fotográfico para obtener las radiografías, completa la estación.
Todo el material de la estación radiográfica es transportado en un carruaje de cuatro ruedas, de carril y ruedas iguales a los del material de las brigadas sanitarías alemanas (véase el grabado de la página anterior). La caja va montada sobre muelles, y los aparatos están fuertemente asegurados al carro y dispuestos de modo que resulten eliminados, en cuanto es posible, los efectos destructores de los choques, saltos y trepidaciones que se producen en el movimiento.
A pesar de que este equipaje radiográfico posee los elementos de generación de electricidad, está en disposición de utilizar también cualquiera red de corriente eléctrica, continua o alterna, de 110 a 220 voltios, que hubiera a la inmediación del lugar en que la Estación se establezca. En tal caso, sí el carrete hubiese de conectarse directamente a esa red, se intercalará una resistencia y un shunt.
Tiene la caja del carruaje, además de las puertas de la parte posterior, otras laterales, por ambos costados, en la parte anterior. En el primer grabado de la página 69 aparecen abiertas estas últimas, y puede observarse el puesto que ocupan el carrete con sus asas, al lado las cajas que contienen las ampollas Roentgen, y encima la mesa de regulación. En el segundo grabado de la citada página 69 aparecen abiertas las puertas posteriores, y se descubre el motor, la dínamo y la bobina para el cable. En el cajón inferior está situado el depósito de bencina. Fuera del carro, se ven descargados: la mesa de regulación, a la izquierda; a su lado el carrete, el trípode de sustentación de la ampolla, y más a la derecha, una caja con tres de éstas y encima el reflector.
No es éste el único tipo de equipajes radiográficos transportables de campaña. Al presentarlo a nuestros lectores no nos ha guiado otro objeto que el de dar una idea de la organización de esta clase de estaciones.
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