En el jardín de la casa de Xavier Monge, vecino de Sant Pere dels Arquells, se pueden ver tres viejos aviones de combate.
Se trata de tres cazas soviéticos Mikoyan-Gurevich, un MiG-15, otro MiG-21 y un MiG-23, todos con los colores originales de sus fuerzas aéreas, rusa, húngara y checoslovaca.
Aunque ahora sólo quedan tres cazas, inicialmente hubo cuatro. El MiG-15, fabricado por Mikoyán y Gurevich e introducido a partir de 1948, es el avión de reacción más fabricado en la Unión Soviética, con una producción de más de 15.000 unidades. Gracias a sus alas de flecha pudo superar a los cazas enemigos de alas rectas durante los combates diurnos.
El modelo MiG-21, diseñado por Artiom Mikoyán, es uno de los reactores de combate más usados en la historia de la aviación militar con presencia en más de 50 países y protagonista en los conflictos árabe-israelí, la Guerra de Vietnam, la Guerra indo-pakistaní, la Guerra de Angola o la Guerra de Kargil. Hoy en día, cincuenta años después de su introducción, sigue funcionando en algunas flotas militares.
El MiG-23 es el primer caza capaz de identificar y atacar objetivos más allá de su alcance visual y fue fabricado por Mikoyán y Gurevich a partir de 1970 y estuvo en servicio en Rusia hasta 1994, aunque todavía se utiliza en algunos países.
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