miércoles, 9 de agosto de 2023

Bernardo Mariano Zapico Menéndez-Valdés

Bernardo Mariano Zapico Menéndez-Valdés nació en Pola de Laviana el 17 de abril de 1886. Era el hijo mayor del matrimonio formado por Emilio Félix Zapico Martínez, alférez de Infantería, y de Luisa Menéndez García-Ciaño. Sus hermanos fueron Purificación, Mariano Antonio y María Josefa.

En enero de 1910 obtiene el título de ingeniero de minas en la escuela de Madrid, siendo el número diecinueve de su promoción. En febrero entra a trabajar como ingeniero de la Sociedad Hullera Vasco Leonesa de Santa Lucía y Ciñera. El 30 de septiembre de 1914 siendo ingeniero director de la misma empresa donó a la Asociación de Caridad un vagón de carbón de 10 toneladas. En la época en que era director de las minas de la Hullera Vasco Leonesa en Santa Lucía, en 1916, el subdirector era Manuel García Peña y el contable Eugenio Lozano.

En 1911 se constituyó la agrupación del Noroeste, dentro de la Asociación de Ingenieros de Minas de España, de la que formaban parte los ingenieros Tomás Tinturé como socio honorario, y como socios de número Antonio Sempau, Ramón Machimbarrena, Domingo de Orueta, Alfredo Santos, Miguel Aldecoa, D. Matías Ibran, Anselmo Cifuentes, Gumersindo Junquera. Domingo Regueral, Enrique Cantalapiedra, Pedro Pascual Ubagón. Manuel Ruiz Falcó, Benito Suárez Casaprín, Constantino Alonso, Miguel Duran, José Fernández y Menéndez, Cándido García, Hilario Hervada, José Vigil Escalera, Antonio Rodríguez. Celso Rodríguez Arango, Félix Montaves, Marcelino Rubiera, Mauro Díaz Caneja, Patricio Juárez y Juárez, Luis Vereterra, Manuel Sancho, Adolfo Tornos, Antonio Lucio, Rafael Velardo, Manuel López Dóriga, Bernardo Zapico, Ramón del Cueto, Antonio Irimo, Melchor Aubarede, Manuel Sáenz Díez, Joaquín Velasco, Emilio Corujedo, Primitivo Hernández y Ricardo Gondra. 

El año 1912 y hasta 1918 el aparece en un listado de patronos del Patronato Social de Buenas Lecturas, protector de la Revista Católica de Cuestiones Sociales, dentro de la sección de ingenieros.

El 8 de diciembre de 1914 pidió la mano de su futura esposa Petronila Arriola Sánchez-Chicarro. El 24 de marzo de 1915 celebró su despedida de soltero con un banquete en el Hotel París, al que asistieron sus amigos. El 5 de abril de ese mismo año se casó en Madrid con Petronila Arriola Sánchez-Chicarro, cuya familia poseía un importante patrimonio rústico y urbano en la provincia, con la que tuvo tres hijos, Antonio Manuel (20 de febrero de 1917-1936), Emilio (1918-1945) y María de la Asunción (Chonina) (1922-2006). La familia de su esposa tenía fincas y casa solariega en Santibáñez del Porma. Su suegra era doña Asunción Sánchez Fernández-Chicarro y murio el 15 de enero de 1949.

A finales de enero de 1916 firma un manifiesto de amistad hispanogermana.

LOS QUE SUSCRIBEN, AMANTES Y CULTIVADORES DE LAS CIENCIAS Y LAS ARTES, AFIRMANDO LA NEUTRALIDAD DEL ESTADO ESPAÑOL, SE COMPLACEN EN MANIFESTAR LA MAS RENDIDA ADMIRACION Y SIMPATIA POR LA GRANDEZA DEL PUEBLO GERMANICO, CUYOS INTERESES SON PERFECTAMENTE ARMONICOS CON LOS DE ESPAÑA, ASI COMO TAMBIEN SU PROFUNDO RECONOCIMIENTO A LA MAGNIFICENCIA DE LA CULTURA ALEMANA Y SU PODEROSA CONTRIBUCION PARA EL PROGRESO DEL MUNDO

En 1916 recibió una subvención de 18.000 pesetas para la construcción de casas baratas. En ese momento su domicilio estaba en Pola de Gordón. 

En septiembre de 1917 la primera provincia que llevó a cabo la constitución de su Sindicato Minero Provincial fue la de León, agrupando sus varias explotaciones en tres zonas distintas. La zona del Este comprendía todas las minas situadas entre la margen izquierda del río Porma y el límite de esta provincia con la de Palencia, representándola en el Sindicato, como Vocal del mismo, D. Pedro Gómez, y como suplente D. Vicente Crecente. La zona central reunía todas las minas situadas entre Riello y la margen derecha del río Porma, comprendiendo los afluentes del río Luna, y su Vocal representante era D. Bernardo Zapico, y suplente D. Luis García Viladomat. La zona del Oeste estaba integrada por todas las concesiones mineras de la región del Bierzo, desde Brañuelas inclusive hasta el límite Oeste de la provincia, incluyendo las cuencas afluentes del Sil, y su vocal representante era D. Marcelino Suárez, y el suplente D. Jenaro Fernández. Por unanimidad fue nombrado presidente del Sindicato D. Sabas Martín Granizo, aplazando el nombramiento de Secretario Contador, que sería retribuido, imponiéndose a las minas para este objeto, y para los demás gastos que al Sindicato se ocasionasen, un canon de tres céntimos de peseta por tonelada de combustible vendido. Constituido el Sindicato, nombró representante de toda la provincia, para el Comité Central del Consorcio, al Excmo. Sr. Marqués de Portago. A finales de ese mismo año Bernardo Zapico ingreso en el cuerpo de ingenieros de minas como ingeniero segundo, oficial segundo de Administración. En 1918 fue destinado al distrito minero de León.

Debido a la falta de material de transporte a primeros de enero de 1918 el negocio de Bernardo, que era a la vez productor y comprador de carbón tenía acumuladas en la estación de La Robla 4.000 toneladas de carbón de un total de 25.600 existentes en el lugar. 

En febrero de 1918 donaba siete toneladas de carbón a la Asociación Leonesa de Caridad, mientras que Dionisio González donaba 10 toneladas y el Conde de Sagasta hacia un donativo semanal de 100 pesetas. En ese mismo mes Bernardo obtuvo un permiso para establecer en el muelle transversal del puerto de Vigo un deposito de carbón de 2.000 toneladas. En mayo un anuncio en el periódico informaba de que Bernardo Zapico facilitaba el transporte en carros, a precios remunerados desde las minas de Toreno y Villablino hasta Bembibre y Ponferrada.

En junio de 1918 estaba asociado con el asturiano Valentín Gutiérrez en la empresa Gutiérrez, Zapico y Compañía para la explotación de dos saltos de agua en el río Bernesga, con los que producían energía eléctrica para dar fuerza y alumbrado a numerosos pueblos e industrias de la zona. La empresa también estaba construyendo una fábrica de briquetas y ovoides en La Robla. 

Tal como informaba EL FÍGARO en diciembre de 1918 había vendido una parte de su coto hullero de Villablino a la Minero Siderúrgica de Ponferrada, aunque conservaba en la misma zona las minas Flórez Rubio, María l0, Elena, Leonor, Segunda Quinta, Segunda Sexta y Segunda Séptima, todas ellas situadas a la entrada del Valle de Orallo, en Villager, y con una extensión de 500 hectáreas en su conjunto. Practicadas con gran rapidez y las labores de preparación, hacía próximamente un año, en ese momento producían cerca de 2.900 toneladas mensuales.


A continuación se puede ver como se elaboraba el cok en pilas. 


En ese momento la Sociedad Gutiérrez, Zapico y Compañía estaba terminando el montaje y construcción de la fábrica de aglomerados, a cargo de los talleres y fundiciones de D. Miguel de Prado, de Valladolid. Estaba dotada de una buena colección dé prensas destinadas a formar ovoides y briquetas, para obtener una producción aproximada de 30.000 toneladas anuales.


En la cuenca de Villablino también construyó casas para sus obreros. 


Por aquel entonces también era consejero de un buen número de sociedades y compañías mineras, tales como las explotadoras dé las minas Novia y Morena, de Mieres, y la empresa arrendataria de las minas de plata de Hiendelaencina (Guadalajara).

Fue elegido diputado, dentro de la candidatura maurista, el 1 de junio de 1919, por el distrito de León, compitiendo con el reformista Pablo de Azcárate y Flórez. En esas elecciones fueron elegidos por Astorga: Manuel Gullón, demócrata. por La Bañeza, Antonio Pérez Crespo, demócrata, por La Vecilla, Femando Merino, demócrata, por Riaño, Mariano Molleda, conservador, por Murias de Paredes, Tomás Rodríguez; por Ponferrada, José López López: por Sahagún, Juan Barriobero y por Villafranca del Bierzo, Luis Belaúnde, albista. En las actas de Riaño y León fueron consignadas varias protestas, particularmente en la última por compra de votos y por atropellos, de los que fueron víctimas los delegados de Pablo Azcárate. Esta legislatura se prolongó hasta el 2 de octubre de 1920. En las elecciones celebradas el 19 de diciembre de 1920 fue elegido diputado por el artículo 29, en competencia con Pablo Azcárate. En 1920 el domicilio en Madrid de Bernardo Zapico Menéndez estaba en la calle Arenal, 22. En 1921 su residencia oficial en Madrid era el Palace Hotel. Esta nueva legislatura se prolongó hasta el 6 de abril de 1923.

En los procesos electorales era habitual que los llamados muñidores usaran de artimañas como las utilizadas por Genaro Blanco y Blanco, el que pasados los años se hizo famoso gracias a la novela El entierro de Genarín de Julio Llamazares y la extraña procesión de jueves santo, en beneficio de Bernardo Zapico, consistentes en “hablar bien en público de su patrocinado durante la campaña electoral, espiar a los candidatos rivales y reventar sus mítines, y comprar para él los votos de los convecinos invitándoles a merendar escabeche y huevos fritos”.

El 29 de octubre de 1919 se constituyó en León la compañía Minero-Industrial Leonesa, S. A., con un capital de cinco millones de pesetas,  por escritura otorgada en dicha ciudad ante el Notario D. Mateo García Baza, por don Bernardo Zapico Menéndez, Presidente del Consejo de Administración; D. Victoriano González Vega, D. Pedro Gómez Prieto, D. Manuel García Peña y Rubio, Consejeros, y D. Mariano García Jove Zapico, Director-gerente, personas todas de gran experiencia y conocimientos técnicos, industriales y mercantiles, pues el Sr. González Vega, que llevaba la parte comercial de la Empresa, había adquirido gran experiencia en los años de trabajo en América. Al mismo tiempo se estableció en el número 22 de la calle Arenal la oficina comercial de la razón social Zapico y González.

En octubre de 1919 subvencionó con 300 pesetas el Concurso Provincial de Ganados.

El Álbum del centenario de los Fueros de 1920 da cuenta de que para aquel entonces la sociedad Hullera Vasco-Leonesa, agradecida a sus buenos servicios acordó en Consejo nombrarle Ingeniero Consultor, cuando hubo de abandonar aquella dirección, por requerirlo así sus múltiples negocios particulares.

En aquel momento explotaba minas en Matallana, Villaseca, Orallo y Toreno, y tenía fábricas de aglomerados en Ponferrada y La Robla. En esta última población la sociedad Minero Industrial Leonesa tenía una fábrica de aglomerados y una cerámica.

A continuación se puede ver la máquina de vapor de la fábrica de aglomerados, en donde se producían ovoides y briquetas.

En abril de 1920 se crea el Sindicato Único en las minas de Matallana y los obreros del Grupo Tabliza que explotaba Bernardo Zapico se pusieron en huelga para pedir mejoras salariales.

En 1919 y 1922 vendió sus minas de Villablino y Villaseca a la Minero Siderúrgica de Ponferrada. Ese mismo año 1922 también participó en la creación de la Hidroeléctrica Legionense.

El 29 de octubre de 1923 el juez de primera instancia de la ciudad de León, don Ursicino Gómez Carbajo, ordena, estando el demandado en rebeldía, se ejecute el embargo de los bienes de Bernardo Zapico para pagar 50.086 pesetas, más las costas, que le reclama su cuñado Antonino Arriola Sánchez.

El 29 de febrero de 1924 la revista Panorama hizo una reseña entusiasta de su persona que acompañó con la siguiente fotografía.

El 2 de junio de 1826 obtuvo una autorización para el uso de 5.000 litros por segundo de agua del río Cúa en Vega de Espinareda y Fabero. 

Huyendo de las deudas, y quizás de la familia, llegó a Méjico el 5 de octubre de 1929, residiendo en Pachuca de Soto (Hidalgo). Parece ser que allí rehízo su vida fundando otra familia.

El 1 de octubre de 1936 murió Antonio Manuel Zapico Arriola en los combates ocurridos en el Puerto de Ventana, frente en que estaba destacado en una agrupación falangista, después de sufrir una emboscada de los milicianos republicanos. Tenía 19 años y era estudiante de segundo curso en la escuela de ingeniería de caminos. En el cuarto aniversario aun vivía su madre, Petronila Arriola S. Chicarro (Viuda de Zapico), su hermano Emilio (Teniente de artillería), su hermana María de la Asunción Zapico Arriola, su abuela María de la Asunción Sánchez Chicarro (Viuda de Arriola) y su tío Manuel Arriola S. Chicarro. En el cuarto aniversario de su muerte se celebraron por su eterno descanso unas misas gregorianas, con principio el 1 de octubre a las ocho y ocho y media en el altar mayor de San Martín y un novenario en los PP Agustinos a las ocho, y las misas del 1 de octubre en Congosto, Santibáñez de Porma y Matanza de los Oteros. El obispo de León le concedió las indulgencias en la forma acostumbrada.

El 7 de junio de 1937 falleció Bernardo Mariano Zapico Menéndez-Valdés en Méjico a los 50 años de edad. En ese momento se celebró por su eterno descanso un gregoriano de misas en el altar mayor de San Martín y un novenario en el altar de la Virgen del Camino de la catedral de León. El arzobispo de Burgos y los obispos de Palencia y Astorga le concedieron las indulgencias en la forma acostumbrada.

Petronila Arriola murió en Madrid el 5 de Noviembre de 1966. Tuvo al menos dos hermanos Antonino y Manuel. Vivió en León y en 1945 cuando secuestran y matan a su hijo Emilio, residía con él y su hija Chonina en el edificio familiar de la calle Ordoño II, aunque pasaba temporadas en la casa familiar de Santibáñez de Porma. Cuando su marido se marcho a Méjico, no le acompaño, quedándose a vivir en Madrid, en la calle Velázquez 53.

En 1967 aún se conservaba en Santa Lucía de Gordón una calle con el nombre de Bernardo Zapico. 

Asunción Zapico Arriola, viuda de José Antonio Rodríguez Pascual, falleció en Madrid el día 2 de septiembre de 2006.

El secuestro de Emilio Zapico Arriola

La noche del 29 de septiembre de 1.945 Secundino Rodríguez, alias El Practicante, a la cabeza de un grupo de huidos republicanos se llegó a la casa que poseía la familia en Santibáñez del Porma, a muy escasos kilómetros del Puente Villarente en dirección a Boñar, con la intención de secuestrar a Emilio, un joven de 27 años, ingeniero agrónomo de la Diputación de León, a la vez director de la Fundación Chicarro-Canseco-Banciella y cabeza visible de una de las familias más pudientes de la provincia.

Hacía dos horas que Emilio había llegado de Valladolid conduciendo su Fiat Topolino y acompañado de un amigo. Eran las 11 de la noche cuando tres sujetos llamaron a la puerta. La madre de Emilio, Petronila Arriola, se negaba a abrir. Era muy tarde. Pero los visitantes se identificaron como guardias civiles y los cerrojos cedieron. Además de los once criados y los ya citados, se encontraba en la casa la hermana de Emilio, María Asunción Zapico Arriola. Su testimonio abunda en que los que irrumpieron en la casa aquella noche eran tres hombres con capotes pardos, de los cuales dos llevaban gorros de campaña de la Guardia Civil y el tercero como un gorro ruso con orejeras. Dos se encerraron con Emilio Zapico en su habitación durante media hora. El tercero se quedó fuera con los criados y el resto de los ocupantes de la casa. Una vez transcurridos los 30 minutos, los del interior del cuarto mandan entrar a la madre y a la hermana de Emilio. ¿Qué pasa? Se desvela el misterio. Estos señores piden dos millones de pesetas y llevarme con ellos, dice el joven Arriola.

Después de un buen rato de porfía, para rebajar el rescate y para que Emilio no abandonara la casa, marchan con él a la una de la madrugada. Finalmente acuerdan el canje por 1.900.000 pesetas, a las ocho de la tarde, en la carretera de Puente Villarente a Lugán, por encima del pueblo de Ambasaguas y Cerezales del Condado y entre estos dos pueblos y Lugán, en el punto en que les echen el alto. Era la cantidad que la familia había pactado hacía poco por la compra de una hacienda en Palencia. 

Al ir la madre a retirar el dinero de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León y a la vista de las dificultades que le ponen para dárselo, tiene que explicar los motivos que le llevan a ello, por lo que el asunto acaba en las dependencias del entonces Gobernador Civil de León, Carlos Arias Navarro, el cual decide reunirse con un cuñado de Emilio, que era comandante de aviación y el General de la Guardia Civil. En este encuentro acuerdan no pagar el rescate y diseñan una estrategia para acercarse y engañar a los secuestradores. 

El capitán de la Guardia Civil, Francisco Martínez Gallo, con destino en Boñar, menudo físicamente él, se disfraza de madre de Arriola y se dirige por la noche con dos guardias civiles también disfrazados al lugar de la cita. A la altura de la finca conocida como el Carrizal les salieron al paso tres hombres vestidos de guardias civiles. Todos se dieron cuenta del engaño mutuo y se inició, seguidamente, un tiroteo en el que cayó muerto Francisco Suárez Salvador El Químico y un miembro de la Benemérita también resultó herido. Unos y otros se fueron por donde habían venido. Los demás huidos, que observaban la operación desde un monte cercano, mataron a Manuel Zapico Arriola. Era el 2 de octubre.

Al día siguiente se expuso el cadáver del caído en la refriega para su reconocimiento en Ambasaguas y León, delante del Banco de España, en Ordoño II, resultando ser un huido asturiano apodado el Rubio y de nombre Francisco Suárez Salvador.

En Proa se publicó la esquela el día 3.

Con el tiempo fueron cogiendo al resto de los secuestradores que resultaron ser Higinio Nicolás Bayón el Italiano, Manuel Ferreras Díez Vozmediano, Aureliano Suárez Robles Manzaneda, Tomás Robles, que tenía una cafetería en Puente Villarente y era hermano de Miguel Robles; Silverio Getino Bayón el Legionario y Secundino Rodríguez, el Practicante. Los tres primeros fueron ejecutados. Tomás estuvo en la cárcel unos veinte años acusado de complicidad en el secuestro así como Silverio Getino. El Practicante, responsable del grupo y autor material del asesinato de Arriola, fue también condenado a muerte por Consejo de Guerra de 27 de febrero de 1.947, formado a tal efecto y presidido por el Coronel Navas, y cumplida la sentencia de muerte por secuestro y asesinato, fue ejecutado a garrote vil en la cárcel vieja de Santa Marina de León el día 7 de marzo del año 1.947 mientras las campanas redoblaban a muerte y se izaba una bandera negra situada en la fachada de la cárcel. Moría públicamente a escasos metros del lugar donde había vivido, en la Plaza de la Veterinaria de León, hoy Plaza de Santo Martino.

Julio Llamazares, quizás impresionado por estos hechos, escribió su novela Luna de lobos, de la que más tarde se hizo una película homónima. 

La casa Arriola

Este edificio está situado en el chaflán en el extremo de las calles Ordoño II y Avenida de Roma y fue construido entre 1940 y 1942. María de la Asunción Sánchez Fernández Chicarro, la suegra de Bernardo Zapico, encargó el proyecto a los arquitectos, Cañas del Río y Torbado, para construir un edificio singular destinado a ser ocupado por la familia. Otro de los hijos de María de la Asunción, y por tanto cuñado de Bernardo Zapico, Manuel Arriola Sánchez-Chicarro, fue presidente de la Caja de Ahorros de León entre 1937 y 1945.

La casona de Santibáñez del Porma

La casona familiar tuvo un patio con palmeras, hoy desaparecidas, un amplio desván, molino y capilla con retablo renacentista, que primero había estado en Valderas y que acabó con sus pinturas en Cistierna, donde ahora puede verse con sus vivos colores.

Debido a la tragedia la familia no quiso saber nada más de la casona, cediéndosela al Obispado y convirtiendo la casona en el preseminario y más tarde en el Seminario Menor. Cuando dejó de funcionar como seminario, la casona se utilizó para organizar muchos campamentos de verano, por donde han pasado niños y jóvenes durante más de 25 años.

Años después, Ángela Merayo y su marido Jesús Carrión, a quienes les pareció que el espacio y el lugar eran el sitio apropiado para establecer la sede de su proyecto cultural, de promoción del arte, la cultura y los artistas, reconvirtieron el espacio en la Fundación Ángela Merayo. Dado que este espacio sólo puede acoger usos de interés social, el Obispado accedió a la petición de cesión de Ángela Merayo. Son casi 4.000 metros entre salas, talleres, capilla y molino.

El canal Arriola

En la década de los años 40 se construyó un canal en tierra a la salida de la central hidroeléctrica de Sorribo en Ambasaguas, para llevarla hasta Santibáñez y regar toda la ribera alta. Se le denominó Canal de Arriola, porque  fue diseñado por Emilio Zapico Arriola, que tenía interés en la zona, ya que la familia Arriola tenía una casa solariega en Santibáñez y eran dueños de la inmensa mayoría del terreno de este pueblo.

En 1975 la Confederación Hidrográfica del Duero hizo 7n nuevo canal para regar toda la margen derecha del Porma desde Devesa, Vegas hasta su confluencia con el Bernesga - Torío en Villarroañe; pero dimensionado suficientemente para llevar el agua necesaria para regar los nuevos regadíos de la ribera alta así como los viejos regadíos de la ribera baja, que ya se regaban con acequias de tierra desde hacía muchos años. Este nuevo canal también adoptó el nombre de Canal Arriola. 

BAGATELA

En 1958 Isidoro Aguado Smolinski que escribía bajo el seudónimo de Xenón de Criptana, publicó la novela BAGATELA. En ella describe a un personaje que pareciere ser la sombra de Bernardo Zapico.

Luis Zandívar llegó con pinta de lord inglés y un coche reluciente, "dotado de una relevante y atrayente personalidad, y dispuesto a realizar unos proyectos que podían revolucionar toda la vida económica de la región". En unos despertó admiración, otros le miraron expectantes. Era 1910. Con veinticuatro años, era el nuevo ingeniero director de la Hullera Vasco-Leonesa. Traía ganas de comerse el mundo y los ojos relucientes de quien busca en alguna mirada el amor, que encontró en una joven cuya parentela vivía al uso de su clase social: opulencia, política y obras piadosas. El símbolo de ese amor fue una joya espectacular, regalo del compromiso que terminó en boda, y que despertó admiración y envidias en la capital; la suegra, empalagándose a sí misma, decía que era un simple regalo, una bagatela…

Ciudadela era una pequeña ciudad con una catedral y pocas fábricas. La Gran Guerra asolaba Europa y España daba rienda suelta a una revolución industrial tardía, aquí traída por los holgados capitales vascos en forma de bocaminas y escombreras en las que afloraba el carbón. Riqueza, prosperidad y nuevos aires dieron aliento a la nueva política, tan influida y tomada por los negocios de ocasión y el despegue de fortunas y vanidades nunca saciadas. Luis Zandívar participó en ella, a caballo entre el vínculo con los obreros que mandaba y su condición de millonario. Fue un mago de las finanzas en una era de vértigo y, al cabo, se vio sumido en una situación económica ficticia, convirtiéndose en "un verdadero símbolo de los tiempos".

Su bancarrota compartió la caída en cascada de otras muchas fortunas. El crack de 1929 tuvo su metáfora perfecta con el disparo con el que suicidó Fernando Merino, farmacéutico, mandamás y conde consorte, arruinado como tantos y como Luis Zandívar, quien "en su desastre tenía comprometido el patrimonio de su suegra, y había bordeado el Código Penal en tal forma que, a menos de ofrecer una inmediata reparación, solo asequible a los tíos de su esposa, dos ricachones reconcentrados en sí e insensibles, no podía salvarse a no ser huyendo hacia la expatriación". Su esposa planeó la venta de aquella joya –la bagatela– para salvar la situación, pero él renunció a la idea. Se veía una decepción, no soportaba en sí el fracaso personal de quien todo lo tiene y lo ha perdido. 

Luis Zandívar es el trasunto de Bernardo Zapico en la novela. Los entrecomillados son fragmentos de la novela.

Mariano Zapico Menéndez-Valdés

El hermano de Bernardo, Mariano Zapico Menéndez-Valdés, nació en Pola de Laviana el 27 de octubre de 1890. Ingresó en 1905 en la Academia de Artillería de Segovia donde se graduó como teniente en 1912 y fue destinado a Melilla para pasar durante dos años por los diferentes frentes de batalla de la guerra de Marruecos (Larache, Alcazarquivir y Zeluán, entre otros). Por sus acciones de combate fue galardonado con dos cruces militares de primera clase con distintivo rojo. En 1914 pasó al Sexto Regimiento Montado de Artillería con sede en Valladolid, destino en el que permaneció tres años hasta que solicitó la excedencia como supernumerario. Como capitán, se reincorporó al ejército en 1921. Permaneció dos años en la comandancia artillera de Menorca, en Valladolid y en Astorga hasta 1930. Durante estos años fue en dos períodos, profesor y administrador del colegio de huérfanos de Santa Bárbara en Carabanchel.

Ascendió a comandante en 1930 y con la proclamación de la Segunda República, fue nombrado jefe del Grupo de Artillería Antiaérea n.º 1 de Madrid, destino que mantuvo hasta marzo de 1936, cuando a raíz de la quema de tres iglesias en Cádiz, el recién formado gobierno del Frente Popular aceptó la dimisión del gobernador José Montañés Sereno, nombrando para el cargo a Zapico.  

Una vez triunfó el golpe de estado fue detenido y se le incoó expediente para un consejo de guerra por rebelión el 22 de julio. El 2 de agosto fue condenado a muerte, siendo ejecutado el día 6.​

El trofeo de futbol celebrado en 1923 en Ponferrada, entre el equipo local y la Cultural Leonesa, llevó su nombre.














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