jueves, 28 de enero de 2021

La minería leonesa en 1918 y 1957

En la revista EL FÍGARO del 24 de diciembre de 1918 se ofrece una descripción de la minería leonesa del carbón.

UN IMPORTANTE CENTRO MINERO 

HIJOS DE TEÓFILO ÁLVAREZ

Cuando en el año de 1915 comenzó el gran movimiento minero en la cuenca de Villablino, que divulgó por el mundo industrial el nombre de la pintoresca villa del valle de Laceana, se constituyó la Sociedad «Hijos de Teófilo Alvarez», integrada por unos muchachos llenos de entusiasmo y amor al trabajo, que pusieron su ardor juvenil al servicio de su «patria chica» poniendo en condiciones de explotación minas que ellos denunciaron, y mejorando la producción de otras que más tarde adquirieron por compra.

Es difícil convencer al lector, que mira siempre estas informaciones con alguna desconfianza, de que la cuenca minera de Villablino constituye hoy uno de los más ricos yacimientos de España.

Su riqueza en carbones es inmensa, como lo prueban los estudios hechos por los técnicos ; la cubicación de la cuenca, anterior a los trabajos que ahora han empezado, arrojaba un total de 60 millones de toneladas de carbón; solamente en una de sus partes el número de capas se había calculado llegaba, a «quince», con un recorrido de 25 kilómetros. Su altura sobre el nivel de los valles en que están enclavadas es de 200 a 600 metros; el espesor del carbón en las capas varía desde 0,80 centímetros a 1 metro 50 centímetros, y el carbón es tan excelente que puede competir con el mejor carbón inglés.

Los concienzudos trabajos especiales hechos por los ingenieros Sres. La Rosa y Revilla, que tanta participación tienen en el resurgimiento minero de esta provincia, son aún más explícitos y contundentes respecto a la cantidad de riqueza mineral que ella encerraba.

No es pequeña la participación en este total resurgimiento de la Sociedad de Hijos de Teófilo Alvarez en este aumento de riqueza. Hoy poseen en aquella privilegiada cuenca minera «La Viguellina», de hulla grasa, con 20 a 25 de materias volátiles, 10 a 15 de cenizas y más de 8.000 calorías; la «Regalada», «Aurora» y «Favorita», de semigraso, con 11 de volátiles, 16 de cenizas y más de 8.500 calorías, y, además, una cooparticipación en la mina «Teófilo», de la misma cuenca.

En el Bierzo poseen otras dos minas de excelente antracita, de un poderoso rendimiento.

Colocadas estas minas en uno de los más bellos rincones de la pintoresca provincia de León, llena toda ella de recuerdos históricos de un enorme interés que no es de esta ocasión, estas minas, como otra inmensa mayoría de ellas, no distante, se hallan en la actualidad en plena explotación, luchando con las insuperables dificultades que los medios de transporte crearon, dificultades que aún no han desaparecido. Para poner el carbón en las estaciones de Santibáñez, La Robla, Brañuela y Bembibre, principales puntos de salida del mineral, para lanzarlo al mercado, fué preciso utilizar carros tirados por bueyes y caballerías, utilizando caminos y carreteras imposibles, lo que hacía y hace ascender el precio del combustible por tonelada a precios que han oscilado entre 65 y 80 pesetas, con la amenaza constante de la paralización de producción, pues los carreteros dándose cuenta de lo imprescindible de su colaboración en determinados momentos, se unían todos obligando a los dueños de las minas a satisfacer todas sus exigencias, que crecían todos los días.

El coste de explotación, propiamente dicha, es muy variable, pero siempre sumamente caro, pues el acarreo de la dinamita, madera y raíles necesarios para los trabajos de extracción, etc., llega a veces a fijar en 20 pesetas el gasto preciso por cada tonelada de carbón.

Son tan limpios los carbones de esta rica cuenca minera, que, sin necesidad de someterlos a la previa operación del lavado, pueden competir ventajosamente con los mejores y más reputados de las cuencas asturianas, puestos en cualquier extremo de la Península, lo mismo en Madrid, que en Zaragoza, que en Valencia y que en Barcelona, donde ha sido muy grande su consumo.

Gran parte de la considerable producción de la Sociedad de Hijos de T. Alvarez se destina hoy a las Compañías ferroviarias del Norte, Mediodía y la de Madrid, Cáceres y Portugal. Y mucho más podría intensificar la expansión de sus productos la Sociedad que nos ocupa, si otros fuesen los medios de transportes y, aun dados estos transportes elementales, se dispusiera de regulares caminos.

Se ha hecho patente con motivo de la guerra europea, además de nuestra consabida imprevisión, que alcanzó aquí su máximum, que el consumo carbonífero nacional hoy no se cubre con la producción que hoy existe, a pesar de contar aquí con cuencas carboníferas de gran importancia, pero que no pueden llenar las exigencias de nuestro mercado de carbones, por estar aisladas de medios de comunicación y no poder llegar a tener todo su desarrollo.

Esto es lamentable, y ello nos obliga a ser tributarios del Extranjero y a seguir siéndolo durante muchos años, y  supone que todos ellos tengan que ingresar en España grandes cantidades de carbón extranjero, con grave quebranto de nuestra economía nacional y de nuestro progreso industrial, que es sin ninguna duda mucho más importante.

Contra esta dependencia económica del Extranjero, teniendo el producto en cantidad y calidad, dentro de nuestra casa, es contra la que se levantan hoy los esfuerzos de esta nueva generación de leoneses que, sacudiendo la apatía y el desprecio por las cosas propias, han realizado la grandiosa obra de poner en explotación esta inmensa cantidad de riquezas que yacían ocultas entre las sierras abruptas de esta hidalga tierra, que ya otra vez supo redimir a la patria del yugo extranjero.

Pocos, como los Hermanos Arias, descendientes de una vieja familia montañesa, conservan las cualidades típicas del leonés: la sobriedad y el tesón. Con estos preciados elementos y su juventud han logrado realizar una gran obra patriótica, a la vez que eminentemente regional, acrecentando la riqueza española a la vez que redimiendo a una parte de la provincia de León de la escasez y la penuria en que vivía. Alrededor de varias de sus minas surgirán, no tardando, agrupaciones obreras, que más tarde serán pueblos prósperos y ricos. Una época de bienestar se anuncia en todo el Norte de la provincia de León, donde la inteligencia y el esfuerzo de los actuales leoneses darán su necesario fruto.


Nosotros nos complacemos, sobre todo, en consignar aquí el perseverante esfuerzo que en tan malas condiciones vienen realizando estos dos hermanos—llenos de inteligencia y voluntad—, cuyo trabajo debe ser conocido por todos, para alejar de los sanos espíritus ese destructor pesimismo que parece sofocar todo noble impulso y toda loable acción. Destructor pesimismo que basta hace pocos años tenía como, encadenadas las energías ocultas de esta vieja raza.

P. de S. 

GENTE QUE TRABAJA  

SINDICATO REGIONAL MINERO LEONÉS

—Pero, ¿d e verdad son las nueve ?
—No le quepa a usted duda; en la Catedral acaban de dar.
—Luego, ¿ es preciso levantarse ?
Indudablemente.
—¡Alló!...

Minutos después estamos almorzando en el comedor del Grand Hotel; Winocio, el fotógrafo, el que vino a decirme que al reloj de la Catedral se le había ocurrido apuntar las nueve cuando yo estaba en lo mejor de mis sueños. numera los «chasis».

—Me parecen demasiados preparativos—le advierto.
—¿ Cómo ? ¿ Va usted a visitar a una de las más importantes Sociedades mineras de la provincia y le parece excesivo que prepare una docena de placas ?
—Allá varemos; pero le recomiendo que al entrar disimule usted la maquinita.
—¡Bah!.. .

Lograr una entrevista con el presidente del Sindicato Regional Minero Leonés no es cosa fácil. D. Pedro Gómez Prieto tiene fama de hombre amable y bondadoso; pero irle a sorprender en su despacho del Sindicato para hablarle de otra cosa que no sean los negocios de la Asociación, no suele agradarle.

Sin embargo, con el argumento de que el periódico lo manda, yo me meto en su despacho y comienzo a contarle «la mar» de cosas, que estoy seguro le tienen perfectamente sin cuidado. El Sr. Gómez Prieto, que en aquel momento despacha la correspondencia con el culto abogado Sr. Zuluaga, me mira extrañado. Con gesto de dudoso buen humor me señala una silla, y observa casi con temor al fotógrafo. 

—Bueno—-interrumpe, aprovechando una pausa que me he visto obligado a hacer para tomar fuerzas—. Ya me ha dicho usted que hace un día muy hermoso, pero que tiene usted frío; que esta habitación es confortable; que debo tener mucho trabajo; que usted viene a distraerme... ¿ Qué va usted a decirme ahora ?
—¡ Caramba , D. Pedro ! Usa usted una dialéctica tan expresiva...
—Yo, por mi parte, le diré a usted que estoy conforme con lo de la mañana hermosa y con que en estos momentos estoy muy ocupado. Por eso temo no poder atenderle...
—¿ A que sí ?
—¿ Está usted seguro ?
—¡Ya lo creo! Figúrese que vengo a llevarme para EL FÍGARO una información del Sindicato Regional Leonés.
—Bien.
—Usted es su digno presidente...
—Eso está ya menos bien.
—Pues es preciso que usted me cuente cosas del Sindicato: sus orígenes, labor que lleva realizada, proyectos para el porvenir...
—¿Y viene usted de Madrid con esa intención?
—Casi casi...
—Tenía yo otra idea de los periodistas de Madrid.
—¿ Cómo ?
—Me los figuraba menos cándidos.
—No entiendo.
—Pero, hombre de Dios, ¿usted se figura que le interesa a nadie nuestros trabajos, nuestros esfuerzos?...
—Deben interesar. Y EL FÍGARO se ha propuesto llevar a sus páginas algo de esa actividad que por los rincones de España se despliega, que ya va siendo hora que todos nos enteremos de lo que sucede más allá de la Carrera de San Jerónimo.
—Muy bonito todo eso si encontrara eco. Pero temo que se queden ustedes solos...
—Solos... con ustedes. No es mala compañía.
—¿ Luego la interviú es inevitable ?
—Inevitable e indispensable.
—Bueno; pero ese señor fotógrafo nos hará el favor de estarse quieto.
—¿ Nos impedirá usted que hagamos unas fotografías ?
—Mire, tengo la correspondiente parte alícuota de vanidad de los humanos, pero no veo ninguna relación entre el Sindicato y unas pruebas fotográficas.
—Entonces...
—Usted preguntará, yo responderé como mejor sepa y el fotógrafo contemplará el paisaje.

El Sr. Gómez Prieto pide unos legajos para documentar sus respuestas, el fotógrafo pone cara de victima y yo presté toda mi atención a las palabras de D. Pedro, que creo reflejar aquí con exactitud:

—El Real decreto de 12 de julio de 1917 creando el Consorcio Nacional Carbonero, o sea la agrupación de Sindicatos regionales de propietarios mineros, fué la causa inicial de la constitución de nuestro Sindicato. Para dar cumplimiento a las disposiciones de dicho Real decreto se convocó por la Jefatura de Minas en esta provincia la reunión previa de mineros propietarios de la misma, reunión que se llevó a efecto el día 23 de agosto del pasado año, en cuya fecha quedó constituido nuestro Sindicato. 

La época de verano en que la constitución tuvo lugar, algo de desorientación producida por la falta de datos concretos respecto al modo y forma de dar realidad efectiva a nuestra entonces naciente Asociación, el deseo de que ésta se constituyese con la organización y fuerza necesaria, y el temor de que no supiésemos realizar esta misión que se nos encomendaba, nos hizo dar con relativa pereza, mejor dicho, con miedo, los primeros pasos. Después de meditado estudio, decididos, por fin, a no dejar por más tiempo la organización de nuestra Asociación, celebramos la primera junta oficial el día 3 de septiembre del pasado año, cuando aun no teníamos instalado nuestro domicilio-oficinas ni contábamos con el personal necesario para los trabajos de organización. 

A pesar de ello, en aquella junta ya se abordó el estudio del problema esencial y más sentido en nuestra provincia con respecto a las explotaciones mineras, y se acordó formular una ponencia para que nuestro representante en Madrid la llevase al Consorcio Nacional Carbonero; pedíase en ella la construcción de un ferrocarril secundario de Ponferrada a Piedrafita, pasando por Villablino. La de otro de La Robla a Astorga, pasando por La Magdalena, y la de otro, de vía ancha, que uniese la cuenca carbonera de Cistierna con Palanquinos. La ponencia fue redactada.y enviada al excelentísimo señor marqués de Portago, quien la tiene presentada al Consorcio Nacional. 

A partir de esta primera junta, dedicamos nuestra actividad a la organización definitiva del Sindicato, instalando el domicilio-oficinas que actualmente ocupamos, formando los estatutos por que nos regimos, consiguiendo, por fin, convocar la primera junta general el día 16 de diciembre próximo pasado, en la que se aprobaron definitivamente los estatutos y se analizó la gestión de la Junta directiva, que al fin conseguía reunir, debidamente asociados, a los mineros leoneses, en su domicilio oficial, dando así realidad a necesidad tan sentida y deseada, y dejando sentada la primer piedra sobre la que seguramente se irá afianzando nuestra Asociación. 

A partir de aquella fecha, el número de asociados ha ido aumentando cada día, llegando en la actualidad a estar inscritos como socios del Sindicato la casi totalidad de los mineros leoneses, pudiendo asegurarse que no llegan a una docena los que aún no han venido a inscribirse como tales, seguramente por pereza más que por falta de voluntad y deseo. Las juntas celebradas por esta Directiva se han sucedido con mayor frecuencia cada día, y en ellas siempre ha sido objeto de estudio las necesidades de la industria minera de nuestra provincia, más sentidas cada día a consecuencia de las circunstancias creadas por el conflicto mundial, habiendo procurado siempre no limitarnos al estudio de las mismas, sino a procurar inmediato remedio; a tales fines se elevaron respetuosas protestas contra la desorganización de los transportes, siendo la primera la acordada en junta de 3 de noviembre del pasado año y contra la prohibición de facturaciones a Bilbao desde las estaciones de Matallana a Cistierna.

No creemos necesario recordar la memorable reunión celebrada con asistencia de todos los socios de este Sindicato y de los mineros de toda la provincia en 20 de enero último, con motivo de la tasa de los carbones; fué realmente un acto que demostró la vitalidad de este Sindicato y que puso de manifiesto adonde podemos llegar con la unión y cooperación armónica de todos los mineros. El estudio que de tan importante asunto se hizo aquella mañana, y la Memoria que como consecuencia del mismo se redactó y elevó al excelentísimo señor ministro de Fomento, son las más relevantes demostraciones de esta afirmación. 

Cábenos el orgullo de haber demostrado en aquellas líneas la razón que en nuestra demanda nos asistía, y es el primer galardón de nuestro Sindicato el haber conseguido que se nos oyese por los altos poderes con la atención debida. logrando que se procediese a un nuevo estudio de tan vital asunto, y a una revisión de la primitiva tasa. De aquella reunión surgió una Comisión portadora de nuestra demanda, que acudió a Madrid, y con nuestro activo y querido representante en el Consorcio nacional Carbonero, el excelentísimo señor marqué  de Portago entregó al excelentísimo señor ministro de Fomento la Memoria, aprobada por aquella memorable junta. 

Los efectos de aquella demostración de vida dada por nuestro Sindicato no se hicieron esperar; los frutos de nuestra unión se iban recogiendo, y la confianza que en ella habían concebido todos los mineros asociados en esta Agrupación se hizo más patente cuando al poco tiempo de aquella junta acudieron al Sindicato los socios de la línea de Galicia en demanda de que el Sindicato interviniese directamente en la distribución y suministro de vagones en dicha línea para el transporte de carbones. A petición de los mismos, en la junta general del 27 de enero se acordó dirigir una exposición al representante del Sindicato en el Consorcio nacional Carbonero, el excelentísimo señor marqués de Portago, para que solicitase del excelentísimo señor ministro de Fomento dicha intervención.

El resultado de esta nueva actuación de nuestro Sindicato fue inmediato; el 10 de febrero siguiente se reunían en nuestro domicilio los mineros de la línea de Galicia, con asistencia de los señores ingenieros de dicha línea, Sres. Faquineto y Conesa, y estudiaban el procedimiento para llegar a un suministro de vagones en forma equitativa y razonada. Era otra prueba más de que nuestro Sindicato no es, una Asociación de nombre ni un organismo decorativo; era la demostración evidente de lo que significa la unión y la actuación asociada ; nuevamente nuestra demanda fué atendida, y otra vez recogíamos el fruto del esfuerzo aunado sin interés egoísta personal y sólo con miras al bien común.


Y por último, la reorganización de los transportes en la línea de La Robla, objeto de las Asambleas celebradas en Bilbao, han puesto también de manifiesto que el Sindicato es algo que se reconoce por todos como una fuerza de asociación de la minería leonesa. A él han acudido los mineros de dicha línea cuando trataron de organizar su Asociación de los de la provincia de Palencia y León; con él contaron para que dicha Asociación no significase ni un momento disgregación ni separación de los principios de unión y fuerza que caracterizan a este Sindicato, al que rindieron justo homenaje de reconocimiento nombrando vocal nato de su Junta directiva a nuestro presidente. 

No le contaré a usted las últimas actuaciones del Sindicato, referentes al aumento de vagones para el transporte de carbones para embarque a los puertos de Coruña y Vigo, por ser de sobra conocidas por todos los asociados; pero he de insistir en que si en época romo la actual, de difícil actuación, el Sindicato ha conseguido dar patentes señales de vitalidad y hacerse oir de los Poderes, es incuestionable que con unión y decidido espíritu de asociación, nuestro Sindicato llegará a ser algo grande, indispensable para nuestros intereses y fuerza vital, que velará por la minería de esta región, tan abandonada y preterida. 

— ¿ Quiere algo más el señor curioso ?
—termina D. Pedro, 
—Sí; yo quisiera también decir algo de la labor personal del Sr. Gómez Prieto; pero no hay forma. Don Pedro no me hace caso y se pone a firmar cartas. En esto suena un chasquido; es Winocio, que justifica su presencia...

Yo pongo rápido final a la entrevista para evitar mayores males, después de lograr el curioso estado comparativo de los precios de algunos artículos indispensables en las explotaciones mineras, y que hará reflexionar a los que todo lo encuentran tan caro»... 

Estado comparativo de los precios de algunos artículos y elementos indispensables en las explotaciones mineras:  

ARTÍCULOS                                  PRECIOS      En 1914              En 1918. 

Puntas, medio paquete ......................................... 1,20 ......................5
Hierros, el kilo....................................................... 0,26 .....................1,16
Aceite valvolina, ídem ......................................... 0.92 ......................6,50
Aceite de máquinas, ídem..................................... 0.89 .......................2,50
Aceite de engrase de vagones, ídem., ....................0,40 .......................1,50
Picachones, ídem ................................................... 0,60 .......................1,50
Carburo, idem ........................................................ 0,40 .......................1,50
Acero en barras, ídem ............................................ 1,20 ....................3,25
Estaño, ídem .......................................................... 6,25 .....................13
Bencina, el litro ..................................................... 0,67 ......................3,25
Palas, una ............................................................... 1,58 ......................4
Cemento, saco ...................................................... 2,10 ........................6,25
Dinamita, caja ....................................................... 75 ..........................95
Maderas para mina, pulgada. .................................0,30 ........................0,50
Carriles, tonelada. ..................................................300 .......................1.475
Rodámenes vagones y vagonetas, kilo .................. 0,90 ........................3,75
Pareja de bueyes .................................................... 725 .........................1.475
Paja, arroba ............................................................ 0,40 ..........................2
Centeno, los cien kilos .......................................... 24,50 ........................41,25
Vagón tipo hullero, uno......................................... 3.000 .........................10.000
Brea, tonelada ........................................................ 80 ............................500
Jornales, tipo medio ............................................... 4 ...............................9 

D. MIGUEL CANSECO 

LEÓN

Intimamente unido al actual engrandecimiento de la tierra leonesa va el nombre de Miguel Canseco, de este muchacho joven, inteligente y extraordinariamente trabajador, que muy mozo aún, cuando apenas contaba dieciocho años, y era ya doctor en Derecho, prefirió las inquietudes propias de la vida del negocio a las comodidades regalonas que le ofreciera su pingüe patrimonio. Dotado de un optimismo encantador, que le hace pasar incólume sobre las menudencias de los hombres; admirado unas veces y envidiado otras, allí en un rincón de su provincia, cuando sus iguales se dedicaban al paseo y a la bagatela señoril, él se recluye en la primera mina seria que se conoció en la provincia, «La Carmonda», y dejando sus hábitos regalados convivió con el obrero su vida y adquirió la confianza en sí y ese carácter franco y llano, pero fuerte y sostenido, que le han llevado al éxito. 


Mas no pudo dedicarse de lleno a labrarse el brillante porvenir que allí tenía, y él había adivinado con su certero instinto de hombre de negocios, heredado, sin duda, de su honradísimo y laborioso padre D. Manuel; pues hasta su apartado rincón le fueron a buscar las voces amigas que le exigían el sacrificio de renunciar a su interés personal para atender al otro más grande de toda la tierra leonesa, que en manos de políticos inhábiles, los más de ellos extraños a ella por su sangre o por su corazón, se preocupaban únicamente de su medro personal, sin importarles un ardite los intereses más espirituales y más hondos e importantes de toda la región. 


Ante esta llamada cordial de los hombres de su tierra, que es acaso lo que más ama, amó y amará este hombre—que, como dijo el profeta, amó mucho, y por eso todo le será perdonado—, D. Miguel Canseco no vaciló. Muy pronto fué elegido diputado provincial, cargo que desempeñó en diversas legislaturas, así como el de director del Hospicio de León, y otros análogos, logrando ser considerado como el jefe regional de uno de los partidos más potentes entonces de la política leonesa. 

Los desengaños continuos que sufrió en estos cargos, donde su magnificencia proverbial se encontró siempre torturada entre la sabia y primitiva visión de los de arriba, de los que no pretendía ni esperaba nada, y la avidez creciente de los de abajo, que consumían su vida en pequeñas intrigas, hizo que el Sr. Canseco, desengañado como tantos hombres de buena voluntad, comprendiera que el resurgir de su amada tierra no podía llegar por aquel camino. Es más; que por ese camino, era imposible. Fué entonces cuando volvió de lleno a su vida activa de hombre de negocios, y construyó en Asturias uno de los primeros saltos de agua, el de Moreda, unido a D. Próspero Blanco, donde pronto montó una fábrica de luz eléctrica, que produce 400 caballos, resolviendo el problema del alumbrado en todo aquel rico contorno minero. 


Muy poco después de esta feliz experiencia planeó y construyó, auxiliado por la pericia de dos hombres bilbaínos de extraordinario mérito, D. José de Zarauz y D. Federico Ugalde, el magnífico salto de agua en el río Porman, de un rendimiento de 1.200 caballos de fuerza, que vino a resolver el problema del alumbrado en León, al mismo tiempo que fué como el guía y el auxiliar de muchos de los negocios que comenzaron a plantearse más tarde en la provincia. Al mismo tiempo, y en una hermosa finca que poseía cercana a la estación del ferrocarril en León, con su propio y especial apartadero, instaló las acreditadas bodegas leonesas, con el altruista fin de unificar el tipo de vino de la región, tan apreciado en el mercado. 


Siendo el Sr. Canseco el explotador de la mina de carbón que lleva el número 1 entre los expedientes de concesión, y habiendo llevado a cabo la ejecución del primer salto de agua en aquella provincia, y el segundo de los hechos en Asturias, continúa su gran labor de interés patrio y explota actualmente varias minas de carbón en la cuenca de Villablino y de la Magdalena, llegando a obtener una producción considerable, que le sitúa, indiscutiblemente, en la primera línea de mineros de toda la provincia. 


Tiene, además, en su apartadero de León, centro de producción y consumo de carbones, instalada una magnífica fábrica de briquetas, construida por la casa de D. Miguel de Prado, de Valladolid, con todos los adelantos modernos y de una capacidad productora de más de 200 toneladas al día, en la que aprovecha los carbones menudos, tan abundantes en aquella provincia. Tanto en el negocio de carbones, propiedad y explotación de minas, como en la fábrica de briquetas, cooperan como asociados al Sr. Canseco la importante Casa inglesa Griffitbs, cuyos directores, dos españoles inteligentes, los Sres. Madrona y Pérez Moliner, y el no menos conocido bilbaíno D. José de Zarauz, secundan felizmente sus iniciativas. 

También la Sociedad anónima «León Industrial», regida desde su fundación por los Sres. Zarauz y Canseco, está construyendo en el río Porman, muy cerca del antiguo y notable salto que antes construyeron, otro que ha de proporcionar una ayuda de más de 800 caballos, y que beneficiará grandemente a dicha Sociedad y a las industrias leonesas. La repetida Sociedad «León Industrial», prosiguiendo sus felices iniciativas, comenzará en la próxima primavera la ejecución del ya famoso salto de Corbón, situado en el río Sil y en el centro de las grandes concesiones mineras de carbón de la cuenca de Villablino, y las no menos interesantes de hierro, llamada «Wagne». 

El Sr. Canseco, aunque desligado de toda comparsería política, continúa representando, por la sola voluntad de sus electores y para bien de sus conterráneos, en la Diputación provincial, siendo vicepresidente de la misma. No queremos enumerar otra porción de proyectos e ideas, algunos ya en vías de realización, que actualmente ocupan la portentosa actividad del Sr. Canseco, de este hombre bueno y altruista que, honda y francamente enamorado de su tierra, supo elevarla con su esfuerzo constante al maravilloso grado de prosperidad en que actualmente de encuentra.

VICENTE CRECENTE. 

- LEÓN Lo que se puede hacer con 3.000 pesetas tomadas a rédito

Si es hermoso y grande ese espíritu industrial que produce y abarata los elementos de la vida, transforma las costumbres, dignifica al obrero, difunde el bienestar y donde se fija todo lo embellece, porque a él afluye la riqueza, obedeciendo a las leyes de la necesidad, y a él deben cuanto valen Bilbao, Barcelona, Madrid y otras grandes capitales; ese espíritu industrial es sublime cuando procede de una voluntad aislada, falta de medios, fuera de ambiente y que consagra su actividad a una provincia como la de León, donde, olvidados de su pasada grandeza y ayunos de toda protección oficial, los moradores viven la vida casi patriarcal y sin que los ricos y la personas pudientes del país inviertan su dinero en el fomento de las industria porque claman los naturales veneros de riqueza del terreno leonés. 


Estas consideraciones vienen rodando por la Prensa regional de León desde que comenzara el gran movimiento minero, que tiende a convertir a aquella región en una de las más ricas en producción minera. El primer paso ya está dado; en derredor de las personas de iniciativa, de proceder honrado y de relevantes dotes mercantiles se asocian las personas de inteligencia y capital, con gran sentimiento de los agiotistas y merodeadores del dinero ajeno, y la región se transforma lenta, pero continuamente, ofreciendo puerto franco a las especulaciones de la industria, que determinarán una era de abundancia.

En el resurgimiento industrial de la provincia de León han podido observarse notables casos, que ponen de relieve lo que se puede lograr de una fuerte voluntad, de una recta intención. Vicente Crecente iba para señorito de capital provinciana; la posición de su familia le eximía del trabajo. Pero quiso ser algo más que el pueblerino que ve deslizar sus días entre comilonas, cacerías y cortejar a las mozas. Y se dispuso a trabajar. 

No inspiraba mucha confianza a sus paisanos aquel muchacho que por su gusto iba a lanzarse a la vorágine de los negocios. Sus compañeros, en la vida regalona y tranquila de la capital, le negaban apoyo para sus empresas. Y Crecente tuvo que acudir al préstamo para lograr tres mil pesetas, con las que emprendió una vida nueva, una vida de trabajo, de luchas, de preocupaciones... Duros fueron los primeros años. Pero la constancia venció a las dificultades; la inteligencia, a los malos negocios; la  honradez, a la desconfianza de los demás. 


Hoy, la firma de Vicente Crecente goza de sólido crédito. Su fortuna permite a la fantasía tomar aspectos de realidad cuando se citan cantidades de siete guarismos, y se adivina para un porvenir no lejano la perspectiva de una magna empresa industrial. Es, quizá, uno de los mineros que tiene mayor número de pertenencias en la provincia. Sus explotaciones se extienden por las tres cuencas en que se halla dividida la región minera de León, y produce desde la antracita hasta el carbón semigraso de 26 por 100 de volátiles, que aprovechan las fábricas de gas. Actualmente, en las 11.000 hectáreas que tiene concedidas explota 3.000 toneladas mensuales, y podría llegar a las 9.000 toneladas, intensificando la producción y sin mayor preparación. 


El mercado solicita muy preferentemente sus antracitas de Bembibre y Caminayo, los carbones secos de Renedo y Valderrueda y el graso de Lillo (Boñar), debido a la limpieza y calorías de estos minerales. La principal salida es para Madrid, Bilbao y Barcelona, en donde lo consumen varias Compañías de ferrocarriles. Tiene establecidos depósitos y apartaderos propios en La Robla, en la.línea del ferrocarril del Norte, y en Boñar, Bembibre y Puentealmuhey; pero todo eso de poco sirve, porque los transportes dan al, traste con toda organización, por perfecta que ésta sea. Idea de ello darán estod datos: hoy tiene el señor Crecente en sus depósitos: 

La Robla............ 3.000 toneladas. 
Boñar ................2.000 — 
Puentealmuhey. 3.000 — 
Bembibre ......... 500 — 
Total.................. 8.500 toneladas. 

Sus compromisos le obligan a una exportación mínima de 3.000 toneladas, y en el pasado mes de noviembre sólo pudo cargar 644 toneladas, y hasta el 14 del corriente, ¡ 40 toneladas ! Unase a estos quebrantos el qué actualmente los transportes, desde la boca de la mina a los cargaderos, importan por tonelada : 

A Bembibre  ..................15 pesetas. 
A Boñar........................... ,17 — 
A Puentealmay................ 12 — , 

resultando, por consecuencia, que la mercancía, gravada de tal forma, alcanza una cifra exorbitante; pues todavía hay que añadir que los gastos de explotación, en virtud de la pasada guerra, han sufrido un aumento de un 300 por 100 sobre el precio anterior a 1914. De forma que todos los esfuerzos del Sr. Crecente, y lo mismo cuantos prodigan el resto de los mineros leoneses, vienen a estrellarse en el lamentable abandono, en la incomprensible indiferencia con que los Poderes públicos asisten al desenvolvimiento de una de las más ricas zonas mineras de España. 


El depósito que el Sr. Crecente tiene en Boñar se halla a unos 15 kilómetros de su mina de Camposolillo ; y entre las pésimas condiciones del camino, que sólo permite a duras penas, el paso de carretas tiradas por bueyes, y la escasez de dichas carretas, se suele emplear en recorrer esa distancia cerca de un día entero. Eso, sí ; las carretas serán pocas y malas, pero sus conductores emplean unas tarifas que hacen valer, sabedores de que son insustituibles, que pueden competir con los precios al uso en las grandes capitales norteamericanas para el transporte del correo por medio de aeronaves. 

Además, esas carretas no tienen una cabida mayor de tonelada y media ; con que figúrense nuestros lectores las desazones del Sr. Crecente al contemplar sus depósitos repletos de mineral y no ver forma de darle salida y cumplir sus compromisos, sino pagándolo muy caro, y ni aun así lograr atender con puntualidad a las ofertas. Como en España de todo se hace cuestión política, a pesar de lo mucho que se viene predicando acerca del desbarajuste de los transportes, no ha sido posible conseguir que un Gobierno tome este asunto como cuestión esencialísima para la intensificación de la producción nacional. 

No discutiremos si es España un emporio de riqueza que se baste a sí misma ; pero que, desde luego, de nada podrán servirnos nuestras riquezas naturales mientras el naviero de Bilbao o el fabricante de Barcelona encuentren más barata y mejor servida su demanda haciéndola a Cardiff que a una de nuestras cuencas mineras. Porque, y ya se nos quedaba en el tintero, también las Compañías de ferrocarriles hacen lo que pueden en esto de los transportes, y la escasez de material móvil y de tracción viene a complicar aún más la cuestión. Y terminemos estas líneas que suponemos suficientes para dar una idea aproximada de lo que el señor Crecente pudo hacer con tres mil pesetas tomadas a réditos, luchando frente a la indiferencia de los zánganos que zumban alrededor  e toda colmena.  

SANTA LUCIA (LEÓN) 

"HULLERA VASCO-LEONESA"

Desde hace unos veintitantos años, que la explotación que hoy lleva este nombre viene laborando callada y metódicamente por su propio engrandecimiento, al que va internamente unido el de una gran parte de la provincia de León, pueblecillos como la Pola de Gordón y Santa Lucía, humilde amontonamiento de casuchas míseras, pero que siempre albergaron corazones nobles, se han transformado de tal modo en muy corto espacio de tiempo en lindos pueblecillos llenos de «chalets» elegantes, hasta donde el «confort» moderno llegó acaso más violentamente que a la misma ciudad. 


Es notable el poder transformador del dinero, que yacía enterrado en las negras entrañas de la tierra, hasta que la voz mágica del progreso le hizo surgir a la luz del sol. Mas no es nuestro propósito hacer divagaciones sentimentales sobre materias económicas ; nuestro fín es, única y sencillamente, poner de manifiesto la inmensa obra realizada por esta vieja Sociedad, formada con capitales bilbaínos, capital bilbaino que nunca se retrajo de emprender negocios en tierras de León, pues muy al contrario, una gran parte del fuerte sacudimiento espiritual moderno que hoy experimenta León, su provincia y sus hombres, se deben a él, que siempre acudió presuroso para ayudar a nuestra provincia, hasta entonces pobre y muy abandonada. 


La Sociedad Hullera Vasco-Leonesa, aunque domiciliada en Bilbao, tiene sus oficinas mercantiles y dirección técnica en Santa Lucía, dirigidas por el joven y competentísimo ingeniero de Minas D. Manuel García Peña, quien con un celo y una actividad que le honran, ha logrado continuar la obra iniciada por D. Bernardo Zapico, llevándola a su completo y total desarrollo, y aun perfeccionándola con atinadas y juiciosas modificaciones. Cuenta esta Sociedad con 6.000.000 de pesetas de capital, y,en su Consejo de Dirección figuran nombres tan prestigiosos como los de D. José María Olavarri y D. José A. Ibarra, llevando la gerencia de la misma el conocido y competente hombre de negocios D . José Sagarminaga, cuyo nombre solamente es garantía de competencia y laboriosidad. 


La Sociedad cuenta con una gran cantidad de concesiones, que la hacen susceptible de un aumento de producción indefinida. En la actualidad explota unas 800 toneladas diarias de carbón semigraso, con una parte del cual, y valiéndose de una perfecta instalación—toda ella movida eléctricamente—, fabrica una gran cantidad de briquetas, que consumen en su mayoría las Compañías de ferrocarriles, y una buena parte de los ovoides que se utilizan en todo el Norte de España. 


Para la explotación de esta gran cantidad de combustible emplea la Sociedad el trabajo de tinos 1.500 obreros, quienes para su vivienda disfrutan las magníficas casas baratas—las primeras que se construyeron en la provincia—, gozando , además, los mismos, de unas primas especiales de explotación, cuando ésta rebase de un cierto límite fijado. Tanto por su administración y dirección, como por la cuidadosa instalación que ha logrado montar, después de una continuada serie de pacientes ensayos, esta Sociedad está llamada a un envidiable grado de florecimiento, aunque ya hoy, sin disputa alguna, figura a la cabeza de todas sus análogas.








BERNARDO ZAPICO.

-LEON

Al hablar del progreso industrial de la provincia de León y de la inmensa riqueza de su subsuelo, no podemos menos de dedicar las más sinceras frases de elogio a la personalidad del joven e inteligente ingeniero de Minas D. Bernardo Zapico, quien, con admirable tesón, viene concentrando toda su actividad y todas sus energías al solo fin de transformar la región leonesa, hasta hace pocos años casi sin importancia, en una de las más ricas y productoras de nuestra península.


Apenas terminada su carrera, y puesto al frente de las explotaciones que la Sociedad Hullera Vasco Leonesa posee en los términos de Santa Lucía y Ciñera, fueron tales su laboriosidad y acierto y tan intensa su actuación, que pronto supo infundir vida próspera a dicha Empresa, insignificante por entonces, haciendo de ella la más alta representación de los intereses mineros de la provincia y una de las principales explotaciones carboníferas de España. 


Su paso por las citadas minas dejó tan beneficiosas e indelebles huellas, que en sólo dos años que las tuvo a su cargo consiguió llevar al mayor grado de perfección las labores, dio vigoroso impulso a la preparación de aglomerados e inició y puso término a la electrificación de todos los servicios, medida que redundó no sólo en provecho de la Sociedad propietaria, sino también en el de varias entidades productoras de energía eléctrica, cuya vida lánguida y decadente quedó reanimada desde aquel momento.


El exquisito celo que demostró durante la época en la que fue director para solucionar toda clase de conflictos a que daban lugar las disensiones entre la Compañía y los obreros y la atención y solicitud con que siempre trató a estos últimos, le granjearon las constantes simpatías de la clase trabajadora y la más elevada estimación del Consejo de Administración de aquélla, que recientemente, y con motivo de tener que dejar el Sr. Zapico la Dirección, por atraerle a la capital sus múltiples negocios particulares, le distinguió con el nombramiento de ingeniero-consultor, con el que continúa, y por el cual sigue interviniendo de una manera directa en la marcha de los intereses sociales. 


Hombre de gran cultura, de excelentes cualidades morales y conocedor a fondo de las condiciones geológicas de la región, a la que ha dedicado sus más fecundas iniciativas, constituye hoy el verdadero eje ríe su desean desenvolvimiento industrial. Su nombre va íntimamente unido al del coto hullero de Villablino, al que dio vida merced a sus constantes investigaciones y estudios, y que hoy constituye una esperanza nacional para cubrir el déficit de nuestra producción de carbones. La escasez de vías de comunicación y otras dificultades con que tuvo que luchar, y la poca protección que prestó el Gobierno a sus proyectos (entre los que figuraba el de unir aquel centro minero con Ponferrada, por un tranvía de vapor), fueron la causa de que no disfrutara nuestro país, desde hace más de un año, de combustible abundante y de tan buena calidad como el importado de Inglaterra, ya que hay que decir en honor a la verdad, que la hulla grasa de VillabIino está en condiciones de competir, sin deprecación alguna , con sus mejores similares de Cardiff.

Aunque vendió dicho coto a una importante Sociedad constituida en su mayor parte con capitales de
una de las principales Casas de banca de Madrid , y es la que está en la actualidad llevando a efecto las 
obras de construcción de un ferrocarril a Ponferrada , continúa el Sr. Zapico con la propiedad de
otro grupo minero en Villablino, no menos importante que el anterior, al que supera en cuanto a la calidad del combustible, formado por las minas «Flórez Rubio», «María l0», «Elena», «Leonor», «Segunda Quinta», «Segunda Sexta» y «Segunda Séptima», todas ellas situadas a la entrada del llamado «Valle de Orallo», en Villager, y con una extensión de 500 hectáreas en conjunto. Practicadas con gran rapidez y acierto las labores de preparación, hace próximamente un año, hoy se eleva la explotación en el mencionado grupo a cerca de 2.900 toneladas mensuales ; y dada la intensificación, cada vez mayor, que se viene dando a aquélla, podrá ponerse el coto, en no lejano plazo, en situación de producir 18.000 toneladas; y si, por último, se añadiera a esto la terminación en breve del ferrocarril de Ponferrada a Villablino, y por lo tanto, el aumento y economía de las vías de comunicación, podría llegarse fácilmente a la importante cifra de 40.000 toneladas mensuales.

El excesivo coste de los acarreos desde los depósitos de boca-mina a las estaciones de cargue, gravado con frecuencia por los aumentos a que viene dando lugar a competencia entre los mineros en las demandas de carros para el transporte y la escasez de éstos, ha sido causa de que en dichas minas, al igual que en el resto de las que constituyen la cuenca de Villablino, no haya podido darse más impulso a la explotación, por no encontrar fácil salida para el mineral. 

Fábrica de aglomerados de La Robla

No es este el único negocio que distrae en la actualidad la atención del Sr. Zapico, sino que, además, tiene otros, tanto mineros como industriales, en diferentes puntos de la provincia, y cuya gestión lleva a cabo con varias personas de la región, a las que está asociado, llevando su inteligencia y su actividad a todos los nuevos focos industriales que han surgido recientemente en la provincia. Entre los últimos negocios implantados por dicho señor merece especial atención, de nuestra parte, la fábrica de aglomerados que la Sociedad Gutiérrez, Zapico y Compañía está terminando de instalar en La Robla, y cuyo montaje y construcción ha estado a cargo de los importantes talleres y fundiciones de D. Miguel de Prado, de Valladolid. 

Desdé antiguo venía preocupado el señor Zapico con el eterno problema que tanta importancia tenía para los carbones leoneses que en las primeras explotaciones, naturalmente defectuosas, arrojaban una gran cantidad de menudos. En diversas localidades de España, pero alejadas de los centros de producción, surgían fábricas de aglomerados que, tomando los menudos de las minas leonesas, los utilizaban para la fabricación de combustible, con una manifiesta pérdida dé la economía regional.

Percatado el Sr. Zapico de la realidad de los hechos, e impresionado por las instalaciones modernas, que en sus diversos viajes al extranjero había conocido, comenzó a planear el proyecto de la fundación de una fábrica de conglomerados que, utilizando los menudos de la mayor parte de las minas leonesas, pudiera elaborar éstos en inmejorables condiciones, para poder dar al mercado un producto mejor y más barato del que hasta entonces se conocía. 

Poco a poco, y auxiliado con los sabios consejos de sus compañeros de trabajo, ideó el plan y la construcción de una moderna fábrica de aglomerados con arreglo a los últimos adelantos en la materia; mas una vez vencidos los obstáculos técnicos, que fueron muchos, dada la escasez dé material necesario para la instalación de la misma, así como los precios enormes que alcanzaba el hierro, se planteó el magno problema del lugar del emplazamiento. 

Había que escoger un lugar próximo a las líneas de embarque, pero, al mismo tiempo, que no estuviera alejado de los centros de producción. Se pensó en varios puntos estratégicos, pero era difícil poder reunir la mayor cantidad de producción minera en muchos de ellos, que, sin embargo, tenían la ventaja de ser inmejorables puntos de embarque. Por fin, después de muchos tanteos y de vencer no pocas dificultades, se decidió el Sr. Zapico a situar su nueva fábrica en La Robla.

Es La Robla uno de los puntos más céntricos de todo el Norte de la provincia de León. Allí afluyen las líneas férreas de Asturias y Bilbao. Por la carretera transversal se puede dominar una gran parte de la nueva cuenca, cogiendo al paso minas tan importantes como las de La Magdalena. Aquí, en este lugar, se levantó la fábrica, con excelentes apartaderos y un gran lujo de material. 

Dicha fábrica está dotada de una buena colección dé prensas de moderna y excelente construcción, destinadas a formar ovoides y briquetas, y con las que, una vez que la fábrica empiece a funcionar (que será a últimos del presente año), podrá obtenerse una producción aproximada de toneladas 30.000 de aglomerado, como mínimum.

Con esta moderna instalación, las minas leonesas podrán aprovechar hasta el último átomo de su producción íntegra; el mercado podrá gozar de un nuevo producto en condiciones inmejorables de baratura, y la industria leonesa habrá creado un nuevo organismo donde se utilizará la fuerza de obreros leoneses, que comerán su propio pan.

Mas no han parado aquí las múltiples y variadas actividades del Sr. Zapico, que constantemente recorre la provincia en su potente automóvil, llevando el optimismo de su incansable actividad a todos los lados, sino que interesado últimamente en algunos proyectos dé aprovechamientos hidráulicos de los ríos Sil y Cúa, que en fecha próxima serán de grandísima importancia por sus aplicaciones industriales, así como en otros asuntos diversos que, por su menor significación, creemos innecesario mencionar, viene a ser, como ya hemos dicho anteriormente, el único y verdadero iniciador de todos los grandes negocios que han comenzado en las zonas mineras de la provincia, lugar adonde le han llevado, sin duda alguna, sus indiscutibles méritos y la decisión y laboriosidad que pone al servicio de toda empresa, por ardua que sea, con tal que reporte provechosos resultados.

Fuera de la región es también muy conocida la personalidad del ingeniero de Minas D. Bernardo Zapico, cuyos estudios sobre minerales son conocidos y apreciados de los profesionales; su nombre figura hoy como consejero de un gran número de Sociedades y Compañías mineras, tales como las Explotadoras dé las minas «Novia» y «Morena», dé Mieres (Asturias), y la Empresa Arrendataria de las minas de plata de Hiendelaencina (Guadalajara) ; siendo a la vez en muchas uno de los primeros accionistas.

Establecido en la capital, donde tiene unas oficinas modernamente instaladas, y en las que no se ha omitido ni el menor detalle en cuanto a «confort» y organización dé los servicios, dedícase, en la parte comercial, a las ventas al por mayor de sus carbones, algunas de ellas tan importantes como lo son los suministros a Compañías de ferrocarriles y a varios centros fabriles de Madrid y Bilbao. Su crédito mercantil, garantizado por un activo cuantiosísimo y por una reconocida seriedad en todas sus operaciones, ha sido la razón más poderosa para justificar el acrecentamiento rápido de sus negocios y la notoriedad de su firma.

Tal es la varia e interesante personalidad dé este ingeniero moderno, que al mismo tiempo que conquistar su porvenir, supo abrir horizontes a tantos y tantos otros, que hoy le deben su bienestar, pues en medio de sus afanes y ajetreos nunca se olvidó de los que le rodearon y ayudaron, empezando por los obreros, pues Bernardo Zapico—éste és uno de sus más honrosos títulos que posee—fué el primero que construyó en la provincia de León una casa barata para obreros, ejemplo que después ha comenzado a imitar y a dar sus buenos e inapreciables frutos. 

MINA “LA LOZANA”

— (LEON) — EUGENIO LOZANO

Un rincón delicioso -Belleza y trabajo.

¿ Belleza y trabajo ? Me parece que hemos dicho una tontería. ¿ Acaso en el trabajo no hay belleza ? Y más aún si se realiza dentro de un marco que las riquezas naturales avaloran, rodeando a un centro industrial de pintorescos puntos de vista, bellos panoramas, agradables perspectivas...

En la vertiente Sur de una colina de la cordillera Cantábrica, y en las proximidades de Pola de Gordon, villa cuyos paisajes son bien conocidos por nuestros artistas, se encuentra enclavada la mina «L a Lozana», ofreciendo la explotación un pintoresco aspecto que hace recordar esas acuarelas inglesas en que los paisajistas británicos saben reflejar tan bien escenas de la vida del trabajo rodeadas de los encantos de la  Naturaleza. Puede que algún espíritu exquisito proteste por que el paisaje tiene «mucho ruido», o porque aquel cable aéreo quita belleza al horizonte; pero, a mi juicio, nada es tan hermoso como esta hermandad de los serenos encantos de Natura y la febril actividad de un centro industrial.

La mina de Eugenio Lozano rinde una producción considerable; el carbón de este yacimiento es seco y, en su mayoría, lo consumen las Empresas ferroviarias y las industriales de aglomerados, más una regular cantidad que se destina a los efectos de la venta al por menor para los «usos caseros».

A dos kilómetros de distancia de la carretera general de Adanero a Gijón tiene montada una perfecta instalación de lavaderos y cargaderos, y para el transporte de material, desde estos establecimientos a la carretera citada, utiliza un cable aéreo, de una extensión de kilómetro y medio, movido por fuerza eléctrica y que simplifica grandemente las operaciones de descarga, burlando así las deficiencias de los transportes.

Sociedad Anónima General Minera y Ferroviaria – Compañía Minera Anglo-Hispana

Estas dos Sociedades, que figuran unidas por tener la primera un contrato de arrendamiento con la segunda que la permite la utilización de sus magníficas instalaciones, compuestas de lavaderos, hornos de cok y fábricas de briquetas y ovoides, son de las más florecientes que en la actualidad existen en toda la provincia.


Lleva la dirección de las mismas el conocido ingeniero francés señor Lorán, uno de los primeros que empezaron a trabajar los carbones leoneses, hace ya muchos años.
La calidad del carbón explotado por estas minas da el siguiente análisis : Materias volátiles, 25/28; cenizas, 10/12 ; calorías, 8.000, el graso ; y el semi-graso, 15/18 de materias volátiles, 10/12 de cenizas, y 7.600 calorías.


La explotación, perfectamente montada y dirigida por el Sr. Miquelez, arroja un total de 4.000 toneladas mensuales, susceptibles de un gran aumento, al efecto del cual se están llevando a cabo una gran cantidad de labores preparatorias, pudiendo poner muy pronto en explotación nuevas pertenencias, de las muchas que tiene en reserva, con lo que podrá duplicar la producción sin gran esfuerzo.
Para el servicio de explotación tienen estas Sociedades una buena cantidad de vías propias, varios planos inclinados y un gran apartadero en el F. C. Hullero de La Robla a Valmaseda, con otra vía propia de cerca de dos kilómetros.


Una de sus mejores instalaciones es la que tiene instalada para la fabricación de briquetas, dotada de una prensa poderosa, que hace 10.000 kilos a la hora, siendo, sin duda alguna, de las mejores existentes en España en la actualidad.


La fábrica de ovoides es también excelente. Puede hacer de unos 7.000 a 8.000 a la hora, y está dotada de dos máquinas de vapor horizontales, de unos 200 caballos de fuerza cada una.


Mas no podemos terminar esta ligera reseña sin hacer especial mención de sus magníficos hornos de cok metalúrgico, sistema Coppel, compuestos de dos baterías, que producen un excelente cok, que es muy disputado en el mercado.


El mercado más importante para las briquetas que producen estas minas, le tiene con las de ferrocarriles de España, Madrid, Zaragoza y Alicante, el Norte y ferrocarril de Soria. Los cribados y galletas, generalmente se envían a Bilbao. En la actualidad, tiene un «stock» de 2.000 toneladas en sus depósitos y bocas de mina, que en la actualidad podrá lanzar al mercado en la mejor ocasión y con la mayor economía, gracias a poseer la Sociedad General Minera y Ferroviaria excelente material ferroviario de su propiedad, lo que le permite colocar los carbones de estas minas en condiciones mucho más económicas que los de la mayoría de sus semejantes, que tienen que efectuar acarreos largos y costosos por caminos intransitables, lo que, además de encarecer el producto, lo coloca en peores condiciones de presentación.

Tal es el funcionamiento y porvenir de estas dos Sociedades, que, apoyándose una en la otra, han de realizar una de las obras más grandes y provechosas en la provincia de León.  

DIONISIO GONZALEZ.

-LEON 

EL TRIUNFO DE UNA VOLUNTAD

No sólo en el verso y en la prosa hay poesía. Yo conozco estrofas soberbias escritas con caracteres indelebles por las negruzcas columnas de humo en la inmensidad azul; cantos épicos, en que el fluido eléctrico, dueño y señor del tiempo y las distancias, es el fíat que multiplica y crea... Y un verso de esta índole, sobrio, recio, es la vida de Dionisio González, el humilde picador de minas, que a duros golpes de su herramienta supo dar con el filón de la voluntad y de la constancia, principales bases de su fortuna.


León, a diferencia de Castilla, «no hace los hombres y los gasta». Sabe aprovechar las buenas condiciones de sus hijos, y así se da aquí con frecuencia el caso de que hombres obscuros, consagrados a ,un trabajo rudo durante los primeros años de su juventud, al llegar a la época en que su energía abandona la inquietud del mozo para encarnar en el espíritu del hombre maduro, pero no gastado, pide un puesto brillante en la lucha por la vida, y no es difícil asistir al encumbramiento noble, justo, equitativo del que hasta entonces sólo fue un soldado de fila.


Enemigos de clasificaciones y encasillamientos, no diremos el número que hace Dionisio González entre los más fuertes mineros de León. Pero el prestigio que rodea a su firma, el sólido crédito que goza de hombre íntegro y negociante serio son consecuencia del favor que gozan sus mercancías, consumidas en su mayor parte por las Compañías ferroviarias e importantes industrias de todos los puntos de España. Su mina, «La Carmonda» produce un excelente carbón de vapor, muy solicitado por las Empresas de ferrocarriles en particular, y del yacimiento de Caboalles de Arriba, enclavado en la célebre cuenca minera dé Villablino, extrae un carbón graso de inmejorables condiciones para la fabricación del gas, y cuyo cok, fabricado por el sistema de pilas, se acepta en el mercado como metalúrgico.


Todas las excelencias de las explotaciones del señor González, todos sus esfuerzos y todos sus desvelos, tropiezan con el mismo inconveniente que hace padecer a la producción minera de estas cuencas: las deficiencias de los transportes.

El acarreo del mineral desde Caboalles de Arriba, hasta La Robla y Ponferrada, por ejemplo, ha de hacerse por medio de carretas, cuyos conductores llegaron a exigir la exorbitante suma de noventa y cinco pesetas por tonelada, y el precio medio no baja nunca de sesenta y cinco a setenta pesetas.
Otro perjuicio no menor al anterior es el que causa la escasez de material móvil y de tracción de las Compañías de ferrocarriles, causante de que por espacio de largas temporadas permanezcan en los depósitos que en La Robla y Ponferrada tiene D. Dionisio González, stoks de carbón importantes en 9.000 toneladas, capital amortizado y que lesiona tanto los intereses del productor como del que consume.


Y así, entre sinsabores y fatigas originados por la desidia de los Poderes públicos, que dejan abandonado a sus propios medios al que trabaja y lucha, se va deslizando la vida fecunda del que supo imponerse y hacer valer su voluntad, marchando en dirección contraria precisamente de los que predican el pesimismo como supremo argumento para remediar los males de la patria:

S. A. HULLERAS DE ORZONAGA

Tiene esta importante Empresa situadas sus minas en los términos del pintoresco pueblo de Orzonaga, a seis kilómetros de La Robla. Forman parte sus pertenencias de la primera gran cuenca carbonífera de las tres en que se considera dividida la provincia de León : la cuenca Este.


Para el transporte del mineral hasta la línea del ferrocarril del Norte, se sirve de un cable aéreo de seis kilómetros de extensión; situada la estación en La Robla, en las proximidades de la línea férrea de La Robla a Valmaseda, simplifica así el acarreo del mineral, principal obstáculo con, que desde hace mucho tiempo vienen tropezando aquí las explotaciones carboníferas.


Las características de la producción de estas minas, según informes técnicos, son 12/14 por 100 de cenizas, 16/18 por 100 de volátiles y 7.500 a 7.700 calorías aparte. La producción mensual de las Hulleras de Orzonaga alcanza una cifra de 3.000 toneladas, consumidas en su mayor parte por las Compañías ferroviarias e importantes industrias de toda España.

Estas breves líneas, libres de toda pretensión literaria, creemos darán una sensación fiel del esfuerzo realizado por algunos capitalistas de la provincia, secundados por elementos de Bilbao y que laboran en silencio por el bien común.

" EL HOMBRIN DEL PUERTO"

¡Home, din cómo trabayes... ¿Din? Sí, din.
Bueno, es Manuel; pero al hablar aquí de Manuel Vázquez, el hombrín del Puerto», quiero darle el nombre con que sus paisanos distinguen a los Manueles.

Asturiano de pura cepa, nacido en el valle de Langreo, es una afirmación más del carácter de los hombres de nuestras montañas del Noroeste. Simpático, afable con todo el mundo y con una reputación de hombría de bien a prueba de maledicientes, se consagró desde muy niño a trabajar en las minas, con tesón; perseverante, convencido de que en las entrañas le la tierra había mucho por hacer...


Don Miguel Canseco, de quien en otro lugar hablamos, gran conocedor de los hombres, comprendió
lo que aquel muchacho valía, y le puso al frente de sus minas de Piedrafita. Allí comenzó «el hombrín» a manifestar sus condiciones de organizador, de hombre prudente y que sabe lo que se trae entre manos.
Cuando estalló la guerra europea y todas las explotaciones mineras tuvieron que sufrir las consecuencias de la perturbación que se originó en el inundo entero, Manuel Vázquez. creyó llegada
la hora de hacer algo. Y conocedor como pocos de las cuencas mineras de la provincia de León, denunció en San Emiliano una mina de carbón, que hoy conocen todos por «el hombrin del puerto», nombre familiar que los leoneses dan a Manuel Vázquez, recordando su origen asturiano.

El negocio ha sido redondo; esa mina produce mineral en tal abundancia y de calidad tan excelente, que cuando quede terminado el ferrocarril de Ponferrada a Villablino será la abastecedora de los más Importantes consumidores.

Se llevan descubiertos numerosos filones, en alguno de los cuales la capa de mineral es de noventa centímetros de espesor, y la calidad está garantizada, ya que procede de la misma cuenca en donde se hallan enclavadas las minas de Teverga (Asturias), conocidas en todos los grandes mercados nacionales.

(Vicente Cabeza de Vaca y Fernández de Córdoba fue un abogado y político español, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes durante el reinado de Alfonso XIII. Noveno marqués de Portago, fue miembro del Partido Conservador. Resultó elegido diputado por Don Benito en 1891,​ para posteriormente serlo, en 1899, por la circunscripción de Granada aunque renunciaría al escaño al ser nombrado Director de Correos y Telégrafos.)


Don Dionisio González Miranda y su industria carbonífera (LA ACCIÓN - Lunes 18 de julio de 1921)

Nos apartaremos de su personalidad, que es sobradamente conocida por haber sido uno de los grandes fomentadores de la riqueza minera, gracias a su constante laboriosidad y espíritu emprendedor, llegando a conseguir con su propio esfuerzo y férrea voluntad los mejores yacimientos carboníferos que hoy se explotan. 

Hemos tenido el gusto de visitar la fábrica de aglomerados que este minero posee en Ponferrada, que probablemente es la mejor instalada en la provincia, con potentes máquinas y con todos los adelantos modernos, capaz para aglomerar doce toneladas por hora de briqueta, y seis de ovoides. Allí hemos podido apreciar un "stock" de briqueta fabricada que pasa de cuatro mil toneladas, en cuya briqueta se han utilizado los carbones grasos, de tanta fama, de las minas de Caboalles de Abajo (Villablino), que el señor González fue el primero que allí empezó a explotar, y que, según hemos podido enterarnos, sus minas son las mejores de la cuenca leonesa. 

Para el servicio de transporte ferroviario tiene la fábrica de briqueta un apartadero propio que enlaza con el ferrocarril de Ponferrada a Villablino, y estos días ha sido terminado otro apartadero con grandes instalaciones de vías que unen la fábrica con la vía de Galicia de la Compañía del Norte, cuya apertura precisamente se efectuará en breve. A propósito de esta comodidad para las facturaciones, porque las briquetas han de salir de la prensa a los vagones, nos dice don Dionisio González que empezará a dar salida al tonelaje de briqueta que tiene en depósito, y a más de doscientas toneladas diarias que fabricará en dos turnos de trabajo. 


Hermosa instalación es la de esta fábrica, y con los carbones de Caboalles de Abajo puede asegurarse que estos aglomerados han de competir siempre con los mejores ingleses. Nos consta saber, que cuando los ingenieros de la importantes Sociedad "Minero Siderúrgica de Ponferrada" vieron la fábrica de aglomerados del señor González, cuya instalación fue hecha en la casa do Miguel de Prado de Valladolid, especializada en esta industria, se apresuraron a instalar otra análoga de la misma casa de Miguel de Prado, la cual hoy ya está funcionando. Todo ello nos muestra la importancia de esta hermosa fábrica de aglomerados de don Dionisio González, a la que no falta un solo detalle para su perfecto funcionamiento, y cuyo coste ha sido algo más de un, millón de pesetas por sus edificios y anexos.

Este minero, sin hacer sociedad en los negocios con ningún otro, sin la ayuda de nadie y con su única dirección, ha logrado poner en marcha tres magníficos grupos mineros que titula «Minas de Caboalles  de Abajo», «Carrascontina» y «Carmónda». Esta última es la mina que figura en la provincia con el número uno, o sea la más antigua; y, según nuestras informaciones, sin miedo a equivocarnos podemos asegurar que en las minas de Caboalles de Abajo (Villablino) se explotan las cuatro mejores capas de carbón de la mencionada cuenca, y que, como antes decimos, son dedicadas a la fabricación de briqueta, separando el cribado, que acostumbra a vender para los barcos pesqueros de Coruña y Vigo y
para algunas otras industrias.

En el grupo de la mina «Carmonda» también posee apartadero propio, que enlaza por Matallana con el ferrocarril de La Robla a Valmaseda. Y en los puertos marítimos de Coruña y Vigo tiene depósitos para surtir da carbones a toda clase de barcos.

Los combustibles explotados por don Dionisio González son consumidos principalmente en las importantes Compañías de ferrocarriles, Azucareras da la región de Aragón y para los barcos en todos
los puertos do Galicia.

En resumen, que las excelentes explotaciones de carbón propiedad de este minero son muy conocidas, y su producción muy demandada en el mercado, la que actualmente es de unas cien mil toneladas anuales, cuya cifra basta a confirmar el esfuerzo de este luchador del trabajo, que a la vez que ha construido con su constancia una buena posición económica, viene a dar impulso a la industria minera y contribuye en mucho al buen nombre que tienen los carbones de Villablino, de los que tan precisada estaba nuestra patria que hasta hace poco tiempo se hallaba huérfana de las grandes industrias nacionales con que hoy afortunadamente cuenta.

DON VICENTE CASTRO

Minas "Imprevista'', "Previsora" y Manolita"

Hulleras de Pola de Gordón

Es don Vicente Castro uno de los hómbres leoneses que, dedicados a la industria minera han conquistado mayores éxitos. El señor Castro viene dedicando desde hace años su esfuerzo personal y su despierta inteligencia a los negocios mineros, en los que ha conseguido grandes éxitos,, reputándose en la actualidad como uno de los .hombres de negocios más expertos de la provincia. 


Conocedores de las dotes que adornan, al señor Castro, no extrañará al lector que deseáramos dar amplia cuenta de sus instalaciones mineras, y a este efecto le expusimos nuestro, propósito de visitar las minas «Imprevista», «Previsora», y «Manolita» de que es propietario. Amablemente se brindó al señor Castro a acompañamos, y de esta excursión conservaremos uno de los recuerdos más gratos de nuestra estancia en la tierra leonesa.  


Nuestro acompañante, que posee el título de ayudante facultativo de minas, nos ilustró acerca de la forma en que se realizan las explotaciones mineras en toda la, provincia, de las dificultades, que han tenido que vencer y de la enorme riqueza carbonera que aún existe sin explotar en aquellas cuencas que visitamos. Una de las explotaciones está situada en el pueblo de Santa Lucía. Este pintoresco pueblecito leonés presenta un espectáculo maravilloso con su actividad de colmena; tiene una vida tan intensa de trabajo, que es imposible darse cuenta de ella sin presenciarlo. La cantidad de obreros que trabajan en las minas que por los alrededores existen es grande. 


Éste pueblo, que hace pocos años era un rincón quieto que invitaba al descanso en una vida campestre y sin preocupaciones, es ahora un centro de actividad febril. Esta transformación se ha debido, como es lógico, al creciente desarrollo dé la riqueza minera, que tiene en Santa Lucía uno de los principales puntos de producción. A nosotros nos produjo este pueblo una impresión estimulante, como la lectura de uno de esos libros norteamericanos en que se nos dan lecciones de energía y voluntad. 

El señor Castro nos muestra todas las instalaciones, contesta a nuestras preguntas y nos soluciona todas, las dudas que, se nos ofrecen. Nuestra falta de tecnicismo en la materia nos había hecho quizá olvidar algún detalle importante que nos facilitara don Vicente, pero con las notas que apuntamos en nuestro carnet creemos que podremos dar una idea exacta de lo que son las minas de que nos ocupamos. Las concesiones que posee el señor Castro contienen cuatro capas de mineral de una potencia que oscila entre cuatro y ocho metros cada una de hulla semigrasa, y aunque han sido puestas en explotación recientemente, el señor Castro ha logrado obtener merced a sus ímprobos trabajos, una producción de dos mil toneladas mensuales. Esta cifra refleja exactamente la importancia, de las minas «Imprevista», «Previsora» y «Manolita», en la qué trabajan noventa obreros, para los cuales el propietario de la explotación no regatea el jornal ni algo que vale más que esto y que es el trato paternal propio de toda persona que, dedicada a los negocios, con espíritu elevado sabe ver en los trabajadores a colaboradores en la obra común del engrandecimiento de la industria nacional. 

Las labores del interior se realizan actualmente en cuatro galerías, que tienen cada una una longitud aproximada de 200 metros, disponiendo de sus correspondientes talleres de explotación. No, satisfecho el señor Castro todavía con la capacidad industrial de estos talleres, se propone en breve darles mayor desarrollo introduciendo en ellos importantes mejoras, que le capacitarán para una producción doble de la que ahora rinden sus minas, y es de esperar fundadamente que estos esfuerzos laudables se vean coronados por el más franco éxito. Así lo merece la laboriosidad infatigable de este simpático minero, que tan discretamente contribuye al engrandecimiento de su tierra. 

El transporte exterior de los minerales se realiza mediante un perfecto sistema de planos inclinados enlazados a un ramal de vía y por fin a un cable aéreo que llega a la estación del ferrocarril. Aparte de los proyectos relativos a la ampliación de los talleres, a que hemos hecho referencia, el señor Castro tiene otros planes también muy importantes, que efectuará en breve, pues su actividad hace concebir la esperanza de que del proyecto a la realización del mismo, no transcurra más plazo que el materialmente necesario para la ejecución de los trabajos. Nos referimos al proyecto que el señor Castro tiene en estudio para la instalación de lavaderos modernos y a la fabricación de aglomerados de carbón cuya demanda en el mercado es cada vez mayor. 

Creemos haber expuesto fielmente, aun que con la obligada brevedad, la importancia de las minas «Imprevista», «Previsora» y «Manolita». El señor Castro, después de grandes esfuerzos ha conseguido que la «Imprevista» sea una dé las de mayor capacidad productiva de la provincia. Sólo nos resta añadir que de nuestra visita sacamos la impresión de que aun siendo mucha la importancia actual de las explotaciones, habrán, de adquirir pronto desarrollos considerables, pues el señor Castro no es hombre que se duerme en los laureles, y constantemente idea proyectos de mejora que no tardarán en convertirse, en realidades. 

Las oficinas de las minas están instaladas en Santa Lucía y en León, en la calle de Ordeño II, número 14, principal. En estas oficinas existen interesantes datos referentes a la riqueza minera de la provincia, y en ellas pueden facilitarse también noticias sobre el mercado de carbones y todo género de informes relativos al negocio. El señor Castro ha adquirido últimamente en arriendo las hulleras de La Pola de Gordón, y esto, unido a unos yacimientos que descubrió recientemente, que denomina «Cutrifera» y ampliación a «Cutrifera» hará que la región de La Pola tenga un amplio desenvolvimiento industrial.

El, señor Castro ha contribuido con su personal esfuerzo, de una manera directa, al desenvolvimiento de la industria minera leonesa. Pocas personas habrán puesto igual cantidad do inteligencia y de esfuerzo en esta obra magna del resurgimiento industrial de León. La riqueza minera de la provincia de León que durante los años de la guerra ha obtenido un desenvolvimiento inusitado, cuando la normalidad económica se restablezca ha de ser uno de los factores más importantes de la producción europea. Cuenta León, para que así sea, con la riqueza natural; pero también con el esfuerzo de hombres que, como el señor Castro, conocen perfectamente esta industria y han trabajado para que pueda desenvolverse en las condiciones más favorables. Por esto no supone un exceso de optimismo confiar en el porvenir de la riqueza minera, de la que puede dar una magnífica, idea la obra hasta ahora realizada.


(Economía leonesa : pequeña historia de su evolución, 1907-1957)

ASI como para las cuencas asturianas se conocen datos referentes a la explotación hullera que alcanzan a mediados del siglo XVIII, en la provincia leonesa las referencias más antiguas que hemos podido encontrar se hallan en la obra del Ingeniero de Minas D. Román Oriol Vidal, titulada «Los Carbones Minerales en España», en la cual se insertan datos estadísticos que arrancan de 1845. Para el período 1861-70 aparecen las siguientes cifras:




En los pueblos de Valderrueda, Cerezal, Prado y otros, la Sociedad «Crédito Mobiliario español», poseía un grupo de 52 concesiones. Los carbones extraídos se empleaban por esta Sociedad en el ferrocarril del Norte y en el de San Isidro de Dueñas a Alar, de los que era concesionaria. 

Fué esta Empresa la primera en esta provincia que emprendió labores de reconocimiento por bajo del nivel de los valles, practicando en el año 1865 dos pozos: uno cerca de Soto, de 82 metros de profundidad y 4 de diámetro y otro en Carvajal, de 80 metros de profundidad. 

La Sociedad «Palentina Leonesa» poseía en Prado, en aquella fecha, varias minas: la principal, denominada «La Victoriosa», había cortado en 1864 tres capas, cuya potencia era de 0,62, 0,83 y 1,03 metros. 

El transporte de los carbones de esta zona de Valderrueda se realizaba en carretas a la estación de Sahagún, siendo el coste de 5 a 6 reales el quintal castellano, es decir, de 108,70 a 130,40 reales la tonelada métrica. 

Beneficiando cantidades importantes de hulla, la Sociedad «Palentina Leonesa» obtuvo cok al aire libre, parte del cual se destinaba a la ferrería de San Blas, que fué construída en las inmediaciones de Sabero. 

La comarca de Valdesabero había sido descrita con gran acierto, para el avance científico de aquellos tiempos, por el eminente geólogo Don Casiano de Prado, que tanta atención dedicó a la geología de nuestra provincia; el estudio publicado en el «Bulletín de la Societé Geologique de France». En la zona de Matallana los trabajos realizados eran muy superficiales y distintas sociedades habían adquirido en ella varias concesiones. 

Se trasladaban en carretas del país carbones a León y por igual medio se transportaban a la capital los explotados por entonces en la cuenca de Otero de las Dueñas. Apenas se había realizado labor alguna en las minas de la zona del valle del Bierzo. 

Por el año 1890 la explotación minera de la provincia seguía siendo muy reducida, dando en producción las minas de hulla de Ciñera, propiedad de D. Severo Rico, y también la mina de cobre y cobalto, llamada «La Profunda», propiedad de los Sres. Artola y Sanz. En las primeras se transportaba la hulla por un ferrocarril minero de unos tres kilómetros de longitud, desde la boca de mina a un plano inclinado y desde la base de este se llevaba en carros del país al muelle de la estación del ferrocarril de Ciñera, desde de se exportaba a los puntos de venta. 

En cuanto al mineral metálico de la mina «La Profunda» situada en Cármenes, a unos seis kilómetros de la Estación de Villamanín, se embarcaba en Gijón con destino a Londres. Por aquella época se estaban preparando varios núcleos de explotación de hulla situados en Matallana y en Santa Lucía; se encontraban pendientes los primeros de la construcción del ferrocarril de La Robla a Valmaseda, construyéndose en los segundos un ferrocarril minero de cinco kilómetros de longitud para poner en comunicación con la estación de Ciñera. 

D. Manuel Iglesias, dueño de otro coto minero en el término de La Vid, preparaba labores para la explotación de sus minas, haciendo instalaciones de lavaderos y construido una fábrica de aglomerados. 

En Campo de la Lomba, término de Santibáñez del Monte, se preparaba una mina que presentaba un filón de 15 cm. de potencia, formado por pirita, óxido y carbonato de cobre. 

LAS FORJAS O HERRERIAS 

Hacia 1890-91 existían en funcionamiento varias forjas o herrerías en nuestra provincia que posteriormente fueron desapareciendo al tomar desarrollo los grandes elementos siderúrgicos constituidos por los altos hornos. La primera fábrica de hornos altos de España con cok fué la fábrica de San Blas, de Sabero, instalada en 1840 por la Sociedad «Palentina Leonesa». Los datos que a continuación se insertan demuestran una gran tradición minera de hierro en la provincia de León y después de un largo paréntesis, producido por causas diversas, se enlaza con el magnífico panorama actual y un porvenir esplendoroso. 

En el pueblo de Montes, del Ayuntamiento de San Esteban de Valdueza, funcionaba una forja, cuyo personal era el siguiente: un capataz o maestro, denominado «aroza» que ejercía las funciones de vigilancia de los operarios y otras técnicas, como era el arreglo de la tobera; dos fundidores, que se ocupaban exclusivamente de las operaciones de la fusión; el tirador, que batía o tiraba el hierro en el mazo o pisón y preparaba el hierro elaborado, y un muchacho, llamado «tazador», que porteaba y machacaba la mena para echarla en la forja, regulando la entrada del viento a la tobera. 

El régimen de trabajo era el siguiente: los operarios se relevaban cada cuatro horas por mitad, retirándose cada fundidor a descansar, después de sacar la «goa» que le correspondía y era sustituido por su compañero; el tazador, después de portear y machacar el mineral correspondiente a una fundición, se retiraba a descansar durante la marcha del horno. 

Se realizaban en las 24 horas cinco fundiciones de medio quintal de a cinco arrobas y media y catorce libras, llevandose el hierro elaborado a los comercios de Castilla y Ponferrada, donde se vendía a 26 y 25 pesetas los 70 kilos, resultando el Qm. a 37,50 pesetas; la elaboración costaba, en todos los conceptos, 33 pesetas, lo cual suponía una ganancia de 4,50 ptas. por quintal. 

Los jornales devengados eran así: el aroza o capataz recibía una soldada de 325 pesetas al año, 0,25 pesetas por cada quintal del hierro elaborado y otras subvenciones, como derechos de marras, picachones, vino, etc. 

Ganaban los fundidores 225 pesetas al año, en iguales derechos de los reseñados para el aroza; y el tazador ganaba 150 pesetas al año en parejas condiciones. Esta fábrica pagaba 125 pesetas de consumos al año y a la Hacienda 300 pesetas de matrícula. 

Existían entonces otras forjas o ferrerías: una en Pombriego, Ayuntamiento de Benuza, fundada, como la de Montes, por los monjes Benedictinos; otra en Pórtela, del Ayuntamiento de Vega de Valcarce, en la margen derecha del río de esta denominación; fué fundada en el año 1857, proviniendo la mena beneficiada de la localidad lucense de Formigueiros, a 5 leguas de distancia. 

Se compraba a bocamina a 0,27 pesetas el Qm. y 2,17 por el transporte; su ley era de un 33 por 100. Se vendía en la misma fábrica el hierro de la forja de Pórtela a los de Bembibre Cacabelos y a los maragatos, a razón de 43,50 pesetas el Qm.; la elaboración costaba, por todos los conceptos, 37 pesetas, de suerte que quedaba una ganancia de 6,50 pesetas. 

Funcionaba otra ferrería en Compludo, del Ayuntamiento de Los Barrios de Salas, que trabajó hasta 1885 y se dedicó preferentemente a la fabricación de rejas de arados, también en el pueblo de Villar, del Ayuntamiento de Benuza, funcionó otra forja, cuyo mineral procedía de La Chana y del término de Santa Lucía y San Adrián, en el Ayuntamiento de San Esteban de Valdueza.


En el año 1903 produjo la provincia de León 220.000 toneladas de carbón, siendo el tonelaje asturiano de 1.420.000; la producción nacional en aquel año se evaluó aproximadamente en 2.800.000 Tm. De la cifra apuntada, 140.000 se enviaron a Bilbao por el Ferrocarril de La Robla. 

Se señalaba ya entonces la gran presión en el mercado de los carbones ingleses y la ventaja del carbón asturiano sobre el leonés, por su mejor preparación, en el mercado interior, a pesar del mayor recorrido. 

En el período 1910-1914 no aumentó debidamente la producción de las minas de carbón por necesitarse para ello costosas y largas preparaciones en los trabajos y contar con personal minero especializado que no podía improvisarse. Hasta aquella fecha se había explotado en el NO. de España el carbón siempre por encima del nivel de los valles y, por lo tanto, con arrastres, ventilaciones y desagúes naturales; esta circunstancia fué la causa de que muchos pequeños mineros pudieran desenvolver su actividad, representando en conjunto una producción de cierta importancia, pero ya se señalaba entonces que, próxima a agotarse la riqueza superior, habría que recurrir pronto a la explotación de la inferior por medio de pozos y esta transformación se iniciaba en Asturias, Falencia y León por esos años. Dicho cambio, al llevar consigo grandes desembolsos, suponía la disminución de producción correspondiente a los pequeños mineros.


No representaba el volumen de producción de esta época las posibilidades de la provincia, siendo la causa primordial de este hecho la falta de estímulo en el mercado, limitado al interior; en el mercado del litoral o zona de acceso por mar, se realizaba el abastecimiento por los productores extranjeros y por el comercio de cabotaje, al cual no podía abastecer la provincia por su distancia a los puertos de embarque. 

La escasez de material del ferrocarril de La Robla restringió la producción en el año 1915, influyendo también la huelga del segundo semestre, que tuvo una duración de mes y medio. 

La Compañía Minera Anglo Hispana, que explotaba la cuenca de Matallana, paralizó los trabajos; disponiéndose, en cambio, a comenzar sus explotaciones la «Hullera Oeste de Sabero», buscando la salida cerca de Boñar, «Hulleras del Esla» por la estación de Cistierna y pequeñas concesiones del centro de la cuenca de Sabero para cargar en la estación de La Ercina. 

En cuanto a minería metálica, hay que señalar, en el año 1915, la investigación de antimonio en Riaño y Maraña por el gran estímulo de su alta cotización y se estaban montando dos hornos en Riaño para su tratamiento. Estos yacimientos presentaban pobreza, irregularidad y una gran dispersión.

El ilustre Ingeniero Sr. Revilla, que tan profundamente estudió la minería leonesa, indicaba en sus brillantes estudios que las posibilidades de la producción carbonera podían llegar a 1.600.000 Tm., señalando los tres grandes problemas a encauzar: obtención de mayor y mejor efecto útil del personal de arranque y el estímulo al obrero para los trabajos interiores, introducción de máquinas para la preparación, arranque y transporte interior, simplificar el lavado y educar al consumidor para la utilización de menudos sin lavar. 

En cuanto a la acción social sobre el obrero proponía el estudio de la forma de pago más apropiada, a fin de interesar al obrero en la mayor cantidad y mejor calidad de los carbones extraídos, preconizando el empleo de las escalas móviles y la necesidad de fortalecer el arraigo del obrero haciendo su vida más agradable, persiguiendo su exclusiva dedicación a la minería y evitando el régimen mixto de agricultor y ganadero. 

LA GUERRA EUROPEA 

En plena Guerra Europea, años 1916 y 1917, la repercusión de la conflagración en la minería leonesa fué profundísima. Se produjo un gran movimiento de expedientes por la irrupción en masa de gran número de momentáneos explotadores que se lanzaban a trabajar con elementales medios de producción y de transporte. 

El examen de las siguientes cifras lo demuestra: en 1916 ingresaron 921 solicitudes de registro, de las cuales se renunciaron 120, no llegando a constituir el depósito legal 287, quedando por tramitar 454. La inmensa mayoría de los registradores tenían como objetivo la explotación del carbón don. de se encontrase a mano, obteniendo una ocasional ganancia por la crisis producida por la guerra; esta situación, que si particularmente pudo ser beneficiosa, significó un grave perjuicio para el interés de la Nación, porque los pequeños mineros, sin aportar en conjunto un gran volumen a la producción, ofrecían un «todo uno» sucio y caro, produciendo en el mercado una nociva y natural reacción, proyectándose un grave perjuicio al futuro de los explotadores o mineros propiamente dichos. 

No paraba aquí el daño, sino que en el | orden técnico las zonas en que se trabajó de esta manera improvisada quedaron estropeadas en sus principales frentes de ataque. En este año que comentamos se explotaron 75 toneladas de estibina o sulfuro de antimonio en Riaño; el beneficio de la mena se realizó en dos hornos, uno de ellos destina, do a la volatilización del óxido y el segundo a la reducción del mismo a metal. 

Experimenta la producción de hulla aumento en el año 1917, dándose el caso que las dos principales Sociedades, «Hulleras de Sabero y Anexas» y «Hullera Vasco-Leonesa», descendieron: la primera de 116.000 toneladas en 1916 a 83.514 en 1917 y la segunda, de 164.703 a 40.000, a causa principalmente de las huelgas y deficiencias del transporte. 

Como con gran talento y prudencia hacía ver el Ilustre Ingeniero ya citado, Sr. Revilla, el porvenir del negocio del carbón en León no podía asegurarse ni determinarse por el volumen extraído con aquellos fabulosos precios en una situación de desequilibrio forzosamente transitoria, aconsejando en el Sindicato Provincial minero a los pequeños explotadores que, aprovechando los grandes beneficios obtenidos, fueran formando un fondo común con dos pesetas por tonelada explotada para constituir un fondo de reserva destinado a la debida instalación de las explotaciones; señaló igualmente la conveniencia o, mejor, necesidad de formación de núcleos en zonas estratégicas para emplear las cantidades recaudadas en instalaciones de transporte, transformación de combustibles y lavaderos; concebía el funcionamiento de tal agrupación en forma semejante al de otras Entidades colectivas; por ejemplo, las Comunidades de Regantes. 

Sin bases sólidas sobre las que establecer las relaciones armónicas entre los intereses de patronos y obreros, el problema social continuaba acusando su gravedad y aunque la prosperidad del mercado permitía resolver los conflictos numerososos en forma momentánea, subsistía la cuestión en estado latente. 

En el bienio 1916-1917 fueron muy escasas las nuevas instalaciones, reduciéndose a algunos planos inclinados, pozos inclinados y algún transporte aéreo, no construyéndose ni un solo lavadero. Se constituyó la Sociedad de «Construcciones y Explotaciones Mineras» y otras de Ponferrada con objetivo de desarrollar a gran escala los negocios mineros y siderúrgicos del Bierzo, con la explotación de las minas de hierro del Coto Wágner y la cuenca carbonera de Villablino; uno de los principales trabajos de la Empresa era la construcción de ferrocarriles para poner en movimiento el potencial minero de estas regiones. 


El ambicioso proyecto fué posible por la concentración en pocas manos de los cotos afectados. Aumenta la producción de carbones en el año 1918, explotando prácticamente la litad de su capacidad las dos mayores Compañías de la provincia por la interferencia natural de nuevos explotadores en los transportes y en la absorción de mano de obra. 

El panorama por esta época era semejante al de la agricultura española en cuanto a la dispersión o atomización de la propiedad, dándose con profusión el «minifundio» minero. Villablino, alejado del ferrocarril, constituía la principal cuenca de terreno rico; casi  todas las Empresas trabajaban con un mercado susceptible de admitir combustibles con 5 á 30 Por 100 cenizas. Resultaban así gravados los transportes por el pésimo aprovechamiento del material móvil, ya que el término medio del tonelaje producido llevaba un 25 por 100 de cenizas, pudiendo calcularse que unas 120.000 toneladas de pizarra ocuparon vagones en pura pérdida. 

Por entonces varios industriales asturianos intentaron efectuar trabajos de sondeo al sur del Ferrocarril de La Robla con el objeto de averiguar si las capas de la parte meridional de la cordillera cantábrica subyacen en la meseta castellana. El precio medio de transporte desde las minas a la estación más próxima de ferrocarril, fué de 17 pesetas por tonelada. 

Los problemas de la mano de obra minera fueron resueltos concediendo a los trabajadores aumento de jornal, sin determinar ni calidad de trabajo ni rendimiento, por lo cual resultaba frecuentemente el efecto contrario de disminuirse el rendimiento al aumentar el jornal. Existía una gran falta de brazos, y ello fué causa de que no se pusieran más explotaciones hulleras en actividad, ya que, aunque acuda mucho personal obrero en migración de las provincias de la región central de España, bajo el estímulo de elevados salarios, no afluían en la proporción que hubiera absorbido el trabajo minero; el aumento del personal obrero dió como consecuencia que obligadamente hubiese que utilizar en el interior de las minas personal sin la preparación ie especialización necesaria para los peligrosos trabajos a desempeñar, agravándose aún ús este fundamental aspecto por la gran inestabilidad de los obreros, que cambiaban con exagerada frecuencia de unas minas a otras, aprovechando la gran demanda de la mano le obra. 

EL FERROCARRIL PONFERRADA-VILLABLINO 

En desacuerdo con la importancia de sus yacimientos y de sus instalaciones, la Sociedad «Hulleras de Sabero y Anexas» registra en 1919 un marcado retroceso en su producción, que no pasó de las 60.000 toneladas, debiéndose al conflicto existente entre la Empresa y el personal obrero, que estuvo en huelga durante varios meses del citado año. Acontecimiento importante fué la inauguración y puesta en funcionamiento del ferrocarril de Ponferrada a Villablino para el arrastre de carbones. 

Sin embargo, la producción en aquella región descendió en este año de 72.383 toneladas en 1918 a 43.043; el motivo fue la paralización obligada de las explotaciones en atención a los trabajos de terminación del ferrocarril, contribuyendo, por otra parte, al desnivel los precios altísimos del transporte por carros a Ponferrada y la adquisición de carbón inglés para la alimentación de la flota pesquera gallega y por las Compañías de ferrocarriles. En previsión de la escasez de material del ferrocarril del Norte, se estudiaba ya la conveniencia de la continuación del Ferrocarril de Villablino hasta el puerto asturiano de San Esteban de Pravia, a través de la intrincada divisoria cantábrica. 

LA COMPETENCIA EXTRANJERA 

Hay que caracterizar al año 1919 por la más cuidadosa explotación con referencia a calidad de los carbones, a causa de la fuerte competencia del carbón extranjero, cuyas mizas, por cierto, llegaron en algún cargamento a acercarse al 20 por 100. En términos generales se puede decir que el porcentaje de cenizas de la producción leonesa en este año dió de un 6 a un 7 por 100 en relación con el año anterior. 

La gran cantidad de menudos obtenida en las explotaciones era un grave obstáculo in que luchaba la industria hullera, pues dicha cantidad podía cifrarse de un 60 a un 80 por 100, y como, por no hablar hogares adecuados para su combustión, no eran objeto de demanda secos y sucios, sobrevenía una gran dificultad de colocación. Se centraba la demanda en la clase cribado y galleta, dando lugar a grandes acumulaciones de menudos que presentaban incluso el peligro de combustión lenta e inflamación. 

LAS INSTALACIONES DE AGLOMERACIÓN 

Con las instalaciones de aglomeración se afrontaron estos problemas en el año 1919. las fábricas quedaron establecidas como sigue: una situada en León, de la Sociedad «Honaguera»; una en Ponferrada, dé la «Minero Siderúrgica»; otra en Puente Almuhey, de la razón social «Felíu y San Pedro», y dos en La Robla, una propiedad de D. Bernardo Zapico y otra de la «Minero Industrial Leonesa». 

El emplazamiento de la primera estaba en la derecha del río Bernesga, más abajo de la estación del ferrocarril del Norte de León. En la fábrica de Puente Almuhey se obtenían las briquetas con una mezcla de 30 por 100 hulla, con 20 por 100 de materias volátiles y 70 por 100 de carbón de 8 por 100, lo cual requería un 10 por 100 de brea. 

CONSECUENCIAS DE LA GUERRA 

Acusa el año 1920 una disminución bien prevista en la producción hullera: estaban mayoría de las explotaciones de la región leonesa en manos de entidades que llevaban a recto las explotaciones con volúmenes de poca importancia; estos mineros, en los años de gran demanda de combustibles, no se ocuparon más que de alcanzar el mayor tonelaje posible, prescindiendo en absoluto de la calidad del producto obtenido y de las mejoras de las explotaciones y, por ello, se olvidaba el desarrollo de operaciones preparatorias y el establecimiento de lavaderos. 

Hay que subrayar que en los últimos años transcurridos las explotaciones se habían llevado sin atender a las condiciones mínimas económicas de una producción medianamente organizada; se montaban con rapidez explotaciones de ocasión pagándose precios altísimos por transporte de tipo rudimentario o primitivo, con total olvido de dedicar parte de los beneficios obtenidos a dotar las explotaciones de fundamentes elementos de trabajo para su porvenir, vías mineras, cables, planos inclinados, etc. Muchas de estas minas estaban ya en trance de desaparecer y el abandono de muchas de ellas fué motivo de la baja antes citada. 

LAS GRANDES SOCIEDADES 

En cambio, las grandes sociedades organizadas aumentaron notablemente su producción; hecho bien elocuente: «Minero Siderúrgica de Ponferrada», pasa de 9.547 toneladas en 1919 a 97.671 en 1920; «Felíu y San Pedro», de 16.184 a 26.450; «Oeste de Sabero», le 14.921 a 26.394, «Campomanes» y «Solís y Compañía», de 10.500 a 26.000. Quedaba, pues, demostrado que con eficaces medios de transporte y debidas instalaciones de clasificación y lavado, los grupos mineros importantes podían hacer frente a las exigencias crecientes del mercado consumidor sosteniendo y aumentando su producción.

DESCENSO DEL RENDIMIENTO OBRERO 

El descenso del rendimiento obrero fué otro de los factores causales de la baja de la reducción: En 1919 se estimó el efecto útil en 346 kilogramos por jornal, bajando esta ra en 1920 a 290, como consecuencia de la implantación de la jornada legal de siete )ras y el aumento de salario. El citado cambio laboral hizo que el obrero ganara una cantidad triple o cuádruple, faltando al trabajo más días que los considerados como festivos, y la falta de labor social de higienización de viviendas y mejora y enaltecimiento de modo de vida por una intensa labor cultural, determinaba una desviación viciosa de los mentados ingresos del minero. Se produjo por entonces la carestía en los géneros de consumo, siendo el fenómeno social anotado causa bien relevante de la elevación de las subsistencias. 

FINALIZA LA «ORGÍA HULLERA» 

Los finales del año 1920 indican el radical cambio en la vida de la minería y señalan postrimerías de lo que con acierto pudo llamarse la «orgía hullera», período de cuyo estudio se sacarán siempre preciosas y actuales consecuencias. En el citado año se proyectaba un cable aéreo de 4.200 metros desde Olleros de Sabero hasta la estación de Cistierna por la Sociedad Nueva Montaña, con una capacidad de 15  toneladas-hora. En cuanto a fábricas de aglomerados funcionaron otras, una en La Robla, de D. Valentín Gutiérrez, con una producción de 60 a 80 toneladas, en diez horas de trabajo. La Sociedad Hulleras del Cea instaló en Puente Almuhey otra fábrica de ovoides, con una capacidad de 20 toneladas métricas en diez horas. Minero Siderúrgica de Ponferrada había terminado el montaje de sus lavaderos, con capacidad de 1.000 toneladas métricas por día. 

EL DECENIO 1921-1930 

Al iniciarse el decenio 1921-1930 se acentúa la baja iniciada: arribaban a nuestros puertos carbones ingleses con precios bajísimos, en cotejo de los que regían en el mercado nacional, lo cual hacía imposible la competencia; los grandes consumidores hicieron grandes acopios en magníficas condiciones, produciéndose, en consecuencia lógica, la baja de ventas en el carbón nacional. Este hecho produce a su vez el fenómeno de que los explotares se ven obligados a tomar la peligrosa decisión de disminuir los jornales, dando lugar a huelgas, que duraron más de tres meses, como ocurrió en la de la Sociedad «Vasco-Leonesa», con la agravante de que no se permitieron ni los trabajos de conservación más necesarios. 


El descenso de los precios del carbón fué el siguiente: la tonelada de briqueta, que estaba a 100 pesetas, igualmente que el cribado, pasó en primero de enero de 1921 a 50 pesetas para la briqueta y 60 para el cribado, y el menudo descendió de 60 a 32. Ante ta situación, los explotadores mineros, en reunión celebrada en el Gobierno Civil, acordaron dirigirse a los Poderes Públicos pidiendo medidas para resolverla; se pidió entonces contener la importación del cartón extranjero, mejorar las condiciones de los transportes y establecer el consumo de carbón nacional como obligatorio para las industrias españolas. 

En la elevación del precio de venta influía otra causa primordial, que fué el sinnumero de acaparadores e intermediarios existentes, influyendo también en el aumento de esto las elevadas tarifas ferroviarias en el ferrocarril de La Robla y en el de Ponferrada Villablino. El precio del transporte de Villablino a Ponferrada recargaba la tonelada de carbón en 12 pesetas y los carbones de las Cuencas de Matallana, Sabero, etc., llegaban a Bilbao con un recargo de 25 pesetas por lo menos. 

En 1921, la Sociedad «Coto Minero la Profunda», después de unos años de paralización, se proponía poner en marcha su concesión de Cármenes, en la cual se encontraban minerales de Cobalto y Cobre, con una ley de 1 a 1,50 por 100 en Co y de 3 a 4 por 100 en Cu. En el bienio 1922-1923 se produce la marcha hacia la normalidad del efecto útil de jornada, pasando de 321 a 407 kgs.; hacia 1923 baja la producción de antracita con motivo de la paralización de algunos centros productores o la disminución en el tonelaje extraído por la falta de pedido y el precio de coste sumamente elevado; las minas de las Cuencas del Sil se resintieron por estas circunstancias, defendiéndose mejor las del Puerto de Brañuelas al no tener que hacer transbordos, como ocurría a las de la zona primeramente señalada. 

A mediados del decenio prosigue la lánguida vida de la minería leonesa a causa de contracción del mercado por la importación del carbón extranjero. Las ventas eran muy inferiores a la capacidad de producción. Se suspendía incluso el trabajo por temporadas en algunas pequeñas explotaciones, volviendo a reanudarse al quedar vacíos los depósitos, con nociva repercusión de esta intermitencia en el arranque. 

En la minería metálica se iniciaron labores de preparación para la explotación de cobre en la mina «Providencia», del ayuntamiento de Cármenes, y zinc en la de «Cuatro Vientos», de Posada de Valdeón. por la Empresa «Dome Corporatión Limited» se terminó en fines de 1925 la instalación le una draga potente con el fin de lavar las gravas y arenas del lecho del río en término de Santiago del Molinillo, en el Ayuntamiento de Las Omañas, proyectándose un dragado de 10 metros de profundidad. 

Entra en franca producción en este año la fábrica de cemento artificial de la Sociedad anónima Cosmos, establecida en Toral de los Vados, que contaba con canteras de caliza potentes bancos de arcilla en las proximidades de la fábrica; esta actividad suponía además de una gran ventaja para la economía nacional, positivo beneficio para la provincial, por el consumo de carbón pulverizado. En 1926 se empezaron a explotar, aunque con poca intensidad, las formaciones de talco de Lillo, que arman en las dolomías.


La larga huelga minera que se produjo en Inglaterra y que prácticamente paralizó los trabajos de explotación desde mayo a noviembre de aquel año, se entendió que repercutiría beneficiosamente en el mercado de carbones, pero los grandes acopios de las empresas consumidoras, hicieron que los hechos no respondieran adecuadamente a estas esperanzas. En los años 1927 a 1930 se produce una mejora en la producción carbonera, promovida por el progreso industrial de la Nación, influyendo también la depreciación de la meseta con relación de la libra esterlina, factor determinante de que nuestros carbones entraran en competencia de precio con los ingleses dentro de nuestro mercado.

En 1927 se extrajeron 58 toneladas cíe mineral de zinc en el Ayuntamiento de Corullon y 1.964 toneladas de talco en Lillo. Se abandonaron los trabajos de investigación aurífera, habiendo llegado los dragados solamente hasta los 3 ó 4 primeros metros de profundidad en los materiales de acarreo del río, nivel muy alto para poder encontrar oro en una cantidad estimable. 

Sube la producción de talco a 2.531 toneladas en 1928 y la fábrica de Cementos Cosmos trabajó durante todo este año a plena producción. Se montaba un taller para el tratamiento electrolítico del cobre y del cobalto en Villamanín por la Empresa Metalúrgica del Cobre y del Cobalto, S. A.». En 1929 se acomete la construcción de otra fábrica de cemento artificial en el pueblo de Perandones, que se pone en marcha en 1930. 

Al finalizar el decenio, las condiciones del mercado del carbón fueron favorables, debido a la aceptación decidida de las antracitas leonesas para la calefacción y para los motores y también a la baja de cotización de la peseta en relación con la libra, aunque naturalmente supuso un gran perjuicio para el conjunto de la economía española. 

QUINQUENIO 1931-1935 

Aunque los precios de venta se mantuvieron prácticamente iguales a los del año precedente, el año 1931 se caracterizó por un empeoramiento en el coste de producción, determinado por la elevación de jornales y disminución del rendimiento del obrero por las huelgas frecuentes y las paralizaciones motivadas en su raíz por problemas sociales o móviles políticos. La producción fué vendida en su totalidad, pero muchas explotaciones, al paralizar sus trabajos, experimentaron grandes transtornos e incluso hundimientos que dificultaron extraordinariamente la reanudación del trabajo normal. 

Aproximadamente el jornal medio del interior era de 8,50 pesetas y 6,50 el del exterior, pudiendo cifrarse que el coste por mano de obra total era de unas 15 pesetas por tonelada. Los conflictos sociales eran objeto de solución momentánea, sin llegar a alcanzar a profunda raíz de los mismos. Se caracterizó el año 1932 por el gran número de concesiones caducadas (más del doblé del año 1931), encontrando ello explicación en el aumento entonces vigente en los tipos el cánon de superficie, limitándose los concesionarios a conservar la propiedad de las minas con mejores medios de comunicación y capas limpias de hulla y antracita. 

El descenso profundo de los precios del cobre y del plomo explica también el gran número de concesiones caducadas en estos metales. Como consecuencia de las nuevas cargas que pesaban sobre la industria aumentaron os costos de producción, siguiendo resintiéndose el tonelaje producido de carbón con los movimientos de carácter social. 

El aumento del costo medio en el año 1932 resultó de 7,30 pesetas para las antracitas y de 3,70 para las hullas, encontrando explicación el hecho en la gran proporción de menudos en las antracitas que en muchas de ellas pasa del cincuenta por ciento. Sigue acusando la minería leonesa el grave inconveniente de la excesiva división de la propiedad minera, poniéndose de manifiesto la conveniencia de una organización de tipo cooperativo para reunir las empresas y centralizar los pedidos y las ventas, y a fin de lograr también el empleo común de algunas instalaciones prohibitivas para la empresa aislada. 

Las tres principales compañías de la minería leonesa tuvieron en el año 1933 las siguientes producciones: Minero Siderúrgica de Ponferrada, 264.244 toneladas; Hulleras de Sabero y Anexas, 120.018 toneladas, y Hullera Vasco Leonesa, 109.150. Ostentó la primacía en la producción antracitera la mina de D. Candelario Gaiztarro, en Matarrosa. En el año 1933, en los términos de Tejedo y de Pereda de Ancares, del Ayuntamieno de Candín, se demarcaron varios registros de plomo, aunque ninguna mina estaba en explotación en la provincia. 

Por la enorme dificultad de las comunicaciones, las minas de Ancares habían quedado paralizadas, ocurriendo cosa semejante con las remotas regiones de Cabrera Alta y Baja, Oencia y Fornela, comarcas en las que existe galena más o menos argentífera. No se movilizaba la minería del hierro porque los precios existentes para este mineral o eran lo suficientemente altos para estimular esta explotación y por semejantes circunstancias estaban paralizadas las minas de manganeso de Maraña y las de antimonio de Burón y Riaño. 

Se promulgaron leyes sociales que repercutieron en mejoras para el personal obrero, orno fueron: el aumento de 1,25 pesetas en los jornales mínimos, vacaciones retribuidas e siete días, seguro de accidentes de trabajo, reducción de una hora en la jornada del interior, carbón gratuito al personal y Orfanato minero. Se presentaba muy variable el rendimiento útil de unas minas a otras, existiendo una oscilación comprendida entre 600 kilogramos hasta 3.000 por jornal de arranque. 

La fijación de cupos de producción tuvo, en general, consecuencias perturbadoras para la buena marcha de las explotaciones por el criterio uniformista que chocaba con la diversidad de las circunstancias de las cuencas y de las puras circunstancias locales, resultando errónea la teoría del reparto del mercado, limitando la producción mediante cupos, en la pretensión de no rebasar la capacidad de la demanda. 

La producción de la fábrica de Cementos Cosmos, que alcanzó 48.000 toneladas en 1931 y 46.000 en 1932, fué solamente de 17.345 en 1933, siendo causa de tal disminución el exceso de existencias en depósito, al paralizarse los trabajos de la construcción del ferrocarril de Zamora y al descenso general de la demanda. 

Los reconocimientos efectuados en los yacimientos de cobre y cobalto de Cármenes, Rodiezmo y Villamanín, no respondieron en la ley media de esos metales para que la explotación fuera económica. Caracteriza al cuatrienio 1935-1938 un aumento en la proporción de antracita respecto a las hullas, pasando al comienzo del mismo del 30 al 50 por 100. La producción antracitera en estos años fué la siguiente: 1935, 423.781 toneladas; 1936, 219.107; 1937,  266.285, y 1938, 316.291. 

En 1935 existían 70 productores de antracita, siendo los principales, con un tonelaje superior a 100.000 toneladas, las minas «Alicias», de Fabero, propiedad de D. Diego Pérez, con 105.124 toneladas, y Gaiztarro, en Matarrosa, con 171.875, siguiendo en importancia Minero Siderúrgica de Ponferrada con 60.396 y las Minas «Julias», de Fabero, Moro y Compañía, con 84.340. 


AÑOS 1936-1941 

La producción de hulla para el citado período fué la siguiente: 1935, 840.999 toneladas; 1936, 476.811; 1937, 771.596; 1938,906.725. En hulla los principales productores siguen siendo las Empresas siguientes: Hullera Vasco Leonesa, con 150.890 toneladas en 1935; Hullera de Sabero y Anexas, 245.388 y Minero Siderúrgica de Ponferrada, con 517.524.

Hacia 1938 la población minera obrera era del orden de los 7.500, cifra que sube en 1939 a 8.249. En 1939 terminada nuestra guerra de liberación, se presumía el aumento de producción, tanto de antracita como de hulla en los años siguientes, por las nuevas instalaciones en marcha, particularmente por la Sociedad Minero Siderúrgica de Ponferrada, que en los tres años anteriores había duplicado la producción; por entonces la Sociedad tenía el proyecto de instalación de un gran lavadero en las proximidades de las minas y la de perforación de pozos para explotar en profundidad. 

El año 1940 marca la mayor producción de hulla y antracita del Distrito Minero de León, debiéndose tener en cuenta que en este año tuvieron salida y se revalorizaron menudos y gráncillas de antracita que vinieron a significar un 30 por 100. Se evaluó la producción vendible en las cifras siguientes: hulla, 1.102.762 toneladas, y antracita, 756.349. 

La población obrera sube a unos 10.700 obreros, que se transforma, en 1941, en 11.582. Por la Sociedad «Industrias Arsenicales Reunidas» se explotaron piritas arsenicales en una mina situada en Riaño; el tonelaje obtenido fué de 527 toneladas en el año 1940 426 en 1941. La mena fué beneficiada en los hornos de la Sociedad emplazados en Teijeiro (Galicia). 

EL WOLFRAMIO 

Aparece la explotación de wolframio en la minería leonesa en el año 1941, en que fueron solicitadas tres concesiones, de las cuales se pusieron dos en explotación en 1942. En virtud del otorgamiento de libre disposición de minerales, durante este año se solicitan 15 registros de wolfram, todos ellos en la zona de Ponferrada, en la formación granítica de la zona noroeste, próxima a San Pedro de las Ollas y en la margen izquierda del río Sil. 

La roca matriz se presenta con numerosos filones de cuarzo de 0,005 a 0,010 metros de potencia con dirección NO-SE y casi verticales. El granito es de mica blanca, presentando los filones incrustaciones aisladas, tales como pirita y nodulos o nidos de scheeli. diseminados en el cuarzo y, a veces, también wolframio. 

Parece ser que la zona más rica de los filones es aquélla en que el granito está descompuesto por haber experimentado un proceso de caolinización. En cuanto a la génesis de este criadero se le atribuye un origen metamórfico. El contenido en WO3 , después de concentrado, es de un 60 por 100, no llegando la ley media a un 2 por 100. La zafra obtenida en el arranque realizado en 1942 fué de 11.850 toneladas, que, con una ley media de 1,6 por 1.000, equivalen a unas 19 meladas de scheelita comercial al 60 por 100. Domina la scheelita en la Cuenca del Sil y el wolfram en la del río Boeza.


NECESIDAD DE SONDEOS E INCONVENIENTES DE LA DISPERSION MINERA 

En el informe del Distrito Minero de León, correspondiente a 1945, se pone una vez más de manifiesto la necesidad imperiosa, para el desarrollo de la minería leonesa, de la consecución de estudios, sondeos y reconocimientos profundos en cuencas importantes y poco conocidas, así como de efectuar labores de preparación en las explotadas en Consonancia con las condiciones de los yacimientos. 

Igualmente se ponía de relieve el grave Inconveniente de la dispersión de la propiedad minera. En la Cuenca de Fabero, de carbones de excelente calidad, se presentó la primera dificultad en la salida de los productos; hubiera sido necesaria la construcción de un ferrocarril a Toral de los Vados o al sitio las conveniente, si toda la zona hubiera estado explotada por una sola Sociedad. Pero al existir muchos explotadores, cada uno buscó el medio de dar salida a sus antracitas construyéndose el cable, antes de Moro y después de Minas del Bierzo, de unos siete kilómetros de longitud, desde Fabero a Matarrosa, sobre el ferrocarril de Ponferrada a Villablino y, próximo al mismo, casi paralelo, otro cable de otros siete kilómetros, construido por antracitas de Fabero, para transportar sus carbones en las proximidades de Matarrosa y sobre el mismo ferrocarril aludido; las otras minas de Fabero siguen utilizando el transporte por carretera a Ponferrada, que dista, por término medio, 32 kilómetros de las dichas minas.

Hasta hace pocos años se explotaba la capa número 10 de Fabero, considerada como la mejor de la Cuenca, y posteriormente se empezaron a explotar las capas del paquete inferior llamada de la «Jarrina». Se señalaba en el informe que reseñamos, la importancia de una perforación de uno o dos pozos verticales en la Cuenca de Fabero para permitir explotar las capas que en la misma existen, previo los sondeos pertinentes y la conveníencia de estudiar la formación de un coto minero que uniese a los diversos explotadores en caso de que ninguno de ellos se decidiese a hacer labores de tanta importancia. 

Igualmente se señalaba la conveniencia de efectuar sondeos en la Cuenca de Matarosa del Sil, con explotación sobre el nivel de los valles y en algún pozo plano de poca profundidad. La importante zona de Antracitas de Tremor, poco conocida, se encontraba aun sin explotaciones debido a la dificultad de salida de sus carbones, presumiéndose que constituye una reserva de gran importancia. Se planeaban sondeos para reconocer a qué profundidad pasan los paquetes inferiores, o sea las llamadas capas anchas de la Cuenca de Torre. 


En el año 1945, se estaba efectuando la labor más importante del Distrito, con la perforación del pozo Sotillos, de Sabero, de 6 metros de diámetro y de una profundidad de más de 500 metros. 

EL PERIODO 1947-1950 

Con relación al año 1946, el año 1947 acusó una disminución en la producción de Antracita de 123.243 toneladas y en cambio en hulla se produjo una diferencia en más le 44.700; la citada disminución fué producida por escasez de vagones de ferrocarril, así pomo también de mano de obra y aumento de las faltas al trabajo de los meses de verano motivadas por la dedicación al trabajo agrícola de muchos mineros. En el ramo de beneficio, se produjeron en nuestra provincia en el año 1947, 500.585 toneladas de aglomerados, con una ligera disminución respecto al año anterior, Hulleras de Sabero y Anexas, obtuvo 28.675 toneladas de cok metalúrgico. Las Caleras de Peñamala arrojaron 2.650 toneladas. 

El proceso de mecanización no registró gran variación, aumentando a 388 el número de martillos perforadores y a 776 el número de martillos picadores. En este año fué actualizada la construcción y funcionamiento de 16 lavaderos; entre ellos, el más importante, fué el de la Minero Siderúrgica de Ponferrada, para lavar en esta localidad las antracitas procedentes de las minas enclavadas en la Cuen_ ca del Sil, en término de Toreno. 

La capacidad de este lavadero es de unas 300 toneladas al día, necesitando para su funcionamiento 150 HP. También fué de gran importancia la gran instalación efectuada en el paraje La Recuelga, en té-mino de Páramo del Sil, por Antracitas de Fabero, S. A.; la capacidad es de 75 toneladas hora, pudiendo llegar a 1.200 toneladas en dos turnos. 

El Instituto Geológico y Minero continuó, bajo la dirección de los Sres. Ingenieros Alvarado, Sobrino y San Pelayo, investigaciones muy importantes en la provincia, entre las que cabe mencionar el estudio de sincronización de paquetes productivos en la Cuenca hullera de Villablino, sondeos en Torre del Bierzo y excavaciones sobre afloramientos para relacionar las cuencas del alto Sil y del Cúa. S

e hallaba muy adelantada la instalación de cementos naturales y puzolánicos de Perandones y se había iniciado la construcción de otra fábrica de cementos en Arbás, en la zona de Villamanín-Busdongo. Marca declive el año 1948 sobre el anterior en la producción de carbones; el tonelaje toral de 2.258.353 toneladas métricas representaba un descenso de 104.418. 

Las causas de este sesgo desfavorable fueron las deficiencias del transporte ferroviario, escasez de gasolina para transportes a las estaciones de embarque, falta de mano de obra y restricciones de energía eléctrica, así como también los retrasos y dificultad en los suministros. La minería metálica continuaba con escasa significación en la provincia: de arsénico se habían producido solamente 576 toneladas de piritas arsenicales; de baritina, 1.004, Y esteatita, 5.774. 

Se prestaba gran interés a trabajos de reconocimiento y preparación de los filones en el Coto Wágner. Por el año 1949 la Minero Siderúrgica de Ponferrada estaba avanzando un transversal por debajo del pueblo de Villablino y en su extremo Este, con el objetivo de preparar la explotación de la parte oriental de la Cuenca, por debajo de los primeros pisos de los grupos mineros ya explotados. Se había iniciado este transversal en el terreno siluriano y a los 675 metros de longitud había entrado en el carbonífero. En aquel año tenía una longitud de 1.335 metros. 

La misma Sociedad estaba profundizando un pozo vertical al Sur del pueblo de Caboalles de Abajo, proyectándose de 260 metros y con un diámetro de 5,80. También la Hullera Vasco-Leonesa, S. A. estaba avanzando un transversal general, abierto al nivel del lavadero, en el grupo Santa Lucía, proyectándose con una longitud total de 2.800 metros en el citado grupo y una derivación de 1.300, para comunicarlo con el grupo Ciñera. La Sociedad carbonífera de La Espina de Tremor, S. A., explotadora del grupo minero de antracita «Dos Amigos y otras», estaba construyendo un cable aéreo de 8.600 metros de longitud y de una capacidad de 50 toneladas hora, para efectuar el servicio de transporte de los carbones hasta la estación ferroviaria de Brañuelas. 

La importante Cuenca de Tremor, enclavada en el manchón carbonífero del alto Bierzo, ofrece un ritmo de explotación muy lento, por la falta de vías de comunicación. En el mes de Julio de este año que comentamos se inauguró la Central Térmica de Ponferrada, la más importante de España, proyectada para una potencia de 100.000 KW. y destinada a consumir los menudos de antracita de todo el Bierzo, desde Tremor a Fabero. Su emplazamiento está a la izquierda del río Sil y muy próximo al embalse de la Fuente del azufre. Al inaugurarse tenía instalada la mitad de su potencia, montándose cinco calderas, con producción de 65 toneladas de vapor, a 45 kilogramos por hora y turbo-alternadores de 31.250 KW. A., productores de corriente a 11.000 voltios. 

La capacidad del parque de carbones es de 40.000 toneladas. Se construyó un ramal de ferrocarril, con empalme en San Andrés de Pontedo, de Ponferrada a Villablino, que termina en la Central. De unas 25.000 toneladas mensuales aproximadamente es el consumo de menudo de antracita, cuyo volumen permite la salida de este producto, apenas aprovechado anteriormente. Avanza la producción minera en la provincia en los años 1950 51, en el último de los cuales alcanza el total tonelaje de combustibles 2.662.938, con un incremento de 248.365 Tns. sobre el primero; el valor real de esta producción se estimó en unos 575 millones de pesetas. No experimenta variación la producción de coque metalúrgico y aumenta la de aglomerados en 14.000 toneladas. 


Igualmente aumentaron las cifras de talco, wolfram, pirita arsenical y espato flúor. Esta más favorable situación fué determinada por el alto precio de los distintos productos y, sobre todo, por una mayor facilidad de cargue en el ferrocarril, al poner la RENFE en servicio trenes carboneros de marcha rápida; también influyeron fuertemente la intensa mecanización y el mejor suministro de energía eléctrica. La población minera se estimaba aproximadamente en 20.000; el importe de los jornales rebasaba los 200 millones de pesetas. 

En 31 de diciembre del año 1951 existía 1.576 minas para explotación y 364 demasías, con 99.416,46 hectáreas; las concesiones 1 investigación eran 100 con 19.183 hectáreas. 

Se inició en La Robla la instalación de importantísima fábrica de aglomerados, dotada con todos los avances técnicos en este 10, propiedad de la Hullera Vasco-Leonesa. 

COMIENZA LA EXPLOTACION COTO WAGNER 

Inicia su explotación el Coto Wágner de hierro, propiedad de la Minero Siderúrgica Ponferrada, en 1952. La cubicación del yacimiento se estima en 150 millones de toneladas. El análisis del mineral, arroja, aproximadamente, 56 por 100 de Fe; 6,7 por 100 de sílice; 0,8 por 100 de Fósforo; 0,2 por 100 de Azufre y 2,55 de Cal. Se habían cortado cuatro filones por el transversal del primer piso. La corrida es de unos 25 kilómetros. En la estación de San Miguel de las Dueñas se estaban construyendo tolvas de hormigón árido de 1.500 toneladas de capacidad, proyectándose el transporte hasta ellas por medio de un bicable de 2,20 kilómetros de longitud y 125 toneladas horarias de capacidad. 

El método de explotación previsto es de grandes cámaras de 45 metros de altura y 54 de longitud, efectuándose el arranque por poderosos medios mecánicos y el transporte por locomotoras eléctricas de cable. Con características semejantes y con progresivo avance de la producción minera transcurrió el año 1953, que marcó un incremento del 4,6 por 100 sobre el anterior, en carbones. 

Continuó la preparación del Coto Wágner de mineral de hierro. En este año estaban ya preparadas medio millón de toneladas para su extracción, habiéndose instalado un compresor de 750 H.P. Se preveía una producción para 1954 de 70.000 toneladas. Poca diferencia en el volumen de producción carbonífera ofreció el año 1954. Por el retraso en la puesta en marcha del cable aéreo para el transporte del mineral y de las tolvas y machacadora de la estación de cargue en la mina, no se ejecutaron labores de disfrute en el Coto Wágner, siendo la producción de sólo 8.430 toneladas. 


La empresa tenía ya la concesión para la construcción de un cargadero propio en Rande, en el Puerto de Vigo, a unos 300 kilómetros de distancia de la mina. En 1955, terminadas las instalaciones exteriores, se obtuvieron 171.200 toneladas de mineral de hierro, cifra que se puede considerar como inicial, dadas las enormes posibilidades del criadero, cuya movilización depende fundamentalmente de la capacidad de transporte. Para el año 1956 estaba prevista producción de 312.000 toneladas de mineral, muy inferior a la producción que podrá alcanzarse a pleno rendimiento. 

En 1955, se explotaba en sus comienzos el Coto Vivaldi, en la prolongación hacia el Noroeste del yacimiento Wágner. El laboreo es subterráneo, mediante un pozo vertical de sección rectangular y 36 metros de profundidad, preparándose otro inclinado de sección rectangular y 100 metros de profundidad. Se obtuvieron en este año 92.100 toneladas y se proyectaba alcanzar en 1956, 270.000, aproximadamente. 

La producción en este Coto se verá frenada por la misma dificultad del transporte desde la mina hasta el Puerto de La Coruña, donde se embarca el mineral para Alemania. La Empresa inició un trabajo a cielo abierto en la zona de Posada Río, donde se presenta un filón de gran potencia y superior riqueza del explotado en el pozo. De la importancia de estos yacimientos ferríferos para la economía española son índice las cifras de producción previstas en Coto Wagner: 1957, 450.000 toneladas; 1958, 800.000; 1959, 1.100.000; 1960, 1.400.000 y 1961, 1.600.000. 

RECIENTES ESTUDIOS GEOLÓGICOS DE LAS CUENCAS CARBONÍFERAS LEONESAS 

En los últimos tiempos se han realizado una serie de investigaciones geológicas con Litados de positivo interés. En Torre del Bierzo, los estudios se han llevado a cabo en concesiones pertenecientes a la gran cuenca carbonífera que se extiende entre Brañuelas y Bembibre. La región meridional de la misma forma un gran sinclinal cuyo eje se encuentra a la altura de Folgoso de la Ribera. La formación corresponde al período Estefaniense en cuyo terreno se han encajado ríos y arroyos que recorren la región; en numerosos puntos aparece cubierta por el fluvial cuaternario, de espesor variable, que más al E. cubre las vastas planicies bercianas. 

La zona representa la parte más meridional de los afloramientos carboníferos que se extienden al S. de la cordillera cantábrica. Estos afloramientos se pueden considerar como contemporáneos de los asturianos, reconocidos como pertenecientes al Westfaliense por antiguos geólogos que estudiaron el carbonífero español: Calderón, Mallada, Macpher1, Barrois, etc. 

Posteriormente los ilustres Adaro, Patac, Urrutia y Hernández Sampera, defendieron la hipótesis de que las cuencas que se extienden de E. a O. por los puertos de la cordillera cantábrica y hacia León, pertenecen al Estefaniense, siendo por ito, más modernas que las astures. Así, pues, no se trata de cuencas carboníferas Westfalienses separadas de los plegamientos asturianos por consecuencia del plegamiento de la cordillera. 

Geológicamente esta región está representada por la siguiente estratigrafía: un basamento paleozóico, constituido por un fondo de acumulaciones silurianas, de cronología lovícica sobre los que se depositaron, en clarísima transgresión los materiales del carbonifero superior, que muestra a veces discordancia angular con el silúrico. Los materiales silúricos están representados por los tramos inferior y medio, cuarcicon cruzianas y pizarras con la fauna segunda de Barrande. 

Las rocas del carbonífero son esencialmente pizarras, areniscas y pudingas que alternan con algunos lechos de carbón y delgadas intercalaciones calizas. Las pizarras son bastante arcillosas y muy fosilíferas: se han reconocido fósiles continentales entre ellos: Sigiria, Annularia, Pecóterix, Neurópterix y Calamites. Las areniscas, intercaladas entre las pizarras, ofrecen muy diferente textura, o son muy finas o poseen elementos mayores ídentificándose verdaderas grauwackas. 

Los conglomerados corresponden a pudingas en elementos pertenecientes al período cámbrico o silúrico de cantos de cuarcitas o pizarras micáceas. Las capas de carbón arman indiferentemente en pizarras o areniscas y su tamaño muy variable, convirtiéndose, a veces, en carboneros de nula explotabilidad. 

Los materiales cuaternarios, se pueden referir a dos formaciones: las correspondientes a terrazas de antiguos ríos y los aluviones acumulados en los ríos y barrancos actuales. Los primeros, cabe identificarlos como verdaderas rañas pliocenas y se extienden, principalmente, en la margen derecha del Boeza, hacia la dilatada cubeta del Bierzo. 

Se trata conglomerados con elementos de muy diferente tamaño, arenisca, y arcillas alternantes, espesor sobrepasa los 70 metros, llegando en el alto de la Gándara a los 100 metros sobre el valle del río Boeza. Parece que se han identificado movimientos de emersión que determinaron el encauzamiento de la red fluvial y fueron causa de que muchos de estos recubrimientos quedasen ligados de las laderas de los valles. 

Constan los actuales depósitos de cantos de cuarcitas silúricas gruesos, que están cementados por una arenisca detrítica muy ferruginosa. Su espesor es a veces muy considerable, por ejemplo en el barranco de Peña Infierno, cerca de La Silva. De todos los materiales de esta cuenca se han efectuado estudios micrográficos de tan interés científico y práctico. Por métodos eléctricos se situaron las capas de carbón profundidad. En la cuenca de la Magdalena se efectuaron importantes reconocimientos, así como sus prolongaciones, principalmente a cargo del ilustre Ingeniero de Minas, D. Ignacio.

La zona hace abrigar fundadas esperanzas de abrir a la explotación un magnífico Uncial carbonífero. Son los carbones de esta zona pertenecientes al tramo superior del líense y constituyen las hullas de cok reputadas como las de mejor clase de España. Muy notable trabajo fué el realizado por el ilustre geólogo D. Joaquín Gómez de Llarena sobre la cuenca carbonífera de Ciñera Matallana, así como el relativo a la Babia del ingeniero D. Celso Arango y el geólogo antes citado. 

En la zona de Guardo, limitante con nuestra provincia, los trabajos geológicos han revestido profundo interés. Según determinaciones modernas de las floras encontradas en capas de carbón de Guardo, se trata de terrenos modernos en el conjunto perteneciendo al período carbonífero. Parece tratarse del Westfaliense y parte del Estefaniense. 

El espesor del supracarbonífero parece aumentar hacia nuestra provincia. En las inmediaciones de Guardo alcanza los 1.500 metros de profundidad. El estudio de las discordancias el silúrico permitirá ampliar deducciones interesantes a la cuenca limítrofe leonesa. La gran dispersión de las formaciones metalíferas en la provincia y su falta de contración en superficie, hace imprescindible el abordar el estudio geoquímico de las diferentes zonas, particularmente de las que poseen abundantes afloramientos de diversos sulfuros. 

PROBLEMAS DE LA MINERÍA LEONESA 

Entre los obstáculos tradicionales que han venido desde los comienzos de la minería lesa frenando o dificultando su desarrollo potente, se encuentran muy en primer término la poca eficacia de los transportes. Aunque el avance logrado en los últimos años en mejora de nuestros ferrocarriles ha sido efectiva, la dificultad de los transportes sigue constituyendo un serio obstáculo a la prosperidad minera. Sigue siendo insuficiente el transporte, sobre todo por el ferrocarril de RENFE, que constituye un sistema de muy escas elasticidad. 

Las salidas de Ponferrada hacia el interior se realizan en proporciones se acercan a lo necesario, pero produce perturbación la falta de regularidad en los cargues, con repercusión fuerte en el encarecimiento del coste de producción, por necesidad que tiene el minero de tener prevista en días determinados la disponibilidad de elementos necesarios para efectuar el cargamento de un tonelaje que rebasa en gran cantidad |u producción diaria y normal. 

Limitada la salida de minerales hacia los puertos a la capacidad de transporte por ferrocarril, se ven obligadas las minas a fuertes apilamientos que automáticamente frenan ¡producción por no aumentar el inmovilizado y en muchos casos por falta material de espacio, y ello con un mercado de intensa demanda. Una gran parte de los pequeños mineros efectúan el transporte de su producción en camiones hasta la estación más próxima del ferrocarril, al no disponer de cargue directo.



Actualmente la flota de camiones es anticuada e insuficiente, siendo de gran necesidad su renovación. Entorpece en forma intensa la expansión y productividad minera, la escasez e inseguridad en el suministro de materiales y máquinas absolutamente necesarios para una organización racional de la producción y para una planificación de las explotaciones. 

Escasean los perfiles laminados, los carriles, las chapas y el cemento, con el perjuicio que no les preciso subrayar. Para proseguir el ritmo de mecanización, iniciado desde hace pocos años en las explotaciones mineras provinciales, es imprescindible la adquisición en el extranjero de diversos elementos cuya falta produce lamentable y serio retraso en la organización de la explotación y, en fin de cuentas, pérdidas en el rendimiento y en el total de la producción. 

Es de señalar que en este capítulo las tarifas arancelarias pueden y deben experimentar [reducción porque no existe realmente competencia seria nacional en este campo. Aconsejan los problemas de la mecanización la creación en España de un Instituto para el estudio total de la maquinaria minera precisa y de los avances en este interesantísimo campo y no sería extraño pedir que tal Centro se situase en León, habida cuenta de su puesto en la minería española y de que en otras zonas radican centros de investigación con clara y fructífera repercusión en el progreso de las explotaciones. Ejemplo, el Institu|to Nacional del Carbón, radicante en Oviedo. 

Partiendo de la indiscutible base de que la lucha en el mercado del carbón ha de librarse con las armas de la productividad y la calidad, se hace necesaria una efectiva organización del comercio del carbón y sobre ella una más decidida y certera protección oficial. La sujección del menudo de hulla a los precios de tasa, que obligó a un encarecimiento excesivo de los granos, produjo la desviación del mercado hacia otros combustibles de más fácil rendimiento y utilización. Las elevaciones de salarios, aparte de su repercusión en el directo aumento de la mano de obra, ha influido en el aumento del coste de las mercancías necesarias a la producción. 

Por razones de transporte se estableció la prohibición de facturar a diversas zonas, entre ellas a Cataluña, mercado óptimo por la fuerte demanda que determina su alto índice de industrialización, produciendo grave daño a la minería antracitera leonesa tal restricción. Una reforma fundamental en el comercio de carbones es la regulación de la profesión de almacenista para que su real misión específica se cumpla, almacenando en verano sin dar lugar a las dificultades y agobios de toda índole —transportes, etc.,— de comienzos de invierno, época en que realmente la mercancía no para en sus manos, quedando reducido su papel al de mero intermediario momentáneo, con efectivo daño para el conjunto de la economía. En 1957 trabajan en la minería leonesa cerca de 21.000 productores, lo que supone que están vinculadas económicamente a ella unas 85.000 personas, lo que representa el I5 por 100 aproximadamente de la masa demográfica provincial.

Se puede evaluar el importe de sueldos y jornales en unos 480.000.000 de pesetas. El auge de la minería leonesa exige el aflujo de nuevas masas laborales, sobre todo de personal especializado y el problema está evidentemente ligado muy estrechamente con un amplio y decidido plan de construcción de viviendas. Se hace necesaria la formación de personal cualificado del interior y la enseñanza de Vigilantes en Escuelas Oficiales, convenientemente situadas en los centros mineros importantes. 

Las enseñanzas han de abarcar el aspecto técnico, práctico y humano y moral, como corresponde a quien desarrolla una importante misión de la que en buena parte depende, no solamente la seguridad en el trabajo, sino también la producción, el rendimiento y la cordialidad de relaciones. Iniciadas experiencias de productividad, aplicando los más modernos y científicos métodos de trabajo por algunas empresas de la provincia, es del mayor interés intensificarlas para deducir su aplicabilidad práctica y constituyendo estas mejoras indiscutibles un interés común, parece natural la colaboración de las empresas para esta conveniente tarea que merece el apoyo de los organismos económicos provinciales. 







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