Bastaron 200 años, apenas un microsegundo en la línea temporal de la humanidad, para que las bacterias Pseudomonas aeruginosa pasasen de ser unos inofensivos microbios que habitaban charcas, arroyos y plantas, a convertirse en una de las grandes amenazas infecciosas del planeta. Causantes de más de 500.000 muertes al año, estos bacilos están hoy en la lista negra de la Organización Mundial de la Salud como un patógeno de “alta prioridad” por su resistencia a los antibióticos y su amplia expansión por el globo. Una investigación publicada este jueves en la revista Science ha mapeado el periplo genómico de esta especie bacteriana y ha descubierto que las P. aeruginosa aprovechan un defecto inmunológico en los pacientes con fibrosis quística para sobrevivir y perpetuarse.
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