viernes, 24 de octubre de 2025

Riada de Valencia del 14 de octubre de 1957

Riada de Valencia del 14 de octubre de 1957

En los días previos a la inundación, la región mediterránea española se vio afectada por una perturbación atmosférica inusual. Una gota fría, fenómeno meteorológico caracterizado por una depresión aislada en niveles altos de la atmósfera, se estacionó sobre la zona, generando precipitaciones torrenciales. Desde el 11 de octubre, las lluvias comenzaron a intensificarse, registrándose acumulaciones extraordinarias que en algunos puntos superaron los 300 litros por metro cuadrado en menos de 24 horas.

 

El período de precipitaciones comenzó el día 11 y concluyó el día 14. Aunque las lluvias de los días 11 y 12 no fueron muy intensas, contribuyeron a aumentar la escorrentía al dejar el terreno prácticamente saturado.​ En la margen derecha del Turia, las precipitaciones se iniciaron a primera hora del día 13.​ El régimen tormentoso en la parte alta se produjo durante la tarde y noche de ese mismo día, mientras que en la zona cercana a la costa, este se manifestó durante la mañana y las primeras horas de la tarde del día 14. Esta intensidad disminuyó durante la mañana del día 14 en la cuenca media; sin embargo, entre las 8 y las 18 horas, el régimen tormentoso se reprodujo, afectando a la cuenca baja.

La cuenca hidrográfica del río Turia, ya saturada por las precipitaciones anteriores, no pudo absorber el volumen de agua. Los afluentes del Turia, como el río Chelva, así como otros ríos cercanos como el Magro, incrementaron su caudal de forma alarmante. La orografía de la región, con montañas que canalizan el agua hacia el valle, contribuyó a que el caudal del río aumentara de manera rápida e incontrolable.

 La madrugada del 14 de octubre, Valencia aún dormía cuando el río Turia comenzó a desbordarse en sus tramos más cercanos a la ciudad. La primera avenida alcanzó un caudal estimado de 2.700 m³/s.​ Aunque causó inundaciones en los barrios más próximos al cauce, la población no llegó a anticipar la gravedad de lo que estaba por suceder.

Hacia el mediodía, una segunda y más violenta crecida sorprendió a los habitantes. Esta vez, el caudal superó los 3.700 m³/s,​ cifra que triplicaba la capacidad máxima del cauce urbano. El agua irrumpió con fuerza en las calles, arrastrando vehículos, mobiliario urbano y escombros. Edificios enteros colapsaron o quedaron seriamente dañados.

Aunque la Valencia romana (Plaza de la Reina, Plaza de la Virgen, etc.) permaneció intacta, el agua alcanzó alturas significativas en otras zonas de la ciudad. Estas oscilaron entre los 40 centímetros en la Avenida Reino de Valencia y más de 5 metros en la calle Doctor Olóriz, pasando por 2,25 metros en la Plaza de Tetuán y la calle Sagunto, 2,70 metros en Pintor Sorolla y 3,20 metros en los jardines del Parterre.

La falta de sistemas de alerta temprana y la limitada infraestructura de drenaje agravaron la situación. Las comunicaciones se interrumpieron, y muchas áreas quedaron incomunicadas. Las autoridades locales y los servicios de emergencia se vieron desbordados por la magnitud del desastre.

Pueblo, Sábados 12 de octubre de 1957

EL HOMBRE DEL TIEMPO 

Hay que esperar a que pase el turbión

DE NORTE A SUR, LA SITUACIÓN ES LA MISMA DE AYER

SEGÜIMOS en las mismas de ayer. La única variación destacable en el mapa del tiempo la constituye el hecho de haber penetrado el anticiclón más hacia Europa. Pero del Cantábrico hacia el Sur todo sigue, más o menos. lo mismo. Continúa España dentro del régimen de circulación ciclónica que ayer explicábamos. Y no sólo con respecto a los vientos que corren por la superficie del suelo, sino además, a todas las alturas. En el mapa del tiempo que corresponde a los 5.500 metros de altitud se aprecia, con toda claridad, ese tipo de circulación de los vientos, alrededor de una extensa borrasca, que. a esa altura, tiene su centro, aproximadamente, a mitad de camino entre Salamanca y Lisboa. El aire es cálido, aunque la ausencia de sol, en la mayor parte de los sitios y el ambienté húmedo de los chaparrones, den una sensación fisiológica de tiempo desapacible. 

LAS ULTIMAS VEINTICUATRO HORAS 

Se caracterizaron por una inestabilidad general. Raro es el sitio de España que no haya recibido su chaparrón, más o menos intenso. Incluso ha habido sus tormentas y todo. No nos hemos privado de nada. Las manifestaciones de electricidad atmosférica han sido, por lo general, más frecuentes e intensas en la mitad sur de la Península. Durante la noche, en nuestra capital, los relámpagos que nos rodeaban ponían una nota de película de Frankestéin en el ambiente revuelto y desapacible. Omitimos datos numéricos de lluvias, que llenarían dos columnas. y que además no reflejan, en realidad, nada concreto, ya que en lugares separados por diez o quince kilómetros hay, a veces, intensidades de precipitación notablemente distintas. En Madrid, con intermitencias, llueve o llovizna desde las cinco de la mañana. Hasta las siete se habían recogido cuatro litros por metro cuadrado (desde las siete de la tarde de ayer). En el grabado se indica en qué sitios llovía, o caían chubascos, a las siete de esta mañana. 

PRONOSTIQUEN CON NOSOTROS 

Ya decíamos que las cosas, en lo que afecta a España, siguen muy parecidas a las de ayer. El pronóstico no puede, por tanto, ser muy distinto. Esta borrasca que hay en los niveles altos, y de la que antes les hablaba, es la misma que ven sobre el mapa de superficie, aunque sus centros no coincidan. Es como una descomunal e inclinada chimenea, y hace un efecto semejante a éstas: absorbe el aire de los niveles bajos y lo lanza por su centro hacia arriba. Y ya se sabe: habiendo ascendencia del aire, hay nubes con desarrollo vertical, y si éste es suficiente, como lo es, surgen los fenómenos típicos de inestabilidad, es decir, chaparrones y tormentas. La mayor frecuencia e intensidad debe corresponder a la mitad Sur, y de ésta, al cuadrante Suroriental, aproximadamente. La mayor dificultad para que llueva debe surgir en el nordeste de la Península y en el noroeste En Cataluña, porque es la zona más cercana al centro del anticiclón. Y en Galicia, porque los montes de León la resguardan de los vientos del Este, que son los que soplan. 

Y nada, señores: a esperar a que pase el turbión. A ver si. entretanto, los embalses se nos ponen hechos unos hombrecitos. 

Mariano MEDINA

Pueblo, Lunes 14 de octubre de 1957

HECATOMBE EN VALENCIA 

El río Turia se desborda y el agua alcanza alturas de dos y tres metros 

HASTA EL MOMENTO HAY VEINTE MUERTOS. 

SE HAN PEDIDO AUXILIOS A VARIAS CAPITALES, (Información en página 23)

EL HOMBRE DEL TIEMPO 

No hay síntomas de que cambie la situación

LA INESTABILIDAD CEDERA MUY POCO A POCO

CONTINUA toda España dentro del régimen de circulación ciclónica de vientos, no sólo según los que soplan en la superficie de la tierra, sino a todas las alturas. Y no hay síntomas de un cambio rápido en la situación, en el aspecto general del mapa del tiempo. Es más, la única zona anticiclónica con posibilidades de que llegue a afectarnos, no de momento, es esa pequeña cuña que ven al este de Azores, marcada con una "a". Lo malo, o quizá lo bueno, que todo es relativo en esta vida, es que detrás, sobre las Azores, aparece un seno de bajas presiones, con su correspondiente frente frío, que pudiera llegar a afectarnos. Pero, insisto, la situación parece todavía estacionaria.

LAS ÚLTIMAS CUARENTA Y OCHO HORAS

Fueron de intensa actividad, aunque con intermitencia. Abundaron los aguaceros y las tormentas poR casi toda España. Sólo se libraron gran parte de Cataluña, casi toda Galicia y. durante la mayor parte del tiempo, la vertiente cantábrica. La mayor intensidad en los fenómenos se manifestó en el sudeste y levante. En el centro también hubo fuertes chaparrones y alguna manifestación tormentosa. Pero lo más característico fue la enorme irregularidad en la intensidad de la precipitación. En lugares separados por pocos kilómetros se recogieron cantidades de agua que variaban en decenas de litros por metro cuadrado.

Las temperaturas se mantuvieron suaves, como corresponde a un régimen de vientos del sudeste. Y no hubo grandes diferencias entre las temperaturas mínimas y las máximas, ya que durante la noche la capa de nubes impedía al calor escaparse al espacio; y durante el día nos ocultaba a la acción calorífica de los rayos solares.

PRONOSTIQUEN CON NOSOTROS

De lo dicho al explicar el mapa del tiempo se desprende que continúa la situación de inestabilidad, de tiempo revuelto, de riesgo de chaparrones y tormentas, distribuidas, naturalmente, con extraordinaria irregularidad. Debe ser nuevamente Galicia quien disfrute del tiempo menos malo, por las razones expuestas en anteriores crónicas. Y debe ser en levante y mitad inferior de la cuenca del Ebro donde los chaparrones y tormentas sean más frecuentes y violentos. Porque los vientos en altura, en la mitad oriental de la Península, soplan del sur, empujando hacia el nordeste las nubes de mayor desarrollo vertical. Es una regla que suele cumplirse bastante bien; las tormentas se desplazan como empujadas por los vientos que reinan en los niveles altos. Por lo demás, la inestabilidad debe ir cediendo, gastándose; pero poco a poco, con lentitud. Habrá ratos en que se abran grandes claros en muchos lugares; pero el riesgo de que se nuble y caiga el chaparrón continúa vigente. Las temperaturas seguirán con los discretos valores de estos días. 

Mariano MEDINA

VALENCIA, totalmente inundada por el Turia 

EN ALGUNOS LUGARES EL AGUA ALCANZA TRES METROS DE ALTURA 

Han perecido, hasta el momento, veinte personas 

SE han pedido auxilios a BARCELONA Y OTRAS CIUDADES, Y SE ESPERA LA LLEGADA DE HELICOPTEROS 

NO HA PODIDO PUBLICARSE LA “HOJA DEL LUNES” 

Confusa situación en toda la capital

VALENCIA. 14.— A la una y media de la tarde, la situación de Valencia después del desbordamiento del Turia es confusa y continúa siendo amenazadora, ya que el río, que había decrecido a media mañana, ha vuelto a experimentar a mediodía una mayor avenida, temiéndose se reproduzca el desbordamiento. 

La gente se halla atemorizada y circula por las calles más practicables con ansias de tener noticias. 

Desde media mañana llueve, y de cuando en cuando se deja notar una tormenta con gran aparato de rayos y truenos. 

Desde el año 1897, aunque ahora con mucha más intensidad, no se recuerda una hecatombe semejante. 

Parece ser que se ha llegado a la conclusión de que el desbordamiento del río Turia, con su afluente de la rambla Castellards, se produjo alrededor de las dos de la madrugada, por el poblado de Campanar, uno de los accesos a la capital, siendo invadidas todas aquellas zonas cercanas a las Torres de Serranos y llegando el agua una hora después hacia el centro dé la capital, afectando, naturalmente, a las partes bajas. 

En principio, los muertos son alrededor de veinte, pero se supone fundadamente que el número será mucho más crecido, sobre todo en los poblados marítimos, especialmente en Nazaret, en donde el agua ha alcanzado altura de dos y tres metros. 

Dicho poblado se halla totalmente incomunicado. También se encuentra incomunicada la Comandancia de Marina, en donde desde los primeros momentos de la catástrofe, se hallan el gobernador civil y el alcalde de la ciudad. 

En el Ayuntamiento funciona un servicio de organización de socorro, habiéndose pedido auxilio a Barcelona y otras poblaciones con las que todavía hay comunicación telefónica, esperándose la llegada del minador «Vulcano», que traerá a bordo varios helicópteros para los trabajos de salvamento en los lugares que permanecen incomunicados. 

En el poblado de Campanar, en donde, como se dice al principio, comenzó el desbordamiento, el Frente de Juventudes ha desplegado una intensa actividad en orden a trabajos de salvamento, rescatando de las aguas a tres niños que se habían subido a lo alto de una verja, como asimismo a un hombre y a una mujer a quienes sorprendieron las aguas sentados en el pretil del río. 

En el Ayuntamiento funciona, igualmente, el Juzgado municipal, que está procediendo al levantamiento de cadáveres, varios de ellos retirados de la plaza de Alfonso el Magnánimo, calles de Grabador Estévez, Garcilaso y Roteros, como habitantes de plantas bajas. 

Los sótanos de diversos Bancos y entidades oficiales están completamente anegados, como, por ejemplo, los Bancos de Bilbao, Español de Crédito y otros. 

En la Asociación Valenciana de Caridad, que está emplazada precisamente en las proximidades del repetido pueblo de Campanar, las aguas inundaron totalmente los locales, poniéndose a salvo los indigentes que radican en dicha institución, y habiéndose habilitado otros locales en distintos puntos de la ciudad para acogerlos. 

Han quedado interrumpidos los servicios telefónicos, no solamente con la provincia, sino también con la región, con Sevilla y con otras provincias españolas. 

Igualmente se hallan interrumpidos los servicios de agua y luz, y a la hora que comunicamos van restableciéndose poco a poco. 

La Asociación de la Prensa, sita en la calle de las Barcas, donde se confecciona la “Hoja del Lunes", quedó rápidamente invadida por las aguas, ya que, en dicha calle, se alcanzaron alturas de cerca de dos metros. 

Hubo de practicarse el salvamento de dos periodistas. Por este motivo no se ha publicado hoy la “Hoja del Lunes", ni tampoco se cree que puedan hacerlo el periódico de la tarde, ni los periódicos de la mañana, ya que sus talleres se encuentran totalmente inundados. 

Se ha dispuesto que el mercado central continúe abierto, para dar facilidades a la población, que se encuentra con problemas graves, como el de no haber funcionado los hornos para el pan y otros servicios indispensables. 

El problema está considerado como insuperable en principio, ya que, con los medios de que se dispone, no es suficiente para atajarlo. 

Las inundaciones son impresionantes, y la gente, que ha evacuado las plantas bajas se dirige hacia aquellos lugares de la capital que le ofrecen mayor seguridad. (Mencheta.) 

LOS ALTOS HORNOS DE SAGUNTO, ANEGADOS 

VALENCIA, 14.— El gobernador civil ha podido regresar al edificio del Gobierno, aunque ha vuelto a quedar incomunicado a consecuencia de la nueva crecida de las aguas, que en las primeras horas de la tarde se produce de forma impresionante. 

En la plaza del Caudillo, uno de los puntos más elevados de la ciudad, las aguas que llegan por la calle de las Barcas, procedentes del río, ocupan más de media plaza. Ha llegado un equipo de bomberos de Alicante para colaborar en las labores de auxilio. 

Al lado de Correos, en la plaza del Caudillo, el agua llega casi a la cintura. 

Los altos hornos de Sagunto se han anegado y la gente está cada vez más despavorida, viendo la crecida, de la que se anuncia un nuevo aumento todavía. (Cifra,)

SE INCENDIA LA CENTRAL TELEFONICA DE EL GRAO 

VALENCIA, 14,— El Ejército, con sus fuerzas de Tierra, Mar y Aire, coopera activamente para aliviar la grave situación en qua se encuentra Valencia, con más de media población incomunicada y sin poder salir de sus domicilios. 

Funcionan equipos de transmisiones del Ejercito, a fin de que se lleven los socorros a los puntos más necesitados. 

La central telefónica de El Grao, se ha incendiado y tampoco funciona la de la calle de Salamanca. Se calcula que, en doce horas, han pasado por el cauce del rio 250 millones de metros cúbicos de agua, es decir, una cantidad igual a la que puede contener el pantano del Generalísimo. 

La primera crecida del río se originó a partir de la localidad de Cella, a consecuencia del agua caída, siguiendo en aumento la crecida a medida que se aproximaba a Valencia. 

A las once de la mañana se sabía que hay cinco muertos seguros, aunque probablemente son muchos más, pero se carece de noticias por la falta de comunicaciones. 

La situación es especialmente grave en los poblados marítimos, donde el río, en su desembocadura, lleva un enorme caudal, inundando extensas zonas, muchas de ellas de casas de un solo piso. 

NUEVO DESBORDAMIENTO

VALENCIA, 14.— Poco 'antes de las dos de la tarde se ha producido un segundo desbordamiento del río Turia, a su paso por la avenida de Jacinto Benavente, destrozando un buen trecho del pretil e invadiendo de nuevo las aguas toda aquélla parte de la ciudad, cuyas vías principales son: avenida de José Antonio y Gran Vía del Marqués del Turia. 

El público que por allí circulaba huyó despavorido buscando las viviendas altas. La intensidad de este segundo desbordamiento es enorme, habiendo llegado las aguas a la plaza del Caudillo, en donde, ante el edificio de Correos, alcanzaron en poco rato una altura de medio metro. Se calcula que en doce horas, o sea desde el primer desbordamiento de esta madrugada, han discurrido 200 millones de metros cúbicos de agua. 

Se ha pedido socorro a los pueblos cercanos para el suministro de pan con destino a la población y para que envíen servicios de bomberos. De estos últimos han llegado ya los de Alicante. 

A las 2,15 se efectuó la evacuación del gobernador civil y del alcalde de la ciudad, que, con el comandante militar de Marina y otras autoridades, se hallaban bloqueados desde esta madrugada en los locales de la Comandancia de Marina, en el puerto. La operación se llevó a cabo con gran riesgo, a bordo primero de una lancha y luego en un camión. 

Prestan servicio fuerzas del Ejército en todos los trabajos de salvamento. También en los pueblos costeros se tienen noticias de importantes inundaciones, especialmente en Puerto de Sagunto, donde han quedado anegadas las instalaciones de los Altos Hornos de Vizcaya. Las acequias de la barriada de Rascaña, que se han desbordado, han inundado la barriada de Mestalla. Las carreteras de Barcelona y Marchalene se encuentran completamente inundadas. En la iglesia de este último lugar el agua alcanza más de un metro sobre el altar mayor, teniendo el sacerdote que llegar hasta el sagrario casi nadando para tomar la Sagrada Forma, que fue depositada en un piso de una casa alta. 

Los bomberos no pudieron esta madrugada acudir a los lugares donde eran solicitados sus auxilios por estar el Parque inundado y el agua sobrepasar el material. En la calle de Miñana, así como en la de Salvá, el agua alcanza más de dos metros, encontrándose gran profusión de objetos salidos de las viviendas. (Mencheta.). 

A LAS TRES DE LA TARDE DESCARGA SOBRE L.A CIUDAD UN AUTENTICO DILUVIO 

VALENCIA, 14.— A las tres de la tarde descargó sobre Valencia un auténtico diluvio, acompañado de fuerte aparato tormentoso, agravando aún más la difícil situación por que atraviesa la ciudad con motivo de dos desbordamientos del Turia. 

Se han recibido socorros los río de Alcoy, Cuenca, Alicante, Castellón, Albacete y otras poblaciones, que envían servicios de bomberos y pan para la población. 

De Cullera y Sueca se anuncia el envío de barcos, y desde Madrid, el desplazamiento de un Regimiento de Pontoneros. De Barcelona llegaron 30.000 kilogramos de carne congelada, y de la capital de España, 40.000. 

Los sótanos de la Universidad han quedado inundados y se han tomado medidas para evitar una posible penetración de las aguas en la biblioteca. Por las autoridades se ha dispuesto habilitación de camas en diversos centros oficiales y edificios públicos. 

En Campanar han quedado bloqueados numerosos vecinos que se han refugiado en los tejares. Coches de la Policía circulan por las calles en que es posible, dando noticias y órdenes al público recluido en lugares que ofrecen mayor seguridad. El río Turia, con su alarmante caudal de aguas, atraviesa de parte a parte toda la capital. El Juzgado de Instrucción de guardia, con el magistrado juez don Pedro Álvarez Castellanos, ha interrumpido los trabajos de levantamiento de cadáveres, de los que se sabe han sido hallados cuatro en la calle de Roberos, tres en la plaza de Alfonso el Magnánimo y uno en la calle de Garcilaso. También se tienen noticias de que en Nazareth las aguas arrastraban a media mañana diez cadáveres. (Mencheta.) 

AUMENTA EL CAUDAL DEL SEGURA. 

ORIHUELA, 14.—Desde las primeras horas de hoy comenzó a llegar el aumento de caudal del río Segura, experimentado por las lluvias ocurridas en las provincias de Albacete y Murcia. Por las autoridades se han tomado medidas aconsejables, a fin de evitar la inundación, que parece inminente. La carretera de Abanilla con Orihuela está interceptada por la avda. de las Ramblas, que ha desbordado unos 200 metros la carretera general de Murcia 

Pueblo, Martes 15 de octubre de 1957

VALENCIA: ASPECTO DESOLADOR 

AGUA, LODO Y ESCOMBROS cubren la ciudad 

PARECE UNA POBLACION RECIEN BOMBARDEADA

VALENCIA, 15. (Por teléfono. Especial para PUEBLO, por Sabino Alonso Fueyo.) A primeras horas de la mañana de hoy, la ciudad sigue ofreciendo un aspecto verdaderamente desolador. Las calles más céntricas aún están intransitables. La de Las Barcas, la Paz, de Colón, Sorní y la Gran Vía del Marqués del Turia —que son los puntos centrales de Valencia resultan, repito, prácticamente intransitables. 

Yo las he recorrido a las ocho y media de la mañana, con lodo hasta casi las rodillas. Las gentes se consagran a la penosa tarea de limpiar el barro de los portales y a lanzar calderos de agua a las alcantarillas. Bien podemos decir que todos los valencianos colaboran ejemplarmente con el gobernador civil, señor Posada Cacho, que desde su puesto de responsabilidad está en comunicación constante con el ministro de la Gobernación y el resto de los miembros del Gobierno, informando a cada instante del estado de la ciudad. 

A las once y media de la mañana de hoy, la situación general en Valencia mejora un tanto, pues se han restablecido sus comunicaciones con Barcelona, de donde comienzan a llegar auxilios necesarios. Hasta el momento sólo pudieron llegar a esta ciudad muy pocos convoyes de Alicante, Cuenca, Teruel y Castellón, las provincias limítrofes que primeramente acudieron en ayuda de la población levantina. 

La carretera de Madrid ha quedado expedita y los socorros, por tanto, aumentan. 

Patrullas del Ejército, que ocupan los sitios más estratégicos y los mercados, abastecen de los alimentos más elementales. 

A mediodía se han visto los primeros helicópteros sobre las calles; inspeccionan los lugares más afectados e infunden ánimos a la población, que se ve asistida en todo momento por las autoridades locales. 

Valencia parece una ciudad tremendamente afectada por una guerra, como si acabase de sufrir un espantoso bombardeo. 

No hay agua, ni luz. No obstante, se confía en que estos servicios queden restablecidos mañana mismo. La Compañía Telefónica hace verdaderos esfuerzos por el total restablecimiento de sus servicios, ÿ su delegado provincial, señor Radigales, presta a los corresponsales de Prensa la máxima atención. 

Nada se exagera cuando decimos que la ciudad ofrece una fisonomía dantesca; la espantosa realidad supera cualquier concepción por imaginativa que sea. 

Son 4.500 m. cúbicos de agua por segundo, que representan 280 millones de metros cúbicos, los que han azotado a Valencia desde las dos de la madrugada del pasado lunes, lo que supone perdidas cuantiosas en los productos de la huerta, tanto en la parte alta como en la baja del río Turia, es decir, por Chiva, Cheste, Pedralba, etcétera, de un lado y de otro, por toda la zona de Mislata y de Manises. 

Esto, independientemente, claro está de los fantásticos destrozos habidos en las industrias y »n los inmuebles en general y en las zonas agrícolas, próximas al barranco de Carraxelt. 

En cuanto al número de víctimas que hayan podido ocasionar las inundaciones se dan como seguras hasta este instante veintiún muertos, pero quedan aún muchos barrios por inspeccionar, lo que hace suponer que el número de víctimas sea bastante más elevado. 

Insistimos en que las aguas han alcanzado hasta un nivel de dos metros y medio en algunos puntos céntricos de la ciudad; así, por ejemplo, en la calle de Las Barcas, y más concretamente en los periódicos del Movimiento, «Levante» y «Jornada». Los talleres de estos dos diarios han sido inundados, y se cree que tardarán varios días en salir a 1a calle. 

No obstante, el delegado nacional de Prensa, Propaganda y Radio, don Jesús Fueyo Álvarez, se ha personado, en los primeros momentos, en Valencia, para asegurar el servicio de su Prensa. y por eso fue posible que dichos periódicos no hayan interrumpido su publicación, editándose en otros muy modestos de la zona alta de la ciudad, y a la hora de transmitir esta crónica —una de la tarde—sigue lloviendo, aunque no intensamente, y hay el temor de que las aguas vuelvan a desbordarse del cauce del rio. 

Su Excelencia el Jefe del Estado está constantemente en contacto con las autoridades valencianas, ocupándose de la situación porque atraviesa la ciudad. 

IDENTIFICACION DE ALGUNAS VICTIMAS DE LAS INUNDACIONES VALENCIANAS 

VALENCIA. 15.— Han sido identificados los cadáveres de las siguientes víctimas registradas en esta capital, a consecuencia de las inundaciones: José Ens Aparicio, de dieciocho años; José Muñoz Pintos, Francisco Ventura Poveda, de siete años; José Sierra Ventura, de tres; Manuel Sierra Ventura, de seis; Manuel Casal García, Manuel Pérez Mateu, de ochenta, y Vicenta Flor Maziá. de setenta; estos últimos, matrimonio. (Mencheta.) 

ALICANTE Y SU PROVINCIA INTENSIFICAN LA PRODUCCION DE PAN PARA VALENCIA 

ALICANTE, 15.— Durante todo el día de hoy no han cesado de salir camiones con víveres y ropas hacia la hermana ciudad del Turia. Todos los hornos de la capital y pueblos limítrofes se encuentran en plena producción de pan, con objeto de aliviar la situación de los damnificados por las inundaciones. (Mencheta.) 

Desolador aspecto que ofrecía la calle de las Barcas, de Valencia, antes de que se produjera la segunda crecida y desbordamiento del rio Turia, (Foto Quiroga.) 

UNA NOTA DE ALCALDIA 

La Alcaldía valenciana ha facilitado la siguiente nota en la que se da una puntual referencia de la terrible magnitud de la catástrofe que enluta estos días a la ciudad. “Como consecuencia de las dos colosales avenidas del río Turia, la ciudad de Valencia ha sido totalmente inundada y quedado incomunicada con el resto de España. Sólo una línea telefónica con Madrid ha hecho posible las llamadas de auxilio que se han dirigido al Gobierno. Las provincias limítrofes colaboran en los trabajos de salvamento, desescombro y abastecimiento de la ciudad, con las dificultades consiguientes al quedar cortado el servicio por carretera con Madrid. Por el momento no puede precisarse el número de casas que han desaparecido arrastradas por la riada o que se han derrumbado. Tampoco puede calcularse el número de víctimas, ya que la ciudad se halla sin servicio telefónico y las comunicaciones interiores se hacen muy difíciles. Todos los sótanos de la ciudad están inundados. La gasolina de los distintos garajes y automóviles que han sido arrastrados por la inundación, discurre sobre las aguas, y a pesar de las constantes advertencias que se dirigen al vecindario es de temer que se produzcan incendios. Las pérdidas no pueden valorarse por el momento, aunque puede pensarse que se elevan a una cifra de muchos millones. La ciudad está desabastecida de alimentos por el anegamiento de tiendas y almacenes y falta de comunicaciones. La intendencia del Ejército y sus fondos de campaña colaboran en la elaboración de pan. En los trabajos de salvamento colaboran todas las fuerzas disponibles de la ciudad con el Ejército y equipos de voluntarios. El Gobierno está al corriente de la situación.” 

MEDIDAS DE SEGURIDAD 

Dentro de la tremenda confusión que la catástrofe produjo en los primeros momentos, las autoridades han permanecido en sus puestos desde la madrugada del lunes, dando órdenes para paliar, en la medida de lo posible, los daños de la inundación. El Ayuntamiento ha recomendado al vecindario que se abstenga de beber el agua de las tuberías, ya que ésta, por distintas averías, se ha mezclado con la procedente de la inundación. También se ha ordenado a los empleados municipales que se encuentren hoy en sus puestos para organizar las brigadas municipales. 

Se ha cursado aviso al dragaminas “Vulcano”, que ha salido de la base de Cartagena con dos helicópteros a bordo, para intentar el salvamento de cinco personas que han estado toda la tarde encaramadas en el tejado de su casa, convertida en una auténtica isla en medio de las aguas del río Palancia. Se ha estado toda la tarde de ayer intentando el salvamento de esta familia, en tanto llegan los helicópteros. Se desistió de hacer llegar un remolcador hasta sus proximidades para lanzar un bote, ya que la profundidad de las aguas no le permitían. En toda esta zona del río Palancia, el vecindario ha podido ser evacuado de sus casas. 

HEROICOS COMPORTAMIENTOS 

lías escenas trágicas se alternan en la ciudad con otras de auténtico y abnegado heroísmo entre los paisanos que se dedican con tenacidad a la labor de salvamento en circunstancias muy peligrosas. En el distrito marítimo, varios jóvenes han salvado en angarillas a multitud de personas. Un brigada de la Guardia Civil del puesto de Monte-Olivete cedió su lugar a numerosas personas al efectuarse la evacuación y al tocarle a él su turno fue arrastrado por las aguas. Un muchacho, arrastrado por las avenida, tuvo que permanecer durante tres horas agarrados a un poste eléctrico, hasta que las aguas bajaron y pudo ponerse a salvo por sus propios medios. 

EL HOMBRE DEL TIEMPO

Esperanzas: Se afianza el anticiclón de las Azores

Tormentas con violencia en el Ebro y terribles en Levante

El mapa del tiempo sigue ofreciendo pocas variaciones con relación a días anteriores. Si acaso, el anticiclón de las Azores se ha afianzado un poco más. Y es probable que lo siga haciendo en horas sucesivas. Ello es buen síntoma. Fíjense en esa cuña que, en forma de dedo, sobresale del anticiclón, avanzando hacia el Nordeste: en los mapas a niveles superiores está mucho más pronunciada que en el de la superficie terrestre que les presento. Es un hecho importante que luego hemos de tener en cuenta a la hora de pronosticar. En los mapas de niveles superiores, el centro de la borrasca estaba esta mañana en el centro del triángulo Madrid-Badajoz-Córdoba. Y toda España seguía, aún, dentro del régimen de circulación ciclónica de vientos. 

LAS ULTIMAS VEINTICUATRO HORAS 

Volvieron los chaparrones y las tormentas por casi todas partes. Se exceptuó Galicia y la mayor parte del litoral cantábrico. Y tuvo poca importancia en el norte de Cataluña. Caracteres de violencia tuvo en el Ebro, sobre todo por Aragón. Y terrible, luctuoso incluso, en Levante. Omitimos detalles que, con seguridad, estarán más vivamente expuestos en otros lugares del periódico. En Castellón de la Plana, hasta las siete de la tarde, desde las siete de la mañana, llevaban recogidos 80 litros de agua de lluvia por metro cuadrado. En Valencia, ni se sabe. Treinta y siete midieron en Zaragoza, y 22, en Albacete, Estos son los datos más destacables entre los que se han podido recibir. Hoy, a primeras horas de la mañana, volvía a haber tormenta en Valencia. Y a las once seguía lloviendo. Llovía también por Aragón, en Granada y en Málaga. Y había llovido a las ocho en Badajoz y Sevilla. Las temperaturas siguieron manteniéndose suaves, en general. sin grandes contrastes entre máxima y mínima. 

PRONOSTIQUEN CON NOSOTROS 

Fijábamos antes nuestra atención en esa delgada cuña de altas presiones que penetra hacía el Nordeste, desde el poco fuerte anticiclón de las Azores. Penetración que, decíamos, se hace más patente y profunda en los niveles superiores de la atmósfera. Esto debe traer una consecuencia de notable importancia; la de cortar el suministro de aire frío a la borrasca que nos afecta. Porque el aire de las altas latitudes, más frío, al encontrar cerrado el camino hacia las costas atlánticas de la Península Ibérica, debe torcer su rumbo hacia el Nordeste; como obedeciendo a una flecha indicadora de dirección en un imaginario código de circulación de vientos. Y esto ya es algo. La borrasca queda abandonada a sus propias fuerzas, aislada del concierto general de vientos en los niveles altos. Y durará lo que tarde en gastar la energía que tiene almacenada. Es, por tanto, una borrasca a extinguir, como los escalafones pasados de moda. Pero, claro, mientras se extingue, aún mostrará su genio de vieja cascarrabias que no quiere morir, y todavía dará chubascos y tormentas, especialmente en la mitad sudoriental de la Península. En el Noroeste es difícil que ocurra nada de particular. Y aún durará el tiempo revuelto con chaparrones y tormentas aisladas, distribuidas con irregularidad en el alto Ebro, Duero, Centro, Guadiana y Guadalquivir (nos referimos a sus respectivas cuencas, naturalmente). Podrán abrirse grandes claros en estas zonas, pero ello no será, o no debe ser, motivo todavía de absoluta y segura tranquilidad. El frente frío que ven por el Atlántico no es probable que alcance a Galicia todavía. Si acaso, muy a última hora de mañana. 

Mariano MEDINA

Más de 20 personas han perecido en Valencia 

El número de víctimas es más elevado en los poblados marineros 

LAS PERDIDAS SE ELEVAN a cientos de millones de pesetas 

Toneladas de alimentos se envían de muchas provincias 

Ayer, a última hora, descendieron las aguas del Turia

VALENCIA, 15.— Valencia atraviesa en estos momentos una de las situaciones más dramáticas que se recuerdan. Totalmente incomunicada, ya que carreteras ferrocarriles, servicios telefónicos y telegráficos se encuentran cortados, la ciudad pasa momentos de angustia indescriptible y multitud de noticias sin confirmación, rumores en la mayoría de los casos, circulan sembrando aún más la alarma y la confusión entra los habitantes. En Madrid se reciben noticias, por las cuales es fácil llegar a una conclusión al menos: la catástrofe que atraviesa Valencia es la mayor que la ciudad ha sufrido desde hace muchísimos años. Ni siquiera podemos compararla con la gran avenida de 1897, que revistió también caracteres trágicos. 

LA SEGUNDA AVENIDA 

La segunda avenida del Turia que tuvo lugar ayer, después de la una y media de la tarde, alcanzó incluso a calles céntricas de la ciudad, que aún no habían sido anegadas por la primera avenida, ya que se encuentran en un nivel más alto. Las calles de Cirilo Amorós, Gran Vía del Marqués del Turia, e incluso la calle de Ruzafa y Avenida de José Antonio se vieron invadidas por las aguas. A partir de este momento, prácticamente, la totalidad de la ciudad se hallaba anegada. Tan sólo la zona antigua de Valencia, donde se encuentra la catedral y el palacio de la Generalidad, está a salvo del agua. Corresponde esta zona a la pequeña colina en la que los romanos fijaron el primitivo emplazamiento de Valencia.

300 MILLONES DE METROS CUBICOS EN DOCE HORAS 

Según los cálculos realizados, 300 millones de metros cúbicos de agua han transcurrido en doce horas por el cauce del río Turia. Basta para comprender la aplastante magnitud de semejante riada esta comparación: el pantano del Generalísimo, en la parte alta de la provincia, tiene una capacidad de 250 millones de metros cúbicos. 

Toda esta gigantesca masa de agua desbordada ha cubierto en una ola trágica la ciudad valenciana, convirtiéndola prácticamente en un auténtico lago. Desoladoras escenas pueden verse en las calles. Los sótanos y pisos bajos han sido, en su totalidad, invadidos y los objetos más variados, arrastrados por el agua, flotan fuera de ellos. Así pueden verse las calles valencianas convertidas en ríos que arrastran sillas, puertas, ventanas, mesas, ropas y toda clase de objetos, que por lo inesperado de la riada no pudieron ser puestos a salvo. 

ESCENAS DE PAVOR

En los primeros momentos, se sucedieron las escenas de pavor entre el vecindario, que vio de pronto invadidos sus hogares Las noticias que empezaron a circular, refiriéndose a un elevadísimo número de víctimas, sembraron la confusión. Posteriormente se dejó sentir la falta de alimentos. Los hornos de pan dejaron de funcionar en los primeros momentos y multitud de tiendas se vieron anegadas y en la imposibilidad de despachar sus mercancías inutilizadas. 

La gente que ha podido se ha lanzado a la calle, con el agua por las rodillas, penetrando en tiendas y farmacias para conseguir botellines de cerveza, aguas minerales, galletas, cereales y otros alimentos. Centenares de bujías han sido despachadas, pues la ciudad se encuentra en una absoluta oscuridad que hace aumentar la confusión. 

En los hogares la oscuridad y el silencio, el terrible silencio de la tragedia, han puesto a prueba el temple de los valencianos. En muchas casas se encontraban vecinos enfermos de gripe, materialmente imposibilitados de abandonar el lecho y que recibían con la natural angustia las noticias la riada

EL SERVICIO DE BOMBEROS, INUTILIZADO 

El Servicio de Bomberos quedó fuera de combate en los primeros momentos, ya que la terrible riada aisló las cocheras, impidiendo la salida de los vehículos. Fueron inútiles los esfuerzos realizados para impedirlo. Se espera poder establecer de nuevo este servicio, así como los de agua, gas, electricidad y teléfono. 

EL JEFE DEL ESTADO ORDENA LA ADOPCION DE MEDIDAS DE URGENCIA 

En Barcelona, el ministro de la Gobernación, como ministro de Jornada, ha informado a Su Excelencia el Jefe del Estado de la situación de Valencia. El Generalísimo Franco se ha interesado vivamente por estos informes y ha encargado al ministro que se tomen cuantas medidas sean conducentes al más rápido socorro de la ciudad.

En las proximidades de Valencia los automóviles se abren paso por las carreteras inundadas (Foto Quiroga)

LOS SOCORROS DE MADRID 

Ayer tarde salieron de Madrid, con destino a Valencia, varios camiones de la Comisaría General de Abastecimientos y Transportes, con 50.000 kilos de leche en polvo, la misma cantidad de queso, 30.000 hilos de alubias, 28.000 de carne congelada, 10.000 de carne refrigerada, 45.000 docenas de huevos y 7.000 kilos de pan. 

Asimismo, de la capital ha salido para Valencia un equipo de bomberos especializados en trabajos de desagüe. 

También han llegado a Valencia miles de kilos de pan procedentes de Alicante, Castellón, Teruel, Albacete y otras ciudades. Todos estos víveres se están distribuyendo entre los habitantes. No obstante, estos camiones de víveres que constantemente llegan a Valencia se ven a menudo retrasados e incluso impedidos de entrar en la ciudad por la inundación, que cierra las entradas. 

El Gobierno Civil comunicó ayer que el abastecimiento de hoy está, a pesar de todo, asegurado. Con esta afirmación, la tranquilidad ha llegado a muchos valencianos, a los que el fantasma del. hambre tenía atemorizados. Hoy se cree que podrán estar abiertos todos los mercados.

Una de las calles valencianas anegada totalmente

LOS BARRIOS MARINEROS, EN ANGUSTIOSA SITUACION 

La situación, tan trágica en toda la ciudad, es particularmente angustiosa en los barrios marineros como el de Nazaret, invadidos por el Turia, que tiene en aquella zona una anchura de ocho kilómetros. No se conocen detalles de la verdadera situación del poblado, ya que la incomunicación es total; pero todo hace suponer que ha habido muchas victimas, ya que es el lugar donde más tremendos han sido los efectos de la riada. Se cree que la mitad de la población—unas tres mil personas—, ya que las demás pudieron evacuar a tiempo, se encuentra sobre los tejados de las casas anegadas, con grave peligro de hundimiento, ya que se sabe que muchos hogares se han derrumbado ya. 

Para estos trabajos de salvamento en los barrios y poblados aislados se espera también la valiosa colaboración de los cruceros «Canarias» y «Cervantes». 

En la foto puede apreciarse la altura que alcanzo el agua.

NO SE PRECISA EL NUMERO DE VICTIMAS

Hasta el momento resulta difícil precisar el número de victimas de la tragedia, ya que los derrumbamientos en distintas zonas de la ciudad y en los poblados adyacentes han sido numerosos. Todo hace que la gente se sienta pesimista y que los cálculos arrojen cifras dispares. Se conoce el número de víctimas de la capital, pero no el del poblado de Nazaret, que se supone arrojará una cifra elevada, ya que en él la catástrofe ha adquirido mayores proporciones. 

Según las últimas noticias llegadas a nuestra Redacción, diecisiete personas han encontrado la muerte en Valencia, la mayoría de ellas ahogadas. Las últimas víctimas han sido tres niños de dos, seis y siete años y un matrimonio de ancianos que fue incapaz de ponerse a salvo de la riada. 

ELEVADISIMAS PERDIDAS 

Aunque oficialmente no se han facilitado cifras que reflejan las pérdidas sufridas por la ciudad, se calculan éstas en varios cientos de millones de pesetas, ya que las aguas han destrozado, aparte de los objetos que se encontraban en las viviendas anegadas, aparatos transformadores y de rayos X, importantes obras de arte, etc... 

Las pérdidas en el puerto son asimismo importantísimas. El agua destrozó varios tinglados y arrastró grandes cantidades de mercancías allí almacenadas, hasta el mar, donde grandes cantidades de bidones, troncos, sillas, etc., llegaban hasta a ocultar las aguas. 

BAJA EL NIVEL DEL AGUA

Ayer tarde comenzaron a ceder las aguas, y en algunos puntos de la ciudad quedó una capa de fango resbaladizo tras la retirada de la inundación. El río Turia ha bajado considerablemente, y parece que ha desaparecido el peligro de nuevas inundaciones. Los coches ya transitan por algunas calles, pero aún quedan enormes zonas de la capital donde el tránsito resulta imposible. Muchos coches fueron ayer arrastrados por la avenida y volcados. 

No ha llegado aún, a las once de la mañana, el regimiento de Pontoneros, que es esperado para intentar el salvamento de los damnificados de Nazaret y de la Malvarrosa. 

APURADA  SITUACIÓN 

En Sagunto continúan refugiados en los locales del F. E. T. y de las J. O. N. S., Ayuntamiento y Casa Sindical, así como en varios domicilios particulares, los damnificados por las inundaciones, que ayer tuvieron que ser evacuados a consecuencia del desbordamiento del río Palancia. Durante toda la noche se intentó el salvamento de seis personas que vieron sus casas arrastradas por la corriente. Por fin a las cinco de la madrugada pudieron por familiares, que llevaron a cabo la operación de salvamento con grave riesgo de sus vidas, con agua por encima de la cintura y atados entre sí con cuerdas.

Crónica de las catastróficas riadas del Turia en València (III)

José Ángel Núñez Mora AEMET en la Comunidad Valenciana

1. Dos décadas sombrías, una ciudad triste

El 28 de septiembre de 1949 volvió a rugir el Turia. No lo hacía con esa violencia desde 1897. Según el censo de la población de 1950, de los 509 075 habitantes de la ciudad, sólo el 15% tenía más de 54 años, por lo que pocos de los que aquel día fueron testigos de la fabulosa riada recordaban la de medio siglo antes.

Las décadas de los cuarenta y cincuenta, sobre todo la primera de ellas, fueron muy duras social y económicamente en toda España. Y durante el trienio final 1946-1949, calificado como el trienio del terror, dominado por una férrea represión, por la autarquía y el intervencionismo económico, el país caminaba en sentido contrario a como lo hacían los países europeos, en reconstrucción tras los desastres de la Segunda Guerra Mundial. Como relata Frederic Martí Guillamón en La Ciutat trista (Martí Guillamon, 2003), “la tristeza que se respiraba en casa no encontraba consuelo en la calle”; València durante esos años era “una ciudad que salía lentamente del desgarro de la guerra, donde el hambre y el miedo dominaban todo…la ciudad era un lugar triste y sucio, sin ilusiones, dominado por fuerzas políticas y religiosas brutales dedicadas a reprimir”.

Bajo ese panorama tan sombrío, el impacto de la riada de 1949 en la ciudad y en sus habitantes fue tremendo, aunque hoy en día permanece casi en el olvido y pocos de los que habitan València en el siglo XXI han oído hablar de ella. Multitud de hitos en toda la ciudad recuerdan la de 1957, pero, que sepamos, ninguno la de 1949. Quizás la épica lucha por la supervivencia, la represión, y que sólo ocho años después se produjese una riada cuyas dos avenidas fueron aún más catastróficas, postergaron esta tragedia al olvido.

Una vez superados los efectos de la riada de 1949, para las autoridades y habitantes de la ciudad de mitad del siglo XX quedaba claro que el riesgo de avenidas del Turia era un problema latente, por lo que había que tomar medidas para que una tragedia así no se volviese a repetir el día que una avenida como la de 1897 o como la de 1949 volviera a golpear la ciudad. En lo que interesa a este artículo, durante la década de los cincuenta se produjo una mejora en la economía del país, en la estructura y organización de la ciudad y en el progreso de la ciencia meteorológica, aunque en los tres aspectos los avances fueron totalmente insuficientes, de forma que València estaba muy lejos de estar preparada para afrontar una catástrofe como la que devino en 1957.

En lo que respecta a la situación general de la economía en España, fundamental para poder realizar las inversiones necesarias que protegiesen a la ciudad de estos fenómenos naturales extremos, ya que debido a su elevado coste debían de ser sufragadas por el Estado, y tomando las palabras de José Luis García Delgado sobre la situación económica de los cincuenta: “quizá porque las cosas no podían ir a peor, comenzaron a mejorar” (García Delgado, 2000). Pero esa mejoría se produjo a remolque de la favorable situación internacional más que por la acción y las reformas del interior, que no se producirían hasta finales de la década, con el Plan de Estabilización de 1959, que dio lugar a que en los años sesenta se registrase un ciclo económico expansivo de gran alcance, pero ya con la riada de 1957 pasada.

 En lo que respecta a la sociedad de la época y a la organización de la ciudad y sus infraestructuras y, aunque, tal y como se indicó en la segunda parte de este artículo, tras la riada de 1949 las autoridades tomaron rápidamente la determinación de prohibir las actividades que se venían realizando en el cauce del río en las últimas décadas, como la extracción de áridos, la agricultura y la construcción de chabolas (Portugués Mollá & Mateu Bellés, 2012), lo cierto es que una vez superado el duro golpe se siguió ocupando y explotando el lecho del Turia a su paso por València, aunque con menos intensidad que en los años previos a 1949.

En 1946 fue aprobado en Consejo de Ministros el “Plan de Ordenación de Valencia y su Cintura” y en él se contemplaba tanto la urbanización como el adecentamiento del cauce (Selva Royo, 2013), y entre estas acciones figuraba la desviación del tramo final del mismo a su paso por la ciudad, desplazando la desembocadura hacia el sur. Aunque tras la riada de 1949 se dio un impulso al proyecto mediante la aprobación por Real Decreto de 14 de octubre de 1949 de la Ley de Ordenación Urbana de Valencia y su Comarca, la falta de recursos impidió que se realizasen actuaciones importantes que pudiesen evitar las graves consecuencias de una futura riada.

Además de la falta de inversiones en el encauzamiento del río a su paso por la ciudad, el aspecto del Turia al atravesar València era lamentable e insalubre: “su cauce normal a través de la ciudad, más que de río, apenas si tiene categoría de aliviadero. Durante largos meses, su caudal es un hilillo de caldo mal oliente que serpentea entre charcas infectas de mosquitos” (Martínez García-Ordóñez, 1957).

Por otra parte, y aunque con menor intensidad que en la década de los cuarenta, hay suficientes testimonios que se hacen eco de que continuaba el chabolismo en el cauce en los años previos a 1957. Ello introducía un elemento de riesgo añadido en caso de una nueva riada, ya que se ponía en serio peligro, como ya se había demostrado en 1949, a los habitantes de esas chabolas.

El ingeniero Berriochoa indicó que el crecimiento de población de la ciudad era de 20 000 habitantes anuales, lo que suponía una demanda de servicios y de vivienda que a causa de la miseria de la época la ciudad no era capaz de satisfacer, y los migrantes se establecían en modestas viviendas que construían en el cauce (Berriochoa, 1957), a pesar del trágico y reciente recuerdo de la riada de 1949. No hay que perder tampoco de vista que los efectos de las catastróficas heladas de febrero de 1956 en el campo valenciano no sólo arruinaron la cosecha de ese año, sino que también provocaron que muchos árboles frutales quedasen seriamente dañados, lo que aceleró el éxodo de población del campo a la ciudad.

La zona principal de chabolismo en la década de los cincuenta en el lecho del río era la situada entre los puentes de San José y Campanar, y más abajo también había chabolas en la zona de Jacinto Benavente, donde hoy está el Palau de la Música. En el relato de los hechos de la riada de 1957 se citan víctimas de entre los que habitaban las viviendas edificadas en el río: “desaparecen Antonio Ferrer Navarro y una mujer”, y también “uno de los casos más dramáticos que se registran en esta tristísima noche es el de José Carbonell y Manuela Jiménez, joven matrimonio que habitaba en la zona de Campanar, en las modestas viviendas del cauce del río. Al intentar salvar en un carro a sus tres hijos, el agua se los zarandea y arrebata de las manos”, e incluso se trataba a esta zona como un barrio más de la ciudad: “Ramón Balbastre, un anciano impedido, de 70 años, se ahoga también en ese barrio” (Almanaque de Las Provincias de 1958, págs. 9 y 10). En un reportaje fotográfico titulado “Río poblado” que se publicó en el diario Las Provincias (pág. 11) el 2 de junio de 1955 (sólo dos años antes de la catástrofe), se muestran imágenes de las chabolas construidas en el cauce, y también se trata a esta zona como si fuese un barrio de la ciudad: “por amplia escalinata, un poco más allá de la Zaidía, entre los puentes de San José y Campanar, podéis bajar al lecho de nuestro buen río Turia, que por aquellos lugares conserva su viejo carácter de barrio chabolero mezclado con un cierto tono más superior y hasta semiurbanizado de pueblo o aldea bien dispuesta”.

Y en la zona de Jacinto Benavente, Frederic Martí Guillamón indica que existía una aglomeración urbana que desapareció durante la riada de 1957 en la que malvivían centenares de familias inmigrantes en unas condiciones sanitarias, sociales y económicas infrahumanas (La Ciutat trista, pág. 108).

2. La ciencia meteorológica y la predicción en 1957

En lo que respecta al tercer aspecto tratado en el punto anterior, el desarrollo de la ciencia meteorológica en España, ésta también sufrió las consecuencias de la Guerra Civil y la dura posguerra que azotó a todo el país. Durante el conflicto se exiliaron ilustres meteorólogos que prestigiaban a la institución, como Arturo Duperier, Mariano Doporto, Germán Collado, José Domingo Quílez e Hilario Alonso, que por entonces era el director del Servicio Meteorológico Nacional.

También Víctor García Miralles, jefe del Centro Meteorológico de Levante en 1957, fue depurado por una falta grave según la ley de 10 de febrero de 1939, concediéndosele posteriormente el reingreso en 1941, aunque se le impuso una sanción de cinco años de postergación en el escalafón.

El Servicio Meteorológico Nacional quedó militarizado, y la predicción meteorológica a partir de ahí estuvo casi totalmente orientada a la aeronáutica, de forma que los equipos de predicción se fueron trasladando progresivamente a los aeropuertos, donde permanecieron hasta la década de los ochenta. La predicción meteorológica para asuntos civiles fue poco importante en las décadas de posguerra.

Tras la II Guerra Mundial España quedó excluida de los organismos internacionales y de sus agencias especializadas, aunque a partir del 4 de noviembre de 1950, tras revocarse la resolución condenatoria hacia España de la Asamblea General de la ONU de 1946 (Moradiellos, 2003), España se fue integrando progresivamente en organismos especializados de la ONU como la OMS, la UNESCO o la FAO. El 27 de febrero de 1951 el Estado español firmó su adhesión al Convenio de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), participando como Estado Miembro en el I Congreso que este organismo celebró en París en marzo de ese año, y, por tanto, en 1957 España estaba integrada en la comunidad meteorológica internacional.

Todas las carencias del Servicio Meteorológico Nacional en las dos primeras décadas de posguerra expuestas anteriormente no implican necesariamente que si la situación política y social de España en 1957 hubiese sido similar a la de otros países europeos, la predicción meteorológica de las lluvias torrenciales que dieron lugar a la riada del Turia, hubiese sido más exitosa. Aunque tras la Guerra se produjo una importante pérdida de capital humano que pasó al exilio, una desconexión temporal con servicios meteorológicos nacionales de países vecinos, una militarización del servicio meteorológico y una orientación de la meteorología en España hacia la aeronáutica. En 1957 la meteorología era una ciencia en desarrollo en todo el mundo, y con los medios existentes en 1957, la predicción que se hizo en el Centro Meteorológico de Valencia el día 13 de octubre es a lo más a lo que se podía aspirar en ese momento de la Historia en cualquier Servicio Meteorológico Nacional. Ni que decir tiene que en 1957 no había ninguna herramienta de vigilancia meteorológica, como estaciones automáticas o radar. Sólo hay que recordar que 10 días antes, el 4 de octubre de 1957, el hombre lanzó el primer satélite artificial al espacio, el Sputnik 1, aún sin un fin meteorológico específico.

La meteorología había tenido un fuerte desarrollo durante la II Guerra Mundial, y son bien conocidas las predicciones meteorológicas específicas del Día “D” que facilitaron el éxito del Desembarco de Normandía y en las que se pusieron en juego todos los medios disponibles en aquella época y en las que participaron los mejores meteorólogos del momento del bando aliado (González Herrero, 2016). Pero la meteorología mediterránea, donde predominan circulaciones meridianas o retrógradas en episodios de lluvias torrenciales, es mucho más compleja que la atlántica, donde predominan las situaciones zonales, mucho más predecibles que las anteriores. Además, la predicción meteorológica del 13 de octubre de 1957 no era una predicción específica como las del Día “D”, sino que se trataba de la predicción rutinaria, y por tanto no contó ni con los medios ni con el apoyo extra de la predicción que facilitó el Desembarco de Normandía en junio de 1944.

En 1957 se estaban iniciando el desarrollo de los modelos numéricos, que todavía necesitarían años para ponerse operativos, y las únicas herramientas disponibles eran los análisis meteorológicos de superficie trazados a mano con los datos de unos pocos observatorios de tierra y de algún barco situado en el Atlántico. Una vez trazado el análisis, bien por traslación, bien por métodos que podríamos denominar de “análogos”, se hacía la predicción para el día siguiente, que era el plazo máximo de validez de las predicciones que se emitían en España. En el Centro Meteorológico de Valencia se elaboraba la predicción por la mañana, se emitía a mediodía, y era válida hasta las siete de la mañana del día siguiente. 

Una vez dicho esto, y desde la perspectiva de 2019, habría que considerar casi heroica la predicción que se hizo el 13 de octubre de 1957 a las doce horas en el observatorio instalado en el parque de los Viveros (figura 1), que decía lo siguiente: “seguirán en toda la Región las precipitaciones de distribución irregular e intensidad muy variable, que aisladamente tendrán carácter tormentoso”. 

Figura 1: Predicción meteorológica del 13 de octubre de 1957.

3. Reanálisis meteorológico de la inestabilidad. 

Antes de tratar cómo se desarrollaron los acontecimientos, se van a exponer algunos de los productos de reanálisis de la situación meteorológica que sirvieron para realizar el documento “Lluvias de intensidad y extensión extraordinarias causantes de las inundaciones de los días 13 y 14 de octubre de 1957, en las provincias de Valencia, Castellón y Alicante” (García Miralles & Carrasco Andreu, 1958) y contrastar algunos de los datos que se emplearon entonces con los reanálisis ERA-40 (Uppala et al., 2005) y con los reanálisis CERA-20C (Laloyaux et al., 2018) realizados por el Centro Europeo de Predicción a Plazo Medio. 

Como se comentó en el punto tercero de la primera parte de esta serie de artículos sobre las riadas del Turia, todas las situaciones meteorológicas que generan lluvias torrenciales otoñales en la Comunidad Valenciana, con sus peculiaridades, son muy parecidas, y en el caso de los días 12 al 14 de octubre de 1957, estuvieron presentes todos los ingredientes necesarios para que se produjesen esas lluvias torrenciales. 

El primer ingrediente a analizar es la inestabilidad. La única herramienta de la que dispusieron García Miralles y Carrasco en 1957 para evaluar la inestabilidad fueron los radiosondeos aerológicos de Madrid-Barajas, realizados a más de 300 km de la zona (figura 2). 

Del análisis de los sondeos de Barajas de los días 12, 13 y 14 a las 00 UTC, el más inestable era el del día 13 a las 00 UTC, cuando, como se verá en el relato de los acontecimientos en el artículo final de la serie, todavía no se había desencadenado la convección en las provincias de Valencia y Castellón. Sin embargo, el día 14 a las 00 UTC, cuando hacía horas que se estaban produciendo intensas tormentas en comarcas del interior norte de Valencia e interior sur de Castellón, el análisis gráfico del sondeo mostraba que “la inestabilidad ya no era efectiva”, con lo que el análisis termodinámico de Barajas, el único disponible, no era representativo para el este de la Península y, por tanto, en lo que se refiere a la inestabilidad, resultaba insuficiente para caracterizar la situación atmosférica del episodio. 

Figura 2: Diagramas de los sondeos termodinámicos de Madrid-Barajas de los días 12, 13 y 14 de octubre de 1957 realizados a las 00 horas UTC

Sin tomar en consideración otros índices de inestabilidad, sólo a través del CAPE (Energía potencial convectiva disponible) extraído del reanálisis CERA-20C (figura 3), se visualiza la gran diferencia existente entre el perfil termodinámico de Madrid y de Valencia los días 12, 13 y 14, lo que indica, como era de esperar, que la inestabilidad observada en el sondeo termodinámico de Madrid, nada tenía que ver con la que se debía de haber registrado en València. 

El máximo CAPE en Madrid se habría producido en la tarde del día 13, permaneciendo estable durante el resto del periodo, mientras que en Valencia la inestabilidad (latente) estuvo presente los tres días, sobre todo el 13 y 14, aunque la inhibición del día 13 impidió el disparo de la convección en el litoral de las provincias de Valencia y Castellón, ya que no se notificó la existencia de tormenta ese día en ninguno de los dos observatorios provinciales. 

En la tarde del 13 se produjeron tormentas en el centro de la Península (Madrid, Cuenca y Albacete), y también en observatorios del interior de València y Castellón, quedando restringida la actividad convectiva del día 14 a observatorios del este de la Península, entre Albacete, Cuenca, Teruel, Castellón y València, sin que estuviese presente ese día en Madrid. 

Figura 3: Energía potencial convectiva disponible (CAPE) cada tres horas en Madrid y Valencia. Reanálisis CERA-20C de los días 12, 13 y 14 de octubre de 1957.

García Miralles y Carrasco dedujeron que el motivo de que el aire de menor inestabilidad observado en Madrid el día 14 no hubiese “alcanzado aún la zona de Levante” era debido a “la dirección de los vientos, que según los sondeos con globo piloto hasta donde la abundante nubosidad permitió efectuarlos en algunos observatorios, era del segundo cuadrante”. 

Esos globos piloto a los que se referían García Miralles y Carrasco, eran globos que se hinchaban con hidrógeno, y se lanzaban sin ningún tipo de instrumentación y de transmisión de datos, con el fin de calcular la dirección y velocidad del viento en altura. En Valencia se lanzaban cuatro globos piloto al día, a las 00, 06, 12 y 18 UTC, la posición se determinaba visualmente mediante un teodolito y, considerando que la velocidad media de ascenso era de 200 metros cada minuto, se podía determinar la dirección y velocidad del viento en altura. 

4. Reanálisis meteorológico de superficie y altura. 

En el análisis de superficie de la situación que se realizó en 1957 se apreciaban altas presiones continentales de 1024 hPa, y “una reducida área de presiones, relativamente bajas” (García Miralles & Carrasco Andreu, 1958) al suroeste de la península ibérica y norte de Marruecos, con un flujo débil del este. La situación de los centros de acción del reanálisis ERA-40 trazada en una escala y formato similar a la anterior, es muy parecida a la descrita por García Miralles y Carrasco en 1957 en el centro y sur del continente, con el anticiclón de bloqueo en centro Europa, y la baja del norte de África que presentaba un centro secundario al norte de Canarias induciendo un flujo de viento de levante en superficie (figura 4). 


Figura 4: arriba, análisis de superficie (líneas continuas) y 500 hPa (líneas discontinuas) realizado por García Miralles y Carrasco. Abajo, reanálisis de superficie y 500 hPa ERA-40. Ambos del 14 de octubre de 1957 a las 06 UTC.

En altura, aunque el análisis de 1957 y el reanálisis ERA40 son parecidos, sí que se aprecia diferencia en cuanto a la ubicación del centro de la baja, más desplazada hacia el oeste en los reanálisis del Centro Europeo de Predicción a Plazo Medio y en fase con el centro de la baja en superficie. Ello puede ser más coherente con la situación que realmente se produjo, ya que esa situación es más favorable para que se genere un flujo de sureste en capas medias y bajas de la troposfera, situación que induce ascensos forzados de aire en las sierras del norte de la provincia de Valencia y sur de Castellón. 

Además la situación sinóptica, los reanálisis muestran un chorro en capas bajas inyectando una masa de aire saturado (además de inestable, como se vio en el punto anterior), sobre la mitad norte de la Comunidad Valenciana.

Figura 5: Altura geopotencial en 850 hPa y humedad en 700 hPa. Reanálisis ERA-40 del 14 de octubre de 1957 a las 06 UTC.

Una vez que se ha descrito la situación meteorológica y todos los factores sociales, económicos y de las infraestructuras de la ciudad, que seguía sin estar preparada para afrontar un fenómeno natural como el que se produjo el 14 de octubre de 1957, en la cuarta y última parte de esta serie de artículos, se tratará cómo se fueron desarrollando los catastróficos acontecimientos y como se fueron produciendo las precipitaciones torrenciales que dieron lugar a la doble riada del Turia, comentando los datos de observación y los testimonios más relevantes que anotaron los observadores de meteorología de la red secundaria en una serie de 145 encuestas, hasta ahora inéditas, que para la realización del informe completo de los hechos, diseñó y recopiló el Centro Meteorológico de Levante. 

Agradecimientos 

Especial agradecimiento a José Gavidia Abarca, el observador que estuvo de servicio los días 14 y 15 de octubre de 1957 en el Centro Meteorológico de Levante. A pesar de las dificultades de todo tipo, José Gavidia Abarca, que permaneció aislado en el Centro Meteorológico durante dos días, realizó todas las observaciones y lanzamientos de globos piloto reglamentarios. Además, su nítido recuerdo de los acontecimientos ha servido para reconstruir parcialmente cómo se vivió la última gran riada del siglo XX en el observatorio meteorológico del parque de los Viveros de València. Agradecimiento también a Ángel Rivera y Manuel Palomares, por sus orientaciones sobre las actividades del servicio meteorológico en la década de los cincuenta. 

9 de octubre: Algunos acatan; otros dicen no

Antes, cantaba Raimon, el octubre dulce encendía colores. Ahora enciende dolores. Los dolores de los muertos por el agua y la desidia. El 9 de octubre era día de fiesta llena, de pañuelo rellena de mazapán para los enamorados de Sant Donís. Antes octubre era un mes luminoso. Ahora llueve, suenan los móviles y los traumas se desbocan. Vuelven las imágenes de los cadáveres flotando por las calles y un paisaje de guerra junto a casa. Nada es igual, ni lo será ya hasta que muramos todos los que ahora vivimos, en octubre de los valencianos.

Les cicatrius de València. Así se titula el libro que publica Víctor Maceda, periodista de El Temps. No es una crónica sobre la dana. Es —como el autor— más desgarrador e inteligente. Es un relato sobre callar o rebelarse. Es una filigrana que une la riada del 57 con la dana del 24. Narra la vida de Martí Domínguez, don Martí, el hombre que no se calló. El director de Las Provincias que bajo el franquismo dijo lo suficiente. "Ante el silencio cobarde de los valencianos y el silencio frívolo del resto de España, la providencia puso el lápiz rojo de las aguas del Turia. Y el lápiz se apretó tanto contra el cuaderno de Valencia que no sólo hizo un trazo pictórico, un trazo plástico. Hizo un trazo en relieve, grumoso. Aquello escribió don Martí a los cinco meses de la riada devastadora de los 81 fallecidos. Lo escribió en una dictadura. Y lo pagó, claro. Siempre se pagan las heroicidades. Es el precio de la dignidad. El peaje para no odiar el espejo. El coste de conservar la mirada limpia. Ese es el precio que pagó Martín Domínguez Barberá: la depuración. Él, que se lo jugó todo cuando pronunció aquellas míticas palabras —“Cuando los hombres se callan, ¡hasta las piedras hablan!”—, fue apartado como director y su carrera como periodista de masas y líder público acabó. Quedó arrinconado como director de la revista Valencia Fruits. Es extraordinario el viaje que plantea Maceda para comprender a una sociedad.

El nieto de ese Martí Domínguez es el escritor Martí Domínguez, que este octubre publica Ingrata pàtria, una novela necesaria, una gran novela. Es la historia —nunca se llama el nombre— del médico, profesor y párroco universitario Joan Baptista Peset, otra persona íntegra que, como el abuelo de Martí, eligió obstinadamente la libertad y acabó fusilado un sábado de mayo en el paredón de Paterna. Son sus últimas horas de ese terror: prisión, traslado al patíbulo, fusilamiento. Pero la novela trasciende la anécdota: es un corazón de voces escritas en primera persona que dibujan la siniestra telaraña de un engranaje represivo. Algunos acatan; otros dicen no.

Camus lo decía: un hombre rebelde es aquél que dice no. Por ejemplo, decir que no a entrar a debatir payasadas con x de vixca. Decir que no a indignarse por los honores dados a la reina del veneno anticatalanista. Ya diremos que sí.






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