Se toma generalmente como referencia al hablar de barril de crudo o petróleo a la unidad de 42 galones (aproximadamente 159 litros). Esta curiosa medida considerada como estándar, perdura en el tiempo como recuerdo de la época colonial inglesa. En 1866, el estado estadounidense de Pensilvania lideraba la producción mundial de petróleo. En agosto de ese año, los principales productores de petróleo en ese estado adoptaron como unidad de medida para la comercialización del petróleo, un barril con una capacidad de 42 galones.
La razón de esa elección obedecía a la relativa facilidad de manejo de un barril por parte de una pareja de hombres, pues un barril de petróleo pesa aproximadamente unos 136 kilogramos, y a la vez el tamaño del mismo permitía que 20 barriles de petróleo pudiesen ser colocados sobre un vagón de carga de los trenes de la época, lo que abarataba el costo del transporte del producto extraído.
Pero más que eso, la elección de un barril de petróleo con una capacidad de 42 galones se basó en la sencilla razón de que el barril de 42 galones ya era un patrón de medida utilizado ampliamente en las diversas transacciones comerciales del día a día. Era el envase tradicional y de uso común con el que se almacenaba y comercializaba la mayoría de los productos de consumo, como el arenque, el salmón, el vino, la melaza, la mantequilla, el jabón, y hasta el aceite de ballena. Todos ellos se transportaban en toneles de 42 galones de capacidad.
Y este típico valor de 42 galones como referencia de medida de volumen en el comercio estadounidense de finales del siglo XIX, era una herencia de la época colonial. Tal medida de capacidad había sido impuesta bajo el reinado de Ricardo III de Inglaterra (1483-1485) y traído a tierras americanas por los primeros colonos. Además el estatuto de Pensilvania de 1700 había establecido el barril de 42 galones como el contenedor estándar para el transporte de todo tipo de productos y comestibles, por lo que su uso adquiría caracter legal en el comercio.
La existencia de dicho envase fue circunstancialmente aprovechada cuando se comenzó la explotación petrolera, y los productores se encontraron frente a la necesidad de almacenar y transportar el petróleo que, como por arte de magia, salía a raudales de las entrañas de la tierra, siendo entonces los estadounidenses pioneros tanto en la explotación como en la comercialización del petróleo. Por lo tanto, el barril de 42 galones de capacidad (159 litros) permanece hasta nuestros días como la medida de comercialización del petróleo. No importa que el mismo sea transportado por kilométricos oleoductos o grandes súperpetroleros.
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