martes, 5 de mayo de 2020

Batallón infantil de San Sebastián en 1894


EL BATALLÓN INFANTIL DE SAN SEBASTIÁN.

La más nueva y quizás la más bonita de las fiestas que este año ha celebrado la hermosa capital de la hermosísima Guipúzcoa, fué sin duda la gran revista ó parada del Batallón infantil el sábado 8 del corriente en la plaza de Toros.


A las cuatro en punto, con militar puntualidad, salió el batallón á la plaza. rompiendo la marcha la escuadra de Gastadores, mandada por el cabo Ortega, un guapo muchacho cuyo retrato tenemos el gusto de publicar en la página 167, juntamente con el del apuesto gastador Domingo Ruiz Dana. Detrás iba la banda de tambores y cornetas, y la Música dirigida por Guillermo Múgica. A todos los veteranos de la banda de tambores retratamos en el primer grabado de la página citada, y en el último á lo más lucido de la plana mayor, donde conocerán nuestros lectores al bravo teniente coronel Ignacio Roca, al bizarro comandante Antonio Marti montados en fogosos corceles, al abanderado Valle y otros cuyos nombres sentimos no saber, pero que sin duda serán con el tiempo ilustres y famosos. Debemos las fotografías de que han sido tomados nuestros grabados á la amabilidad del notable aficionado Sr. Melgarejo. |

El uniforme del batallón es el de miqueletes, tan airoso y tan cómodo, y el fusil Mauser, mostrándose en esto los niños donostiarras algunos años más adelantados que nuestros soldados de infantería, armados aún con el Remington, venerable antigualla de probada ineficacia frente al armamento moderno. La revista mostró también que la instrucción militar de los soldaditos era completa, verdaderamente Completa. Al toque de atención siguieron las voces de mando del Jefe, dadas con voz clara y fuerte, y cumplidas con admirable precisión. Formaron en columnas desplegadas, presentaron armas, hicieron ejercicios de manejo del arma, muchas evoluciones. y esgrima contra infantería y caballería, y todo admirablemente bien en medio del general entusiasmo que se desahogaba de cuando en cuando en aplausos ruidosisimos.

Siguióse un aurrescu bailado par diez miqueletes y doce niñas, y la fiesta terminó con diversos himnos muy bien cantados y bonitos. San Sebastian está muy contento de su batallón de miqueletes, y en verdad que le sobra razón.

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