En política, la noble mentira se asocia con las falsas explicaciones que dan los gobernantes con el objeto de preservar la paz social y de esta manera poder llevar adelante sus proyectos que en definitiva aportarán bienestar y progreso al conjunto de los ciudadanos. Platón trató de este tipo de mentiras en La República.
La tesis antigua de la noble mentira resurge en los albores de la Edad Moderna en la influyente obra de Maquiavelo. Los seguidores de Maquiavelo suelen afirmar que este no recomendaba la mentira del gobernante, sino que se limitaba a describir los procedimientos por los cuales se conserva de hecho el poder. Su obra El príncipe se considera que es una de las primeras obras de filosofía moderna, especialmente de filosofía política, en la que se considera que la verdad efectiva es más importante que cualquier ideal abstracto.
A mediados del siglo XX la idea de la noble mentira fue retomada por el filósofo norteamericano de origen alemán Leo Strauss, que toma como referentes a dos pensadores alemanes, Friedrich Nietzsche y Max Weber, así como al teórico político Carl Schmitt.
Los estudiantes que estudiaron con Leo Strauss o asistieron a sus conferencias en la Universidad de Chicago se encuentran George Anastaplo, Hadley Arkes, Seth Benardete, Laurence Berns, Allan Bloom, David Bolotin, Christopher Bruell, Charles Butterworth, Werner Dannhauser, Murray Dry, William Galston, Victor Gourevitch, Harry V. Jaffa, Roger Masters, Clifford Orwin, Thomas Pangle, Stanley Rosen, Abram Shulsky (Director de la Oficina de Planes Especiales ), Susan Sontag, Warren Winiarski, y Paul Wolfowitz (quien asistió a dos cursos de conferencias de Strauss sobre Platón y El espíritu de las leyes de Montesquieu en la Universidad de Chicago), Harvey C. Mansfield, Steven B. Smith y Steven Berg. También se considera un straussiano (como se identifican algunos seguidores de Strauss) Richard Rorty, que describió a Strauss como una influencia particular en sus primeros estudios en la Universidad de Chicago, donde Rorty realizó un plan de estudios clásico con Strauss.
Algunos ven el trabajo filosófico de Leo Strauss como una de las bases ideológicas del movimiento neoconservador en Estados Unidos (los conocidos como neocons), aunque tan solo un miembro destacado de este grupo, Paul Wolfowitz, fue alumno de Strauss.
Lo cierto es que Paul Wolfowitz propuso ya en 2001 un plan para invadir Irak, por lo que fue uno de los defensores de esta guerra y se le intuye como un impulsor en la sombra de la intervención norteamericana en diversos países. Diversos autores le consideran a la cabeza de un secreto grupo de presión, los Straussianos. Como se puede comprender ese carácter secreto hace que no pueda pasar de conjetura, al menos para los que no podemos acceder a esos secretos. Muchos de estos artículos provienen de entornos muy conservadores y manifiestamente antiliberales, como Tradición Viva, que copia su artículo de POSMODERNIA, una revista cercana al Materialismo Filosófico de Gustavo Bueno. También encontramos otras referencias en Iberoamérica Social, Red Voltaire, La Casa de mi Tía, Diario 16, Extramuros, NewYorker, EL PAIS, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario