La responsabilidad de proteger (R2P o RtoP) es un compromiso político global apoyado por todos los Estados miembros de las Naciones Unidas en la Cumbre Mundial de septiembre de 2005 con el fin de fijar sus cuatro preocupaciones clave para prevenir el genocidio, crímenes de guerra, limpiezas étnicas y crímenes de lesa humanidad.
La 60ª Asamblea General de Naciones Unidas, que se celebró entre el 13 de septiembre de 2005 y el 11 de septiembre de 2006, se presentaba ambiciosa en su objetivo de reforma y en la adaptación a los problemas del mundo contemporáneo: pobreza y terrorismo. Sin embargo, tras las fricciones puestas de manifiesto entre los países, sólo fue posible un acuerdo de mínimos, que fue ratificado en la Cumbre Mundial que se celebró del 14 al 16 de septiembre de 2005.
El documento, de unas 40 páginas, fue adoptado como declaración final de la Cumbre que reunió a 170 jefes de Estado y de Gobierno.
"Hemos conseguido un buen documento. No recoge todo lo que queríamos, pero puede servirnos de base para la reforma", indicó el secretario general, Kofi Annan.
El punto de partida era un ambicioso proyecto de reforma elaborado por un grupo de expertos durante meses, y enriquecido después por el propio secretario general. Pero las divisiones sobre cómo enfrentarse a la cada vez mayor brecha entre ricos y pobres -y las creadas por la llamada guerra contra el terror-, vaciaron de contenido los aspectos fundamentales del documento de reforma.
En la Cumbre Mundial 2005, todos los Jefes de Estado y de Gobierno afirmaron la responsabilidad de proteger a las poblaciones frente al genocidio, los crímenes de guerra, la depuración étnica y los crímenes de lesa humanidad. La responsabilidad de proteger se basa en tres pilares igual de importantes: la responsabilidad de cada Estado de proteger a sus poblaciones (primer pilar); la responsabilidad de la comunidad internacional de ayudar a los Estados a proteger a sus poblaciones (segundo pilar); y la responsabilidad de la comunidad internacional de proteger a las poblaciones de un Estado cuando es evidente que este no logra hacerlo (tercer pilar). La aprobación de este principio en 2005 constituyó un compromiso firme que despertó grandes expectativas sobre un futuro libre de este tipo de crímenes.
Habida cuenta de la diversidad y la intensidad de las crisis que se están produciendo en todo el mundo, muchos son los que se sienten obligados a decir que la responsabilidad de proteger no ha dado resultados. Sin embargo, se han observado avances importantes en el desarrollo del principio y en el diseño de medidas prácticas para su aplicación plena que ofrecen una imagen más optimista. Para definir los siguientes pasos en la aplicación del principio de la responsabilidad de proteger se deben tener en cuenta ambos factores.
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