domingo, 30 de junio de 2024

La invención de la aguja

El agujero realizado en un punzón de hueso fue uno de los grandes motores de la expansión humana. Durante cientos de miles de años, las primeras especies de homínidos no necesitaron de mucho abrigo, el clima en la mayor parte de África lo hacía innecesario. Sin embargo, con su expansión cada vez más al norte, el registro fósil muestra cómo se fueron abrigando. No se ha conservado ropa, pero sí un número creciente de herramientas para confeccionarla. Primero fueron simples lascas para arrancar y cortar las pieles, pero después fueron apareciendo punzones y buriles para agujerearla y coserla.

Las primeras agujas con ojo aparecieron en el Paleolítico, hace unos 40.000 años en Siberia, y son más difíciles de fabricar que los simples punzones de hueso, que bastaban para confeccionar prendas ajustadas. La ropa hasta el último ciclo glaciar solo se utilizaba de forma puntual. Las herramientas clásicas que asociamos con ello son los raspadores de piel o de piedra, y las encontramos apareciendo y desapareciendo durante las distintas fases de las últimas glaciaciones. La invención de las agujas con ojo, que facilitaban la costura con tendones o hilos, puede reflejar la producción de prendas más complejas, en capas y con adornos como cuentas y otros pequeños elementos decorativos. 

El estudio de la evolución en el uso de las agujas se puede encontrar en el artículo Paleolithic eyed needles and the evolution of dress publicado por un grupo de científicos encabezados por Ian Gilligan de la Universidad de Sidney en Science Advances.

Agujas con ojo

La producción de agujas con ojo es un proceso tecnológico sofisticado y que requiere mucha mano de obra para los cazadores-recolectores. 

1) En circunstancias en las que se deseaba o requería una costura más fina, el proceso de insertar un hilo a mano a través de un pequeño orificio se volvía cada vez más tedioso, un desafío que se solucionaba perforando un ojo en el extremo proximal del punzón para pasar el hilo.

2) Como consecuencia de la innovación tecnológica las agujas con ojo hicieron que la costura fuera más eficiente, al combinar dos procesos separados en uno: la perforación de agujeros en las pieles y el enhebrado de tendones o fibras a través de los agujeros.

Los beneficios de fabricar agujas con ojos (que facilitan una costura más fina a mano y hacen que la tarea de coser sea más eficiente) permiten añadir adornos de la ropa y también confeccionar ropa interior en conjuntos de prendas de varias capas. Las agujas con ojos fueron un avance tecnológico que facilitó un aislamiento térmico más eficaz y la transformación de la ropa en vestido. Por estas razones, las agujas con ojos fueron un punto de inflexión en la prehistoria humana.

Capas y ropa interior

La eficacia de añadir capas adicionales para mejorar el aislamiento se deriva del principio térmico básico de la ropa, es decir, atrapar el aire cerca de la superficie de la piel para reducir la tasa de pérdida de calor por convección. Usando telas tejidas modernas, y dependiendo de los materiales, agregar una capa adicional puede casi duplicar el valor de aislamiento. Los climas del Holoceno se pueden clasificar en zonas de ropa según la cantidad de capas necesarias para que las personas soporten con seguridad las condiciones invernales al aire libre. Se necesitan hasta cuatro capas en la zona subártica, por ejemplo, y cuatro capas son obligatorias para sobrevivir al aire libre durante los inviernos árticos, cuando las temperaturas medias mensuales están entre -10°C y -20°C. Sin embargo, estos umbrales para capas adicionales se definen para prendas hechas de materiales tejidos, que proporcionan menos aislamiento y son más propensas a la penetración del viento que las pieles de animales utilizadas para fabricar prendas paleolíticas. Por esta razón, la clasificación contemporánea de cuatro capas de zonas de vestimenta probablemente corresponda a una situación de dos capas con prendas del Paleolítico.




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