sábado, 29 de junio de 2024

FRANCIA HOY ANTE LAS URNAS

El Sol, 26 de abril de 1936

FRANCIA HOY ANTE LAS URNAS 

Frente Nacional y Frente Popular

Las tendencias autoritarias en las elecciones

La importancia de las elecciones francesas tendrá una resonancia europea. El Gobierno que tome el Poder al día siguiente de la consulta legislativa deberá decidir entre un definitivo apoyo a la Sociedad de Naciones en Ginebra o una política personal capaz de ir quizá hasta un Convenio con Alemania. Este futuro Ministerio no será otra cosa que lo que exprese la mayoría de los sufragios de pueblo francés. Reflejamos ya en EL SOL los sentimientos de la más potente agrupación agraria. Conviene esbozar el panorama completo de los partidos y grupos que actualmente forman la "materia electoral".

Empezando por la extrema derecha, en materia internacional debemos señalar la corriente de opinión que, con poco cauce todavía, preconiza una alianza con Alemania. Un joven escritor, Rene Jolivet, acaba de publicar un manifiesto de esta tendencia en el semanario "Savez Vous". Dirigido a la juventud, este llamamiento ha aprovechado el ambiente creado por algunos ex combatientes franceses y alemanes y sus respectivos puntos de vista.

Naturalmente, la parte del manifiesto que más incremento ha tomado ha sido la ideología de una colaboración con la hermana latina del Este: Italia. Pero la concepción de un bloque germanoitalofrancés no es bien vista por todas las derechas, ni mucho menos. Por ejemplo, si los monárquicos admiten y reclaman la unión francoitaliana, se oponen a una aproximación germanogala.

Los de L'Action Francaise

Muchas personalidades han enviado su protesta a L'Action Française contra la condena a cuatro meses de cárcel impuesta a Charles Maurras, el doctrinarlo, el codificador del evangelio monárquico en Francia. Y hasta algunos republicanos han querido asociarse y protestar contra esta condena arbitraria. Efectivamente, por los artículos publicados en enero a propósito del peligro que representaban para la paz europea las multiplicaciones de sanciones contra Italia, Charles Maurras fue condenado en marzo... El Instituto de Cooperación Intelectual, organismo de izquierda, y aun de extrema izquierda, censuró también a los jueces, puesto que Eugenio d'Ors, representante oficial de la España literaria en París, se unió a las manifestaciones de simpatía en favor de Charles Maurras.

En cambio, después del Incidente en el entierro de Jacques Bainville, el historiador y académico de Acción Francesa, en el cual unos desconocidos hirieron a León Blum, el Gobierno, sin esperar los definitivos informes de la Policía, disolvió la Liga de Acción Francesa. ¿Qué pensar de este partido, que agrupa tantas simpatías espontáneas de intelectuales y suscita tantas severidades gubernamentales? La idea monárquica parece haber ganado en Francia nuevamente. Lo prueba la nueva publicación de "Le Courrier Royal", que ha despertado gran interés. Pero, para más seguridad de informes, acudamos a la fuente, preguntemos a los dirigentes de l'Action Française.

Junto al lindo teatro de los Champs Elysées, hoy día sin espectáculo y sin espectadores, se levanta el aristocrático hotel de L'Action Française. Por una parte, el público ha abandonado el templo donde se representaba la comedía criticando la política moderna. Por otra, se apasiona por la expresión restauradora de una política histórica. La acogida hecha al órgano que fue hace unos años semanal, luego diario, mal instalado en un piso cerca de la Gare Saint-Lazarc, le ha permitido las enormes tiradas de los grandes rotativos de información y posee hoy un hotel particular.

Charles Maurras, indiferente a su condena, continúa examinando diariamente el hecho importante a la luz de la doctrina monárquica. Desde hace veintinueve años, y en plena República anticlerical, valientemente, se atreve a anunciar a los franceses las catástrofes nacionales e internacionales que los amenazan por haber abandonado su disciplina y retirado su confianza a un jefe único hereditario. León Daudet, tan violento y tan combativo como Carlos Maurras, es dialéctico que anunció también, mucho antes de 1914, la guerra, y anteriormente también al 6 de febrero de 1934, los escándalos de la política francesa que llevaron a todo el pueblo parisién, comunistas y monárquicos, a manifestarse por primera vez contra la tercera República. Como, por otra parte, "L'Action Française" reveló durante la guerra muchos asuntos de espionaje, sus informaciones de política Internacional son consideradas como importantes hasta por los franceses que no comparten las opiniones del diario. Hoy día es inútil exponer en "L'Action Française" la cuestión "¿Debemos ponernos de acuerdo con Alemania?" Mucho antes de la ocupación de Renania por Hitler, "L'Action Française" anunció el rearmamento de Alemania y la inminencia de una guerra. De ningún modo cree posible la "entente" con Alemania. En este terreno, "L'Actíon Française" muestra un nacionalismo conforme al de 1914. Del mismo modo piensa con respecto de Inglaterra, salvo que proclama la necesidad da levantar las sanciones contra Italia. Las extremas izquierdas transforman esta actitud defensiva en belicismo agresivo, acusando a "L'Action Française" de querer la guerra, y olvidando su actitud contra Alemania, la acusan también de pactar con el hitlerismo en nombre del fascismo...

LAS DIFUNTAS LIGAS

Desde el punto de vista Interior, ¿ qué papel puede representar l'Action Française?

Me recibe el Sr. D. Mauricio Pujo, el animador, el guía de todas las intervenciones callejeras de la Liga de Acción Francesa y de los "camelots du roi". Lo que el Gobierno no ha podido impedir es que muchachos de buena familia, empleados y obreros de todas las industrias, se conviertan voluntariamente en vendedores del diario en plena calle. En las entradas de las estaciones del "Metro" se los ve voceando "L'Action Française" junto a los obreros que proclaman "La Humanidad". El Sr. Pujo rehúsa, naturalmente, toda declaración sobre los procedimientos que empleará el partido de la Liga disuelta para conservar una vida secreta, un espíritu de lucha para el día en que sea necesaria una intervención. Sobre la pública actividad de la "Action Française", M. Pujo me declara:

— No tomamos parte en las elecciones presentando candidatos. Recomendamos sólo a nuestros amigos que voten "nacional". Nosotros combatimos el comunismo en la calle. No crea usted en una victoria segura. Francia es un país de pequeña propiedad. Ahora está de moda hablar de las "doscientas familias" que dirigen el país. "L'Humanité", que ataca con tanta ligereza a las grandes fortunas francesas, es la primera que recurre a las que, temiendo la expoliación, juegan el peligroso juego de apostar en el cuadro enemigo. En realidad, la fortuna en Francia está muy repartida. Así es como "Actíon Française" se recluta en la clase media: empleados, comerciantes, labradores, animados de un vivo espíritu nacional.

— ¿No cree usted que la crisis y la dificultad de los tiempos presentes hayan procurado muchas adhesiones al comunismo?

— Ciertamente; pero también es verdad que en Francia no existen verdaderos proletarios, como en Alemania o en Rusia. Todos los franceses saben leer, y hay en nuestro país un tesoro de honor que no se encuentra entre los obreros de la U. R. S. S. o de Alemania. Yo, que tengo la experiencia de treinta años de luchas en la calle, puedo afirmarle que las fuerzas comunistas militantes son inferiores en calidad y en número a las nuestras. Sus manifestaciones, a pesar de lo que ellos dicen, no han alcanzado nunca cien mil hombres. Es un público muy mezclado y que comprende muchos chiquillos. No niego, sin embargo, que los comunistas han hecho grandes progresos desde el motín del 6 de febrero de 1934. Pero el estudiante de Action Française tiene su valor personal y no espera un intercambio de injurias para entrar en la lucha y pasar al cuerpo a cuerpo. El obrero comunista le es superior, por el contrario, cuando usa armas, como piedras u otros proyectiles a mano.

— ¿ Cree usted en el éxito del comunismo?

— El peligro, a mi modo de ver, viene de los radicalsocialistas. Han impedido la vuelta a la salvación por la reacción del orden. Han abierto la puerta a la demagogia. Individualmente son poseedores y se agarran a los privilegios burgueses. 

Si la revolución llegara, ellos serían las primeras víctimas. ¿ Los socialistas puros ? Muchos de ellos han dejado el partido socialista para entrar en el radicalismo, a fin de ser ministros. Francia es refractaria al marxismo. Suponiendo que triunfen Cachin y Vaillant-Couturier, no pasarán muchos días sin que la dictadura del proletariado sea para todos insoportable. La unión nacional se formará espontáneamente contra el marxismo. Si el advenimiento del comunismo se produce, temo sobre todo que sea Alemania la que aproveche para atacamos. Interiormente, los comunistas no pueden triunfar en Francia sin que las radicalsocialistas les abran !a puerta. Los radicalsocialistas, ¡ay!, son el espíritu de denostación de nuestros antecesoras galos. Es la envidia, la división. Los "grandes principios" la igualdad, la libertad, ocultan el deseo de no obedecer. Pero el día en que los radicales llegaran a facilitar el triunfo del comunismo, ya vería usted qué reacción mecánica, automática, se produciría. Si el Frente Popular vence, tendremos la desvaloración del franco. Sus consecuencias provocarían inmediatamente la más viva alarma en todo el país. 

— ¿Cree usted que las masas francesas se dan cuenta de la situación internacional? 

— ¡Ay! Estas son cuestiones lejos del alcance del elector medio. Mucha gente se imagina todavía que votar "izquierda" es votar por la paz, mientras que, por el contrario, los radicalsocialistas reclaman sanciones que nos enemistarán con Italia, y la primera acción del comunismo será declarar la guerra a Alemania para salvar a los Soviets y abatir a Hitler. Pero ¡cuidado! El instinto vital reacciona rápidamente en Francia. 

— Y entonces, ¿cree usted que habrá una reacción monárquica? 

— La idea monárquica no puede obrar directamente sobre las "masas". Hay que tener una inteligencia en plena actividad para comprender la necesidad de elegir un jefe. Por esto basta que los elementos de calidad, hombres de cultura elevada y al mismo tiempo ciudadanos en la calle, combinen su acción con elementos favorables. Ese día se encontrará apoyo y colaboración en las administraciones republicanas, gentes que ya están hartas de la demagogia y ven que no puede corregir nada si no es cambiando de régimen. Sería pueril imaginar que la salvación de Francia puede depender de un simple ataque contra la Policía. La multitud no es más inteligente en la calle que ante las urnas de voto. Es una fuerza a menudo generosa, pero que necesita dirección. La jornada del 6 de febrero de 1934, que fue un gran movimiento de la honradez francesa sublevada contra el escándalo de Stavisky, no podía cambiar el régimen responsable de este escándalo, porque los manifestantes, unidos por el mismo sentimiento del honor nacional, se hallaban divididos en cuanto a la solución política que debía resultar de su manifestación. Pero desde el 6 de febrero la experiencia y las decepciones acumuladas convencen cada día más enérgicamente a los patriotas franceses que desean realmente acabar con el desorden de que hay que aceptar la única solución franca, útil, eficaz: la solución monárquica. Ante la amenaza revolucionaria, la idea de la Monarquía es la que inspirará y dirigirá la próxima reacción nacional. 

La Federación Republicana 

En cambio, otros franceses están convencidos de que la felicidad del país se debe lograr únicamente por la adaptación del régimen. Desde 1903, tres Asociaciones republicanas cuyos miembros seguían la doctrina de Thiers y de León Say se agruparon. Monsieur Albert Lebrún, el actual Presidente de la República francesa, era entonces uno de los miembros más destacados de este grupo, que hoy cuenta con François de Wendel, Edouard Soulier y con casi todos los diputados o senadores que han sostenido la política de rigor y de saneamiento financiero de Raymond Poincaré. La Federación Republicana, desde 1918 se fusionó con la Izquierda Democrática. Una de las numerosísimas personalidades del parlamentarismo francés que sostiene la federación nos ha recibido en estos días, pues no se interrumpió durante las fiestas el trabajo colosal de redacción y expedición de programas y llamamientos del partido, que un personal laborioso e importante se encarga de enviar a todos los candidatos oficialmente autorizados. 

— Nuestro partido está constituido —nos dice— con la finalidad de reunir a todos los republicanos en un mismo espíritu de concordia y de grandeza nacional. Antes de la guerra habíamos hecho al Gobierno varias advertencias, que no escuchó. Durante la guerra, gracias a nuestra acción, Clemenceau pudo tomar el Poder. 

Consecuencia natural del hecho, que en su partido siempre figuraron personalidades políticas de Lorena, desde el famoso JulesFerry hasta su actual presidente, Luis Marín, el gran protector de las ciencias etnográficas en Francia. Es evidente que con un sabio presidente, hijo de la provincia de Francia que fue victima de tres invasiones en menos de cíen años, y que siempre se ha preocupado de los orígenes, costumbres y anhelos de las entidades raciales, los problemas internacionales deben ser estudiados en la Federación Republicana con más atención que en otros grupos. 

Si el Parlamento hubiese escuchado a Luis Marín, Francia y Europa hubieran gozado de una paz más durable. Además, cada vez que el país estuvo a punto de emprender una guerra civil, la Federación Republicana logró la salvadora unión nacional. Hemos protestado también contra el injusto saldo de las deudas de América. Igualmente hemos protestado contra la administración papelera de Ginebra y el peligro del Tratado de Locarno

PROTECCIÓN AL OBRERO Y A LA FAMILIA 

— ¿Qué programa Interior ha adoptado la Federación después de que el senador Gautherot, en el Congreso nacional el año pasado, dijo esta frase que yo supe (cosa curiosa) por intermedio de un republicano patriota amigo español: "La nación francesa, cuya unidad secular constituía antes una fuerza irresistible, está amenazada de disgregación en el interior, y en cuanto al exterior, por el temor de que otras naciones se entreguen a un espíritu totalitario, a una voluntad unánime?" 

— Nuestro programa reformará la Constitución, a fin de liberar el país de las nuevas feudalidades, de los Sindicatos ilegales y establecer la votación por la representación proporcional. Garantía de toda clase de libertades, desde la Prensa hasta la libertad de reuniones, asociaciones y actividades comerciales. Estimamos que el progreso y la seguridad económica deben contar con el ejercicio de la iniciativa privada, el respeto de la propiedad, el culto de la profesión y deseo de su perfeccionamiento. Además, fomentar la explotación familiar en la agricultura, el comercio y la pequeña industria. Acceso de todos a la propiedad. Organización profesional apoyada sobre la corporación. 

— Hace poco, una gran Asociación de labradores me hablaba con gratitud del más famoso socio de su Federación, el presidente Meline, fundador del crédito agrícola, organizador de los seguros agrícolas sobre el principio de la mutualidad, el cual combatió los impuestos que corresponden a los pequeños cultivadores. 

— Nuestra Federación republicana ha luchado estos años en favor de los viticultores, participado en la conservación del dominio forestal, en la mejora del alojamiento, de los caminos vecinales y de las herramientas rurales. Financieramente, nuestro programa tiene por bases la familia y el ahorro, el respeto de los contratos, la probidad monetaria y armonizar el presupuesto nacional con las facultades contributivas de los ciudadanos. La Hacienda pública debe inspirarse no en la lucha de las clases, sino en la solidaridad nacional. Aquí no queremos frases ni promesas. Hechos. Ya son públicos: nuestro Meline hizo la ley sobre las casas baratas; nuestro Ribot, la ley sobre la asistencia a la vejez; nuestro Adizard, la ley en favor de las familias numerosas; nuestro Delachenal, los seguros mutuos de ex combatientes; Tapponier, una legislación protectora de la esposa y de la familia; Jain-Lambert, la ley sobre las Cajas de Ahorros, y Duval-Arnould, las leyes sobre los seguros familiares. Estimamos que la escuela única representa un peligro para la República sana, intelectual, social, familiar y financiera. Para el porvenir quisiéramos perfeccionar los organismos de conciliación y de mediación entre obreros y patronos, menos para los servicios públicos o todo servicio declarado de utilidad pública. Para éstos, un estatuto y un arbitraje obligatorio están previstos. La enseñanza técnica debe desarrollarse por la renovación del aprendizaje. Proponemos cámaras de profesiones. Desde el punto de vista de higiene social, todo miembro de nuestro partido se compromete a reclamar al Estado la policía y la vigilancia contra la enfermedad, las buhardillas inhabitables y la alimentación insuficiente de los trabajadores. Eso, de acuerdo con las obras particulares. Preconizamos la organización de laboratorios para denunciar las aguas contaminadas, la evacuación de las basuras, la supresión de los humos industriales y del ruido. Queremos una vigilancia estrecha de la alimentación, especialmente de la de los niños de pecho. Lucha contra los estupefacientes y el alcoholismo, contra el contagio de enfermedades. Queremos favorecer el matrimonio y la natalidad. Y desarrollar la infancia y la adolescencia organizando la cultura física y los deportes. 

CONTRA LOCARNO Y EN FAVOR DE LOS TRATADOS 

— Nuestro presidente Luis Marín ha combatido el famoso Locarno contra Briand, previendo que Locarno no tendría vida. Luis Marin ha luchado contra la candidatura de Briand en la presidencia de la República, porque este soñador hubiera facilitado la unión austroalemana, peligrosa para la paz de Europa. Hemos sostenido el plan Young, el moratorio Hoover. La remilitarización del Rin no hubiera podido hacerse si nos hubiesen escuchado. Sin ninguna provocación hemos sostenido la religión de la palabra dada y que se debían cumplir los contratos internacionales. La Federación Republicana se opuso a dejar enfriar las relaciones entre Francia e Italia, hermanas latinas. Opinamos que se deben crear alianzas basadas sobre los intereses comunes entre los pueblos. Entre pueblos, defender su derecho es defender el Derecho. 

RUSIA Y LOS SOVIETS 

La Federación ha combatido el peligro comunista y la propaganda subversiva de la U. R. S. S. en el terreno económico y social. Hemos luchado contra la aprobación del Pacto francosoviético. El comunismo constituye hoy el elemento principal del "Rassemblement Populaire", que se llama también a veces Frente Común, y cuyo programa es monstruoso. El comunismo conducirá a Francia a la más sangrienta guerra: primero, por la falta de preparación en cuanto a Alemania; segundo, por la hostilidad contra Italia; tercero, por la obediencia a los Soviets; cuarto, por la negligencia en lo que toca a nuestros verdaderos aliados... El comunismo conduciría a Francia a la pérdida de sus colonias, a la quiebra, a la caída del franco, a la ruina de las familias, a la guerra civil, la cual precipitaría el país a una guerra internacional. 

Los tres hombres que me hablan, Jean Guiter, Russier y Renouard, secretarios de la Federación, concluyen de este modo: 

— Para salvar a la nación del peligro comunista, que se oculta detrás del Frente Popular, para salvar la civilización, nos dirigimos a la razón de los ciudadanos. Nuestro programa es el más práctico, porque basado en principios imprescriptibles se adapta a las necesidades del momento, y ha empezado ya, y quiere continuar, un conjunto de reformas cuya finalidad llega a ser únicamente la conservación, la defensa, el enaltecimiento de la base única de todo Estado civilizado: la familia. 

Desde los radicalsocialistas hasta los de extrema izquierda 

I - ESPERANZA DE LOS RADICALES 

Para oír a Eduardo Herriot, jefe del partido que a pesar de numerosas vicisitudes empezó a gobernar y sigue gobernando la tercera República francesa, tuvimos que hacer el viaje a Lyón. En Chartres nos detuvimos para presenciar una operación reconfortante y desoladora a la vez: un ensayo general de desmontaje rápido de las famosas vidrieras de la catedral. Así se sabrá la manera de poderlo realizar más fácilmente en caso de ataque aéreo por el enemigo. Bien puede uno pensar que semejante operación aumenta considerablemente el temor general a la guerra, Esta fiebre, es la que preocupa a todos los electores.

Apenas hemos penetrado en el lugar de la reunión, oímos estas palabras de M. Herriot, jefe efectivo de los radicalsocialistas:

— La reacción significa la guerra. La reacción siempre es la guerra. No hay nada que hacer contra esta ley de acero. El pueblo tiene hoy la palabra. “Que nos ayude, en colaboración con Inglaterra, la U. R. S. S. y muchos otros Estados de gran civilización, para salvar a la Sociedad de Naciones, la seguridad colectiva y la paz"... ¿Me preguntan ustedes si acepto íntegramente el programa del Frente Popular?
Por lo que toca a la lucha contra el fascismo, contesto: Íntegramente. En cuanto a la política exterior, digo: estamos de acuerdo. ¿Y la Hacienda? En esto me tomo alguna reserva, ¿Levantar una barrera de bayonetas para perseguir la salida de capitales nacionales? ¡Eso, no! Hay que organizar de otro modo
un régimen que de buen grado los retenga.

Un miembro activo del partido me hablaba así:

— Toda la política radicalsocialista francesa sigue evolucionando entre estos dos términos: primero, el deseo de satisfacer a Ginebra, opinando que si Francia deja escapar de sus manos el instrumento internacional de una paz posible deberá volver a la política de las alianzas. Pero esta solución depende de un Gobierno fuerte y duradero (cada consulta electoral cambia el rumbo del Ministerio).

Segundo, el esfuerzo para mantener a una misma distancia los apetitos glotones de la extrema izquierda y los codiciosos deseos de los reaccionarios para conservarlo todo sin sacrificarse en lo más mínimo. Por esta razón hemos sostenido las leyes de seguros sociales y hemos procurado defender los intereses do la industria, que hace vivir a tantos obreros.

— ¿Cree usted que a causa del comunismo el partido radicalsocialista, aun conservando su mayoría, perderá unos veinte puestos en el Parlamento?

— Estas apreciaciones son demasiado subjetivas. En conjunto, el partido radicalsocialista sigue siendo la principal fuerza política, porque ninguna otra, ni de derechas ni de izquierdas, ha sido capaz de destronarnos.

Este veterano del partido tiene razón.

Los hechos justifican la política del radicalsocialismo. Se decía en París que la política radicalsocialista era la responsable del escándalo Stavisky, y por consiguiente, de la jornada revolucionaria del 6 de febrero. Debía ser esto una equivocación. La prueba (me hace notar un radicalsocialista) es que la población sublevada de París acogió con entusiasmo la vuelta al Poder de Doumergue, encarnación auténtica del partido.

En resumen, hasta hoy, cada que Francia se ha visto amenazada seriamente por una revolución, ya sea de derechas, ya de izquierdas, la burguesía francesa y los puritanos de la idea republicana han formado un bloque en favor del radicalsocialismo. Funcionarios, pequeños rentistas y la gran mayoría de los partidos judiciales del Mediodía, sin dejar por esto de temer al bolchevismo, se horrorizan pensando en una posible dictadura de las derechas.

La suerte del partido radicalsocialista consiste en que representa para esta numerosa población de Francia un oasis, una tregua entre la aventurera peregrinación por los desiertos místicos de la derecha y el simún avasallador de la izquierda.

II - REALISMO EN LOS COMUNISTAS

Si los radicalsocialistas pierden algunos puestos en el Parlamento, ¿será en beneficio de las extremas izquierdas?

¿Qué significan el partido comunista y el Frente Popular en Francia?

Particularidad curiosa: la literatura comunista es en Francia de un doctrinarismo y de una abundancia igual a la literatura de extrema derecha. En la rue de Lafayette, en la casa de las publicaciones revolucionarias: en los despachos de "La Humanidad" (rue de Montmartre) o en el centro de difusión de la rue d'Alsace, se ponen a la venta los manifiestos de los comunistas franceses: Dílitrov, Manouliski, Pieck, Marcel Cachín, M. Thorez, André Marty, Cootwald. Van Min, etc. (traducciones o ediciones españolas han vulgarizado el espíritu y la letra de estos nuevos evangelios).

Yo creía que la novedad del partido estaba representada por escritores que en la literatura ocupan una situación como sería en la alta sociedad la de madame Clermont-Tonnerre. Pero en una reunión sobre socialismo y comunismo de estos días he oído a un orador no literato tomar la palabra después de varios escritores y tener el valor de afirmar: "Todos estos escritores no nos interesan a nosotros. En seguida que tomemos el Poder, los haremos callar."

¿Ingratitud? Pero me acordaba de las palabras de un novelista, cuyo nombre callaré en justo castigo, al día siguiente de hacerse miembro del Frente Popular: "Me he vuelto bolchevique para tener la seguridad de que el Estado comunista haga enormes tiradas de mis novelas." 

Me pareció natural, pues, esa noche, en la Sala Wagram, que al egoísmo de este mal escritor (que por cierto lo es malo fuera de toda consideración política) un obrero manual haya contestado con otro egoísmo de clase, confesando que la literatura lo tenía sin cuidado. Desde el momento en que Se habla de comunismo, toda preponderancia de profesión debe desaparecer. ¡Qué gracia si el Soviet central tiene que repartir becas a los intelectuales del mismo modo que un rey!... El obrero, desde su punto de vista, tenía razón. Ningún privilegio para nadie. Política y literatura no son hermanas; por lo menos en el dominio práctico. 

UN CAMARADA MILITANTE 

Mucho más útil me pareció interviuvar al elemento primordial del comunismo apartado de sus doctrinarios, es decir, a un camarada militante. 

Para esto hice especialmente un día el viaje a Fontainebleau. 

Los comunistas tienen esta ventaja: que les gusta el aire libre, la Naturaleza, el campo; no a los literatos, que por lo visto no suelen pasear por los senderos sembrados de hojas caídas, sino por las avenidas de la futura Academia soviética... 

¡Nunca he encontrado un literato del Frente Popular entre encinas y pinos de la selva!... 

Durante doce horas de peregrinación a pie, desde los robles hasta la salida del bosque sobre el Sena, he representado el papel de abogado del Diablo en el proceso da santificación del comunismo por un verdadero apóstol: Fernand Després, colaborador de "L'Humanité" y conocido en los círculos periodísticos por su honradez profesional y la fuerza sincera de sus opiniones políticas. 

Las opiniones de este comunista representan la pura doctrina de la U. R. S. S., la experiencia de un amigo personal de Vaillant-Couturier, el deseo de un cambio radical en la sociedad. Creo que no se puede definir mejor el instinto de revolución de este hombre. Insisto sobre mi "partner", porque en él se reflejan las opiniones del artífice de la revolución, capaz mañana de salir a la calle y ponerse frente a los enemigos de la revolución social. 

— Es usted —le dije— un hombre culto y al corriente de los Tratados. ¿ Qué pasó exactamente entre Rusia y Francia en cuanto a las deudas del Imperio ruso con Francia ? 

— La U. R. S. S. propuso el reconocimiento de las deudas en 1919, 1921, 1922, 1925, 1926, 1927. Poincaré sacrificó los intereses de los pequeños rentistas en pro de los intereses de los Bancos. Esta actitud correspondía a la gran ofensiva antisoviética inspirada por los "trusts" petrolíferos. 

Recuerdo un famoso número del "Journal Officiel" que citando las palabras del presidente Herriot a propósito de una sesión de la Cámara decía: "He visto en Rusia la lista de comisiones pagadas por la Rusia de los Zares a ciertos Bancos y ciertas personalidades francesas con el fin de decidir al público francés a prestar su dinero a San Petersburgo. Para la tranquilidad pública deseo ardientemente que tal lista no se publique jamás." 

— En una guerra posible entre Francia y Alemania (paso a este capítulo, que tanto nos preocupa a todos), el deber del obrero francés ¿no será cruzarse de brazos, puesto que el hombre civilizado debe oponerse a la guerra? 

— Esta actitud seria el "derrotismo" prohibido por Lenin. El proletariado no actúa del mismo modo en cuanto a la guerra según se trate de un proletariado esclavizado o de un proletariado dominante. El proletariado no se interesa por la victoria de la burguesía. Al contrario, una derrota debilitaría a sus patronos, y por consiguiente, aumentarían las probabilidades que el proletariado tiene de suprimir la burguesía. El "derrotismo revolucionario" quiere la derrota del imperialismo y la derrota de la contrarrevolución. Quiere la victoria del proletariado y de la revolución. Debe tener en cuenta la existencia de la U. R. S. S. y la existencia de las dictaduras fascistas. Por consiguiente, el "derrotismo revolucionarle", tal como lo entendía Lenin, impone a los obreros, en caso de guerra, procurar por todos los medios la derrota de la contrarrevolución fascista y la victoria de la Unión Soviética. 

Seguimos caminando a través de la selva de Fontainebleau. Mi guía me lleva al pie de unos robles de quinientos años y que un permanente amor ha conservado, a pesar de los sucesivos cambios de régimen político. Bajo estas altas bóvedas verdes nuestros pasos resuenan. El sendero primitivo nos hace pensar en los tiempos remotos, cuando el galo debía de empezar a derrumbar el exceso de árboles de la "Galia hirsuta". Y naturalmente, se ofrece al espíritu el paralelismo entre el pasado geológico y la obra de roturación prevista por el comunismo en la selva de la agricultura capitalista. 

El comunismo, viendo las cosas desde muy arriba, no tiene en cuenta esta famosa división de la propiedad francesa. No se trata de esta propiedad tipo de siete a diez hectáreas de la cual vive una familia y que ha dado materia a estas luchas novelescas contra las leyes de Hacienda que hacen pagar elevadamente el traspaso de herencias de padre a hijo. El comunismo quiere entregar la tierra a los arrendadores. 

Después, mi interlocutor me dice: 

— Una vez la tierra en manos de los labradores, se hará la organización cooperativa de la agricultura, colectivización de la casi totalidad de las tierras, de todo el ganado, de todas las herramientas mecánicas. El trabajo estará a cargo de grupos especializados. La repartición individual de los productos se hará en proporción de las horas de trabajo de cada miembro de esta colectividad. 

Evidentemente, esto constituirá un cambio radical en la vida del labrador francés. En lugar de trabajar de sol a sol para sí mismo y su familia, trabajará como un funcionarlo los campos, que serán a la vez suyos, del vecino y del Estado. A mi juicio, se trata de la revolución más grande de Francia. La revolución de 1789 no tenía más finalidad para el labrador que sustituir en calidad de propietario absoluto y definitivo al señor o al monasterio que poseía una finca. Ahora se tratará de sacrificar en aras del Estado este amor propio de poseer un campo y combinar la jornada según el capricho personal. En cambio, estos veinte millones de labradores franceses harán jornadas más cortas y tendrán la seguridad de que el Gobierno les comprará toda la cosecha. El comunismo les promete acabar con la especulación de los intermediarios. 

Regresando a la ciudad, dejo a mi compañero después de haberme explicado que el labrador sufre también a causa del "trust" de las famosas "doscientas familias capitalistas" que gobiernan a Francia. 

HECHOS VIOLENTOS 

La propaganda comunista se hace esta semana con más inteligencia, más solicitud y más aplicación que nunca. Un librito recién salido a la luz en vísperas de elecciones se propone definir la posición que ha tomado el comunismo en las principales revueltas de Europa en estos últimos años. 

Da exactamente esta declaración del partido comunista: "Los trabajadores y los labradores revolucionarios de la Unión Soviética nunca destrozaron las iglesias, ni saquearon los monumentos artísticos, ni incendiaron las fábricas. Son las tropas de la contrarrevolución blanca las que emplearon estos procedimientos. Lo mismo pasó en Asturias. La contrarrevolución es la que destruyó la Universidad de Oviedo. Para justificar la represión salvaje de la revolución de octubre, la contrarrevolución española inventó la leyenda de los sacerdotes asesinados." 

Y el autor de este librito, volviendo los ojos hacia el pasado, añade: "Bajo la Commune de París en 1871, los "versalleses" bombardearon París, y Thiers declaró que valía más destruir París que dejar subsistir la Commune. En Alemania, Goering es quien organizó el incendio del Reichstag. En Austria, las tropas de Dollfuss bombardearon Viena." 

Naturalmente, esta opinión sobre hechos históricos está interpretada con mucha pasión por los electores simpatizantes con la idea comunista. Los unos se alegran de ver que el comunismo no está dispuesto a emplear procedimientos violentos. Otros opinan que la violencia sería criminal. Poco a poco, matemáticamente, desde las reformas propuestas por los radicalsocialistas hasta el desabrimiento de la pequeña burguesía contra el capitalismo, cada gesto social del individuo o de la masa nos acerca al Estado soviético.

Los disconformes y el individualismo

I - TARDIEU, DESERTOR DE LOS DEMOCRATAS

La característica de las elecciones francesas de 1936 es la aparición de elementos extraños. De manera paradójica salen a la luz y se presentan al público personalidades que no se apoyan en ningún partido, en ninguna Liga, pretendiendo encarnar en si mismos la aversión general al régimen. Cada uno de estos resurgimientos constituye la esperanza de aquel elector no satisfecho por ningún programa. Cualquiera que sea el resultado de las elecciones, este elector inconformista tiene una esperanza: "Si no se puede gobernar bien con esta nueva Cámara, ya sabemos que podemos contar con Tardieu."

¿Se presenta André Tardieu como dictador de reserva? Desde el día en que este quincuagenario hizo pública su decisión de no presentarse a estas elecciones, añadiendo que dentro del Parlamento no se podía trabajar por el bien público, una gran parte de los franceses esperó su anunciada declaración. Como Hitlcr, Tardieu publica su profesión de fe en una obra, "La révolution á refaire", cuyo primer tomo, de los cinco anunciados, acaba de aparecer bajo el título de "El soberano, cautivo". Tardieu desiste noblemente de toda gestión parlamentaria, porque opina, después de una larga experiencia en la Cámara, en el Senado y en diferentes Gobiernos, que en resumen la tercera República francesa ha faltado a los tres principios básicos de 1789: Libertad, Igualdad, Fraternidad. Dice Tardieu; "La Constituyente propone la violación de la correspondencia privada; la Convención asesina por las calles y en las cárceles. La segunda República, triunfante en 1848, confunde voluntariamente la "Libertad" con el Poder. La tercera, engendrada en el desastre (1871), logró su organización confundiendo la libertad de votar con la libertad de ser personalmente libre." Y Tardieu empieza a citar las persecuciones de esta República contra la Iglesia, contra la libertad de Prensa, contra la libertad de asociación. El ilustre exministro expone el cuadro de las supresiones de recursos jurídicos en los innumerables casos de violación de libertad. Sobre la "Igualdad", e1 autor cuenta de qué modo en Francia se reservan los empleos y colocaciones a una sola categoría de ciudadanos. La República ha creado toda una clase de privilegiados. El éxito del libro de M. Tardieu —nos aseguran a la vez un burgués y un campesino que lo leen con avidez— es debido al capítulo donde habla de la "Fraternidad".

El ex presidente del Consejo establece el balance da las tres Repúblicas francesas por lo que toca a la propiedad. La Revolución no quiso llegar a la consecuencia de sus principios, que la obligaban a proclamar el comunismo. Imitándola, las dos Repúblicas siguientes intentaron y lograron la confiscación progresiva e hipócrita de la propiedad. Los medios empleados fueron: impuestos progresivos sobre el patrimonio y dificultades artificialmente creadas para la explotación del trabajo personal. Por otra parte, aumento cada vez más acusado de los sueldos del Estado y subvenciones secretas a todas las actividades contra la familia y el patrimonio.

Ante la acusación contra la falsificación de la democracia en Francia, el ciudadano tiene todavía el recurso de votar en favor de los hombres honrados, capaces de darle una República sana, recta, pura... Pero Tardieu puede afirmar en su libro y probar por medio de cifras que apenas vota la décima parte del pueblo francés. Cuenta también el ex ministro cómo se falsifica el sufragio universal en Francia. La burguesía francesa, los "trusts" extranjeros que tienen en la República intereses creados y el infeliz contribuyente que paga todo, esperan la parte constructiva del programa algo revolucionario de Tardieu. Ninguna campaña de Prensa de derechas desde el 6 de febrero de 1934 habrá logrado, como este primer libro de Tardieu, apartar a cierto sector de la opinión de la actual forma democrática francesa. Pero todavía no se sabe en beneficio de qué nuevo orden social se intentará el cambio.

¿Tardieu dictador? Sus próximas manifestaciones en los cuatro nuevos tomos anunciados nos ilustrarán sobre el programa de este ex ministro republicano.

II - DORIOT, DESERTOR DEL PARTIDO COMUNISTA

Hace unos días fui a Saint-Dénis para oír al ex comunista Doriot en un mitin. Saint-Dénis, al norte de París, es una inmensa llanura repleta de fábricas entre los serpenteos del Sena. Centro obrero importantísimo por su población de proletarios y por la circulación de las ideas más avanzadas.

En el teatro municipal de Saint-Dénis, Grenier, candidato comunista, se opone a Doriot, alcalde de esta ciudad. Doriot era uno de los líderes del comunismo. Como tal tuvo la curiosidad de darse cuenta por sí mismo de los progresos en materia social y política debidos al sistema comunista en la U. R. S. S. De esta experiencia personal sacó la más inesperada de las consecuencias: Doriot confesó que la U. R. S. S. significa una explotación tiránica del obrero de todas clases por un grupo muy reducido y más tiránico que cualquier Gobierno burgués.

Esta sesión es inolvidable.

Doriot, a pesar de las objeciones de su competidor y de los comunistas que asistían a la reunión, pronunció unas palabras más formidables que las del peor de los capitalistas: "¿Historias de la U. R. S. S. y de sus falsos paraísos? No me mintáis. Porque regreso yo mismo de Rusia y he visto mucho."

Doriot, ex obrero —me dice mi vecino de butaca—, cuenta de qué manera Solonevich participa en el partido reinante, mientras que los que hubieran podido gobernar y dirigir al pueblo están en la cárcel. Este Solonevich, según Doriot, ha inventado un sistema dé emulación entre obreros tan exclusivo y cruel, que a la salida de los talleres se ejecutan verdaderas matanzas por rivalidad de ganancias. En la U. R. S. S. —afirma el orador— no se puede nunca protestar contra el patrono, es decir, contra el Estado, único, infalible dueño.

"Este Solonevich —continúa diciendo Doriot desde la tribuna— afirma que hay en Rusia actualmente cinco millones de detenidos en los campos de concentración. Además no hay que olvidar la inmensa población de las cárceles y los desterrados de Siberia. El bolchevique Solonevich estima que el total de los condenados por los Soviets llega a diez millones. Sin contar los muertos..."

Después hace Doriot el proceso de la falsa sencillez y del falso pacifismo del comunismo:

"Porque en lugar de poseer solamente una milicia, tenéis ahora los bolcheviques mariscales con galones y otras cosas por el estilo. Porque Toukatchewstky escribe: "Necesitamos la guerra para que la Humanidad vuelva a encontrar todas sus fuerzas viriles." A los franceses no nos interesan estas palabras. Nosotros, que hemos visto la guerra hace veinte años, ya nos basta ella sola hasta el fin del mundo."

He aquí que un espectador interrumpe:

— ¿Y el Pacto francosoviético?

Doriot explica que es una burla. Francia debería hacer la guerra, en el caso de que Alemania tuviera pleito con Rusia, para apoyar a la U. R. S. S.: pero, por otra parte, sí Alemania ataca a Francia, la U. R. S. S. no podrá hacer nada en favor de Francia, por hallarse lejos de Alemania y separada por Polonia.

El alcalde de Saint-Dénis llega hasta el punto más agudo del momento y hasta la audacia de opinión que debería provocar a la sala contra él:

"¿Hablan ustedes de Frente Popular y de guerra para defender a los Soviets? Yo soy capaz de hacer una unión contraria para defender la paz."

Doriot, ayer comunista, afirma hoy —puesto que es la conclusión lógica de su grito final— que preferiría una alianza con el fascismo antes que el Pacto francosoviético. Es algo formidable, inverosímil. Y el público sigue sin echarlo de la escena. El odio a la guerra en Francia lo justifica todo.

La venganza consiste sólo en unos pasquines en las paredes, injurias anónimas contra el alcalde de la ciudad...

III - EL SEMANARIO "7" Y LOS DOMINICOS FRANCESES

Cierta clase de electores se refugia en el catolicismo.

Como recurso moral, muchos se inclinan hacia los grupos de manifestación católica. Pero hay que advertir que el catolicismo, como tal, no está representado por ningún partido.

Algunos socialistas se han adherido al partido de los demócratas populares que representa el diario "L'Aube".

El otro día hablaba delante de mi un grupo de electores:

— Para moralizar al público —dijo uno— tenemos que observar los principios religiosos. La moral no puede ser laica. Gracias a Dios, los dominicos nos dan alimento cristiano para los siete días de la semana...

— ... en su semanario "7" —contestó un socialista—. Temen tanto el advenimiento del bolchevismo, que actúan completamente como demócratas. Les agradecemos mucho el haber combatido al capitalismo. Pero han acogido la idea del "stakanovismo", o sea, indirectamente el elogio del procedimiento por el cual los Soviets unen la antigua explotación capitalista a la explotación maquinista bolchevique.

Un católico atrasado todavía, como en el tiempo del anticlericalismo, es decir, que juzga a la República francesa según la política de persecución religiosa de la época de Combes, opina:

— No puedo admitir que haya frailes franceses capaces de sostener la República que hizo la ley de Congregaciones religiosas y cometió el robo comercial de apoderarse de la razón social de la Chartreuse. Si la Iglesia pretende volver a su primitivo espíritu, debe renunciar a la grandeza del Vaticano, al esplendor de las catedrales, a la jerarquía llena de pompa de cardenales y obispos, y restituir la sencillez y el colectivismo de las catacumbas.

Otro católico optimista, que quiere conservar a la vez la posibilidad de votar por los ministros republicanos y poder ir a la iglesia sin que lo tomen por reaccionario. Se alegra, al contrario, de ver alrededor de París las nuevas iglesias, escuelas, sin pinturas o esculturas costosas, de una sencillez que las hace semejantes a loa templos protestantes. Este católico republicano opina:

— De este modo, la Iglesia no despertará la envidia en las masas y ofrecerá la verdadera expresión de la caridad.

Y este hombre de la clase media me hace leer un párrafo sintomático del discurso que pronunció en el Canadá, tierra donde todavía se habla la lengua francesa y tierra católica por excelencia, el enviado de "7": "La acción política no es la acción política. Efectivamente, he aquí el caso de Francia. La Iglesia acepta perfectamente una Francia monárquica. En todo caso, depende de lo que sea el rey. De la misma manera, la Iglesia no pone objeción a que sea republicana. Eso depende de lo que sea la República. Existe un Estado soviético aceptable. Soviet en ruso quiere decir Consejo. Si un Estado quiere organizarse sobre el plan de una serie de Consejos locales cuyas decisiones son examinadas por el Consejo central, la Iglesia no pone obstáculo ninguno. La administración del Estado en si misma le es absolutamente indiferente. El marxismo de los Soviets es lo condenable; pero no el sovietismo."

Acusar al liberalismo de "7" —continuaba— de tener simpatías por el bolchevismo no es cosa justificada. Los dominicos franceses siempre han sufrido acusaciones por parte de los reaccionarios. Acuérdese usted de Santo Tomás de Aquino, entonces profesor de cátedra en la Sorbona, como lo es hoy el Sr. Gilson, representante de "7" en el Canadá. ¡También Santo Tomás fue acusado de racionalismo por los reaccionarios de la época!

La verdad es que "7" declara preocuparse únicamente de "la Iglesia que no tiene ninguna forma política que recomendar". Sin sostener los derechos del capitalismo, "7" refleja las justas reivindicaciones del obrero. Este semanario, y sobre todo el grupo religioso que lo dirige, presidido por el reverendo padre Bernadot, afirma "dar audiencia igualmente al patrono que al proletario, con la voluntad firme de demostrar de qué modo los espíritus cristianos, sea cual sea la categoría social a que pertenezcan, pueden conservar desde divergentes puntos de vista una voluntad común de mutua comprensión". 

Un padre dominico de "7", queriendo quizá definir el liberalismo que inspira al diario, me confiesa que no están dispuestos a condenar a André Gide. Prefieren quizá la posibilidad de su conversión más que apoyar cualquier manifestación en favor del catolicismo conservador. El movimiento dominico contribuye a republicanizar y a popularizar el cristianismo. Sirve de refugio moral a muchos  desesperados.

IV - LA MISTERIOSA AGRUPACIÓN DE LAS CRUCES DE FUEGO

Existe una juventud francesa que desea acabar con la dialéctica política para empezar con la acción, sin cambiar do régimen y sin reproducir en este país ni el fascismo ni el hitlerismo. Con el apoyo de los ex combatientes se ha creado la Liga de Cruces de Fuego, dirigida por el coronel La Rocque.

El historiador deseoso de redactar imparcialmente la crónica de nuestro tiempo debe acoger las criticas de la Acción Francesa, y al extremo opuesto, los de la extrema izquierda, contra esta Agrupación. También debe mencionar la critica que algunos de sus miembros han formulado:

¿ Por qué razón los jefes de la Liga no han llevado el 6 de febrero sus tropas al asalto de la Cámara de los Diputados? ¿Por qué el 11 de noviembre de 1935 la Liga no ha asaltado el Palacio del Elíseo? En las dos fechas, el elemento centro de Francia, harto de la deshonrosa política interior y de la peligrosa política exterior, creía llegado el momento de acabar de una vez con la débil política sin plan del Gobierno.

El coronel La Rocque organiza mítines por toda Francia. Le hemos oído precisar el plan siguiente:

— Queremos: un Presidente de la República provisto efectivamente del derecho de disolución; la responsabilidad individual de los ministros; un Gobierno para cada legislatura, salvo en caso de fuerza mayor; supresión de recomendaciones parlamentarias en favor de autoridades oficiales u oficiosas, y esto, bajo pena de severos castigos; limitación de la edad parlamentaria, limite que podría únicamente franquear cierta categoría de personajes, que una ley designaría como "bienhechores de la patria"; sensible reducción del número de diputados, a los que se prohibiría el ejercicio de la profesión de abogado, miembros de Consejos de administración y el beneficio de funciones remuneradas por asuntos privados o del Estado. Por el contrario, sueldo fijo, de suerte que los parlamentarios puedan satisfacer las obligaciones que requiere su cargo; una Cámara con derecho de iniciativa en materia de gastos, provista de reglamentos severos para castigar el "abstencionismo" y las abstenciones no justificadas en debates y escrutinios; un Consejo Nacional Económico funcionando al lado del Parlamento, como una especie de Consejo de Estado, representando la profesión organizada de cada región, exclusivamente consultivo y obligatoriamente consultado; el voto obligatorio en todo escrutinio, y el voto familiar.

Después de haber oído este programa, que me pareció digno de atención, he pedido una entrevista al coronel, suponiendo que le interesaría explicar al Extranjero su concepto de la política exterior francesa. El coronel no solamente rehúsa toda interviú a periódicos extranjeros, sino que prohíbe a sus colaboradores concederlas en nombre de la Liga. En cuanto a política exterior, ¿qué pretende esta Liga, que lo mismo condena Moscú, que Roma o Berlín? Las Cruces de Fuego afirman "servir de guía y de arbitro". ¿Por qué no toman posición en favor del Pacto francosoviético o en favor de la supresión de las sanciones a Italia?

Un misterio.

Un militante de las Cruces de Fuego, satisfecho de pensar que ochocientos mil miembros forman parte de la Liga, pero confesando que no sabe a dónde el coronel La Rocque quiere conducirlos, reflexiona así:

— Somos muchísimos los que, como yo. ignoramos hacia que finalidad nos lleva el coronel. Pero en la guerra tampoco conocíamos las intenciones del Estado Mayor. De la misma manera que obedecíamos entonces, obedecemos ahora ciegamente.

El cronista imparcial no puede aceptar la explicación presentada por los enemigos de las Cruces de Fuego; a saber: que el ministerio de la Gobernación dirige esta Liga entre bastidores. "El psicólogo quizá puede suponer que el Gobierno, viendo que las Cruces de Fuego no perturban el orden público más que los comunistas, las tolera por la razón de la amenaza de una guerra". No me extraña que ante el odio creciente a toda guerra el Gobierno francés se regocije secretamente pensando que ochocientos mil ciudadanos juegan a la movilización. En el caso de que hubiera demasiados pacifistas empedernidos, demasiados "objecteurs de conscience", el movimiento de las Cruces de Fuego restablecería el espíritu combativo...

Las Cruces de Fuego, ¿representan una fuerza de reserva para apoyar al primer Gobierno sólido que se presente en Francia? ¿Se revelarán, por el contrario, como la fuerza conservadora de la República si se ve amenazada por un dictador, ya sea de derechas, ya de Izquierdas?

Otro misterio.

V - SOLO LA PUREZA DEL SUFRAGIO PUEDE SALVAR EL PAÍS

Hemos pasado revista de los partidos que presentan candidatos, de los grupos ideológicos que indirectamente determinarán los votos y también de los reformadores posibles. Nos hemos esforzado en reflejar sus respectivas doctrinas con la mayor objetividad.

La situación económica de Francia no es desesperada. Hay ciudades pequeñas donde el Banco de Francia tiene abiertas cuentas corrientes muy considerables. Y no hablo como detalle de lujo de los tesoros artísticos que se trasmiten de generación en generación, cuyas muestras existen hasta en familias humildes, por la razón de que el francés siempre ha querido adornar su hogar con obras de arte. El Imperio colonial francés está todavía incompletamente explotado. El Ejército francés tiene archivados secretos de defensa muy potentes. La tierra de Francia no necesita muchos abonos. El único mal que acongoja al país es la falta de confianza. Falta de confianza más bien en los hombres que gobiernan el país que en su propio destino. Si estas elecciones tuvieran por finalidad el presentar al mundo un referéndum nacional definitivo en favor del régimen bolchevique o fascista, la guerra, que se acerca cada día más, se podría evitar por el nuevo peso que Francia colocaría en un lado u otro de la balanza.

Desgraciadamente, todas las candidaturas no se presentan francamente en favor de los Soviets o de Italia. La palabra que más frecuentemente se lee en todos los programas es la de paz. Pero ninguno indica claramente cómo asegurar esta tan deseada y tan necesaria paz. De modo que los electores vacilan. Y el mismo deseo, el mismo afán, hará variar votos de derecha a izquierda, como de izquierda a derecha, según la interpretación personal de los programas. Dentro de estos límites, se prevé generalmente una mayoría acentuada de izquierda. De todos modos, no se nota una moralización de la campaña electoral.

A. DE FALGAIROLLE 

(El Sol fue un periódico editado en Madrid entre 1917 y 1939.​ Considerado un periódico influyente, sin embargo, a lo largo de su existencia hubo de hacer frente a numerosas pérdidas económicas.​ De ideología liberal en sus primeros tiempos, durante los años de la Segunda República sufrió diversos avatares y fue evolucionando ideológicamente; en el transcurso de la Guerra Civil se convirtió en órgano del Partido Comunista. El diario dejó de editarse al final de la contienda.)

Bibliografía de Falgairolle

En 1928 participó en Cuba en el VII Congreso de la Prensa latina, en representación del Journal des Débats, de Francia. Sobre esa actividad hizo un artículo para La gaceta literaria, (Madrid, 15 de mayo de 1928, núm. 34, p. 4.)

Adolphe de Falgairolle escribió varios libros relacionados con la República y la Guerra Civil.

Valencia!. Amours d'Espagne. Falgairolle, Adolphe. Ernest Flammarion, Editeur,, 1928

L'espagne en republique, Falgairolle, Adolphe de, Ed. Bibliothèque-Charpentier. 1933

Revista de las Españas. 7 de septiembre de 1935

VISIÓN ESPAÑOLA DE UN FRANCÉS

Va existiendo ya una copiosa bibliografía francesa sobre nuestra República española. La cercanía de Francia y la tradición de Francia hacia nuestras cosas hace que sea el país que envía más mensajeros a enterarse o pretender enterarse de lo que sucede en España. Yo creo que Francia está perfectamente enterada —demasiado enterada— de lo que ocurre al lado de acá de los Pirineos. Y que las voces literarias de sus turistas más o menos literarios son superabundantes y en cierto modo vanas. Pero Francia desmentiría su genio no haciendo que sus hombres de letras fatigaran las plumas para descubrir a París las últimas novedades del Continente.

He leído desde la República del 14 de abril varios libros franceses sobre nosotros. Recuerdo uno de los primeros: el de André Germain, La revolution espagnole, hecha en tableaux por el autor. André Germain había trabajado por nuestra revolución y la tenía pronosticada. Su libro fue dedicado a un “representante de la nueva juventud española”, el duque de las Torres, que era “une précoce expérience d'homme d’action, sage et concrète", unido a las "Spéculations illimitées du penseur".

Germain, tras exultar de gozo por la revolución española, sabia y pacífica y un poco hija suya, terminaba su libro cariacontecidamente ante la quema de los conventos: “Une situation brusquement agravée".

Después del libro de Germain aparecieron varios. El de Pierre Dominique, entre otros. Y recientemente uno de un matrimonio, Germain Picard-Moch y Jules Moch, L’Espagne républicaine, libro farragoso y ditirámbico.

En ninguno de estos tratados franceses me quiero detener ahora, sino en uno de Adolphe de Falgairolle, titulado L’Espagne en République.

Adolfo de Falgairolle es un joven hispanizante bien conocido entre nosotros. Pertenece a esa falange de hispanizantes atentos y generosos donde están Jean Casson, Mathilde Pomés, Georges Pillement, Francis de Miomandre...

Falgairolle justifica su hispanismo —a más de su amor hacia España— por su matrimonio con una gentil y brava aragonesa.

Falgairolle solía caer todos los años por nuestras ciudades con una barba rubia de Cristo bizantino, que le daba, sin embargo, un aire de provincial francés.

Un día —estando yo en su casa— me empeñé en afeitársela. Intervinieron los amigos y transigí. Pero al día siguiente, por su propia mano, Adolfo Falgairolle decapitó su capilaridad ornamental.

Falgairolle tiene varios libros escritos sobre España. Hizo uno con el nombre de Valencia, tarareando en él ese cuplé español tan internacional. Pero la debilidad española de Falgairolle es el paisaje aragonés, que siente sinceramente, coincidiendo en eso nada menos que con la princesa Isabel Bibesco, nuestra admirada amiga.

Lo catalán también lo conoce Falgairolle muy bien. Y ha tenido flirteos intelectuales con los catalanistas, a los que atendió siempre desde París con diplomacia instintiva de buen francés.

De su libro —por eso— es la parte más interesante la que se refiere a los regionalismos republicanos. 

A Cataluña la considera una Irlanda española. Al país vasco, un Ulster ibérico. (A Extremadura la denomina “Una Ukrania preoriental”.) 

Pero dentro de su visión más o menos certera de estos regionalismos, lo que nos interesa observar en Falgairolle son las reflexiones que Francia, a través suyo, puede hacer sobre ellos. 

En Falgairolle luchan dos sentimientos: uno, el interés de francés por ver lo que a Francia le puede aprovechar de la situación española, y otro, de enamorado de España, su interés dolorido, su interés desinteresado al contemplar la realidad de esa situación. 

Así, tras examinar con Maciá y otros prohombres catalanes la posibilidad de un Anschluss entre Cataluña y Francia y de reconocer que Francia preparó la República española y aludir al paso de las tropas coloniales francesas por nuestra Península, no puede por menos de que se le escape una exclamación dolorosa ante Cataluña: “Una España que ya no es quizá hispánica." 

Y esta otra aún más grave: “Ya no se trata de separatistas, sino de separados." Falgairolle va recorriendo las zonas de “separados" españoles, esas zonas que hoy quieren reunirse en el común engendro de la Galeuzka

Y lo hace con cautela. con delicadeza, sin tomar partido ni simpatías, interrogando y describiendo. A derecha e izquierda. Otra parte menos interesante y más usual de su libro es la dedicada al desfile de los que él llama "los príncipes de la Corte republicana en Madrid”. 

Las sólitas figuras de ministros, juristas y parlamentarios consultadas por todo el periodismo internacional que vino a España. 

Sólo en esta parte merece destacarse su entrevista con Balbontín, breve como un relámpago, pero suficiente: “Una hora de conversación con el camarada Balbontín me convenció de que, en efecto, ningún peligro comunista amenaza a España”. 

En cambio, la sección más pintoresca y que da carácter a su libro es la dedicada a las mujeres, a las “Cármenes con gorro frigio”. De sus capítulos, el más espiritual es el dedicado a Victoria Kent, a quien llama “Mater captivorum dolorosa”. 

El libro de Falgairolle termina un poco banalmente, con la eterna canción europeizante y moderna de que España es un país primitivo, oriental, que termina en Ceuta, y al cual Francia no atiende todo lo que debía atender ni organiza la propaganda necesaria y precisa. Por lo visto, el amigo Falgairolle —francés antes que hispanizante— piensa en una España marocaine de más allá de Ceuta. La cosa sería graciosa si, además de Falgairolle, no lo pensara el partido colonial de Francia.

La Miliciana (la España de 1937), Falgairolle, Adolphe de. editorial Zig - Zag, Santiago de Chile, 1938

Méditation espagnole, José María Pemán, Traduction: Adolphe de Falgairolle, Editions la table ronde, 1964

LOS RESULTADOS

Las elecciones legislativas francesas de 1936 tuvieron lugar el 26 de abril y el 3 de mayo, iniciando la XVI legislatura, la última de la Tercera República.

El Frente Popular ganó las elecciones y la Sección Francesa de la Internacional de los Trabajadores (SFIO) se convirtió en esta ocasión en el principal partido del país por su peso electoral, lo que dio lugar al primer gobierno dirigido por un socialista, el de Léon Blum. Asimismo, el Partido Comunista (PC-SFIC) ganó peso e influencia política. Sin embargo, debido a las divisiones internas y la desaprobación de Moscú, los comunistas decidieron apoyar sin participar en el gobierno socialista. Por su parte, los radicales perdieron influencia en beneficio de los otros dos grandes partidos del Frente Popular.

Se realizó una votación unipersonal masculina en dos vueltas por distrito, según la ley de julio de 1927. El 29 de julio de 1939, la amenaza de Alemania empujó al gobierno a aumentar en dos años la duración de la legislatura. 

La Nación, 3 de agosto de 1933

AIRES INTERNACIONALES

Las relaciones de España con los Soviets rusos producen inquietudes en Europa

El importante periódico parisiense "L'Ordre", uno de los más calificados nacionalistas de Francia, publica el siguiente interesante artículo de M. Adolfe de Falgairolle, titulado: "España reconoce a" los Soviets. — Una alianza francoespañola en caso de guerra." Lo reproducimos para que se vea cómo se recibe en el Extranjero la noticia del reconocimiento oficial de España del Gobierno de la U. R. S. S.: 

"Los socialistas han obtenido la cartera de Estado y se disponen a manipular en las Embajadas. Se les atribuye el reconocimiento de los Soviets. Muy bien desde el punto de vista de la doctrina; con eso pretenden adelantarse a los marxistas; Pero desde el punto de vista humano, es otro asunto. El reconocimiento de los Soviets por el Gobierno español puede significar deseos de calmar los espíritus. Largueza de miras. ¡Si el pueblo se contenta con eso...! En realidad, los Soviets no tenían ninguna necesidad de este reconocimiento para comerciar con España. Una flota española entera viene acarreando petróleo de Rusia desde la dictadura de Primo de Rivera. Las maderas llegan a España desde la U. R. S. S. con perfecta libertad. Las pieles rusas no conocen ningún obstáculo serio en la frontera ibérica. Esta amistad diplomática es cosa superflua para los rusos. Para los españoles no puede ser sino anticonstitucional. La propaganda soviética, ya magníficamente organizada en España, se ampliará y se intensificará desde el día en que los propagandistas bolcheviques gocen de la inmunidad diplomática. Azaña no lo ignora. ¿Qué razón importante ha decidido, pues, a su Gabinete a tender la mano a los Soviets?

En España no se duda en responder: Francia. Ya en octubre último anuncié el fracaso en la calle del viaje de Herriot. La razón de su viaje era, según se aseguraba, un acuerdo de los dos pueblos en caso de guerra. Los estudiantes fascistas y los extremistas de izquierda española opinaban en este sentido. Y reservaron a Herriot un mal recibimiento. Ahora acaba de verse cómo Azaña les ha hecho pagar aquellas manifestaciones. A petición indirecta de Francia, con pretexto de un complot mixto de izquierda y derecha, ha encarcelado a los jefes de las dos oposiciones. Se dice que los socialistas, después de denunciar el complot de los extremistas, han impulsado al Gobierno a reconocer a los Soviets.

Pero es mucho más verosímil que las amistades francesas directoras, empujadas a la alianza con Rusia, han exigido de los republicanos españoles, que son sus criaturas, primero el reconocimiento de los Soviets, para más tarde decidirles a una alianza. Azaña ha obedecido, creyendo con ello, además, defenderse de los fascistas españoles, acusados de preparar, de acuerdo con Italia, la vuelta de Alfonso XIII. Alianza hispanofrancesa con vista a la próxima guerra, he aquí el objeto. El acercamiento en el terreno militar existe ya. El coronel de Infantería Navarro, el coronel de Estado Mayor Morena y el coronel de Artillería Balbás acaban de asistir a nuestras maniobras de Burdeos. Nuestros estrategas políticos afirman que esta garantía compensará las decepciones previstas en la armonía mediterránea."

(La Nación fue un periódico español editado en Madrid entre 1925 y 1936.​ Auspiciado y financiado desde la administración de la dictadura de Primo de Rivera, contaba una plantilla que también era la base del diario: «Justicia, Paz y Trabajo». En los años de la Segunda República La Nación mantuvo una línea editorial monárquica y con algunas simpatías filo-fascistas. A partir de febrero de 1933, coincidiendo con el ascenso de Hitler al poder, el diario lanzó una campaña favorable al fascismo como alternativa política de masas para España, bajo la supervisión del régimen de Mussolini.)

Las elecciones en junio de 2024

Apenas dos años después de las últimas elecciones legislativas, Francia vuelve a las urnas para elegir a sus representantes en la Asamblea Nacional. Este domingo se celebra la primera vuelta de unos comicios que el presidente Emmanuel Macron convocó por sorpresa el pasado 9 de junio, antes incluso de que se hiciera oficial la sonada victoria que ese día cosechó la extrema derecha en las europeas. El mandatario señaló entonces la necesidad de alcanzar una "mayoría clara", que parece muy difícil de conseguir para su coalición, según los sondeos. De hecho, su mandato podría complicarse hasta el punto de obligarle a convivir con un primer ministro de otro color político, lo que se conoce como cohabitación. 

La coalición macronista, Ensamble, se juega la continuidad del actual primer ministro y mano derecha de Macron, Gabriel Attal, y compite con dos fuerzas políticas que se sitúan por delante en intención de voto. Por un lado, Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés), de Marine Le Pen, que ya ha propuesto como primer ministro al que fue cabeza de lista en las elecciones europeas, Jordan Bardella. Por otro lado, la nueva coalición que aglutina a las principales fuerzas de izquierda francesas, Nuevo Frente Popular (NFP), que se sitúa segunda en las encuestas. 

RN parte favorita con una intención de voto del 33%, seguida de cerca por NFP (28%) y a una mayor distancia de Ensamble (19,9%), que se proyecta como tercera fuerza. En cualquier caso, el próximo primer ministro resultará de una votación en la Asamblea y dependerá de los apoyos que consiga cada bloque. Como apuntan los expertos, las elecciones legislativas francesas no son fáciles de predecir, por lo que todo se resolverá en la segunda vuelta, que tendrá lugar el próximo 7 de julio. 

Los resultados fueron los siguientes.


Emmanuel Macron ya se prepara para convivir con la RN incluso antes del resultado de las elecciones legislativas

¿Emmanuel Macron presidirá su octava ceremonia del Día Nacional, el domingo 14 de julio, junto a un primer ministro procedente de las filas de la Agrupación Nacional (RN)? La perspectiva de una mayoría absoluta a favor del partido de la llama se ha impuesto en la cúpula del Estado en los últimos días, incluso antes de la primera vuelta de las elecciones legislativas , que se celebró el domingo 30 de junio. Mientras, oficialmente, en la calle Faubourg-Saint-Honoré, rechazamos el “espíritu de derrota” y pretendemos creer en el “oleaje republicano”, el jefe de Estado se prepara para la convivencia.

Ante el inexorable ascenso del RN –y el colapso de su propio partido– Emmanuel Macron terminó convenciéndose a sí mismo de que él solo, cara a cara con un gobierno de extrema derecha, podía abrir los ojos a los votantes de RN y exponerlos. la incapacidad de sus dirigentes para gobernar. “Él piensa que darles la mitad del poder hoy les impedirá tener todo el poder dentro de tres años  [en las elecciones presidenciales de 2027]  ”, informa uno de los que lo vio estos días. “Se presentará como el arcángel Gabriel [sic] matando al dragón”, profetiza el ex jefe del Partido Socialista, Jean-Christophe Cambadélis.

Legislativa 2024 – más de 170 candidatos ya se retiraron antes de la segunda vuelta para bloquear a la RN

Según las cifras publicadas por “Le Monde” a las 19.00 horas, 175 candidatos que quedaron terceros han renunciado a presentar sus candidaturas. Todavía están previstos 136 triangulares. El plazo de presentación de solicitudes tendrá lugar el martes a las 18 horas.

Muy marginales durante las elecciones legislativas de 2022 (ocho), los triangulares podrían afectar a la mayoría de las circunscripciones en 2024: hasta 306 partidos posibles a tres bandas, a los que se podrían añadir cinco cuadrangulares.

Disturbios y caos tras las elecciones parlamentarias

Después de la primera vuelta de las elecciones parlamentarias, comenzaron los disturbios en las calles de Francia. En París, representantes del movimiento radical de izquierda Black Block destrozaron escaparates y prendieron fuego a cubos de basura. La manifestación tuvo lugar en la capital en la Plaza de la República. Según algunas estimaciones, alrededor de 8 mil alborotadores se reunieron en las calles de la ciudad.

Inicialmente, los ciudadanos salieron a protestar pacíficamente, pero rápidamente se convirtió en caos y caos. “¡No permitiremos que gane la Agrupación Nacional!”, “¡París contra el fascismo!” - los manifestantes corearon consignas contra Lepen. La policía utilizó gases lacrimógenos contra los manifestantes. Los manifestantes encendieron bombas de humo y agitaron carteles contra la extrema derecha.

A Europa no le sirve una Francia inestable

El terremoto político en París tiene efectos mucho más allá de las fronteras del país. La UE está amenazada con una prueba de resistencia múltiple.

La esperanza de condiciones políticas estables en Francia con un fortalecimiento de las fuerzas liberales y reformistas en el parlamento finalmente se hizo añicos el domingo. Cualquiera que sea el resultado de la próxima segunda vuelta electoral de este fin de semana, los populistas ya ganaron. Eso no augura nada bueno para el futuro de un país que sólo seguirá siendo competitivo y será su séptima economía más grande si abre mercados en lugar de cerrarlos y promueve la libertad económica en lugar de obstaculizarlos. El nivel de desempeño del Estado de bienestar francés, que es costoso a escala global, no puede mantenerse si se busca la salvación en el proteccionismo y el estatismo.

El terremoto político de París tiene consecuencias mucho más allá de las fronteras del país. Los vecinos europeos tampoco necesitan una Francia inestable y egocéntrica, especialmente en tiempos de recesión económica, profundos trastornos y una guerra a sus puertas. Pero eso es exactamente con lo que están lidiando ahora, lo quieran o no. Ya sea en el escenario de un Primer Ministro populista de derecha o de una Asamblea Nacional bloqueada: ya no hay necesidad de abrigar esperanzas de nuevos acuerdos de libre comercio por parte de Alemania. Proyectos como la profundización de los mercados de capitales europeos también corren peligro de muerte con la nueva mayoría en París, por no hablar de proyectos conjuntos de armamento como el FCAS o la importante estandarización de los sistemas de armas.

A todo esto se suman preocupaciones legítimas sobre la solidez fiscal de Francia. Con una deuda nacional galopando desenfrenadamente hacia los 3,2 billones de euros, la situación ya era preocupante antes de que se disolviera el parlamento. Pero ahora el país corre el peligro de abandonar finalmente el camino de reducción de la deuda que al menos prometió durante el gobierno del presidente Macron. Moderación y “melonización” por parte de Le Pen & Co. o no: la Unión Europea está amenazada por una prueba de estrés múltiple en la que Berlín, con su gobierno de semáforo a menudo conflictivo, aparece de repente como un remanso de estabilidad.

La Bolsa francesa respira ante el resultado de las elecciones y contagia al resto de Europa

Los inversores ven con buenos ojos el resultado de la primera vuelta al no tener asegurada la mayoría absoluta el partido de Le Pen. La banca lidera las subidas en Francia y España, y las primas de riesgo retroceden con timidez

El mercado recibió con cierta complacencia el resultado de la primera ronda de las elecciones legislativas francesas. El índice Cac rebotó un 1,09% y lideró junto con el Mib italiano (1,7%) los ascensos de las Bolsas europeas, con los bancos impulsando su recuperación, mientras que la prima de riesgo francesa se redujo hasta los 74 puntos básicos si bien se mantiene en máximos de 2017.

La victoria del partido liderado por Marine Le Pen, Agrupación Nacional (RN), que se hizo con el 33,1% de los votos, por delante del 28% del Nuevo Frente Popular (NFP) y del 22% de la alianza Ensemble, la coalición de Emmanuel Macron, no despeja el futuro político de Francia pero aleja, por el momento, el peor de los escenarios. “El resultado reduce el riesgo de que la extrema izquierda o la extrema derecha puedan ejecutar políticas extremas, pero apunta a una posible parálisis política que ralentizará las reformas durante los próximos años”, explican los analistas de Jefferies.

Despejados los extremos, los bancos de inversión vuelven a hacer sus cábalas y pocos son los que se casan ya con una opción. En Citi ven dos escenarios posibles tras la celebración de la segunda vuelta este domingo: una mayoría absoluta para el partido de Le Pen o un parlamento estancado. Alternativas a las que UBS suma un gobierno en minoría, bien del RN, bien del NFP, que dejaría, en todo caso, un escenario inestable, con una visibilidad política muy limitada y con “una pérdida de influencia sustancial en Europa”.

Desde Jefferies optan por una victoria de Le Pen, pero lejos de la mayoría absoluta. “Que Agrupación Nacional sea capaz de formar gobierno dependerá de lo cerca que se quede de la mayoría absoluta. Si se queda a una distancia de 20-25 escaños (de los 289 precisos), debería poder formar un gobierno en minoría”, apuntan desde el banco de inversión estadounidense.

Eso sí, los analistas rehúyen de echar campanas al vuelo. “El panorama fiscal de Francia ya es preocupante, con una deuda en relación con el PIB de más de 110% y un déficit en el 5,5%. La falta de reformas implica que es probable que sigue estando por encima del objetivo del 3% de la UE, incluso después de cinco años”, estiman desde Jefferies.

Desde Citi ven posible una corrección de la Bolsa francesa de entre el 5% y el 20% de concretarse alguno de sus dos escenarios, si bien creen que el mercado descuenta un escenario de punto muerto, con un ejecutivo liderado por Le Pen pero un impacto fiscal “benigno”. “Un parlamento indeciso dista mucho de ser políticamente ideal, pero no es necesariamente el resultado más desfavorable para el mercado”, reconoce Peter Goves, responsable de análisis de deuda soberana de mercados desarrollados para MFS Investment Management.

Por lo pronto, el Cac se deja un 5,5% desde la convocatoria de elecciones legislativas por parte de Macron el pasado 9 de junio, aunque con las ganancias de hoy vuelve a estar en positivo en el balance del año. En este tiempo, el Euro Stoxx 50 ha recortado un 2,4%, mientras que el Dax alemán ha cedido un 1,4% y el Ibex 35 ha restado un 3%.

Un castigo que han liderado las entidades financieras, que corrigieron parte de la caída. BNP Paribas avanzó un 3,59% en Bolsa, seguida por Société Générale, que sumó un 3,1% y por Credit Agricole, con un 2,83%. También recuperó un 2,96% la energética Engie, seguida por Airbus (2,83%).


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