Saihanba, una combinación de las palabras china y mongola que significa "hermosas tierras altas", fue en su día un coto de caza real de la dinastía Qing (1644-1911). A finales de la década de 1950, se había degradado hasta convertirse en un desierto árido.
Situada en la parte más septentrional de la provincia de Hebei, en el norte de China, la explotación no era más que una tierra casi desierta hace más de medio siglo.
Los esfuerzos para rehabilitar la región comenzaron en 1962 cuando el entonces Ministerio de Silvicultura decidió construir una granja forestal artificial para detener el movimiento hacia el sur del desierto de Hunshandake que seguía amenazando la capital del país y otras ciudades del norte.
Para llevar a cabo la tarea, se creó un grupo de gentes forestales integrado por 369 personas de 18 provincias de todo el país, en su mayoría de entre 20 y 30 años, que formaron la primera generación de forestales de Saihanba.
Gracias a los esfuerzos constantes de tres generaciones de forestales de Saihanba durante 60 años, se ha revertido el avance del desierto, como recuerda Chen Zhiqing, director de la explotación.
Con una superficie forestal total de 76.700 hectáreas, Saihanba se ha convertido en un parque forestal nacional y reserva natural, así como en un importante escudo ecológico para Beijing y las regiones adyacentes.
A principios de 2017, la comunidad de forestación de Saihanba se llevó a casa el Premio Campeones de la Tierra de las Naciones Unidas por su destacada contribución a la restauración de paisajes degradados.
Según la Academia Forestal de China, la explotación forestal puede absorber 860.300 toneladas de dióxido de carbono, liberar 598.400 toneladas de oxígeno y se estima que los servicios ecológicos que proporciona cada año alcanzan casi 16.000 millones de yuanes, (ñunos 2.470 millones de dólares estadounidenses.
Los datos oficiales muestran que China aumentó su cobertura forestal del 12 por ciento a principios de la década de 1980 al 23,04 por ciento en 2020, y su volumen de existencias forestales alcanzó los 17.560 millones de metros cúbicos.
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